ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS, A TRAVÉS DE LA OFICINA EN COLOMBIA DEL ALTO COMISIONADO PARA LOS D.D.H.H. CORTE INTER-AMERICANA DE DD.HH. UNIÓN DE NACIONES SURAMERICANAS-UNASUR Cordial saludo, Como representante y uno de los voceros nacionales de la población reclusa colombiana, me dirijo ante sus organismos internacionales de la cuales hace parte el estado colombiano, […]
ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS, A TRAVÉS DE LA OFICINA EN COLOMBIA DEL ALTO COMISIONADO PARA LOS D.D.H.H.
CORTE INTER-AMERICANA DE DD.HH.
UNIÓN DE NACIONES SURAMERICANAS-UNASUR
Cordial saludo,
Como representante y uno de los voceros nacionales de la población reclusa colombiana, me dirijo ante sus organismos internacionales de la cuales hace parte el estado colombiano, para hacerles llegar un urgente llamado con carácter de SOS después de haber acudido infructuosamente ante cada una de las instancias oficiales veedoras y defensoras de los D.D.H.H. en COLOMBIA, sin que hasta el día de hoy, haya poder humano ni institucional que obligue o haga entender al presidente Juan Manuel Santos, a la Señora Ministra de Justicia la Doctora Ruth Estella Correa, ni al Director General del INPEC, el General de la Policía Nacional Gustavo Adolfo Ricaurte, que tomen medidas correctivas de carácter inmediato que eviten más muertes y suspendan las prácticas de represión y torturas colectivas e individuales a las que tienen sometidas a más de 132.000 presos de forma sistemática, encubierta y velada, en las 144 cárceles del país.
La deshumanización en los reclusorios es total, venimos desde hace varias décadas sufriendo no solo la tortura física, sicológica y el uso desmedido de la fuerza, sino el abandono total de sus obligaciones como estado para con la población reclusa de acuerdo a la Constitución Política Nacional y los mismos estándares y normas internacionales para asuntos carcelarios.
Es tal la dramática situación que se vive dentro de los penales en Colombia, que el hacinamiento en algunos pabellones de cárceles como la Modelo, la Picota, el Buen Pastor (para mujeres) en Bogotá, o Bellavista en Medellín y Villanueva en Cali, superan el 400% mientras que a nivel Nacional alcanza el 47%. Donde la poca infraestructura que hay, está obsoleta e inservible, porque estas arcaicas cárceles fueron construidas hace más de medio siglo, cuando la población reclusa no era tan numerosa, ni han sido mejoradas ni modernizadas las instalaciones de los servicios como duchas, el acueducto, los sanitarios no funcionan, pero tampoco amplían las pocas aulas de estudio, los talleres, las canchas para el deporte son dentro del mismo patio, las mismas que hoy están atestadas de seres sin espacios donde descansar, teniéndolas que utilizar para dormir tirados en el piso al igual que los pasillos y baños donde se turnan por horas y ni que hablar del servicio de salud porque no es regular sino inexistente.
En las pocas cárceles nuevas que hay, la mayoría no tienen agua potable, fueron hechas las celdas y los patios sin ventilación, algunas con temperaturas que promedian entre los 36 y 40 grados, otras con temperaturas extremadamente bajas que llegan a estar en determinados periodos del año por debajo de 2 y 4 grados y cuando somos trasladados para las de menor temperatura, nos despojan de todos los elementos y abrigos. Además los nuevos complejos carcelarios no tienen un área donde recibir el sol, pasando meses y años encerrados por lo que aumentan las enfermedades por la falta del sol.
¿Si esto no es tortura, que podrá ser? A tal situación se le suma la crudeza y el salvajismo aplicado por un régimen que nada hace para evitarlo, violando uno a uno nuestros derechos constitucionales y humanos al igual que los de nuestras familias.
Régimen que tampoco respeta las normas internacionales como el código de conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, CCFECL. Las reglas mínimas para el tratamiento de reclusos, RMPTR, o el conjunto de principios para la protección de todas las personas sometidas a cualquier forma de detención o prisión, CPPPDSP, el DIH, entre otras como el Marco Jurídico de Protección a personas en reclusión y/o el conjunto de normas y la jurisprudencia de carácter nacional e internacional.
Acudimos antes sus organismos internacionales porque en nuestro país el estado ha hecho oídos sordos, cerrándonos las puertas para plantear las posibles soluciones a tan dramática crisis humanitaria que vivimos al interior de cada penal, al punto que diariamente registramos decenas de nuevos enfermos en estado crítico, sin ser atendidos por médicos, ni recibir ningún medicamento. Como puede justificar el Estado Colombiano que aquí no pasa nada más que el capricho de unos revoltosos que quieren incitar al resto de delincuentes presos para que vidente las normas carcelarias, mientras que en un año han muerto mas de 80 internos en total abandono, la mayoría por inasistencia médica, pero lo más grave es que todo queda en la absoluta impunidad, tan solo sus familiares y compañeras y compañeros de infortunio lloran a sus muertos en medio de la humillación, la impotencia, la consternación y el dolor que se mezcla con la desesperanza, al ver como nuestros compañeros y compañeras de prisión, día a día se enferman y van muriendo lentamente como simples animales encerrados en los pabellones de la ignominia y la miseria, administrada por una institución que esta corrompida por los jugosos negocios de los contratos que son hechos por aquellos funcionarios impúdicos y mediocres a costa de los envilecidos presos. Sin importarle el deterioro acelerado del estado de vida.
Quisiera exponer uno a uno de los graves problemas que padecemos, pero como el listado es bastante extenso, mejor les hacemos una invitación para que a través de sus delegados puedan constatar nuestra situación, visita que seria de carácter humanitario y se puedan reunir con delegados y/o voceros del MOVIMIENTO NACIONAL CARCELARIO que representa las y los prisioneros de todo el país. Movimiento que unifica y recoge el sentir de cada sector de la población reclusa, a la cual se le han violado todos sus derechos.
La situación a diario se agudiza porque el gobierno no tiene una política criminal acorde a un país democrático, respetuoso de los D.D.H.H. Y por el contrario, judicializa los comportamientos de una sociedad también desprotegida y abandonada a su suerte, por lo que llena las cárceles con nuevos infractores de la ley, con delitos menores y/o por cualquier manifestación de los Movimientos Sociales que se opongan a políticas represivas y anti-populares, imponiéndoles penas que van desde los tres (3) años, hasta sesenta (60) años porque la fiscalía colombiana trabaja con un cartel de falsos testigos que venden sus versiones al mejor postor, para adquirir beneficios judiciales o económicos, haciendo condenar a inocentes que nada tienen que ver con dichas acusaciones, prueba de ello fueron las capturas masivas por el gobierno anterior, donde en un solo día por la versión de un supuesto testigo llego a capturar a mas de 400 personas entre las que se encontraban familias enteras.
En la actualidad hay más de 20 cárceles que se mantienen en DESOBENDIENCIA PACÍFICA, en protesta por la dignificación de las cárceles, la justicia, el respeto por nuestros derechos, empezando por el sagrado derecho a la vida, porque actualmente nos conminan a vivir el karma de una vida estéril, improductiva, totalmente abandonados y enterrados como desechos sociales en el basurero humano, mal llamado centros de resocialización.
En cualquier país del mundo que respete los D.D.H.H. y aplique el estado social de derecho, no permitiría tal aberración contra la población reclusa. El Presidente Santos le miente al mundo cuando en los encuentros regionales manifiesta en su discurso que su gobierno es respetuoso de los D.D.H.H. y que aquí se respetan los Principios de una Democracia Civilizada. Basta con que algún ente nacional o internacional pase revista de las prisiones y compruebe en que estado nos encontramos los y las prisioneras en Colombia, con excepción de los amigos del Gobierno que están en prisión por corrupción, narcotráfico y las mas espantosas masacres, más conocidos como los para-políticos, quienes cuentan con privilegios de toda índole, protegidos en guarniciones militares, casas fiscales o mansiones como las del ERE SUR en la cárcel de La Picota en Bogotá. Es por eso que la cárcel es el fiel reflejo de lo que implantan y representan los gobiernos de turno, con sus inmorales actuaciones en detrimento de la sociedad.
Denunciamos que en la cárcel Picota y Modelo en Bogotá D.C. se preparan las fuerzas especiales del INPEC con los temidos comandos de asalto del GRI y el CORES apoyados por los violentos escuadrones del ESMAD, organismos de la Policía Nacional, para tomarse las cárceles por la fuerza donde se desarrollan las protestas y desobediencias pacíficas. Como lo hicieron a principios de junio del 2011 en la cárcel de Valledupar, donde fueron torturados los reclusos sin consideración alguna, ya que en los patios se encontraban personas de las tercera edad, enfermos, invidentes como es el caso del compañeros Oscar Tordecilla Madera del patio 5, después que estos comandos se tomaron por asalto en horas de la noche, los patios 1, 2, 3, 4 y el 5, lanzando hasta 50 cápsulas de gas pimienta y lacrimógeno reforzados por bombas de aturdimiento cuando el personal dormía sacándolos privados, a rastras por las escalas del edificio, bañándoles la cara y el cuerpo con gas pimienta y fibra de vidrio molido mezclado con azufre y otros elementos adherentes al cuerpo, especialmente utilizado en los ojos y la cara. Cuando se protestaba pacíficamente contra las torturas y el no suministro de agua que por más de 11 años a sufrido esta prisión por lo que se pedía su cierre inmediato.
No queremos que se repita la dosis de torturas para nuestros compañeros y compañeras, pues es el único método que utiliza el régimen colombiano para acallar y/o silenciar a todo colombiano que se manifieste y denuncie los abusos no solo intra-mural, sino extra-mural. Es así, que en la cárcel de Cómbita en el departamento de Boyacá, ya empezaron las gaseadas y las palizas a los presos como represión a la protesta. Por lo que fueron aislados en calabozos de castigo. Alertamos que en las cárceles del patio, se aproxima la explosión de una bomba social, de no corregir y solucionar urgentemente nuestras necesidades, con impredecibles consecuencias y más cuando tenemos a un estado corrupto, asesino, pícaro y mentiroso. Que le miente día tras día a sus gobernadas y a la comunidad internacional, porque nada de lo que promete y dice es verdad.
Esperamos de carácter urgente su intervención para evitar una catástrofe ya no solo humanitaria sino que nos ayuden a desactivar la masacre que preparan las fuerzas especiales del INPEC, contra nuestros compañeros y compañeros que justamente luchan por sus derechos violados.
Con la esperanza que este llamado de urgencia sea escuchado por sus organismos internacionales. Quedaré a la espera de su pronta intervención, la cual, las 132.000 personas privadas de la libertad en Colombia tanto anhelan.
Atentamente,
Tulio Murillo Ávila (ALONSO)
Prisionero Político y de Guerra
Complejo Carcelario de Ibagué- Tolima.
Agosto 28 de 2012.