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El maletín de Bachelet

Fuentes: Rebelión

El llamado maletín literario impulsado por el gobierno centroizquierdista de Chile comenzó a ser distribuido gratuitamente entre las familias más pobres del país, en medio del aplauso de los beneficiarios y críticas de algunos escritores. «Para mí, el maletín es un premio porque mis hijos y yo somos buenos lectores», señaló a IPS Viviana Placencio, […]

El llamado maletín literario impulsado por el gobierno centroizquierdista de Chile comenzó a ser distribuido gratuitamente entre las familias más pobres del país, en medio del aplauso de los beneficiarios y críticas de algunos escritores.
«Para mí, el maletín es un premio porque mis hijos y yo somos buenos lectores», señaló a IPS Viviana Placencio, de 35 años, madre de tres niños de entre seis y 12 años. Cuando preguntó por qué fue elegida, le respondieron que debido a su difícil situación socioeconómica y porque regularmente pedía libros en la biblioteca de su municipio.

Placencio se separó de su marido hace cuatro años y trabaja en un consultorio rural de la comuna de Isla de Maipo, ubicada en la región Metropolitana de Santiago. «Mis hijos están fascinados con la Enciclopedia, que tiene 1.000 páginas, y yo siempre quise leer ‘Cien Años de Soledad’, del colombiano Gabriel García Márquez», contó entusiasmada.

Aunque en su casa existen algunos libros, en la mayoría de las familias que recibirán el maletín literario no los hay.

Esta mujer y sus hijos fueron una de las 25 familias invitadas por la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, a la ceremonia realizada el 23 de abril en el Palacio de La Moneda, sede de gobierno, donde se entregaron los primeros maletines aprovechando la celebración del Día Mundial del Libro y el Derecho de Autor.

En la ocasión, Bachelet aseguró que se trata de la principal iniciativa cultural de su gobierno. Experiencias similares han tenido lugar en otros países latinoamericanos como Argentina y Colombia.

«Son acciones focalizadas impulsadas por los Estados para promover la lectura y el acceso democrático a los libros», dijo a IPS Nivia Palma, titular de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), institución que coordina el proyecto.

Aunque las buenas bibliotecas escolares, universitarias y públicas garantizan a la población un acceso permanente a los libros, «hay públicos a los que cuesta llegar porque son familias más carentes, que se sienten excluidas de los sistemas sociales y hay que buscar instrumentos más especializados para llegar a ellos», explicó Palma.

«Al tomar la decisión de crear este programa, la presidenta está diciéndole al país: el libro es muy importante. La lectura de libros permite un acceso más sofisticado, más complejo al conocimiento, permite desarrollar la imaginación, la creatividad, apropiarse de la lengua, desarrollar capacidades discursivas y críticas», acotó.

Este año serán 133.000 las familias de escasos recursos beneficiadas. Para ellas el gobierno compró, a través de una licitación pública, 1.266.000 libros con una inversión que alcanzó los 2.078 millones de pesos (4,6 millones de dólares), dinamizando de paso la industria editorial local.

Al término de su gobierno, el 11 de marzo de 2010, unas 400.000 familias habrán recibido el paquete de libros a través de las bibliotecas comunales, indicó Bachelet. En 2009, Nivia Palma cree que se gastarán más de 5.000 millones de pesos más (unos 11 millones de dólares más).

El maletín no es otra cosa que una caja de cartón plastificado de color naranjo que contiene entre nueve y 10 libros cada uno. Uno de los criterios utilizados para la selección de las familias fue que éstas tuvieran hijos o hijas que cursaran entre primero y cuarto año de educación básica.

Desde que Bachelet anunció el proyecto el 21 de mayo de 2007 hasta que comenzó su distribución, el maletín ha sido objeto de innumerables críticas, principalmente de escritores e intelectuales, pese a que el jurado que finalmente eligió las obras estaba compuesto por reputadas figuras del mundo literario local.

Los reparos son diversos: desde la cantidad de libros que se entregarán hasta los títulos elegidos, pasando por el desconocimiento acerca de la forma en que se evaluarán los resultados. Sus detractores la ven como una iniciativa «aislada».

El poeta Reynaldo Lacámara, presidente de la Sociedad de Escritores de Chile (Sech), calificó el programa de «asistencialista» y duda de su real impacto.

La entrega del maletín debería haber ido acompañada de un Plan Nacional de Comprensión Lectora, indicó a IPS Lacámara, porque de lo contrario existe la posibilidad de que las familias vendan las obras o inclusive las intercambien por droga, advirtió..

Para la mandataria, este tipo de planteamientos sólo representan prejuicios contra las personas de escasos recursos.

«Nosotros siempre hemos entendido el programa como complementario a la acción de la biblioteca pública, que para nosotros es central», responde la directora de la Dibam.

«Todas las bibliotecas públicas del país durante todo el año realizan miles de actividades de promoción de la lectura en términos generales y focalizados, con niños y adultos mayores, por ejemplo, en las cuales también participan los escritores», explicó.

«Al mismo tiempo, el Estado financia en todo el país proyectos que presentan escritores, profesores, bibliotecarios, municipalidades, corporaciones, grupos juveniles, entre otros, para promover la lectura y acercar el libro de las personas. Esto (el maletín) no se hace en medio de la nada», recalcó..

Paralelamente, gracias a una millonaria inversión, el gobierno comenzó en 2006 a construir bibliotecas en la veintena de municipalidades del país que carecían de ella. El ambicioso proyecto se espera concluir en 2010.

Lacámara cree que para promover la lectura del país se debería bajar el precio de los libros (eliminado o rebajando el actual gravamen de 19 por ciento de IVA), así como establecer valores fijos para las obras literarias. Además, cree que es necesario aumentar el contacto entre los escritores y la población

La rebaja del IVA de los libros no está considerada en el programa de gobierno, indicó Palma, pero sí promover un debate serio al respecto.

A su juicio, el alto precio de las obras literarias en el país está determinado por el hecho de que 70 por ciento de ellas son importadas, principalmente de Europa, y porque el mercado chileno es pequeño, con tiradas que generalmente no superan los 1.000 ejemplares.

Cada maletín incluye un multidiccionario enciplopédico y libros de narrativa y poseía infantil y de adultos. Hay obras de autores chilenos y extranjeros.

Entre los títulos chilenos se destacan «El Libro de las Preguntas», del premio Nobel Pablo Neruda (1904-1973), «Cabo de Hornos», de Francisco Coloane (1910-2002), y «Mitos y Leyendas de Chile», de Floridor Pérez. Se criticó, por ejemplo, la ausencia del clásico infantil «Papelucho», de Marcela Paz (1902-1985) y la superventas internacional Isabel Allende.

Entre las obras extranjeras figuran «El Principito» del francés Antoine de Saint Exupery (1900-1944), «La Metamorfosis», del checo Franz Kafka (1883-1924), «Cien Años de Soledad», de Gabriel García Márquez, y «Príncipe Feliz, El Ruiseñor y la Rosa y Otros» del irlandés Oscar Wilde (1854-1900).

Palma explica que el programa se evaluará a través de dos mecanismos. El primero tiene que ver con el análisis de un dato cuantitativo: cuántas de las familias receptoras se hicieron socios de las bibliotecas públicas.

También se proyecta llamar este año a una licitación pública –en principio se ha pensado en universidades– para que evalúen cualitativamente el programa.

La idea es saber si los beneficiarios leyeron los libros, qué les parecieron, qué experiencias tuvieron como grupo familiar, cómo se relacionan con las bibliotecas públicas, si compartieron los libros con amigos, parientes y qué ha pasado con las obras, detalló Palma.

«El maletín literario es un programa emblemático para el país y yo creo que va a abrir muchas más puertas de las que todos se imaginan. Creo que los prejuicios están cayendo», concluyó Palma.