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El militar está preocupado

Fuentes: Gara

Sin esfuerzo, podría transitar por la tortuosa senda del conocido trabalenguas, mas ni en su re- corrido, ni al final del mismo, vería satisfechos mis obsesivos y recurrentes apetitos, de nuevo, ahora, excitados, pues, lejos de mi propósito está despreocupar a militar alguno, en todo caso, desocuparle por entero, y a poder ser, desmilitarizar toda […]

Sin esfuerzo, podría transitar por la tortuosa senda del conocido trabalenguas, mas ni en su re- corrido, ni al final del mismo, vería satisfechos mis obsesivos y recurrentes apetitos, de nuevo, ahora, excitados, pues, lejos de mi propósito está despreocupar a militar alguno, en todo caso, desocuparle por entero, y a poder ser, desmilitarizar toda ocupación. Ello no es óbice para que me despreocupe, ya que, de un militar, tan preocupante es su ocupación, como su preocupación, e incluso su desocupación… Paso entonces sin demora, a ocuparme de tan singular infinitivo y de los distintos sentidos que toma referido al militar, al objeto de esclarecer en qué modo, dicho militar puede estar ocupado.

El verbo ocupar remite desde su longeva etimología latina a múltiples y variadas acepciones, siendo las de uso más habitual las que hablan de 1º llenar un espacio o lugar, como por ejemplo en «los militares ocupan amplios espacios públicos, e impiden la entrada y el libre acceso en ellos al resto de la ciudadanía». 2º Tomar posesión o apoderarse por la fuerza de un territorio, por ejemplo en «El ejército español ha ocupado varias aldeas vascas en maniobras rutinarias». 3º Gozar una dignidad, o cargo, como por ejemplo en «La jefatura del Estado está ocupada por un militar». 4º Habitar una casa, edificio, o finca, como en el caso de «Nuestros impuestos pagan las grandes y suntuosas fincas que ocupan los militares de alta graduación, mientras los guardias civiles malviven en destartaladas casas cuartel». 5º Dar trabajo o tarea, por ejemplo en «Las necesidades del Ejército ocupan a un gran número de nuestras empresas y de nuestros empresarios». 6º Emplearse en una labor o ejercicio como en el caso de «Los militares están muy ocupados en tareas de vigilancia y control social»…

De tan polivalente raíz emanan con idéntica destreza semántica voces correlativas que si bien se atienen al surco de los significados trazados por los patrones antedichos, de cuando en cuando, aportan sus particulares detalles y matices al combinarse con preposiciones y prefijos. Por ejemplo, el sentido de «ocupado» no es el mismo referido a un general que a un retrete. Para apreciar lo que va de uno a otro, bástenos anteponer el prefijo «pre-» a ocupado, para sospechar que es de suyo factible que un general pueda estar preocupado, y harto difícil que lo esté el retrete. También se observa una gran diferencia del término «ocupado» referido a un militar, de cuando acompaña a un jornalero. En este caso, la diferencia aparece al anteponer el prefijo «des-» pues mientras el militar no se ve afectado ni en sueldo ni en faena al verse desocupado, no así el jornalero que al verse desocupado va al paro y se queda sin jornal. Y por supuesto, la conjunción de estos dos prefijos delante del término en cuestión, supone no menos importantes implicaciones, porque que un filósofo se despreocupe de sus ideas, no nos inquieta tanto como cuando los militares se despreocupan de sus arsenales atómicos, o los campos de minas. Por último, antes de ceñirme al motivo que me ha traído aquí, deseo decir que a finales del siglo XX la voz «ocupar» ha adquirido un postrero sentido cuando maltratando la grafía con una K se habla de okupación, y okupa para aludir al fenómeno juvenil revolucionario, contestatario de afinidad anarquista que hace frente a la especulación del suelo, y a la precariedad en la que la juventud se ve sumida y que le impide emanciparse de sus progenitores, por muy a huevo que le pongan enrolarse en la milicia profesional, como salida laboral.

Una vez proyectado el amplio espectro que ofrece el prisma semántico del verbo ocupar, y sus derivados, me es posible centrar la atención en ese militar que dice estar preocupado, para averiguar de qué preocupación se trata: No es lo mismo que los militares se preocupen por España, a que España preocupe a los militares. Es posible que a primera vista no se aprecie ninguna diferencia, pero dado que el Ejército español, paradójicamente, ha sido paternalista para con la patria, los muy hijos de la misma, busquemos un símil válido y sustituyamos «ejército» por «padres», y «España» por «hijos». Así, entendemos que no es lo mismo que los padres se preocupen de los hijos, en el sentido protector de velar y cuidar de ellos, a que los hijos preocupen a sus padres, en el sentido de generarles inquietud. Queda claro entonces que los militares nunca se han preocupado por España, y en cambio, es evidente que España les ha tenido siempre muy ocupados. Más o menos lo que me sucede a mí con ellos: que no me preocupo de los militares lo más mínimo, y sin embargo, los militares me preocupan… ¡Y mucho!

Y es que un militar, por definición, es preocupante como dije al inicio, indistintamente de si está ocupado, desocupado, despreocupado, o como en este caso preocupado. Pues malo es que un militar esté ocupado, porque ello supone que estamos en guerra con todo lo atroz que ello implica. Pero tampoco es bueno que el militar ande suelto por ahí desocupado sin nada que hacer, porque entonces le empieza a dar vueltas a la cabeza, o lo que es peor, le da por pensar, cosa que en nada le beneficia, pues la falta de costumbre le juega la mala pasada de que cuanto piense se le antoje preocupante y potencialmente peligroso. Y nada hay más peligroso que un militar preocupado, porque un militar preocupado y al tiempo desocupado, suele despreocuparse de toda atadura moral, legislación, ordenanza, tratado, constitución, etc, y reacciona con la profunda convicción que le caracteriza creyendo que el remedio a todos los males del mundo pasa por ocuparse personalmente de sus ocupaciones y poner en marcha una ocupación. –