Quien quiera informarse sobre este singular, creciente, abarcante y complejo fenómeno de la actual formación social concreta colombiana, al intentar aproximarse a él, encuentra por ejemplo, en el principal buscador de internet, 2.350.000 resultados que, paradójicamente, en lugar de producir mayor claridad intelectual, por el contrario, introducen al lector en una especie de tinta espesa y densa de calamares cocinados en su propia tinta, confirmando así, la intención del “entramado” del bloque de Poder Contrainsurgente dominante en el Estado colombiano, por aumentar la confusión e impedir su clarificación, introduciendo cada vez más hipótesis enmarañadas, ridículas y hasta esperpénticas.
Una muestra de la complejidad de los más destacados análisis que se han producido en los últimos años sobre el fenómeno narcoparamilitar colombiano, el lector puede confirmarlo leyendo el condensado artículo “científico” titulado: Los estudios sobre el Paramilitarismo en Colombia, realizado sobre 59 libros aparecidos hasta 2007 por el profesor universitario Edwin Cruz Rodríguez (politólogo y especialista en análisis de políticas públicas Universidad Nacional de Colombia, estudios de Maestría en análisis de problemas políticos, económicos e internacionales contemporáneos IAED-IHEAL-Universidad Externado de Colombia. Miembro del Grupo de Investigación en Teoría Política Contemporánea del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia). Ver su artículo en: http://scielo.org.co/scielo.
A lo que se suma, la estrategia del Estado colombiano y sus fuerzas para la hegemonía y la coerción, que a lo largo de los 20 años de los gobiernos del llamado Uribato (AUV. Santos, Duque) prolongado en el gobierno del Pacto Histórico, ha consistido mantener una innumerable y cambiante cantidad de clasificaciones “oficiales” sobre el dinámico y camaleónico fenómeno, manteniendo una férrea ambigüedad para soportar los fines estatales políticos hegemónicos-coercitivos.
Se relativiza la discusión de fondo con hipótesis ambiguas de si es una pieza fundamental del histórico entramado contrainsurgente nacional e imperial global para dominación total de Pueblos (recuérdese el origen imperialista de la contrainsurgencia universal, en la ocupación del US Army en las Filipinas 1898-1904. El ejército británico en India, China y Malasia. El ejército francés en Indochina, África negra, el Magreb y Argelia, etc.) o, si es un simple fenómeno de doble cara, ilegal-legal con “ciertas relaciones clandestinas” con el Estado, para captar rentas de las abundantes y gananciosas economías ilegales.
Si es un fenómeno político anti subversivo o simplemente criminal mafioso. Si su función principal es para brindar seguridad a sus miembros orgánicos socios y promotores: terratenientes gamonales, narcos, políticos nacionales regionales o locales, o si es para expandir el control social hegemónico del Estado.
Si es un fenómeno persistente (con rupturas y continuidades) o simplemente un cambio de camisa y de nombre después de cada masacre cometida: Gao, Gao residual, Gao económico, etc, según la definición operacional de las FFMM.
Si son parte del ambiguo término afrancesado de elite” que significa simplemente minoría y que ha hecho fortuna como concepto de alto valor ideológico en la politología dominante, o si son parte de la clase oligárquica dominante, concepto clasista ya olvidado o sepultado que chupa gladiolo en los anaqueles de los politólogos adictos al régimen.
Si su historia se remonta a 1959, cuando llegó la misión del general US Army Lieutenant General William Pelham Yarborough a asesorar al gobierno del naciente Estado plebiscitario surgido del pacto de Sitges, España entre dos exclusivos jefes, el falangista Laureano Gómez y el Panamericanista proyanqui Alberto Lleras o, si se remonta 12 años atrás, a las organizaciones falangistas oficiales para exterminar comunistas y opositores al régimen copiadas del nazis hitleriano, cómo el tenebroso Servicio de Inteligencia Colombiano SIC , la policía Chulavita y las bandas de asesinos llamadas Pájaros ( como el Cóndor León María Lozano; montadas por el nacional-catolicismo laureanista y conservador cuando asumió la presidencia Ospina Pérez, se precipitó el asesinato de J E Gaitán y con su sangre se “desbordaron las aguas” hasta el día de hoy (ver mi análisis https://freytter.eus/files/
En fin, la carencia, a la fecha o falta total de un concepto científico es decir dialéctico y materialista, que dé cuenta de las profundas contradicciones nuevas y recicladas del fenómeno contrainsurgente narcoparamilitar colombiano como: 1) Las relaciones con el Estado colombiano. 2) Los apoyos orgánicos y coaliciones. 3) Las estructuras organizacionales con todos sus nombres. 4) Las economías llamadas ilegales. 5) Las características regionales y locales analizadas en el libro compilado por el sacerdote jesuita Javier Giraldo titulado: ¿Del Paramilitarismo al Paramilitarismo? Ed Rosa Luxemburg Srtiftung. Medellín. Colombia. 2022.
Pero además de una correcta conceptualización científica tan necesaria que incluya el desentrañamiento histórico dialectico de sus fuentes contrainsurgentes globales, sus vínculos ideológicos con los “Freikorps” o camisas pardas de Hitler, o con las camisas negras de Mussolini o las camisas nuevas con la cara al sol de Franco, es decir con su soporte ideológico global nazi-fascista, expresión superior del Imperialismo como fase superior del capitalismo. Se torna obligatorio para los movimientos sociales y el antifascismo universal, plantear dos tareas adicionales:
1) Una agitación político-estratégica persistente de denuncia y actualización de su accionar inhumano.
2) la realización de acciones públicas académicas y de memoria como el reciente seminario sobre víctimas del Estado, paramilitarismo y exilio, realizado este 15 de mayo 2025 en Bilbao, País Vasco, que demostró en la discusión colectiva, que sin el desmonte de este monstruo multiforme de tantas cabezas entramadas; NO habrá paz en Colombia, pues a pesar de los tantos años de denuncias y las exigencia de su desmonte total, realizadas por la opinión pública nacional e internacional y los millones de víctimas suyas, en lugar de haberse disminuido su accionar inhumano, se ha incrementado peligrosamente hasta la barbarie actual que estamos viendo pavoridos, e IMPEDIDO y obstruido la consecución de la paz en Colombia.
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