Diego Marín Verdugo es director de cine de la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños en Cuba, a lo largo de su trabajo ha participado en diversos proyectos cinematográficos en Chile, México, Cuba, Colombia, Senegal, Gambia, Alemania, Francia y España. En 2008 realiza su primer documental, «Estados Unidos contra Allende», basado en […]
Diego Marín Verdugo es director de cine de la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños en Cuba, a lo largo de su trabajo ha participado en diversos proyectos cinematográficos en Chile, México, Cuba, Colombia, Senegal, Gambia, Alemania, Francia y España. En 2008 realiza su primer documental, «Estados Unidos contra Allende», basado en el libro de su madre, la periodista y defensora de derechos humanos, Patricia Verdugo. Hoy acaba de estrenar su nueva obra, el documental «Profetas del Exceso», que trata sobre la instalación del experimento neoliberal en Chile. Lo fuimos a ver, nos gustó y le hicimos esta entrevista sobre este trabajo.
-Diego, cuéntanos cómo comenzaste a hacer documentales.
-Te diría que quizás todo comenzó haciendo cortometrajes de terror con mis compañeros de curso en el colegio y con mis hermanos hacienda cortos de acción, o editando de un VHS a otro mis disertaciones cuando tenía 10 o 11 años. A esto hay que sumarle la influencia directa que tuvo en mi vida el ser hijo de dos comunicadores, ambos periodistas, mi madre, Patricia Verdugo, una reconocida investigadora y luchadora por la defensa de los derechos humanos durante la dictadura y mi padre, Edgardo Marín, un destacado periodista deportivo.
Sin embargo pienso que es recién cuando realizo mi primer largometraje documental, EE.UU. vs ALLENDE, que se desata una búsqueda profunda por tratar temas que aporten a la construcción del debate social, humano y espiritual que nos ayude a pensar y sentir hacia donde queremos dirigirnos como civilización humana en este momento de la historia.
De esta manera surgen varios trabajos que van conectando los movimientos sociales, con el conocimiento ancestral indígena, el ambientalismo y las formas alternativas de organización. Así nace, casi por azar del destino «Toma la Calle» un mediometraje sobre el nacimiento del movimiento 15M en España y luego «MalEducados» sobre el movimiento estudiantil en Chile, luego vino «Que lo pague el Cobre» trabajo que aporta datos sobre el saqueo de nuestra principal riqueza y lo que la re nacionalización podría aportar al país. Poco más tarde realizamos «Movilizados» una reflexión sobre el movimiento estudiantil chileno y sus perspectivas de articulación futuras. Luego nos centramos en la cuestión Mapuche y de ahí surge «Pueblo con Memoria» un documental que narra la historia de lucha y resistencia de esta maravillosa nación desde una perspectiva actual. A partir de ahí comienza a configurarse un cuerpo de trabajo que conecta con la necesidad de crear puentes de comunicación entre las distintas realidades de nuestro continente, conscientes de que vivimos un momento único, lleno de posibilidades y plagada de peligros. Tiempo en el que estamos tomando conciencia de nuestro valor como individuos, como pueblos, como territorio y de las posibilidades de construcción social que pueden surgir en torno a la unión de nuestras naciones.
La idea de lograr una verdadera segunda independencia ronda desde hace tiempo nuestro trabajo. Entonces comenzamos un viaje por tierra a lo largo de nuestro continente que por ahora nos ha llevado a Bolivia, Brasil y Venezuela en donde hemos realizado diversos trabajos de corte documental que pretenden conectar aquello que nos asemeja y resaltar también nuestra diversidad y riqueza para que juntos tomemos las riendas del destino de nuestra región, debatiendo el tipo de sociedades que queremos construir para quizás en un momento no muy lejano aportar verdaderamente al desarrollo mundial con la creación de un modelo nuestro que surja de un diálogo en el que los valores humanistas, ambientalistas e indigenistas se antepongan con fuerza sobre la ambición desmedida y la acumulación sin límites.
-¿Cómo se conformó el equipo que realizó «Profetas del Exceso»?
-En Profetas del Exceso, como en el resto de documentales que hemos realizado en estos últimos años, hay una combinación de equipo estable, con la incorporación de nuevos colaboradores que aportan diversos y novedoso puntos de vista y saberes que enriquecen cada día nuestro que hacer. En este sentido los estables hemos sido yo como director, productor y fotógrafo y Rodrigo Contreras que es nuestro productor técnico, hemos vuelto a hacer mancuerna con Mariana Hales como coordinadora periodística e investigadora y también se sumó Verónica Espinoza apoyando en esa área. El editor de este trabajo es Pablo Trujillo, un viejo amigo al que conozco desde nuestros tiempos de estudiantes en Cuba y con quien siempre quise trabajar y fue un gran acierto convocarlo en esta oportunidad. Además se incorporó un equipo que me ayudó a desarrollar los recursos artísticos que rondan este trabajo, en este sentido la colaboración de Estefanía Flores y Rosa María Castillo fue clave. Además contamos con la colaboración del Colectivo Pandemia, un grupo de actores comprometidos con el despertar de la conciencia a los nuevos desafíos que enfrentamos.
-¿Cómo nació la idea de hacer un documental sobre la instalación del neoliberalismo en Chile?
La idea surge a través de un diálogo con Telesur, quienes han estado detrás de todos los proyectos audiovisuales que hemos desarrollado en los últimos años. Ambos queríamos hacer algo para los 40 años del Golpe y la instalación del modelo neoliberal nos permitía crear un relato que vinculara directamente nuestro pasado con nuestro presente, entendiendo que aquello que comenzó a mediados de los 70s y está íntimamente vinculado al malestar social que se ha acumulado en nuestro país durante 4 décadas.
Hablar del neoliberalismo en Chile es hablar de un experimento que se probó y que fracasó, al menos en términos de otorgar bienestar a los ciudadanos. Sin embargo probó que pese a no funcionar para la gente, funcionaba para las grandes compañías, para la nueva clase capitalista, para los holdings y corporaciones trasnacionales y que el papel del Estado podría reducirse a su mínima expresión y de hecho salvar a la banca y a la iniciativa privada cada vez que una crisis económica se produjese. Abarcar este tema nos permitía además recordar lo que fuimos antes de la dictadura, lo que perdimos con el golpe, en el tipo de sociedad a la que fuimos forzados a transformarnos y por último plantear la importancia de los movimientos sociales que hoy cuestionan el modelo y que tras la indignación inicial, comienzan a soñar y a proponer un Chile bien diferente.
-¿Qué propósitos busca «Profetas del Exceso»?
-Creo que son varios los propósitos que nos convocan en este trabajo, por un lado el de vincular esta historia con nuestro presente cotidiano, con nuestro malestar diario. Por otro lado hacer entender que lo que se ha construido requirió del miedo, de inmovilizar a la gente para instaurarse y a la vez que se trata de una realidad bastante nueva, por ende es algo que también podemos superar y cambiar si es que nos ponemos de acuerdo y presionamos en ese sentido. Por otra parte está la idea de dar a entender que hay gente que trabaja hoy en Chile por esos cambios y que en definitiva toda esta construcción inhumana, que ha profundizado la desigualdad, fue potenciada y perfeccionada por los gobiernos de la Concertación, que fueron verdaderamente traidores y que sabían de antemano que no cumplirían con lo que se prometió y que la alegría que pregonaron no llegaría a través de sus gobiernos.
-En el documental podemos escuchar a Hugo Fazio, Tomas Moulian, Alberto Mayol, Lucio Cuenca y los ministros de Allende Jorge Arrate y José Cademártori, y también pobladores y jóvenes. ¿Cuál fue el criterio para seleccionar a los entrevistados?
La idea fue buscar a tres tipos de personajes, por un lado aquellos que vivieron esta historia muy de cerca, economistas, sociólogos y políticos que pudieran dar cuenta de lo que ocurrió y de cómo se organizó esta historia. Por otro lado personas comunes y corrientes que vivieron experiencias de poder popular durante el gobierno de la unidad popular, que sufrieron las consecuencias de la dictadura y el posterior abandono de la Concertación y por otra parte jóvenes que den cuenta del trabajo que hoy se está re articulando para debatir el Chile que queremos construir.
-¿Por qué decidieron buscar sólo entrevistados que están de acuerdo y no también otros que señalaran lo opuesto?
-Personalmente nunca he creído en la idea de la supuesta objetividad de los medios porque todos responden a intereses políticos y económicos, en fin, siempre ideológicos. Pero si creo en el equilibrio, pero en un sentido más amplio que el que este trabajo en concreto abarca. En este sentido creo que los propulsores y defensores del modelo neoliberal han tenido siempre la palabra. Llevamos escuchándolos por 40 años incesantemente, amparados y amplificados por todo el aparataje mediático a su disposición, así que me parece un acto reparador y que trae un cierto equilibrio el que aquí no tengan espacio para seguir mintiendo e intentando convencernos de que el supuesto «milagro económico» ha beneficiado al país, cuando las cifras siguen hablando de la profundización de la desigualdad, de la concentración casi pornográfica de las riquezas nacionales en manos de unas pocas familias y de cómo estos son quienes han permitido el saqueo incesante de nuestras riquezas por obtener privilegios personales. Para mí no merecen espacio en este trabajo.
-¿Se contaba con un guión previo al rodaje?
-Escribí un guion que, con algunas pequeñas variaciones, sirvió de eje para el montaje. A mi parecer funciona bastante bien, creo que tiene la cualidad de unir el pasado y el presente de un modo bastante natural sin que sea necesario reubicar al espectador mediante insertos ni fechas, se viaja de un tiempo a otro y el espectador siempre sabe dónde está ubicado en la historia.
-Cuéntanos cómo se construyó el relato.
-El relato se construyó buscando unir las secuencias de información histórica con secuencias que dieran cuenta de que en definitiva, aquello que se instaló hace varios años sigue vigente, y sus tentáculos se han fortalecido hasta dibujar el país en que vivimos, que han moldeado la sociedad que tenemos y que en definitiva destruyó un espíritu nacional construido durante décadas de luchas sociales y de fortalecimiento durante el siglo XX.
-¿Qué es lo que el documental quiere decir?
-Fundamentalmente quiere expresar que lo que damos por hecho como «realidad» no es más que una construcción relativamente nueva y que fue minuciosamente orquestada para someter a la población entera en beneficio de unos pocos enfermos de poder. Que por ende tenemos el derecho y el deber de velar por los intereses comunes rebelándonos frente a un orden de cosas que no tiene sentido, que no es sano, ni cuerdo. El documental pretende aportar datos al debate de la construcción de un Chile diferente, que rescata y bebe de una memoria que debe mirar más allá del Golpe para entender quienes fuimos y desde ahí proyectar quienes podemos ser.