por Cahucopana Las luchas llevadas a cabo por el líder campesino Carlos Morales y la comunidad organizada en la Corporación Acción Humanitaria por la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño (Cahucopana) se adelantan a través de diferentes mecanismos alternativos, impulsando el empoderamiento de las comunidades por la defensa del territorio, la soberanía alimentaria, la […]
por Cahucopana
Las luchas llevadas a cabo por el líder campesino Carlos Morales y la comunidad organizada en la Corporación Acción Humanitaria por la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño (Cahucopana) se adelantan a través de diferentes mecanismos alternativos, impulsando el empoderamiento de las comunidades por la defensa del territorio, la soberanía alimentaria, la promoción y la defensa de los derechos humanos, pero ante todo la vida digna del campesinado.
El reconocimiento como ciudadano por parte del Estado no esta mediado por el sólo hecho de vivir en un territorio determinado, sino como un sujeto político quien se involucra, actúa e incide; el deber del Estado es proveerle a este sujeto una serie de garantías de protección, participación y satisfacción de sus derechos, entre los se encuentran las necesidades básicas (salud, educación y vivienda entre otros). Mas aun así, en los campos y ciudades colombianas y en este caso en especial el nordeste antioqueño, se evidencia la pauperización en la inversión social. Sólo se puede ver la presencia del Estado representado en el incremento de pie de fuerza como una medida para desarticular y » neutralizar» las acciones del campesino organizado y de la insurgencia.
Aquello por lo que desde hace años ha venido luchado Carlos Morales, coordinador regional de Cahucopana, seria la premisa que lo llevó a vivir en carne propia las inclemencias de la ausencia de cobertura en salud, en lugares donde, parece ser, fueron olvidados por el Estado.
Un largo camino para que perdure la vida
El lunes 28 de mayo y paradójicamente mientras en la Gobernación de Antioquia se encontraban reunidos miembros de la Corporación Cahucopana y algunas entidades gubernamentales entre las que se encontraban la Secretaría de Gobierno de Antioquia y la Dirección de Derechos Humanos de Antioquia, buscando darle cumplimiento a los dispuesto en el informe de riesgo emitido por el Sistema de Alertas Tempranas de la Defensoría del Pueblo, donde se expresa la necesidad de tomar acciones frente al mal estado de las vías de acceso a la zona rural con el fin de facilitar una oportuna prestación de servicios esenciales de salud, en otro lugar muy lejano a la capital antioqueña empezaría un largo y tortuoso camino para lograr sacar con vida desde la vereda Lejanías (municipio de Remedios) al líder campesino Carlos Morales, a quien por alrededor de 12 horas lo aquejaban fuertes dolores abdominales, fiebre y vómito, lo que se presumía fuera apendicitis.
Sabiendo que no existen puestos de atención cercanos, se decide llamar a solicitar ayuda de las autoridades municipales y hasta departamentales, gestión también realizada en el marco de la reunión en la Gobernación sin obtener una respuesta positiva: sólo se tendría que cumplir con un requisito, un diagnostico firmado por un médico en donde se expusiera que el paciente se encontraba en situación de riesgo, requisito imposible de cumplir.
Como única alternativa, el martes 29 de mayo en la mañana los campesinos deciden sacarlo en hamaca a hombros hasta la vereda Santa Marta. Este fue un recorrido en el que participaron alrededor de 20 hombres que, pese a los caminos intransitables, lograron sacarlo en un trayecto aproximado de dos horas y media. Desde ese momento se inicia una serie de sucesos que retrasaban la salida.
Entre tanto desde Remedios salían miembros de Cahucopana y el acompañamiento internacional, encontrando obstrucción en la carretera por un camión varado, lo que les impedía el paso. Sería un mototaxi el encargado de informar lo sucedido para que buscaran otra forma de sacarlo, finalizando su recorrido en un camión que lo llevó hasta Remedios.
Tendríamos que tener claro para ver la dimensión del suceso, que desde la vereda Lejanías hasta la vereda Santa Marta hay un recorrido de cuatro o cinco horas en mula por unas terribles trochas y que desde la vereda Santa Marta hasta el casco urbano de Remedios se encuentra localizado en el sitio conocido como Martaná un reten móvil de los paramilitares, que funciona a partir de las siete de la noche hasta la madrugada, restringiendo la movilidad de los habitantes de las veredas y poniendo en riesgo la vida de las personas que se opongan a sus pretensiones.
Hicieron falta dos días de dolor insoportable para que Carlos llegara a la ciudad de Medellín, ya que el hospital de Remedios no cuenta con la capacidad para atender este tipo de procedimientos. El pronóstico de los médicos fue que de principio existió una apendicitis que, al no poder ser curada oportunamente, se convirtió en peritonitis generalizada. Después de una intervención quirúrgica el campesino Carlos Morales permaneció en cuidados intensivos por la gravedad de su enfermedad.
A Carlos más que los dolores de su cuerpo le duele la inclemencia de un sistema que por medio de multinacionales y respaldados por las fuerzas militares y paramilitares, extraen los recursos naturales y minerales usurpando las riquezas de un territorio y tratando de acallarlo mediante amenazas, desapariciones y ejecuciones extrajudiciales, en tanto que los niños no tienen escuelas, las vías son una trocha y los campesinos mueren por falta de atención, porque pesa más un kilo de oro que la felicidad de un pueblo.