Colombia ha vivido uno de los más prolongados conflictos armados internos de los últimos dos siglos. La sociedad colombiana ha ensayado muchas fórmulas para superar ese pasado oprobioso de muertes, masacres, desplazamientos, secuestros, exilio, desapariciones, violencia sexual cuyas magnitudes han conmovido al mundo entero. Una serie de afortunadas circunstancias permitieron a la dirigencia colombiana y […]
Colombia ha vivido uno de los más prolongados conflictos armados internos de los últimos dos siglos. La sociedad colombiana ha ensayado muchas fórmulas para superar ese pasado oprobioso de muertes, masacres, desplazamientos, secuestros, exilio, desapariciones, violencia sexual cuyas magnitudes han conmovido al mundo entero. Una serie de afortunadas circunstancias permitieron a la dirigencia colombiana y a la insurgencia llegar, a comienzos de esta década, a un Acuerdo de Paz que fue firmado por el presidente y premio Nobel de Paz Juan Manuel Santos con la cúpula de las FARC, contando como testigos y garantes al Secretario General de Naciones Unidas, organismos internacionales y representantes de numerosos países. La comunidad internacional encontró en el acuerdo alcanzado por Colombia un ejemplo de renovada esperanza de la eficacia de las salidas negociadas para un mundo caracterizado por innumerables conflictos armados.
Materializar las expectativas surgidas de este proceso ha sido una tarea más compleja de lo que todos imaginaban. A pesar de que muchas de esas dificultades eran previsibles y conocidas en el análisis de los procesos transicionales, los desafíos al llevar a la práctica el Acuerdo han resultado superiores a lo que se esperaba. Con todo, la posibilidad de alcanzar una paz estable ameritaba una apuesta tan arriesgada.
Como académicos o simples ciudadanos interesados en una feliz terminación de este inédito proceso de paz colombiana, registramos con preocupación los signos regresivos en el plano político y simbólico que pueden entorpecer la consolidación de este proceso, particularmente en los escenarios de producción de memoria, de verdad y de justicia.
El Centro Nacional de Memoria Histórica en particular es objeto de nuestra preocupación por la ostensible pérdida de credibilidad, que se ha expresado en las inquietudes de las víctimas sobre la guarda y conservación de los archivos depositados sobre la base de una confianza construida a lo largo de los años y, más recientemente, por la suspensión de la pertenencia del Centro a la prestigiosa red internacional de sitios de conciencia, sumada a la dudosa orientación que pretende darse al futuro Museo de la Memoria.
Nos sumamos a las numerosas voces que expresan su preocupación por el rumbo de la actual dirección del Centro Nacional de Memoria Histórica. Expresamos nuestra viva inquietud de que se obstaculice el proceso de consolidación de la paz que está en marcha. Manifestamos nuestra aprensión frente al regreso a explícitas formas de negacionismo de los millones de víctimas y del conflicto armado que se pretende superar.
Con base en la experiencia de nuestros propios países a lo largo del siglo XX, alertamos sobre las consecuencias trágicas que, en la reciente historia occidental, tuvieron políticas e ideologías que se negaron a ver en su momento las implicaciones de la tragedia que se estaba gestando y que se materializó por no haberla frenado a tiempo con dispositivos de verdad y de política que le hubieran ahorrado millones de víctimas a la humanidad. Exhortamos al gobierno de Colombia y a todas sus fuerzas sociales y políticas a que no dejen perder lo que con tanto esfuerzo han logrado alcanzar, y que ha gozado de toda nuestra solidaridad y admiración.
Alain Touraine
Edgar Morin
Michel Wieviorka
Elizabeth Lira
Elizabeth Wood
Elizabeth Jelin
Tom Koenigs
Salomón Lerner
Daniel Pécaut
Henry Rousso
Yvon Le Bot
Catherine LeGrand
Ricard Vinyes
Steve Stern
Jenny Pearce
Marisol de la Cadena
Michael Taussig
Rainer Huble
Sandrine Lefranc
Rubén Chababo
Ponciano del Pino
Charles Bergquist
Montserrat Iniesta
Marie-Christine Doran
Johanne Rapaport
Felix Reátegui
Matthew Brown
Olivier Compagnon
Valérie Robin-Azevedo
Ignacio Nazhi Richani
Arturo Escobar
Julia Paulson
Mary Roldan
Cristina Rojas
Olga Lucía González
Carlos Salamanca
Richard L. Wood
Susana Kaiser
Julianne A. Hazlewood
Peter Wade
Kiran Asher
Marco Palacios
Herbert Braun
Forrest Hylton
James Sanders
Ann Farnsworth-Alvear
Pilar Riaño-Alcalá
Barbara Weinstein
Julie Skurski
Amy C. Offner
Nancy Appelbaum
Ana Maria Ochoa Gautier
Kenneth M. Roberts
Claudia Aguirre Rios
Robert A. Karl
Cynthia Milton
Michael Birenbaun Quintero
Jules Falquet
Luis van Isschot
Gwen Burnyeat
Andrei Gómez-Suárez
Ricardo López Pedreros
José Antonio Giménez Micó
Fuente original: https://prensarural.org/spip/spip.php?article25087