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El negocio del dolor, la utilización de los presos de la cárcel de Córdoba

Fuentes: albertoalmansa.blogspot.com

Jaime García Prudencio es Ingeniero de Montes e Investigador del Instituto de Sociología y Estudios Campesinos. Comparece ante las autoridades y les explica lo que él y otros «investigadores» han bautizado como Centros Penitenciarios Eco-Lógicos. La presentación arropa otra singular idea: convertir la sala de visitas de la cárcel de Córdoba en el escenario para […]

Jaime García Prudencio es Ingeniero de Montes e Investigador del Instituto de Sociología y Estudios Campesinos. Comparece ante las autoridades y les explica lo que él y otros «investigadores» han bautizado como Centros Penitenciarios Eco-Lógicos. La presentación arropa otra singular idea: convertir la sala de visitas de la cárcel de Córdoba en el escenario para que una publicación «gratuita», tipo guía del ocio con pretensiones literarias, llamada Aires de Córdoba, celebre la tirada de su ejemplar número 100.

Alguno en contra de lo que pudiera parecer, creería que el mencionado centenario abordaría de manera profusa contenidos penitenciarios. Pues no. El ejemplar es una colección de prosas laudatorias de todo el ramillete de autoridades locales que celebran el cumpleaños y un resumen de las actividades que la empresa mater de la cosa, la Sala Aires, ha realizado en los últimos años.

Bueno, me corrijo. Hay algo que en la revista presentada tiene que ver con el talego: anuncia que este 20 de abril las autoridades que ya han escrito las loas están invitadas en la cárcel a la inauguración de un llamado Bosque Aires de Esperanza». De nuevo la marca «Aires» aparece en la etiqueta. ¿Y qué es un bosque de esperanza en la cárcel? No es desde luego una zona verde de expansión para los penados entre patio y patio. Es la plantación de 100 almendros fuera de los muros penitenciarios que han realizado un grupo de reclusos que forman parte de la denominada Aula de la Naturaleza, que de momento no lleva la marca Aires.

Así que empresarios, autoridades, funcionarios y periodistas acuden a la prisión para festejar ese hito editorial en la literatura contemporánea que representa la susodicha revista. Las autoridades bla, bla, bla, y los presos en la segunda fila observando atónitos los discursos. Tras las palabritas, las autoridades salen al exterior de la sala de visitas, acondicionada con mesa para copita de vino español más tarde, y se dirigen hacia el bosque…

Allí cerca de la garita de entrada, una escultura recuerda la fecha y en sus flancos se plantan dos almendros, más creciditos que los del dichoso bosque. Como si de una primera piedra se tratara, las autoridades, pugna abierta alcaldesa de Córdoba (IU) y Subdelegado del Gobierno (PSOE), toman la pala y echan tierra a la maceta en el almendro uno. En su opuesto, los presos hacen lo propio en el almendro dos. Los periodistas gráficos toman más la foto del almendro dos. Y cuando las autoridades oyen el clic abandonan precipitadamente el uno y posan en el dos.

La sensación que experimenté es de una extraordinaria vergüenza y pena por tan desgraciado proceder y por la utilización tan bastarda del dolor de los reclusos para vender el librito ocio y anuncio de bares de copas sazonado con articulitos y mini foto de publicadores de cualquier cosa y para vender la propaganda política cara a las municipales.

El ingeniero del principio trata de explicar que es un centro penitenciario eco-lógico. No acierto a comprender que dice sobre la sostenibilidad aplicado a los seres humanos presos. Una concatenación de términos tratan de convencer de que un huerto robado a un miserable patio taleguero, un vivero y un gallinero de diez aves, van a transformar esa fábrica de odio y tristeza en una industria ecológica capaz de abastecer las necesidades alimentarias de casi mil ocho cientos presos que se hacinan en una cárcel que se proyectó para mil.

El ingeniero, que visto el filón subvencionado por las administraciones que han picado el anzuelo con la reinserción como eje argumental, ya habla de exportar el modelo a todos los talegos andaluces y así verá crecer la empresa de monitores, educadores, asesores, publicistas, diseñadores, suministradores de aperos, abonos ecológicos y mallas de gallineros hasta que la nómina sea tan extensa como los apenas 30 presos que participan de la sostenibilidad del invento. Este ingeniero ya en la despedida reprende a un preso que hizo ante el micrófono un comentario que todo no es de color rosa/verde como lo pintan y que las condenas las cumplen a pulso, mencionando de paso a De Juana Chaos. En ese preciso instante, el investigador censura la charla y aduce que este no es el momento de hablar de estas cosas, inconvenientes sin duda que podían diluir el mensaje estrella de la sostenibilidad de la empresa que está naciendo y augura prosperidad. El preso «Ay si pudiera hablar contigo sin un micrófono».

Al ingeniero le recuerdo que no tiene ningún derecho a silenciar al preso. Que es un ciudadano libre con todos sus derechos salvo el de la movilidad. Me invita a que en otro momento podamos hablar con libertad ya dentro de los muros carcelarios y se marchan todos al huerto eco-lógico a mostrar a las autoridades lo bonitas que están las planteras de tomates que reinsertan a los delincuentes. En el número 0 del boletín CEPEL, Centros Penitenciarios Eco-Lógicos la primera de las firmas invitadas es la de la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, a fin de cuentas la que paga el negocio que éstos han visto tiene el reino de la tristeza como tantos otros. A veces yo mismo me hago parecidas preguntas…

nota final: la alcaldesa de Córdoba siempre atenta al clic de la cámara y al cable del micro, no dudó en posar sonriente con los presos, con quienes se abrazaba feliz. los autobuses urbanos de Córdoba no realizan sus servicios a la cárcel combinando las horas del trayecto con los de los vis a vis.un hecho denunciado por la Asociación Proderechos Humanos que pide más servicios para que los presos sonrían , eso sí, a sus familiares. el ayuntamiento de Córdoba no tiene firmado con Instituciones Penitenciarias un convenio para que los penados menos graves se empleen en trabajos en beneficio para la comunidad. es verdad que usa a un grupo de presos para que «salgan» y limpien la sierra de los restos que los excursionistas abandonan en el campo…


http://albertoalmansa.blogspot.com/2007/04/el-negocio-del-dolor-la-utilizacin-de.html