Las elecciones municipales de octubre del año 2012 dejaron cifras lamentables para las izquierdas en Chile. Bajo dicho escenario, el duopolio político salió fortalecido en copar los sillones de representación popular. No obstante, éste fue duramente golpeado con la «abstención», que no resulta ser más que un factor de la crisis de legitimidad del actual […]
Las elecciones municipales de octubre del año 2012 dejaron cifras lamentables para las izquierdas en Chile. Bajo dicho escenario, el duopolio político salió fortalecido en copar los sillones de representación popular. No obstante, éste fue duramente golpeado con la «abstención», que no resulta ser más que un factor de la crisis de legitimidad del actual sistema político chileno.
Antes de las elecciones municipales escribí un documento de discusión denominado «Poder popular y la cuestión electoral« [1] , en el cual plasmo la voluntad de votar por primera vez por un fiel representante popular. Lo anterior nunca ocurrió, entre otras cosas, debido a la falta de una alternativa que representara en alguna medida las grandes transformaciones que se requieren para cambiar el actual modelo.
Este 2013 nos encontramos nuevamente en año electoral. En disputa se encontrará el sillón presidencial, escaños parlamentarios y los consejeros regionales. Mantengo intacta la tesis de construir Poder Popular desde «abajo y a la izquierda», para luchar «abajo y arriba», declarando esta disputa en los más diversos campos de batalla. Por tanto, esto incluye el panorama electoral del 17N. Además se añade ajustar la asimetría de la actual realidad entre lo social y lo político.
Es preciso preguntarse qué ha cambiado en los últimos 6 meses para volver a confiar en un camino tan manoseado. Por qué creer en un camino que en las últimas elecciones tuvo una abstención de un 60%, es decir, más de 7.000.000 de chilenas y chilenos que no se sienten representados por la clase política tradicional. O simplemente, por qué participar de la democracia neoliberal, que está confeccionada a la medida del duopolio político.
La respuesta a la interrogante anterior es más que compleja, pero la simplificaré con la siguiente ecuación: La clase política tradicional no puede seguir usufructuando de la política de representación. Las nuevas fuerzas socialistas y los movimientos sociales no les podemos regalar para siempre el campo de la política a los intereses ajenos y mezquinos.
Como no estamos dispuestos a seguir cediendo en el campo político, un grupo de organizaciones e individualidades que han participado en contiendas electorales anteriores -y otras que venimos principalmente del mundo social- hemos proclamado la candidatura presidencial del economista y ecologista Marcel Claude. Cabe destacar que anterior a esa proclamación, esta candidatura tiene como origen las cientos de charlas que dio nuestro actual candidato en el año de las protestas enmarcadas en el 2011, donde se le solicitaba con entusiasmo asumir la responsabilidad de ser Presidente de Chile. No resulta trivial, entonces, el origen de nuestra candidatura. No es menor, en otras palabras, ser la candidatura de los movimientos sociales.
Todo candidato presidencial requiere de un comando que trabaje por el éxito de la campaña. En esa dirección, y principalmente con las y los que consideramos el sostén de este camino -que es la ciudadanía empoderada- hemos impulsado el Movimiento T@das a La Moneda, como parte integrante de este recorrido. Un movimiento que ha ido tomando su fisionomía con las voluntades de lo social, caminando hacia lo político.
El Movimiento Tod@s a La Moneda, tiene por objeto ser la instancia ciudadana del comando presidencial de Marcel Claude. El espacio de participación activa de todas y todos aquellos que crean que este proyecto no es sólo ir a votar el 17N, sino que ser protagonistas de tan importante desafío.
El sello distintivo de esta (anti) campaña es poder romper con los esquemas tradicionales de los comandos presidenciales de la clase política dominante. Más que generar un comando «electorero», el objetivo es construir un movimiento social, ciudadano y popular, que se constituye como el sustento de nuestra candidatura presidencial.
La convicción de las tres vocaciones han estado incorporadas en este Movimiento desde un comienzo. La vocación de unidad entre todas y todos los que luchamos contra el neoliberalismo. La vocación de mayorías, constituyendo un amplio proyecto político y social. Y la vocación de poder, superando los resultados testimoniales de la izquierda chilena.
Lo más importante de ésta (anti) campaña debe ser su espíritu. El espíritu de estar convencid@s de caminar por los senderos correctos, a pesar de los cercos económicos y mediáticos que nos impone el duopolio político. El espíritu de que «Otro Chile es Posible» y que la resquebrajada edificación neoliberal será derrumbada por la insistente indignación de las mayorías.
Desde la humilde convocatoria que se realizó hace muy poco tiempo, ya tenemos los primeros resultados reales. Destacando la aparición de «Tod@s a La Moneda» Valparaíso, Puerto Montt y Valdivia. También señalo que en el primer encuentro de voluntarios en Santiago, el jueves 18 de abril, participaron más de 200 personas en su primera constitución. Con estos ejemplos anteriores, estamos seguros que es cosa de tiempo, que en cada rincón del país florecerá una base del Movimiento.
Aunque el objetivo del Movimiento Tod@s a La Moneda no es personalizar nuestras luchas, ha sido medular el rol que ha cumplido nuestro candidato presidencial.
Es sorprendentemente satisfactorio, como Marcel en sus últimos diálogos comunicacionales se ha vuelto un candidato de corte anticapitalista y con propuestas de transformación radical. Un candidato con una solida propuesta de cambios que ha sabido interpretar el sentimiento de indignación de la sociedad chilena. «Nosotros realmente consideramos que en Chile las condiciones sociales políticas y morales han sobrepasado todos los límites de la dignidad y el respeto. Es por esto que nuestra propuesta es radical y revolucionaria« [2] . Es por eso que nuestra propuesta cambiará Chile estructuralmente.
Marcel está cumpliendo fidedignamente el mandato de ser el representante de la indignación, sin cálculos políticos de por medio, sin la maquinaria de «partidos políticos tradicionales» y la presión del poder económico. Se ha convertido en el liderazgo necesario para impulsar y dar visibilidad a una alternativa política y social para Chile.
Tenemos un gran candidato presidencial, sin embargo, no es suficiente. Nos debemos movilizar por nuestro ancho y largo país, convencer a las y los inconvencibles y sumar a las y los irrepresentables. Boca a boca debemos romper la discriminación mediática. Codo a codo la apatía. Cara a cara la desesperanza. Eso jamás será obra de una persona, sino de todo un pueblo que está dispuesto a despertar.
En cada día de este año seguiremos luchando en la calle, liceos y universidades, en las playas y el campo, en la Patagonia, en los servicios públicos, por nuestros derechos y los de todas y todos. El 17 de noviembre votaremos «Todos a La Moneda», votaremos Marcel Claude. Pase lo que pase en ese día institucional, el 18 de noviembre, seguiremos luchando por un Chile democrático, igualitario, libre y popular.
Nos hemos reunido en este Movimiento principalmente por compartir los mismos sueños y algunos distintos. Ya llegó la hora de despertar de aquella larga noche neoliberal. Los sueños se hicieron para cumplirlos.
¡Súmate al Movimiento Tod@s a La Moneda!
www.TodosaLaMoneda.cl
[1] Marco Álvarez, «Poder popular y la cuestión electoral», Julio 2012, ver en http://libresdelsur.cl/poder-popular-y-la-cuestion-electoral/
[2] Marcel Claude, Foro College Universidad Católica, 3 de Abril de 2013.