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El norte lo fundó Gonzálo Jiménez de Quezada, el sur lo fundamos nosotros…

Fuentes: Rebelión

El sur en Bogotá, es un estigma, es una historia, una condición social. El sur de Bogotá no nació con doce casitas, en el chorro de Quevedo, tampoco lo fundó el convento de Villa Javier, el 20 de julio, el papa Pablo sexto, o el río Fucha. Al sur de Bogotá lo fundó el barrio […]

El sur en Bogotá, es un estigma, es una historia, una condición social. El sur de Bogotá no nació con doce casitas, en el chorro de Quevedo, tampoco lo fundó el convento de Villa Javier, el 20 de julio, el papa Pablo sexto, o el río Fucha. Al sur de Bogotá lo fundó el barrio Policarpa.

Como asociado a la salud, la invasión creció, pegadita a la Hortúa, el hospital público más importante de Colombia, ubicado en la calle primera, que era el limite de la ciudad, desde ahí despuntó la urbanización del sur, de lo que ahora es Bogotá.

El sur es policarpuno, y en sus orígenes fue comunista, porque al barrio, no lo fundó una orden católica, ni un hacendado o empresario capitalista, al barrio lo fundó el partido comunista.

Y fue el comunismo, no como política tradicional, sino como lo que es, una táctica de supervivencia, y de vida en común, como alternativa, al desplazamiento de la violencia de los años cincuenta, el que imperó en el barrio, el que se hizo poder, y el que en esa epoca triunfó.

Y fue exitoso, en combatir la violencia, el desplazamiento, y la pobreza, las viejas pestes, que se eternizaron, en el pais, que nos hicieron itinerantes, y que invadieron ahora la sociedad, por el estado narco en que vivimos.

Para los fundadores del sur, que vivian al comienzo en casitas de tela asfaltica, no habia Beatles ni Rolling stones, tampoco había muchos radios transistores, y uno que otro, los Ardila, – ya cuando el barrio se desarrolló, y había casas de ladrillo de greda fundida – tenían televisor.

El bolero, los pasillos, los bambucos y el tango que imperaban, se oían en la radio y sobre todo, en la voz de mi Máma y de mi Papá, que siempre cantaban y tarareaban canciones en la casa; la infancia era feliz.

En esa época, uno no entendia de pobreza, tampoco se preguntaba porqué «Lloran los guaduales», aunque después, sin mucha conexión, «El Barcino», interpretado por Silva y Villalba, aclararaba un poco la cosa.

En la protesta social se entonaba entonces «La internacional», y «Cuba qué linda es Cuba», acompañadas del acordeón entusiasta y militante de Alejandro Gómez. Yo mismo alcancé a entonar el himno «Bella ciao». No obstante, el ídolo de la canción protesta,

no era en esa época John Lennon, ni Silvio Rodríguez, sino el encantador de juventudes, Piero.

Se bailaba chucu chucu, en las fiestas y carpas durante los aniversarios del barrio. Me acuerdo de la horrible «Chaporrita», también de «Los Hispanos», y en diciembre me acuerdo de «La víspera de año nuevo» de Guillermo Buitrago; y de Celina y Reutilio, con Santa Bárbara bendita, ambos comenzaban a instalarse para siempre, en la memoria músical del país.

Cuando era mal vista, y no se llamaba asi, se brillaba el baldosin con la salsa, en la casa cultural del barrio. «Llora corazón» de Nelson y sus estrellas era la canción del amacise, «Payaso», también de Nelson y «El preso» de Fruko y sus tesos, y si no me equivoco, «El sonido bestial» de Richie Ray y Bobby Cruz, las de tirar paso, y «Llorarás» del infaltable Oscar de León, era la del despecho.

Me juzgarán por no incluir otra gente, otras canciones, pero no estoy haciendo un inventario, es lo que me sale ahorita, al garete de los años 70-80, es un recuerdo, y en este, está impresa la memoria, también el olvido.

Se que estaba por ejemplo Celia Cruz, y que luego Hector Lavoe, Willie Colón, Joe Arroyo y Rubén blades, le darían en Colombia un viraje al asunto, pero no es historia de la salsa lo que escribo.

No sé qué sones canta el Policarpa hoy en dia, yo me quedo con «Los escamilla», cantándole al barrio «Cuna de revolución», y con los indelebles Policarpo, Nacho y Peñuela, con el arpa, las maracas y el cuatro, recordando a Bolivar y a Guadalupe Salcedo en sus gestas emancipadoras.

Me quedo igualmente con la memoria gráfica y las caricaturas de los personages del barrio hechas por Arles Herrera «Calarcá». Y me quedaré para siempre,con los fundadores del sur, con el barrio Policarpa!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.