Compañeros, Estamos en tiempos muy importantes de transformaciones y cambios. Como es obvio, el mundo no para de girar y los efectos se van dando, pero de lo que debemos estar pendientes es que tanto beneficio nos trae a nosotros. En estos días previos a elecciones, se está hablando de todo con unos estilos tan […]
Compañeros,
Estamos en tiempos muy importantes de transformaciones y cambios. Como es obvio, el mundo no para de girar y los efectos se van dando, pero de lo que debemos estar pendientes es que tanto beneficio nos trae a nosotros.
En estos días previos a elecciones, se está hablando de todo con unos estilos tan sólidos que a cualquier desprevenido lo hacen pensar que no existen los innumerables problemas que nos agobian hoy en el país.
Mientras nos hablan tantas bellezas de prosperidad y desarrollo, por el otro lado están que nos cierran el hospital mas importante del surocidente colombiano, el hospital departamental que atiende las emergencias de tres departamentos: Valle, Cauca y Nariño -costa Pacífica.
El sistema de pensiones lo acabaron los mercantilistas del sistema, y si hablamos de lo laboral, si es más triste, despiden trabajadores, cierran empresas, aumentando más el desempleo de este país que tanto aguanta como si fuera poco el problema del desplazamiento. Pero parece que a los gobernantes a ninguno le importa esto. Antes lo contrario, legislan leyes siempre buscando lesionar la población. Las famosas leyes son para facilitar despido de trabajadores y golpear sus organizaciones sindicales.
En los últimos años han acabado con todo en la salud, la educación, pensiones, empleo… estamos de segundos en el mundo en desplazamiento, la inseguridad no tiene limites. Pero se dan el lujo de hablar en espacios internacionales que aquí existe una gran democracia. Pues no sé a qué le llamarán democracia, pero según dizque se la están jugando por la paz, pero en la práctica, no se ve reflejado ni lo más mínimo de lo que pregonan por los medios de comunicación, propiedad de los mismos.
No han querido entender que el problema de exclusión es lo que ha generado el éxodo de colombianos para otras naciones en busca de lo que aquí se les niega. Pero no les ha importado sino hasta ahora, que se presentó este impase con Venezuela y muy curiosamente, los que de manera cínica se les salió a relucir, según ellos, el patriotismo, fueron los mismos que han causado el problema en este país, desde la ley 50, la ley 100 de apertura económica, tratados de libre comercio, y tantas leyes y acuerdos que sólo le han hecho daño a este país. Cuando se dan los efectos, se le quiere echar la culpa a otros, si los primeros violadores de los derechos del pueblo es el gobierno que no los garantiza, siendo esta una obligacion indelegable, pero parece que no estuviera plasmado este derecho de primero en la constitución nacional. Todo pais está en la obligación de bridarle bienestar a sus ciudadanos. Aquí se desplazan por millones y se habla de prosperidad, lo que no les da autoridad moral para criticar a gobiernos que sí se preocupan por el bienestar de su pueblo. Debería ser motivo para sentir verguenza.
Pero andan por todo el país estos mismos personajes hablando de cambios, y lo más triste es que se están arrastrando hasta los que ayer les escuchamos un lenguaje diferente; hoy se ven y se oyen del otro lado, bregando a ver a quién se llevan con ellos. Da verguenza que el Polo, aquí en Pradera, desde las eleciones pasadas de alcalde, ande de la mano de Cambio Radical, del Partido Liberal, de la U. Se les olvidó muy rápido que en el proceso de los corteros algunos de ellos nos hicieron la guerra, pero el afán de hacer parte de un sistema el cual no nos representa a las mayorías, parece que muy poco importaran los verdaderos valores.
Duele ver hoy supuestos compañeros hoy en el Partido Conservador, Cambio Radical en la U, Liberal… entonces se pregunta uno a que estaban jugando. El llamado a las pobaciones vulnerables es que nos detengamos a pensar si en realidad el camino por el que nos llevan es el correcto y si no, pensemos como vamos a defender lo poco que nos queda. No como escuché a un senador del Polo, que había que unirse a defender los subsidos de los ingenios azucareros.
Un abrazo, Cambindo
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