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Entrevista con Carlos A. Lozano Guillén, director de VOZ y dirigente del Partido Comunista Colombiano

«El nuevo país que queremos»

Fuentes: Rebelión

Carlos Lozano es un polémico dirigente del Partido Comunista Colombiano. Querido en su partido hasta el punto que logró la primera votación en la elección del Comité Central. Odiado por sus enemigos que a diario lo insultan y amenazan de muerte, apreciado en círculos políticos y sociales de todos los partidos y clases, donde le […]

Carlos Lozano es un polémico dirigente del Partido Comunista Colombiano. Querido en su partido hasta el punto que logró la primera votación en la elección del Comité Central. Odiado por sus enemigos que a diario lo insultan y amenazan de muerte, apreciado en círculos políticos y sociales de todos los partidos y clases, donde le reconocen sus dotes intelectuales y de terco militante de la paz. Es un buen conversador y sabe escuchar.

Quisimos entrevistarlo sobre el Congreso del Partido Comunista Colombiano, realizado entre el 17 y el22 de julio del presente año, pero resultó una larga conversación porque se atravesaron otros temas de actualidad. No pudimos evitarlo.

 

P. Se dice que los debates internos en el Partido Comunista Colombiano son intensos, hay rumores de divisiones internas y de fracciones que amenazan a la unidad. ¿Cómo concluyó el XXI Congreso Nacional? ¿Cuáles son las principales decisiones?

R. Desde luego que en el Partido Comunista Colombiano, con la más amplia participación de dirigentes y militantes, hay debates internos, profundamente democráticos. Ni más faltaba que primara el reino de la unanimidad. El unanimismo es antidemocrático, coarta la libre expresión y la libertad de opiniones. La política de los comunistas se construye colectivamente y su formulación es la síntesis del debate interno. Aunque tampoco el partido es un club de discusiones. Se adoptan las decisiones por mayoría y rigen para todo el partido. El Partido Comunista Colombiano tiene un solo Programa, un solo estatuto, una sola línea política y una sola dirección nacional. Todos sus dirigentes y militantes están en la obligación de acatarlos, después del proceso democrático de discusión y aprobación de los documentos.

P. ¿Es lo que ustedes llaman «centralismo democrático»?

R. Sí señor. Es un principio leninista de organización. El fundamento ideológico del Partido Comunista Colombiano es el marxismo-leninismo, entendido como una teoría científica de aplicación concreta a realidades concretas. Sin criterios dogmáticos de ninguna índole. A la hora de la verdad, entendemos el marxismo-leninismo, como teoría inagotable, en permanente construcción. La ideología revolucionaria es inagotable, precisamente porque es dialéctica.

P. Bien, pero cuénteme ¿Cuáles fueron las conclusiones principales del Congreso?

R. Se adoptó el nuevo programa del Partido Comunista Colombiano, es la línea estratégica, vigente para la realidad colombiana en función de nuestro análisis. El Programa hace la radiografía política, económica y social colombiana; la composición social y las características del bloque de poder dominante; el carácter del régimen, dependiente del imperialismo estadounidense y en función de los intereses del gran capital, en particular del capital financiero, la burguesía industrial y del poder terrateniente en el campo. Sobre esa base se formulan los cambios y reformas que proponemos, que tiene el objetivo fundamental del logro del socialismo, democrático y humanista por excelencia. Es la antesala del comunismo, que barrerá para siempre la explotación capitalista.

Fueron aprobadas las reformas estatutarias para adecuar la organización a los cambios reales institucionales, administrativos, políticos, sociales y económicos del país, aunque también para fortalecer la militancia política y el vínculo del partido con las masas. La idea es de un partido metido en la lucha popular y con absoluta vocación de poder.

También fue aprobada la línea política. Contiene las orientaciones para la acción inmediata, la táctica, que se sustenta en las siguientes bases: Confrontación al modelo neoliberal de acumulación del capital, basado en la llamada economía de libre mercado capitalista; resistencia popular al desenfreno dominante de hacer recaer el peso de la crisis nacional sobre los trabajadores y el pueblo; acción de masas y de movilización popular con un programa mínimo, que no excluye la preparación y realización de un paro cívico nacional en corto tiempo; la lucha por la paz, por la solución política y democrática del conflicto colombiano, esto es, movilización por la paz con democracia y justicia social; y la unidad de la izquierda, la más amplia unidad, en el entendido que solo un frente amplio, popular, social, democrático y de izquierda es la única vía posible para forjar una alternativa al poder dominante burgués y oligárquico. Es la propuesta de un nuevo país, sobre las bases del pluralismo, la participación democrática y la mayor equidad social. Un nuevo «contrato social» sobre la base de un mejor y justo orden político, social y económico.

También fue elegido el Comité Central, la Comisión de Cuadros y garantías y la Comisión Revisora de Cuentas. Todo lo hicimos sin dolor, sin pugnas internas, sin debates agrios y sin grupos o fracciones. Fueron debates intensos, democráticos, sin cortapisas, pero creativos y constructivos, de tal suerte que todos coincidimos en que fue una gran Congreso, algunos lo califican de histórico. Fue un Congreso al calor de la lucha popular.

P. Polo Democrático Alternativo o Marcha Patriótica. ¿Dónde en definitiva se va a quedar el Partido Comunista Colombiano?

R. Ese no es nuestro dilema. La unidad que planteamos es mucho más amplia, más allá del Polo y Marcha, porque no tenemos enemigos a la izquierda. La clave para avanzar hacia el poder democrático y popular está en la unidad. Estamos en el Polo porque creemos que es un espacio válido de convergencia de fuerzas políticas avanzadas, somos conscientes de su crisis pero también de la posibilidad de resolverla si se logran acuerdos sobre la base de la autocrítica que reclama el maestro Gaviria. El Polo Democrático Alternativo tiene vigencia, pero ello va a depender de su capacidad de trazar una política clara y definida de izquierda, de cambios democráticos y de estrecha relación con las masas populares. Allí es donde está la clave de las alianzas necesarias. Un Polo en las nubes, cree que las alianzas y los acuerdos se pactan por arriba, hasta con «empresarios democráticos» y por ahí terminamos en la «unidad nacional» o en otro cuento. El Polo debe abandonar la idea de que es una máquina de elecciones y un instrumento de avales electorales. Las elecciones son importantes con todo y lo viciadas que son. Están lejos de ser expresión de la democracia. Pero son importantes y permiten estar en el espacio de la representación parlamentaria y cargos de elección popular. Pero son insuficientes si no existe la relación con la lucha y los anhelos del pueblo colombiano. No basta con ir a una marcha o a una protesta, hay que estar al lado de las masas, acompañándolas y sufriendo con ellas por las razones que ellas sufren.

La Marcha Patriótica es un proyecto social y político que no debe trasnochar tanto a ciertos dirigentes del Polo. La base social son las organizaciones populares, aunque tiene presencia de partidos como la Izquierda Liberal de Piedad Córdoba y el Partido Comunista Colombiano. Lo más importante en ella es la presencia de cerca de 2.000 organizaciones de base, nacionales y regionales, de todos los tamaños. Es lo que garantiza su estrecha relación con las luchas cotidianas del campo y la ciudad. Su llamado, como lo hizo también la Conferencia Ideológica del Polo Democrático Alternativo, reunida hace pocos días, es a la más amplia unidad de la izquierda y de sectores democráticos y progresistas. Entonces, como usted ve, no hay puntos contradictorios, se complementan. Así que no vemos problema en permanecer en el Polo y en ayudar en el proyecto social y político de Marcha, propugnando por acercamientos a otros sectores como el Congreso de los Pueblos y la Minga. El Polo debe mirar a estos lados también, porque si se impone la idea de acercarse al centro, terminaría desdibujándose, renunciando a su condición de fuerza de izquierda. Fue la diferencia con Lucho Garzón y con Gustavo Petro y mire donde terminaron acomodándose. El uno en la «unidad nacional» y el otro bastante cerca de ella.

P. El Moir acaba de enviarle al Partido Comunista una carta en que lo invita a retirarse del Polo; el mismo emplazamiento, dicen, les hizo el ex candidato presidencial Carlos Gaviria Díaz en la Conferencia Ideológica del PDA. ¿Qué responde el PC?

R. Bueno, hasta donde se la carta nunca la recibimos. La hicieron pública y la comentó un noticiero. Es una falta de cortesía que en política también existe. Pero, además, habría que decir, quién le dio el derecho al Moir de decidir quiénes pueden o no pertenecer al Polo Democrático Alternativo. La vieja militancia maoísta les dejó la costumbre de actuar como comisarios o guardias rojos de las organizaciones unitarias y de convergencia. Es una falta de respeto. Quién no se sienta cómodo con un partido o aliado en el PDA, pues debe abandonarlo, porque quien ingresó de manera voluntaria, de la misma forma decide su permanencia. Hasta donde conozco, el maestro Carlos Gaviria Díaz no hizo tal manifestación en la Conferencia Ideológica, aunque dio opiniones, a las que tiene derecho por supuesto, que no compartimos, a lo cual también tenemos derecho. Esa situación no modifica para nada nuestro respeto, aprecio y simpatía por el maestro Gaviria.

P. ¿Como cuáles son las diferencias?

R. El maestro sugiere que Marcha Patriótica no ha explicado bien su relación o no con las FARC; y acude al viejo y anacrónico argumento de la combinación de las formas de lucha, siempre esgrimido por la ultraderecha y el militarismo para justificar la eliminación de la izquierda y de la Unión Patriótica. Una y mil veces los voceros de Marcha Patriótica han declarado que no existen vínculos con las FARC, su causa es la paz, la solución política y democrática del conflicto. Marcha no aboga por la guerra, es un movimiento social y político civil y de actuación pública y legal. ¿Qué más quieren? ¿Qué más se debe decir para satisfacer a los suspicaces? Lo demás es repetir las acusaciones falaces y peligrosas de los mandos militares y la ultraderecha criminal.

Mas que discutir sobre la combinación de las formas de lucha, hay que abrir el debate del nuevo Estado que se debe construir, sobre la base de eliminar la violencia en la relación entre gobernantes y gobernados. Aquí la violencia se la inventó el Estado burgués-terrateniente, porque la clase dominante se acostumbró a gobernar por medios represivos, autoritarios y violentos. En Colombia no existe un Estado democrático, sino totalitario, que se apoya en métodos violentos para aniquilar al opositor. El Polo ha sido víctima de ello. Persecución y linchamiento político con enorme respaldo mediático para acabarlo. Precisamente, por eso el tema en debate no es la combinación de las formas de lucha, sino la necesidad de la paz, mediante el diálogo y la construcción de democracia y justicia social.

P. ¿Tiene futuro la izquierda?

R. Por supuesto. Pero una izquierda ávida de cambios; una izquierda comprometida con la transformación revolucionaria de la sociedad. No una izquierda light, adocenada, en componendas con el poder dominante y con ilusiones de alianzas con ‘burguesías nacionales’ que no existen. Una izquierda con su propio proyecto democrático y social, Siempre habrá espacio para la izquierda. Se equivocaron los ideólogos de la derecha y de la seudoizquierda que tras el derrumbe del Muro de Berlín declararon la muerte del socialismo y hasta de la historia. Norberto Bobbio los desenmascaró y demostró que la díada izquierda-derecha es vigente y que las ideologías no desaparecen en medio del fragor de la lucha ideológica, de los retrocesos y los avances.

P. Uribe y Santos están enfrentados en una aguda confrontación. Algunas personalidades, incluyendo de izquierda, dicen que van a mediar para que zanjen sus diferencias. ¿Qué piensa de eso?

R. Mediar para qué. Son contradicciones en la clase dominante, en dos facciones del bloque hegemónico, una que representa a la burguesía tradicional, de tinte aristocrático, y otra descompuesta, mafiosa, que acude a todo lo que pueda para destruir al adversario. Santos le teme y por eso no la enfrenta con decisión. Son, en realidad, diferencias de forma, que pueden agudizarse aún más y tornarse peligrosas. La izquierda nada tiene que hacer allí, no es su tema, debe concentrarse en el proyecto alternativo y unitario. Prepararse para ser opción de poder. Mire usted el planteamiento engañoso del vicepresidente, que consiste en sentar a Santos y Uribe en una mesa, para que acuerden la Constituyente uribista que no busca otra cosa que una nueva reelección de Uribe Vélez. ¿Quién ha dicho que las discrepancias de Santos y Uribe significan el principal problema del país? Por favor: hay que ser serios y responsables desde las funciones del Estado.

P. Hablemos de paz. ¿Sí le ve posibilidades a un futuro diálogo del Gobierno de Santos y las Farc?

R. No hay otra salida al conflicto actual que la vía política, del diálogo, pacífica y democrática. Pero una paz con democracia y justicia social. La paz está estrechamente ligada al fortalecimiento de la democracia y de la justicia social. El conflicto colombiano tiene unas causas y mientras no se resuelvan, será difícil la paz. La renuencia del establecimiento a modificar las causas del conflicto es la razón para que este permanezca: La paz gratis no sobrevendrá, no lo creo, porque sería una especie de pax romana. Si el Gobierno cree que el diálogo es para negociar la rendición de la insurgencia, perderá el tiempo. Por ahí no está la puerta de la paz. La llave le funcionará si abre la discusión, de cara al país, con la participación de toda la sociedad.

P. Dicen algunos que ya hay diálogo secreto, ¿qué sabe usted?

R. Es probable que sí para construir una agenda. Pero no lo sé con exactitud. De todas maneras si hay esas aproximaciones, me parece bien porque las FARC y el ELN han hecho manifestaciones expresas de disposición al diálogo y a la búsqueda de la solución política y se conocen señales evidentes, que para el Gobierno no son suficientes, pero son importantes y hasta históricas. El que está en deuda, a propósito de señales, es el Gobierno, que insiste en la guerra, en el neoliberalismo y en entregarle el país a las transnacionales.

P. ¿Y cabe en un proceso el ELN, porque se rumora que la aproximación es a las FARC?

R. Bueno, el diálogo debe ser con las FARC y el ELN. No tendría sentido hablar con uno y excluir a otro.

P. Humm… me dicen que usted sabe bastante más de esto…

R. No crea tanto en eso. Lo importante es que la paz está en el centro del debate y será inevitable que en corto tiempo se abra el escenario de diálogo para la democracia y la justicia social. De la paz con democracia y justicia social depende el bienestar del país. Con paz, Colombia se convertirá en un país viable.

P. ¿Al final le funcionará la llave al presidente?

R. Al final se impondrá el realismo político y humanista. La paz es una necesidad para el país. Solo los torpes, los miopes políticos, los guerreristas vehementes, no entienden que el tema de la paz o de la guerra es el principal dilema de Colombia. De ahí depende el futuro luminoso de nuestro país.

P. ¿Qué piensa de las FARC-EP?

R. Es una organización política y militar que surgió a consecuencia de la violencia del Estado dominante y a la exclusión social. Ha sido protagonista de primera línea de la historia de este país durante más de medio siglo, es una realidad que no se puede ignorar. A su existencia hay que buscarle soluciones y ellas están en la vía política y no en la guerra absurda.

P. ¿Usted comparte sus métodos?

R. No comparto sus métodos, pero entiendo su existencia desde el punto de vista histórico y sociológico. Es una posición desde una visión intelectual y académica. Si la oligarquía colombiana no hubiera acudido a la violencia para mantenerse en el poder y preservar el régimen plutocrático de privilegios, pues no existirían las FARC. No hago la apología de la guerra, pero estoy obligado a hacer una lectura seria del conflicto colombiano, así ello me traiga problemas, amenazas y hasta procesos judiciales. Las ideas no se venden, ni se cambian por presiones e intimidaciones.

P. ¿Cómo es el panorama del país a los dos años del Gobierno Santos? ¿Coincide con las cuentas alegres de Santos o con las críticas de Uribe?

R. No coincido ni con Santos, ni con Uribe. Uribe critica a Santos a pesar que tienen la misma política, porque quiere someterlo, dominarlo, tal y como él acostumbra. Se cree un mesías, ‘predestinado por la providencia’. Pero al país no lo veo bien. Muy lejos del país de las maravillas que nos quieren mostrar en los balances de la mitad del periodo presidencial. La realidad es otra muy diferente, el crecimiento económico solo ha beneficiado a los poderosos, porque la pobreza se mantiene igual y cada vez es menor el ingreso real de los colombianos. Creer como el Dane que una familia con ingresos de $170 mil pesos mensuales no es pobre, es una estupidez. El presidente Santos tiene una idea de la democracia como valor unanimista, al estilo de la unidad nacional que controla el 93 por ciento del Congreso, así la mayoría sea unos corruptos. Patética la fracasada reforma a la justicia. Quiso darle contentillo a todos los poderes del Estado y le salió mal la cosa, entonces decidió rasgarse las vestiduras. El país va mal, la economía va mal y las condiciones sociales van peor. Los únicos felices son los usufructuarios de las bondades del modelo de acumulación, de los TLC y de los negocios que se derivan de las transnacionales que se llevan la riqueza nacional y deterioran el medio ambiente.

P. América Latina ya no es el patio trasero de Estados Unidos. Pero tampoco se ven grandes revoluciones o insurrecciones populares. ¿Cómo analiza la situación del continente?

R. En América Latina está hoy el eslabón más débil del imperialismo norteamericano. Como usted dice, América Latina ya no es el patio trasero yanqui, porque a la mayoría de los pueblos se les acabó la paciencia de tantos años de infamias y de gobernantes sumisos a la férula de Washington. Estados Unidos nunca hizo nada positivo por este continente y lo ha ido perdiendo de manera paulatina. Hoy predomina una tendencia más emancipadora, de defensa de la soberanía nacional, de autoestima y convencida que se puede caminar solo con la ayuda mutua a nivel regional. Solo gobiernos títeres como el de Colombia creen que el destino está estrechamente ligado a la Casa Blanca.

No se trata de romper con Estados Unidos, pero tratarlo de igual a igual, sin criterio pequeño y pusilánime. Las potencialidades de América Latina y el Caribe unidos, como lo soñó el Libertador Simón Bolívar, están demostrados y es el deseo mayoritario, se abre paso Unasur, la Celac, el Alba y otras formas de integración regional sin la tutela gringa. Aquí hay demasiados recursos, que se pueden colocar en una bolsa común latinoamericana y Caribe para negociar de igual a igual con el Norte, incluyendo a Europa. Los TLC son instrumentos coloniales y formas desiguales del mercado. Le da ventajas a las economías poderosas que pretenden meternos a la fuerza sus transnacionales llenas de voracidad. Colombia tiene que colocarse en este camino de los procesos democráticos y emancipadores. Es el desafío que tiene la izquierda.

P. ¿Qué opinión le merecen los indignados? ¿Está en crisis Europa?

El capitalismo está en crisis. Es una crisis sistémica e histórica y no quiere decir que esté al borde del precipicio. Puede superar la crisis, pero está demostrado que el capitalismo fracasó históricamente. En las condiciones de la unipolaridad no fue capaz de resolver los conflictos sociales, porque, obvio, siempre se inclina a favorecer a los suyos, a los capitalistas. En Europa pretenden resolver la crisis a expensas del pueblo y los trabajadores. Es indignante. Aparecieron Los Indignados como expresión de la inconformidad. Rechazan el capitalismo, desahogan su rabia contra el sector financiero, el peor de todos en el capitalismo, parásito y vividor como los ‘chulos’, ejercen la resistencia civil a través de la acción de masas, pero no tienen alternativa. Los resultados electorales en España y Grecia, favorables a la derecha, responsables también de la crisis, son decepcionantes. De alguna manera, Los Indignados con su discurso antipolítico le hacen el juego al capital que tanto desprecian. Pero es un movimiento importante, que refleja la ira y el desespero popular ante el abuso del capital.

P. Dicen que usted no quiso aceptar la Secretaría General del PC después del XXI Congreso, a pesar de haber logrado la primera votación como miembro del Comité Central. ¿Por qué?

R. No es cierto. Nadie me la propuso, aunque hubo opiniones distintas en la dirección central. Sin embargo, Jaime Caycedo, quien lo ha hecho bien, recibió el respaldo para que continúe a la cabeza del partido, en el entendido que la dirección es colectiva, es un esfuerzo de todos los dirigentes para que las importantes resoluciones del Congreso se pongan en marcha. Estamos en un momento histórico, en que la unidad de la izquierda es fundamental y ese es el mensaje que envía el Partido Comunista Colombiano a la izquierda y a los sectores democráticos del país.

P. Dígame cómo define a los siguientes personajes de la izquierda: Lucho Garzón, Carlos Gaviria, Gustavo Petro, Jorge Enrique Robledo, Angelino Garzón, Piedad Córdoba

R. Lucho el que pudo ser y no fue, terminó sentado en el Establecimiento al que enfrentó como comunista y sindicalista; Carlos Gaviria, un hombre respetable, intelectual honesto, le puede aportar a la izquierda entendiendo que la unidad está en el camino de la amplitud sin exclusiones; Gustavo Petro, un buen parlamentario que se dejó seducir por la idea del poder a cualquier precio, un político con demasiadas ambigüedades y ambiciones; Jorge Enrique Robledo, un buen parlamentario: Angelino Garzón, por ahora hagamos fuerza para que se recupere de su enfermedad; Piedad Córdoba, una mujer extraordinaria y ejemplar, de mucho valor y coraje, de la estirpe de Policarpa y de las mujeres de nuestro pueblo que luchan por sus derechos y por la igualdad, que se estremece ante las injusticias.

Bogotá D.C. 6 de agosto de 2012

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.