El debate del senador del PDA, Gustavo Petro, ha servido para mostrar hasta que punto la camarilla de la Casa de Nariño le tiene miedo a la verdad. Hasta sabotearon la señal de Indymedia y la página del PDA. ¿A qué le temen? Ya los colombianos sabíamos las relaciones de la ‘familia’ presideencial con el […]
El esperado, y temido, debate del senador del PDA, Gustavo Petro, sobre el narco-paramilitarismo en el departamento de Antioquia, se dio por fin el martes.
Estuvo precedido de angustias, carreras, publicaciones de ‘listas’ de narco-paramilitares desde la Casa de Nariño (echando el agua sucia a sus aliados), amenazas y presiones de todo tipo contra los promotores del mencionado debate. Ello evidenció -y evidencia- que la mafia inquilina del palacio presidencial le teme a la verdad.
Por ello recurren a todo. Calumnias, intimidaciones, chantajes, y todo tipo de artimañas para impedir que siquiera en el Parlamento se airé la corruptela oficial. Llegan al extremo de sabotear los sitios web de la prensa alternativa. En plena transmisión fue saboteada la señal de las páginas del PDA y de Indymedia, que transmitían en directo el mencionado debate.
¿Quiénes están detrás de estos actos? Desde luego la Casa de Nariño, quienes recurrieron -y recurren- a todo para evitar que los colombianos y la comunidad internacional escuchen las denuncias de las conexiones ‘ocultas’ de la ‘familia’ presidencial con el narco-paramilitarismo y los desafueros criminales que han cometido para seguir usufrutuando el poder y las jugosas ganancias del negocio que los enriquece: el narcotráfico.
El debate de Gustavo Petro mostró las relaciones del presidente Álvaro Uribe con los narco-paramilitares. Eso ya lo sabíamos los colombianos, pero de lo que se trataba era de oficializar esas denuncias. Ya sabíamos que Uribe Vélez, siendo gobernador de Antioquia, desarrolló el proyecto narco-paramilitar bajo la fachada de las CONVIVIR, creación monstruosa del gobierno de César Gaviria Trujillo. También sabíamos, porque él mismo lo ‘boqueó’ a El Tiempo -tratando de mostrarse como ‘un duro’- que había participado en el asesinato de 8 supuestos miembros del EPL que estaban en una de sus fincas. De igual manera sabemos de las andanzas del ‘Apóstol’ Santiago -Uribe, claro- y su participación en el asesinato de 50 campesinos.
Para los oídos ‘sensibles’ de los personeros del régimen colombiano, que practica el Terrorismo de Estado, en los últimos años en su versión narco-para-fascista, es dañino escuchar la verdad. Y, lógico, que también los oídos de la cúpula militar fascista colombiana son muy, muy ‘sensibles’. Ellos no soportan escuchar la palabra ‘verdad’ ni siquiera en susurros. Sabemos que Rito Alejo del Río -uña y mugre de Uribe Vélez- no soporta que le hablen de ‘muertos’, él nunca ordenó asesinar a nadie, él ‘defendía las instituciones’!
También mostró el debate que en Colombia la justicia es una justicia de clase que se vende -y compra- según el postor. El mismo senador Petro dijo que su debate se basó en denuncias ya hechas ante la ‘justicia’, las cuales fueron engavetadas por el para-fiscal Luis Camilo Osorio, hoy flamante embajador en México (antes lo fue en Roma).
Desde luego que estos debates son necesarios, imprescindibles para el conocimiento de cómo maneja el poder la oligarquía tradicional y la mafiosa. Nos preocupa sí, que continúe la orgía de sangre contra los luchadores populares, como hicieron con la Unión Patriótica utilizando las impúdicas relaciones con las bandas narco-paramilitares. Es de recordar que en Urabá masacraron toda la U.P., precisamente las CONVIVIR (narco-parcas) y los militares como Rito Alejo del Río y Bonet Locarno.
Y desde luego, tenemos que recordarle al vice Francisco Santos que los paramilitares son una criatura monstruosa creación de la oligarquía desde la época de ‘La Violencia’. No olviden los pájaros, la ‘chulavita’, el ‘corte de franela’ -predecesor del ‘mochacabezas’-, en fin, no olviden sus ‘cóndores’. Lógico que tal criatura adquiere otra dimensión cuando la oligarquía en el poder ordena a la cúpula militar de entonces -recuerdamos a Farouk Yanini Díaz en Puerto Boyacá-, el contubernio impúdico con las bandas narcotraficantes del Cartel de Medellín, dando continuidad al esperpento del paramilitarismo, pero desde entonces llamado narco-paramilitarismo.
Flaco servicio le hacen al conocimiento de la verdad, los medios de comunicación en poder de la oligarquía. En vez de publicar las denuncias de Petro, hoy todos los medios burgueses publican ‘descargos’ de los mencionados en el debate por sus relaciones impúdicas, criminales, con los narco-paramilitares.
Estamos convencidos que verdadera justicia sólo habrá con un Nuevo Gobierno de Reconstrucción y Reconciliación Nacional, que enrumbe hacia la Nueva Colombia, en paz con justicia social, libertad, independencia y soberanía. Mientras estos debates son necesarios para fortalecer la lucha del pueblo colombiano contra sus opresores.