Movimientos sociales, sectores políticos y líderes religiosos coinciden en la necesidad de impulsar una interlocución directa con el Estado, con una agenda propia para la paz. «Tiene que estar el protagonismo de las bases», afirma el Arzobispo de Cali. «Una instancia amplia del movimiento social podría desembocar en una Asamblea Nacional Constituyente», agrega Marylén Serna, […]
Movimientos sociales, sectores políticos y líderes religiosos coinciden en la necesidad de impulsar una interlocución directa con el Estado, con una agenda propia para la paz. «Tiene que estar el protagonismo de las bases», afirma el Arzobispo de Cali. «Una instancia amplia del movimiento social podría desembocar en una Asamblea Nacional Constituyente», agrega Marylén Serna, del Congreso de los Pueblos.
«Una oportunidad para que la mesa social tome fuerza»
«Estamos convocando al movimiento social y popular a que hagamos un acuerdo político de participación en la construcción de la paz», explica Marylén Serna, del Congreso de los Pueblos. Este sector agrupa, entre otros, a movimientos campesinos, urbanos, sindicales y juveniles; propone configurar un bloque popular que defina una agenda social que, en principio, definen como Mesa Social para la Paz.
«Hasta el momento hemos hablado con la Organización Nacional Indígena de Colombia -ONIC-, el Proceso de Comunidades Negras -PCN-, la Coalición de Movimientos y Organizaciones Sociales de Colombia -Comosoc-, las iglesias, el movimiento social de la discapacidad, y seguiremos las conversaciones con la Central Única de Trabajadores -CUT-, sindicatos como la Unión Sindical Obrera -USO-, Fecode, Sintraenergética y la Asociación Nacional de Trabajadores -Anthoc-. También es importante que esté la Marcha Patriótica, ya que una instancia amplia del movimiento social como la que proponemos podría desembocar en una Asamblea Nacional Constituyente», explica la vocera nacional del Congreso de los Pueblos. «Debemos exigir el derecho a la participación, este es el momento, el movimiento social tiene que sentar al gobierno en una mesa de negociación por la paz», concluye.
«Encontrar el denominador común para la paz»
El Comité de Integración del Macizo Colombiano -CIMA- es una organización campesina que tiene cerca de 18 años de desarrollo en el suroccidente del país. Mabel Andrade, vocera del CIMA y de la Red por la Vida y los Derechos Humanos del Cauca, propone «fortalecer la dinámica del diálogo y del encuentro para construir la paz que queremos, que parte de la unidad, de la coordinación».
Sobre la ruta para establecer plataformas unitarias del movimiento social, Mabel Andrade analiza: «Hay una disposición por encontrar el denominador común, qué es eso que nos une, cómo lo vamos a desarrollar y fortalecer para lograr ese objetivo. Ese denominador común todavía está en construcción, es necesario fortalecerlo».
La Iglesia Católica y la «ética de la imparcialidad para la construcción unitaria»
El Arzobispo de Cali, Monseñor Darío de Jesús Monsalve, es un activo promotor de escenarios de articulación por la paz. Conocedor de las regiones de su arquidiócesis más afectadas por el conflicto armado, en particular las zonas en las que mantiene presencia el Ejército de Liberación Nacional -ELN-, Monsalve cree que un próximo anuncio de formalización de las negociaciones con esa insurgencia favorecerían la instalación de una mesa social de diálogo con el Estado: «A nivel de Conferencia Episcopal se han realizado ejercicios de contacto con los mandos del ELN, de tipo humanitario muchas veces. Ya se han definido dos mesas, la mesa más interna con la gente que está militando, o está militarmente en el ELN, y otra en la que vamos a participar todos como ciudadanos de este país», afirma [Ver video].
«El papel de la Iglesia es generar un espacio de imparcialidad en esta construcción unitaria» afirma el Arzobispo de Cali. «La Iglesia pretende mantener ese espacio de la ética de la imparcialidad, la ética de todo el proceso de paz; en Colombia se habla mucho de paz y no se entiende la dimensión ética, que se refiere a la administración colectiva de lo público. La pedagogía es desde las bases, desde abajo hacia arriba, la paz tiene que ser protagonizada por la población misma en sus expresiones más básicas, más celulares que se dan en cada territorio», concluye.
Plataformas sociales y políticas en busca de la unidad
El Congreso de los Pueblos insiste con la propuesta de un Gran Diálogo Nacional desde que realizó en el año 2010 su Congreso Nacional de Paz. Allí esta organización definió impulsar «un diálogo democrático a muchas voces: las comunidades, las organizaciones políticas y sociales, las insurgencias, el Estado, los poderes económicos, las iglesias, la comunidad internacional, los pueblos del mundo y todos aquellos con real voluntad en el tema…para avanzar en la construcción de una propuesta de paz incluyente, participativa, diversa, integral, profunda y transformadora».
Por su parte el Frente Amplio por la Paz, la Democracia y la Justicia Social se constituyó en el contexto de las elecciones presidenciales de junio de 2014 con el objetivo de garantizar la continuidad de los diálogos de Paz con las insurgencias. Pretende configurar una gran fuerza política que acumule los esfuerzos de las organizaciones, movimientos y partidos políticos de izquierda, independientes y progresistas.
Clamor Social por la Paz surge como un espacio impulsado por, organizaciones sociales, académicos, intelectuales y partidos políticos Su objetivo principal es fortalecer el movimiento social por la paz, la articulación de plataformas e iniciativas y la interlocución con el gobierno y las insurgencias.
Éstos, junto a otros espacios sociales como la Cumbre Agraria o sectores políticos como los que dinamizan el Polo Democrático Alternativo, constituyen las plataformas que adelantan consultas en pos de unificar los esfuerzos para que el movimiento social encuentre su espacio propio en los diálogos de paz.
Fuente: http://colombiainforma.info/index.php?option=com_content&view=article&id=2734