Luego de cuatro años y medio de presidio en la cárcel El Manzano de Concepción, Víctor Ancalaf Llaupe ha retomado en los últimos meses su rutina como dirigente mapuche y vocero de su comunidad ubicada en la comuna de Collipulli. Fundador e impulsor en sus orígenes de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), hoy pese a estar […]
Luego de cuatro años y medio de presidio en la cárcel El Manzano de Concepción, Víctor Ancalaf Llaupe ha retomado en los últimos meses su rutina como dirigente mapuche y vocero de su comunidad ubicada en la comuna de Collipulli. Fundador e impulsor en sus orígenes de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), hoy pese a estar fuera de esta tienda, sigue siendo un lider natural del movimienro mapuche y en tal condición fue invitado este 2008 a relatar en Europa su experiencia y visión de la lucha de su pueblo. Sobre los años de reclusión condenado por supuestos atentados «terroristas» en el Alto Bio Bio, su periplo por 8 países europeos y su visión de lo que sucede con el movimiento mapuche actual, fueron algunos de los tópicos tomados en la conversación que Víctor Ancalaf sostuvo con «El Siglo en Huelga».
– Luego de las fuertes acciones reivindicativas del pueblo mapuche realizadas desde el 94 en adelante y hasta, mas o menos, el 2002, se vió un reflujo provocado por la represión y la aplicación de la Ley Antiterrorista. ¿Cómo ves el movimiento mapuche en estos momentos?
Creo que todos los años de lucha no han pasado en vano y eso ha permitido que el proceso mismo haya sufrido muchas transformaciones. Y a mi me parece que esas transformaciones son la característica misma que ha tenido históricamente el pueblo mapuche. El movimiento mapuche yo lo veo como un verdadero camaleón, que tiene la virtud y la fortaleza de ir cambiando siempre de trincheras de lucha. Eso me parece tremendamente valorable desde el punto de vista de la proyección y desde el punto de vista político, porque de no ser así nosotros ya estaríamos definitivamente colonizados, sumisos al sistema. Pero hoy esa característica nos ha permitido seguir existiendo, ya sobre los 500 años y todavia en resistencia. Más allá de que algunos hermanos no estén directamente en la recuperación de tierras y creo que es una opción legítima, respetable de parte de algunas organizaciones o que determinados hermanos estén conformando un partido político mapuche.
Yo creo que el movimiento mapuche está en una etapa de repliegue, de descanso, el camaleón está descansando a la sombra de una rama y estudiando el ambiente, pero llegará de todos modos el tiempo de nuevas movilizaciones, tal vez con otra gente, a otro nivel, en otro contexto. Yo creo que el movimiento mapuche en ningún momento ha sido desarticulado, ni antes ni después del 2002. Tampoco creo que la CAM esté desarticulada, tampoco que el movimiento mapuche esté en jaque. Aquí quién está en jaque cada vez más es el Estado chileno. Ellos se han estado pisando la cola y ese es el problema que tienen hoy. No hemos sido nosotros los mapuches quienes nos hemos salido del marco legal. Son ellos, el gobierno y las instituciones del Estado, quienes han pasado por encima de la Ley Indígena, por ejemplo. Recordemos que pasaron por sobre la voluntad de todos los parlamentarios que aprobaron esta ley cuando, en el Alto Bio Bio, se nos usurpó 15 mil hectáreas para construir la Central Hidroeléctrica Ralko.
– Hoy el movimiento mapuche, para un observador externo, se ve un tanto atomizado y dividido, ¿es así o como tú dices está en reposo?
Por eso yo te hablaba de un pequeño camaleón. Nuestro pueblo siempre ha sido así, históricamente. Ellos no pueden hablar de división, porque no hay divisiones fuertes dentro de las comunidades u organizaciones. Hay diferencias de opiniones, que es distinto, porque no le vamos a poner una pistola en el pecho a nuestros hermanos para que luchen y se levanten. Pero si sabemos que las fuerzas están vivas, que hemos ido avanzando lento, es cierto, pero ellos cada cierto tiempo hablan de «desarticulación» de la CAM y allí están las comunidades, luchando. Además, una organización en particular no hace el movimiento mapuche, porque esto no es un sindicato, es un pueblo que tiene un territorio, que tiene una identidad, que tiene una cultura, una cosmovisión y personas que lo conforman, entonces todos tienen cabida.
– El gobierno está metiendo mucho dinero en la zona mapuche a través de diversos programas, usando la lógica del garrote y la zanahoria. ¿Cómo ves esta política y su efecto en las comunidades?
Yo creo que eso es también parte de la inteligencia de nuestra gente, eso es táctica también. Hoy día las comunidades están recibiendo todo lo que el gobierno dé, pero yo creo que nuestra gente tiene claro los objetivos y las metas mayores que existen. El caso de Temucuicui y de las comunidades mapuches de Collipulli, el de Lumako, el de Lleu Lleu son un verdadero ejemplo de lucha. Y fíjense que Temucuicui ha recibido todos los programas asistenciales, el Orígenes, Programa Puente, proyectos de la municipalidad y al mismo tiempo, han recuperado sus tierras y siguen luchando como siempre. Si el gobierno quiere entregar recursos, está bien que lo haga.
Nosotros lo que criticamos es que esta entrega no ha sido en términos de dar soluciones concretas a las demandas de fondo de nuestro pueblo, eso no lo hace nunca. Y claro es que entrega pequeños proyectos para atomizar, pero depende de nosotros. Esto ha permitido que nuestra gente vaya recibiendo lentamente algunos puñaditos de trigo que da el gobierno… ¡Si la gente igual necesita comer, trabajar y vivir!… Es un poco lo que hacia Lautaro, el mismo gran Toqui de la Conquista, Pelantaro, que habia aprovechado todas las dádivas de los españoles y esa fue su instrucción militar y política. Cuando les decia a nuestros hermanos que recibieran todo lo que esté a su alcance, porque todo eso iba a permitir fortalecer la lucha de nuestro pueblo y le iba a servir de material logístico para el reaprovisionamiento de los recursos y así organizaban los ancestros esta lucha. Y hoy, para nuestra gente, yo creo que es lo mismo. Si lo vemos así, el hecho que les den ciertas garantías les va a permitir estar en un mejor pie de lucha, en este caso, para que sus niños estudien, para que se preparen mejor y sigan luchando. Por eso a mi no me preocupa que los hermanos reciban recursos y proyectos que el gobierno da.
– Al realizar las acciones reivindicativas sabias de las posibilidades de caer preso, pero otra cosa es vivirlo durante años. ¿Cómo viste ese periodo de reclusión?
Exactamente, sabia que era una posibilidad pero no sabia cual era la gente que estaba más comprometida con el movimiento en el Alto Bio Bio. Yo creo que me faltaba mucha madurez, pero es un proceso y hay que seguir aprendiendo. Desde ese punto de vista creo que fue una buena experiencia, porque me permitió aterrizar las ideas, clarificarme y salir en parte fortalecido. En la cárcel, se dice, hay dos posibilidades: o bien sales fortalecido o sencillamente uno se pierde, se va a la cresta, como se dice. En este caso, eso seria irse para la casa, a trabajar la tierra y no meterse más en cosas. Pero yo no nací buey, nací para luchar y crear procesos de cambio.
Ahora estamos trabajando como pueblo para el futuro, para que los niños y jóvenes se preparen y continuén en su momento esta lucha. Mi sueño es que ellos puedan ver los cambios que nosotros estamos anhelando. El proyecto mapuche es a largo plazo y por lo tanto no hay apuro en meterle mucha leña al fuego para nuevamente quemar el pan. Eso nos pasó. Hay que sacar lecciones y reflexionar, hay que unir fuerzas y generar instancias de alianzas entre mapuches que nos permitan estar más fortalecidos desde el punto de vista político y también social. Hoy el tema mapuche es bastante puntual, pero tiene que ver con algo mas amplio, tiene que ver con el cuestionamiento al sistema económico inperante en Chile. Nosotros en lo cotidiano nos enfrentamos a ese monstruo y en ese sentido están las alianzas que podamos tener con los trabajadores chilenos, con los estudiantes, con toda aquella clase oprimida en Chile que es también víctima del sistema imperante. Yo pienso que aquí hay que unir fuerzas, porque aquí se está pasando a llever el medioambiente, el derecho a organizarse, el derecho a la educación, nuestro derecho a la libredeterminación… Es esa alianza la que debemos fomentar con nuestros hermanos chilenos.
– ¿Ese es el valor que le das a las reuniones que estuvistes sosteniendo con organizaciones sindicales y sociales en tu pasada por Santiago?
Mirando friamente, es asi como tiene que ser porque todo lo que compete a este sistema económico nefasto, egoista e inhumano, lo vive nuestra gente, los hermanos mapuches que viven en la ciudad, los chilenos también, somos todos víctimas de este sistema y al fin y al cabo es la misma lucha. En esto tenemos que poner hincapié porque de lo contrario estamos perdidos.
– Luego de los años de cárcel y del cómo sucedieron los acontecimientos, ¿te arrepentiste en algún momento?
Arrepentirme no, porque estaría siendo tremendamente inconsecuente desde el punto de vista ideológico y político. Lo que sí, uno se replantea las cosas y eso es lo enriquecedor. La cárcel, para mi, no es ninguna trinchera de lucha. Pero si para algo sirve es para reflexionar y decir, efectivamente, aquí o allá hubo errores y cosas que no debiéramos haber hecho todavía, por ejemplo. Yo creo que al final eso es lo que va quedando, que uno tiene que ser más inteligente, calculador si se quiere, más sabio, más reposado y analizar las situaciones friamente, pero sin dejar de mirar hacia el horizonte de lucha que a nosotros debiera unirnos como pueblo.
– ¿Qué pasa hoy con la autonomía, qué era una de las demandas que esgrimían algunas organizaciones como la CAM?
El tema de la autonomía es amplio y muy complejo. Tiene que ver con nuestras posibilidades de pensar y decidir sobre nuestros propios asuntos, generar también nuestros propios procesos de lucha y cambio social y nuestros propios procesos de maduración al interior del movimiento. También tiene que ver con nuestro propio modo de ver la vida, con lo que ocurre puntualmente en el ámbito de la comunidad. Yo creo que todo ese proceso hoy va caminando lentamente por ese sendero, pero la autonomía en si, como proyecto político no es todavía un tema maduro, un tema planificado, sino más bien un objetivo por el cual luchar, un proceso que caminar, sueños de unas tantas organizaciones. Pero falta mucho, quizás más adelante estará más claro, porque ¿qué pasaria si Bachelet nos dice mañana: «Ustedes son autónomos, arréglenselas»? No tenemos un proyecto político maduro sobre qué vamos a hacer con esa autonomia, cómo nos vamos a administrar, cómo vamos a funcionar en el fondo.
– Finalmente, ¿cuál es tu relación hoy con la Coordinadora Arauco-Malleco?
Yo me separé de la organización en marzo del 2001, cuando caí detenido por lo del Alto Bio Bio ya estaba separado de la CAM. Puedo decir hoy que los veo como personas que luchan, respeto sus desiciones y su forma de abordar el tema. Son gente que está luchando y eso ya tiene un valor. Más allá de que estemos de acuerdo o no.