El compromiso político de Harold Pinter, su decidido antibelicismo, le ha cerrado puertas en la gran prensa británica. Es la historia de uno de sus poemas que aquí presentamos, junto con fragmentos de algunos de sus textos políticos recopilados en Various voices: Prose, poetry, politics (Grove Press, 1998). Un breve acercamiento a la obra del […]
El compromiso político de Harold Pinter, su decidido antibelicismo, le ha cerrado puertas en la gran prensa británica. Es la historia de uno de sus poemas que aquí presentamos, junto con fragmentos de algunos de sus textos políticos recopilados en Various voices: Prose, poetry, politics (Grove Press, 1998).
Un breve acercamiento a la obra del Premio Nobel de Literatura 2005
Futbol Americano (Una Reflexión sobre la Guerra del Golfo)
¡Aleluya!
Funciona.
Les sacamos la mierda.
Fotografía: Reuters |
Hicimos que la mierda se les
regresara por el culo
Y que saliera por sus jodidas orejas.
Funciona.
Los hicimos mierda.
¡Se sofocaron en su propia mierda!
¡Aleluya!
Alabado sea el Señor por todas las
cosas buenas.
Les sacamos la pinche mierda.
Se la están comiendo.
Alabado sea el Señor por todas las
cosas buenas.
Hicimos volar sus huevos en
fragmentos de polvo,
En fragmentos de pinche polvo.
Lo logramos.
Ahora quiero que te acerques y me
beses en la boca.
Harold Pinter envió este poema a The London Review of Books en 1991. En «Blowing up the media» (Index on censorship, 05/92) cuenta: «Recibí una carta muy extraña, que, en resumidas cuentas decía que el poema tenía una considerable fuerza, pero que justo por eso no lo podían publicar. Pero la carta luego hacía la extraordinaria afirmación de que el periódico compartía mis puntos de vista acerca del papel de Estados Unidos en el mundo. Así que escribí de regreso: ‘¿Con que el periódico comparte mis puntos de vista? Si fuera usted, no lo andaría divulgando, amiguito’.»
Luego envió el poema a The Guardian, y el editor literario le dijo: «Oh dios, Harold, esto es realmente… realmente me has dado un dolor de cabeza con este’. Dijo: ‘Personalmente estoy completamente de acuerdo contigo… Pero, tú sabes, no creo… Ooooh, creo que estaríamos en verdaderos problemas si tratáramos de publicarlo en The Guardian‘. ‘¿De veras?’, pregunté inocentemente, ‘¿por qué?’
El dijo, ‘Bueno, tú sabes, Harold, somos un periódico familiar’. ‘Oh, perdón’, dije, ‘creía que eran un periódico serio’.
Luego intentó con The Observer. Primero le prometieron que sí se publicaría, luego se echaron para atrás. El editor le dijo: «Quiero publicar tu poema. Pero me estoy topando con todo tipo de resistencia. El problema es el lenguaje, el lenguaje obsceno. La gente se ofende mucho con esto y por eso [el periódico] cree que perderíamos muchos lectores.»
En respuesta, Pinter le envió al editor un fax en el que le contaba lo que le había ocurrido en la embajada estadunidense en Ankara, en marzo de 1985, con Arthur Miller: «Tuve una charla con el embajador acerca de la tortura en las prisiones turcas. Me dijo que yo no apreciaba la realidad de la situación vis-à-vis la amenaza comunista, la realidad militar, la realidad diplomática, la realidad estratégica y demás.
«Le dije que la realidad a la que me refería era la de una descarga eléctrica en los genitales. A lo cual el embajador dijo: ‘Caballero, usted es un invitado en esta casa’, y se dio la vuelta. Me salí.
«Lo que le quería decir al editor de The Observer era que el embajador se había ofendido por la palabra genitales. Pero la realidad de la situación, la realidad de una descarga eléctrica en tus genitales, no le importaba. Era el uso de la palabra lo que era ofensivo, no la acción. Le dije que estaba haciendo una analogía entre ese pequeño intercambio y el asunto del cual ahora hablábamos. Este poema usaba palabras obscenas para describir acciones obscenas y actitudes obscenas».
Luego, Pinter ofreció el poema a The Independent y simplemente respondieron ‘no’.
Finalmente, una revista llamada Bomb (en Nueva York) publicó el poema.
En Gran Bretaña fue publicado hasta enero de 1992 en el periódico Socialist. En Holanda se publicó en uno de los principales diarios, Handelsblad, y también en Bulgaria, Grecia y Finlandia.
Oh, Superman
«Me parece que el problema es que a Estados Unidos realmente le excitaba la idea de la agresión soviética. Lo justificaba todo. Estaba ahí con los cornflakes cada mañana. Era parte del American way of life. Tenías un enemigo y lo amabas. Tenías un cuchillo en su panza pero lo abrazabas porque era tu amante en la muerte. Lo necesitabas. Hablabas sobre la muerte. Todas tus referencias tenían que ver con la muerte. Pero estabas contento. Eran buenos tiempos. Podías ir por el mundo y ayudar a tus amigos a torturar y matar a otras personas periodistas, maestros, estudiantes y campesinos, etc. porque esta gente, decías, era parte de ellos. Estaban inspirados por ellos, estaban corrompidos por ellos. Y al hablar todo el tiempo sobre ellos, conservabas e intensificabas tu propio poder. Pero si todo eso terminó, ¿qué vas a hacer? Si ya no tienes un buen enemigo gordo, si ya no puedes gastar miles de millones de dólares en armamento y obtener miles de millones de dólares con el armamento; ¿qué demonios vas a hacer? ¿Qué ocurre cuando ya no hay agresión soviética? ¿Qué ocurre cuando la Unión Soviética dice, como parece que ahora dice, ‘Ya no queremos ser un Superpoder, ya no somos un Superpoder’? ¿Qué hace el pobre de Estados Unidos entonces? Porque Estados Unidos ama ser un Superpoder simplemente lo ama.»
(Transmitido en «Opinion«, por Channel 4, el 31 de mayo de 1990.)
Ser socialista
«Hoy hay la extendida propaganda de que el socialismo ha muerto. Pero si ser socialista es estar convencido de que las palabras ‘bien común’ y ‘justicia social’ en efecto significan algo; si ser socialista es estar indignado por el desprecio con el cual los que están en el poder, las ‘fuerzas del mercado’, las instituciones financieras internacionales tratan a las millones y millones de personas bajo su mandato; si ser socialista es estar resuelto a hacer todo lo que esté en tu poder para aliviar estas vidas imperdonablemente degradadas, entonces el socialismo nunca podrá estar muerto porque estas aspiraciones nunca morirán.»
(«Caribbean Cold War», Red Pepper, mayo de 1996.)
El mejor agente de ventas
«Sin duda, Estados Unidos es el mejor espectáculo en gira. Puede que sea brutal, indiferente, desdeñoso y despiadado, pero también es muy listo. Como agente de ventas, no tiene competencia. Y su bien más vendible es su amor propio. Es un ganador. Estados Unidos se ha educado a sí mismo para amarse a sí mismo. Escucha al presidente Clinton y antes de él, Bush, y antes de él, Reagan, y antes de él, todos los demás decir por televisión las palabras ‘el Pueblo Americano’, como en la frase ‘le digo al Pueblo Americano que es hora de rezar y de defender los derechos del Pueblo Americano y le pido al Pueblo Americano que confíe en su presidente, en la acción que está por emprender en beneficio del Pueblo Americano’. Una nación llora.
«Es una estrategia bastante brillante. El lenguaje es empleado para mantener a raya el pensamiento. Las palabras ‘el Pueblo Americano’ proveen un reconfortante cojín, sumamente voluptuoso. No necesitas pensar. Nada más recuéstate en el cojín. El cojín podrá estar sofocando tu inteligencia y tus facultades críticas, pero no lo sabes. Nadie te lo dice. Así que el status quo sigue en su lugar y Papá Noel sigue siendo estadunidense y Estados Unidos sigue siendo la Tierra de los Valientes y el Hogar de los Libres.
Fotografía: Reuters |
«A excepción, claro, de las 1.5 millones de personas en prisión, los 50 millones viviendo debajo de la línea de pobreza, los adolescentes y los deficientes mentales a punto de ser gaseados o inyectados o electrocutados en los 38, de 50 estados, que ejercen la pena de muerte. No opinan lo mismo acerca de este reconfortante cojín, pero de todos modos nadie los escucha. Debido a que son, en su mayoría, pobres y negros, son en esencia subversivos. Son subversivos porque ahí donde hay resentidos y críticos y degradados y enojados, hay una amenaza a la estabilidad del Estado. La cosa que sí pueden tener es a Dios. Si lo quieren. Dios le pertenece a todos los estadunidenses. Los sucesivos presidentes estadunidenses lo han dejado claro.»
(«It never happened», The Guardian, 4 de diciembre de 1996)
La montaña del lenguaje
El 20 de junio de 1996, un vecino de Haringey, Londres, vio a un grupo de hombres armados y uniformados entrando el centro comunitario local kurdo. La policía respondió a su llamado con un impresionante operativo. Aquellos que salían del centro fueron esposados y les prohibieron comunicarse entre sí en kurdo o turco. Tras una hora, la policía entró al edificio.
Adentro encontraron guiones y escenografía teatral usado por actores kurdos durante sus ensayos de la obra Mountain Language, de Harold Pinter. No encontraron armas reales.
La obra trata sobre la persecución de gente que elige hablar su propia lengua.
El coordinador del centro dijo: «‘Eran como 50 o 60 oficiales. La gente trató de explicar que sólo era un ensayo de una obra de teatro. Habíamos avisado con anterioridad en la oficina de la policía local y dijeron que no habría problema… pero [hoy] la policía no escuchaba a nadie que fuera kurdo ni los dejada hablar entre sí.»
El dramaturgo opinó: ‘La frontera entre ficción y realidad a veces se vuelve borrosa’.
(Información de una nota publicada en The Guardian el 21 de junio de 1996)
El gran afrodisiaco
«Una de las imágenes más nauseabundas del año 2002 es la de nuestro Primer Ministro arrodillado en la iglesia, en Navidad, rezando por la paz en la tierra y la buena voluntad para todos los hombres, mientras simultáneamente se prepara a brindar ayuda para asesinar a miles de personas completamente inocentes en Irak.
«El embajador de Estados Unidos en Gran Bretaña me criticó por llamar a la administración estadunidense un animal salvaje sediento de sangre. Todo lo que puedo decir es: miren la cara de Donald Rumsfeld y todo está dicho.
«Creo que este acto que tienen en mente no sólo es criminal, malévolo y bárbaro, también contiene en sí una palpable alegría en el acto de destruir. El poder, como seguido se comenta, es el gran afrodisiaco, y también, parece ser, lo es la muerte de otros.
«Los estadunidenses tienen el supuesto apoyo de la ‘comunidad internacional’ a través de varios métodos efectivos; intimidación, soborno, chantaje y engaños. La ‘comunidad internacional’ se convierte en una entidad degradada, sometida a golpes a servir una brutal fuerza militar fuera de control. La posición más despreciable es, claro, la de este país que aparenta estar hombro con hombro con su gran aliado, mientras, en realidad, es más un fiel disciplinado que cualquier otro. Somos despreciados, socavados y deshonrados por el bajo servilismo de nuestro gobierno con Estados Unidos.
«La planeada guerra sólo puede traer el colapso de lo que queda de la infraestructura iraquí, mucha muerte, mutilaciones y enfermedades, un estimado de un millón de refugiados y una escalada de la violencia en todo el mundo, pero aún así se enmascara como una ‘cruzada moral’, una ‘guerra justa’, una guerra librada por ‘democracias amantes de la libertad’, para llevar la ‘democracia’ a Irak.
«La pestilencia de la hipocresía es sofocante.
«Este es, en realidad, un sencillo cuento de una invasión de un territorio soberano, una ocupación militar y el control sobre el petróleo.
«Tenemos una clara obligación, la de resistir.»
(Discurso pronunciado en la Cámara de los Comunes, el 21 de enero de 2003.)
Democracia
No hay escape.
Los grandes pitos están fuera.
Se cogerán todo lo que esté a la vista.
Cuídate la espalda.
(Febrero de 2003)
(Selección y traducción: Tania Molina Ramírez)