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El ojo izquierdo: balance del 2016, perspectivas para el 2017

Fuentes: Rebelión

2016, como se había previsto fue un mal año. Datos tomados al azar así lo confirman. En enero se recibió el impacto de la crisis China. En febrero se supo que la reforma laboral se frustraría. En marzo, se conoce de un grave fraude en el ejército. En abril se inunda Providencia. En mayo Chiloé […]

2016, como se había previsto fue un mal año. Datos tomados al azar así lo confirman. En enero se recibió el impacto de la crisis China. En febrero se supo que la reforma laboral se frustraría. En marzo, se conoce de un grave fraude en el ejército. En abril se inunda Providencia. En mayo Chiloé es afectado por la marea roja. En junio triunfa el Brexit en Gran Bretaña. En julio irrumpe la protesta del movimiento No + AFP. En agosto no quedaba «un puto peso» en CODELCO. En septiembre asume, tras bullado escándalo, la nueva directiva de la CUT. En octubre comienzan a develarse las inversiones del ex presidente Piñera en Perú. En noviembre triunfó D. Trump en las elecciones de Estados Unidos. En diciembre un carabinero dispara por la espalda a un joven mapuche.

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La ofensiva del continuismo. 2016 fue un año complejo, el mero recuento noticioso así lo indica. Pero, tras el vendaval de noticias, nacionales e internacionales, se esconden dos hechos de enorme proyección. Por una parte, se experimentó el cierre del despropósito que paralizó las reformas, y por otra, comienzan a visibilizarse tendencias en curso que posiblemente se materializarán con previsibles consecuencias.

En efecto, el cierre de 2016 ha coincidido con   el desenlace de un caso de corrupción. Se trata del impacto del Caso Caval. Como se sabe el resultado fue devastador para la Presidenta, al perder la base de apoyo y enfrentar la crítica interna y externa, vio cómo se derrumbó el sueño de reformar estructuralmente el sistema. En efecto, la publicación de la revista QUE PASA dejó al descubierto el intento presidencial de gobernar con un grupo dirigente proveniente de la periferia del poder operante desde 1989. Por otra parte, en un momento inconfortable para la derecha económica (colusiones, financiamiento ilegal de la política, cohecho), la sospecha de haber recibido financiamiento de SQM equiparó la imagen. Situación aprovechada por la oposición para impedir las reformas. Pero, no era todo, desde importantes sectores de la Nueva Mayoría, aprovechando también la ocasión, se alzaron voces para liquidar al nuevo grupo emergente, mediatizar las reformas y posicionar las aspiraciones presidenciales y parlamentarias del partido transversal, es decir, del grupo ligado al neoliberalismo-corregido.

En ese sentido, son señeras las recientes palabras de la Presidenta cuando indica que… «Hay sectores que todavía no logran aquilatar que Chile ha cambiado, que el mundo ha cambiado (…) quisieran como esperar a que termine este gobierno y dar vuelta la hoja hacia atrás». Sectores que, en palabras de la mandataria, «quieren generar un costo político al gobierno». Nada es más cierto, solo que estamos ante una reacción tardía. Además, difícilmente podría esperarse un vuelco dinamizador con la presencia de agentes neoliberales y del FMI en el gabinete. En fin, M. Bachelet seguramente pasará a la historia como la Presidenta de la República que intentó dos veces llevar adelante reformas estructurales impedidas, no solo por la oposición de derecha sino por sus propios aliados. Entonces, a principios de 2017 tenemos una Presidenta aislada, desencadenada la pugna presidencial, una lucha sin cuartel por los cupos parlamentarios y reformas desperfiladas del proyecto originario. Tendencias que no están tomando en cuenta que el malestar ciudadano, aparecido hace ya un tiempo, se está transformando en una franca crispación social que no está siendo advertida por el statu quo y que puede llegar a tener insospechadas consecuencias.

En suma, en este marco se encuadra el término de un año complejo.

En el sistema-mundo hemos visto una acentuación de los problemas por los que atraviesa la humanidad. Las consecuencias del neoliberalismo se expresan en guerras, en migraciones masivas, en la triple crisis (agua, alimentos, petróleo), en la emergencia ecológica, en una crisis económica que está trasladándose del centro a la periferia, en explosiones autoritarias (Filipinas, Estados Unidos), etc. En el campo latinoamericano la corrupción ha terminado con la derecha en el poder en Brasil, finalizado con el capitalismo de Estado de los Kirchner y con la vuelta en el Perú de un viejo agente mercantil. Chile no fue una excepción en 2016, también hemos enfrentado graves problemas; entre otros, el magro crecimiento (1.5%), la distorsión de las reformas estructurales, la irrupción de la corrupción, la explosión del tema de las pensiones, el acrecentamiento de la molestia ciudadana, el debilitamiento tanto de la alianza gubernamental como de la oposición, la crisis de representación visualizada en la baja participación electoral y en el consiguiente «festín de los audaces», es decir, la apuesta electoral de llegar a la Presidencia de la República, según cálculos actuales, con cerca del 25% de los votos del electorado.

Con un gobierno deteriorado se abrió el espacio para la propuesta presidencial de 2017. En una trama en que se le acabó el tiempo político, el gobierno no está en condiciones de enmendar rumbos y debe concentrarse en administrar una salida relativamente digna. Fin de tiempo que intentará ser llenado por la misma elite que se ha reproducido por un cuarto de siglo. En este contexto el partido trasversal está desencadenando la ofensiva final para posicionar a R. Lagos como candidato único de la Nueva Mayoría (o de la alianza que la reemplace).

El primer acto de este drama se escenificó con la proclamación de A. Guillier por el radicalismo (7 de enero), el segundo acto estuvo a cargo del Consejo General del PPD que proclamó a Lagos (14 de enero). El tercer acto, se escenificó en la reunión del CC del PS, donde con la ratificación del acuerdo de efectuar primarias el 23 de abril, la candidatura de R. Lagos sufrió una humillante derrota (21 de enero). El cuarto acto será escenificado en la Junta Nacional del PDC, donde no obstante la entusiasta adherencia del senador Zaldívar con R. Lagos, es probable que se imponga la candidatura de la nueva presidenta C. Goic (28 de enero). En otras palabras, las fuerzas restauradoras, provenientes del tiempo de la Concertación se encuentran alineadas y activas, aunque muestran desgaste. Pero, para un partido como el PPD, una cúpula desideologizada, pragmática y sin proyecto histórico, es vital cobijarse bajo la sombra protectora de Lagos. Para sectores socialistas arrojados del movimiento social, despolitizados y deslizándose por la pendiente que los llevó a la pérdida de vigencia, Lagos también representa la sobrevivencia y el acceso a la protección que brinda el Estado…de manera que difícilmente cejarán en sus afanes.

Empero, el drama lagista podría pasar a tragedia en la medida que se haga realidad el denominado «puente de plata» entre el PPD y la candidatura de A. Guillier, acuerdo propiciado por el líder de ese partido G. Girardi, posibilidad real en la medida que el ex presidente no logre remontar su magra adhesión. Panorama, además, complicado por la adhesión al senador Guillier de varios parlamentarios socialistas en función de sus propias campañas. En cuentas resumidas, el 28 de enero podría estar resuelto el dilema o iniciándose una nueva fase para la designación del candidato.

Mientras tanto, continúa el alejamiento de los sectores ligados al partido transversal con el gobierno, en vísperas de navidad, en el PDC se lanzaba una nueva ofensiva contra el proyecto de aborto por tres causales, la mayoría de los senadores del PS se declaraban en estado de «reflexión», y sus pares del PPD, notificaban su «malestar» con el gobierno, acrecentándose el desconcierto de la calle por el abandono de la Presidenta.

Velos en el camino . El debilitamiento presidencial y la ofensiva del partido trasversal están tapando la visualización de procesos que están cristalizando. Estos aspectos, en coincidencia con el añoso discurso oficial, la despolitización de los partidos políticos de la vieja izquierda y el rol de los aparatos ideológicos del gran capital, están contribuyendo a que se esfume la crítica al neoliberalismo.

Así, por ejemplo, en la discusión programática del socialismo (7 de enero), se perdió la oportunidad de caracterizar el capitalismo actual por el afán de mantener el funcionamiento macroeconómico. El encuentro, pensado para negociar la participación de la burocracia cortesana en el próximo gobierno, no solo es una oportunidad perdida, consolida un importante vació teórico de este sector. Este no es otro que la pérdida de visión de un largo proceso histórico. Se perdió de vista que estamos ante una fórmula de corrección del capitalismo imperante desde 1974, proceso que coincidió con la derechización de occidente (1980) reforzada por la derechización de oriente (1989) y por el declive de los movimientos de liberación nacional, es lo que se ha denominado como la recomposición mundial del capitalismo, recomposición caracterizada por la liquidación del aparato económico estatal del capitalismo de Estado, decisión inspirada en la corriente neoclásica monetarista, en la potenciación de un fuerte sector financiero, el consiguiente rechazo a la industrialización sustitutiva, en el sometimiento de la economía a la exportación de recursos con poco valor agregado, en la apertura sin condiciones al capital extranjero, en la reducción de aranceles y salarios, y en la liquidación de todas las reformas concebidas para aliviar la angustia del pueblo.

Ahora bien, no puede perderse de vista que la transición a ese modelo la impusieron los militares, en alianza con el empresariado y la capa técnico-burocrática, modelo que desde el abandono del Programa Olvidado, conducido por P. Aylwin, terminó por hacer suyo la Concertación, apareciendo las condiciones para la aparición del neoliberalismo-corregido. Es decir, un modelo de sociedad que institucionalizó la diferenciación social, la segregación y la desigualdad, lacras contrapesadas por subsidios estatales, una nueva inserción en la comunidad internacional, el derecho a vivir y no desaparecer a través de la restitución del estado de derecho con las cortapisas de la Constitución de 1980, tendencias potenciadas por la consolidación de lo que los especialistas en ciencia política denominan como una poliarquía (casi una democracia). El Estado neoliberal-corregido, se explica, entonces, por la inserción en este del poderoso empresariado democratacristiano partícipe del golpe de Estado, la cooptación de viejos «cuadros de izquierda» que asumieron el credo neoliberal, como lo ha reconocido recientemente E. Tironi, y por el apoyo que ha logrado en aquella militancia que se transformó en cortesanos, es decir, esa burocracia estatal que perdió la capacidad crítica.

Hemos pasado un cuarto de siglo con el mismo modelo. Evidentemente trajo estabilidad y crecimiento, pero ha quedado estrecho. Ya pasó la etapa en que la construcción del modelo se hizo a costa de los más pobres. Ahora son mucho más las demandas; en primer lugar, las del sector tradicional del universo popular por la exclusión a escala que viven (obreros, pobladores); en segundo lugar, los sectores medios están reclamando redistribución de la riqueza (pequeña y mediana burguesía); en tercer lugar, protestan los componentes de la nueva estructura social demandando mejoras en sus condiciones de vida (subcontratados, pescadores artesanales); y, en cuarto lugar, está la presencia política de los nuevos movimientos sociales (estudiantes, minorías étnicas, mujeres). Esto significa que estamos presenciando los primeros pasos del retorno de la sociedad nacional-popular. Dicho de otra manera, el actor de cambio perfila su vuelta. Pero, el cambio también viene por la otra vereda, la del empresariado y la del partido transversal, ambas interesadas en introducir nuevas orientaciones al neoliberalismo-corregido para descomprimir la tensión social que viene, reposicionarse a escala internacional y ensayar una industrialización pensada para dotar de mayor valor agregado a las exportaciones. Esta es la opción que representa Lagos, insuficiente a nuestro juicio para los desafíos que demanda la mayoría.

Violencia simbólica . La expansión de la dominación cultural del empresariado se benefició del fracaso teórico de la renovación socialista así como la de los postulados de la social democracia, dejando a la izquierda sin orientación.

En un sistema mundial complejo, en donde a escala latinoamericana se ha producido una recuperación conservadora (Argentina, Perú), una restauración por la vía del golpe blando (Honduras, Paraguay, Brasil), en que aumentó la pobreza (Centroamérica) y en que existen sospechas de una posible alianza entre Colombia y la OTAN, posiblemente pensada por la situación venezolana, no es menor en Chile un gobierno de derecha de neoliberalismo extremo, un gobierno «progresista» de neoliberalismo-corregido o un gobierno de centro izquierda. Aunque, esta es también una oportunidad para que el socialismo, pensando en el largo plazo, pueda retomar aspectos vitales de su ideario. En fin, ¿no habrá llegado la hora de evaluar críticamente el cuarto de siglo en que el socialismo hipotecó su ideario a la hegemonía ideológica del centro, en circunstancias que este experimenta el derrumbe total de sus convicciones ideológicas?

El derrumbe teórico está pasando la cuenta. Por ejemplo, hace una década comenzó un proceso al cual no se le prestó la suficiente atención. Con las movilizaciones estudiantiles de «los pingüinos» se inició una nueva fase en la reconstrucción democrática. Pero, esas movilizaciones se paralizaron por la cooptación institucional de los dirigentes de esa generación. Un lustro después (2011) nuevas movilizaciones estudiantiles permitieron ganar la calle y formular exigencias claramente anti sistémicas. Al mismo tiempo aparecían actuando políticamente los componentes más visibles de la nueva estructura social iniciándose la lenta recomposición de la sociedad. Pero, nuevamente las señales no fueron atendidas, bastaba con controlar la CUT, el Colegio de Profesores y la ANEF. Los movimientos sociales estaban fuera del análisis. Al unísono se fortalecían el modelo económico y la ideología neoliberal, llegando esta última a convertirse en sentido común expandiéndose en la izquierda y en el gobierno la violencia simbólica, una forma de sometimiento invisible, suave y feroz que justificó los consensos e incluso cambio los gustos de la otrora izquierda cambiando la chaqueta con coderas y algo raídas por una levita de corte «Armani». Así, se han ido diluyendo las actitudes y comportamientos, las normas, los ritos y la ideología de contrapoder reflejándose en la pérdida de orientación teórica y política. Además, de una aguda despolitización que ha hecho perder a la izquierda la orientación popular.

En ese sentido, y continuando con esa lógica, la situación del socialismo chileno se ha complejizado. De partida, la transferencia ideológica mantuvo al socialismo hasta hoy sin Programa, por lo tanto, sin marcar un rumbo estratégico.

En otras palabras, el socialismo con el transcurrir del tiempo quedó sin orientación y a merced de definiciones pragmáticas adoptadas en torno a la construcción neoliberal-corregida, lo que explica también la proliferación de tendencias, entendidas como grupos de poder, para participar en los beneficios que otorga el hecho de ser fuerza de gobierno. Esto revela también el permanente traspaso de miembros de la colectividad de una fracción a otra en función del beneficio propio. Las nuevas orientaciones explican también el extremo individualismo imperante y la necesidad de «apandillarse» para hacerse visible y participar en la toma de decisiones. Al no existir Programa fue fácil subordinar al cortesano, produciéndose el doble fenómeno de la adhesión a-crítica al gobierno y la transformación partidaria en organización de funcionarios gubernamentales. Estas tendencias explican porque el socialismo no tiene una opinión sobre el sistema-mundo y sus tendencias, porqué esta fuera de la escena latinoamericana, por qué no tiene presencia en el mundo laboral, por qué fue desplazado de las universidades. Aún más, al imponerse, entre sus sectores dirigentes más ilustrados, la variable de pensamiento socialdemócrata acompañada del ideario liberal, seguido con la renuncia a la teoría crítica y al allendismo, quedaron imposibilitados de leer al «Chile profundo» perdiendo de vista al sujeto histórico, pero este estaba allí, solo bastaba interpretar la realidad y universalizarlo.

Así, el abandono de la representación, tanto de la vieja estructura social (en retirada) como la de la que está apareciendo, condujo a la pérdida de vigencia, situación acelerada por el surgimiento de una nueva fuerza política por la izquierda (¿Frente Amplio?). Por eso, ahora resulta extraordinariamente peligroso que las elites sigan ingenuamente preguntándose ¿qué entendemos por socialismo?… sin intentar responder la pregunta. El precio de mantener lo que se ha logrado es a costa de abandonar la representación popular. En ese sentido, la convocatoria a discutir sobre un nuevo proyecto está llegando con 27 años de retraso. Pero, estas no son las únicas miserias que los afectan, la poco elegante bajada de I. Allende ha dejado a la organización sin candidato presidencial, razón de incertidumbre para las candidaturas parlamentarias.

En fin, los tiempos que corren no son halagüeños.

¿Obsolescencia o pérdida de visión? Otro tema en los que ha prevalecido la ideología dominante y que deben revisarse a la luz de la propuesta de reconstrucción de la teoría crítica es la cuestión mapuche.

La prolongada detención de la Machi Francisca Linconao, el baleo por la espalda de Brandon Hernández, los innumerables allanamientos a comunidades, constituyen una alerta ante una posible escalada del centenario conflicto. En efecto, el tema mapuche se inscribe en lo que los historiadores denominan como la «larga duración». La irrupción española en el Wallmapu inauguró un proceso cuyas consecuencias llegan a nuestros días por una sencilla razón, el mapuche convertido en el-otro mantuvo su reclamo por las tierras ancestrales, por la cultura y especialmente por su lengua. Durante tres siglos vivió la aculturación del roce fronterizo, durante el siglo XIX experimento el despojo por la expansión del latifundio, en las primeras décadas del siglo XX la exclusión se manifestó en un equilibrio entre la institucionalidad ancestral y la winka, en la otra parte del siglo, al considerársele como campesino pobre se mantuvo la exclusión.

Con el arribo de la Concertación, ante el abandono de la región por parte de la dictadura, se abrieron nuevas expectativas al establecerse el dialogo con los pueblos indígenas. Las comunidades creyeron que había llegado la hora de poner fin, por ejemplo, al Decreto Ley N° 701 que desde 1975 permitió la expansión de la industria forestal/neoliberal. Por otra parte, el acuerdo de Nueva Imperial refrendó la exigencia del reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas floreciendo múltiples organizaciones, entre otras el Consejo de Todas las Tierras. Pero, al tipificarse al mapuche como etnia y no como pueblo, las tratativas perdieron efecto al imponerse en el gobierno de P. Aylwin la tradición centralizadora que mira con hostilidad la supuesta amenaza al carácter unitario del Estado. El gobierno de E. Frei profundizó la disociación al concluir que para salir de la exclusión y la marginalidad debían profundizarse las privatizaciones, encontrando como respuesta la toma de tierras. El gobierno de R. Lagos fue más allá al aplicar la ley antiterrorista, el gobierno de M. Bachelet tampoco tendría éxito no obstante el Acuerdo de Nueva Imperial II. El de S. Piñera tampoco lograría avanzar con el Plan Araucanía, estallando un conflicto de graves proporciones. En fin, entre discriminación, exclusión y criminalización ha ido avanzando una propuesta nueva, la de la Coordinadora Arauco Malleco y la de variados grupos autónomos.

En oposición a una corriente nacional de gran simpatía con la causa mapuche, en las cúpulas de la Nueva Mayoría, se ha impuesto una visión Estadocéntrica (propia del siglo XIX) sustentada en la cosmovisión occidental. Pero, este estado de cosas no puede mantenerse indefinidamente en el tiempo. Desde la quema de tres camiones en Lumaco han pasado diez años y el conflicto escaló. No prestar atención a este tema desde una óptica acorde con las nuevas propuestas provenientes de las ciencias sociales (interculturalismo, poscolonialidad, Estado plurinacional) se ha constituido en un error de proporciones. Para la CAM la nación mapuche estaría experimentado un proceso de exterminio frente al cual han levantado un proyecto de subsistencia que considera al indígena como sujeto político-conductor del cambio que conduce al autogobierno en un Estado indígena. Al sentirse oprimidos por el desarrollo del capitalismo desde el siglo XVI han llegado a elaborar una estrategia que apela a la recuperación de territorio para lo cual han ido dando forma a lo que denomina como Órganos de Resistencia Territorial (ORT) orientadas al control del territorio, a la recuperación productiva y a diversas formas de propaganda armada, peso previo de lo que en la teoría de la violencia es la guerrilla. 

En suma, la incomprensión del proyecto de la CAM (aún en etapa de elaboración), explica el paso gubernamental a la aplicación de maniobras de guerra contra subversiva. Pero, el hecho que la propuesta está aún inconclusa (en lo que al nuevo Estado se refiere), podría posibilitar el dialogo, por lo que el Estado debería valorizar el llamado de uno de sus principales líderes a buscar una tregua. Así se evitaría la escalada de violencia y comenzaría a ponerse al día con la irrupción de uno de los nuevos movimientos sociales. La búsqueda de un acuerdo es perentoria, el conflicto que viene es de proporciones, porque si tomamos en cuenta la encuesta CADEN en los últimos tres años aumentó la violencia en la región en un 62%.

¿Pero, será posible encontrar una solución al tema mapuche, en las actuales circunstancias, como lo plantea la última Comisión de la Araucanía?

¿El autoritarismo reverdece laureles? En los próximos meses en Europa la extrema derecha disputara el gobierno en varios países. Por lo pronto, diversos partidos nacionalistas europeos reunidos en una cumbre del sector en Coblenza se preparan para dar forma a una «nueva Europa». En Estados Unidos la intolerancia ya está cobrando victimas en personas (deportados) y países (México). Pero, aún más, el nuevo gobierno ha desahuciado a la OTAN, se ha enfrentado con A. Merkel, ha puesto reglas a la industria automovilista, poniendo en ejecución lo que será la salida a la crisis del neoliberalismo con neoliberalismo-protegido. En otras palabras, se está iniciando un nuevo ciclo en la acumulación capitalista. No es todo, hace un par de meses el historiador E. Ortiz advertía sobre «¿Una América fascistizada?» Y, también recordaba que el peligro neoliberal se había vuelto contra sus propios creadores. Para mayor abundamiento, allí están los casos de Colombia en donde la personalidad autoritaria logra impedir un acuerdo de paz. Allí está el ejemplo de Filipinas donde el garrote impone la ley.

Ahora bien, este fenómeno reverdece laureles también en Chile. Sin ir más lejos, recientemente en nuestro país la presidenta electa de la UDI, sin ambages ni rodeos, justificando la estrategia de la provocación, ha declarado…»los falsos consensos nos han ido corriendo hacia la izquierda». Por otra parte, sustentada en viejas teorías conspirativas descalifica a la izquierda, veta a las minorías sexuales y reconoce que, «no estamos de acuerdo con la igualdad«. En otras palabras, las alambicadas palabras del ex presidente de la UDI han sido sepultadas por el golpe directo. Palabras reafirmadas por un senador RN para quién «ser carabinero en La Araucanía es ser un héroe», sin tomar en cuenta que su rol ha sido rebajado del resguardo del orden público a actor antisubversivo, ¿reminiscencia de la DSN? ¿Cuánto queda del autoritarismo civil-militar?, ¿cuánto aumentará en la medida que S. Piñera se aleje de la opción presidencial? Pero, quién se lleva las palmas es el patriarca de RN, C. Larraín, quién ante el cambio de detención permanente a arresto domiciliario de F. Linconao, ha dicho que esta, «no puede irse a su casa a cocinar hierbas«, comentario que enfrenta el conflicto justificando la represión con racismo despectivo.

Estamos, pues, frente a una representación de consumo étnico-cultural del grupo alto que en la arquitectura del grupo social expresa las condiciones de jerarquía social a través de la diferenciación con el-otro (el que cocina hierbas). Permanencias de la vieja dualidad civilización/barbarie.

Pero, esto es parte de una tempano de enormes proporciones porque la mentalidad autoritaria no solo ha despreciado la posibilidad de solución del conflicto con el pueblo mapuche, también ha incidido en la segregación de las mayorías urbanas confinadas en guetos separados por barreras (policías privados, barreras) lanzando a la periferia a los pobres en complicidad con políticas estatales en alianza con el capital privado. Por lo tanto, ese ciudadano precarizado, recibe además el impacto de la privatización del sector público (salud, educación) siendo reducido a la calidad de consumidores de segunda de servicios tercerizados. En suma, es evidente que la cultura neoliberal se traspasó al gobernante y a su base de apoyo partidaria entrando en coexistencia la mentalidad autoritaria con la democracia liberal. Esto implica que la Concertación/Nueva Mayoría al trivializar la democracia entró en el espinoso camino de la coexistencia entre una democracia imperfecta y el autoritarismo cotidiano regulados procedimentalmente por la Constitución de 1980. Estos son los peligros de cualquier sociedad estratificada socialmente, el más fuerte termina absorbiendo al más débil ideológicamente. Es lo que pasó con socialista y progresistas que absorbidos por la ideología de dominación (habidas excepciones) terminaron aceptando la realidad que le presentaba la conjunción entre la democracia imperfecta y el autoritarismo refugiándose en los procedimientos constitucionales.

Estamos, pues, frente a otra forma de vida asumida por el neoliberalismo-corregido, la de la subordinación acrítica a un pensamiento que le alejó del mundo popular.

Probabilidades. El segundo gobierno de la presidenta Bachelet probablemente pasará a la historia por su intención de aplicar reformas profundas, también será parte de ese recuerdo la apostasía de muchos de sus propios aliados y colaboradores. El segundo gobierno también será recordado como el de la disolución de las trabas éticas de muchos de sus compañeros de ruta para permanecer en los múltiples pliegues del poder. El segundo gobierno, desde el punto de vista de la historia, también será examinado como el del colapso de la participación electoral.

Pero, desde un punto de vista político, el segundo gobierno debería constituir una lección-para no-repetir-errores.

Aunque, estos continúan a la vista, uno de ellos, el más visible es la proliferación en la oferta de candidaturas presidenciales que en medio de la crisis de representación disputan la posibilidad de gobernar sin proyecto de sociedad, sin programa, sin una clara política de alianzas y sin una táctica coherente. Cuestión grave, porque incluso el mejor posicionado de los candidatos de la Nueva Mayoría, A. Guillier, tampoco ha presentado una oferta de país. Personaje simpático, bien tratado por las encuestas, sin el lastre de la crítica a «los políticos» y con un buen sentido del posicionamiento está constituyendo su propuesta sin programa, sin apelación a la movilización social y con un llamado prematuro al acuerdo con la derecha. Pero, esto no es todo, pues irrumpen dudas; por ejemplo, ¿coincide el pensamiento íntimo del senador con el programa neoliberal-corregido vuelto a proclamar en el reciente encuentro programático del oficialismo socialista? En fin, en medio de una crisis de representación, ¿estará dispuesto a proponer una estrategia que apele a la participación y movilización social?, ¿podrá devolver su libre albedrío, su voluntad, al pueblo?

Porque en la otra orilla del camino comienza a despunta una nueva opción política, la del Frente Amplio. Un proyecto que viene con una visión distinta del Chile profundo. De partida es una alianza amplia que abarca desde liberales a la izquierda. Lo novedoso es que siendo un frente amplio se convertirá en frente de izquierda solo con el correr del tiempo a partir de una propuesta de cambios estructurales que acometa la tarea de revisar por completo el actual modelo de vida. En ese sentido, no puede pasar desapercibido que estamos ante un movimiento que ha repolitizado a amplias capas oprimidas a través de un trabajo de años. Estamos, por lo tanto, ante un fenómeno que ha iniciado su irrupción al llegar a la etapa de maduración. Entonces, este no es un fenómeno del momento, es un producto histórico que viene desplegándose en las luchas de jóvenes afectados por la dictadura (huérfanos, desplazados), luego organizados en movimientos como la Surda y organizaciones estudiantiles como Estudiantes Movilizados. Son los mismos que, luego que se cooptara al movimiento estudiantil de «los pingüinos», protagonizaron la rebelión estudiantil de 2011, cuna de la UNE y de Revolución Democrática. Ahora bien, su importancia no radica en el rol que jugaron como estudiantes que se proyectaron políticamente sino en que es una generación que tiene por delante tiempo político para llevar adelante la idea de la transformación por la vía político-institucional.

El Frente Amplio, además, cuenta con otra ventaja como es el surgimiento de una nueva estructura social. En efecto, los nuevos movimientos sociales siendo contestatarios al sistema han coincidido rápidamente con la propuesta de cambio. Es el caso de los subcontratados, enemistados con los gobiernos de la Concertación/Nueva Mayoría, el de los estudiantes agobiados por CAE, el de los pescadores afectados por la ley de pesca, el de los mapuches castigados por la ley antiterrorista, el de los sectores medios viviendo en la inseguridad. Estos nuevos actores afectados por las políticas neoliberales protestan desde hace mucho tiempo sin encontrar amparo en la vieja izquierda, como es el caso del movimiento NO+AFP, o el de las regiones que, por diversa índole, han levantado la voz contra el centralismo, es el caso de Chiloé (afectado por la marea roja), o el de la tercera región (asolada por aluviones). Estas fortalezas están haciendo posible que se consolide una tendencia fortalecida por la incorporación de otras organizaciones. Pero, esta posibilidad no está asegurada.

Según nuestros datos este sector, si logra organizarse, podría elegir entre diez y trece diputados y uno o dos senadores con lo cual se alzaría como la nueva izquierda arrojando a socialistas y comunistas al centro, por lo tanto, estamos ante una fuerza en proyección que no puede seguir sin ser sometida al análisis.

Ofensiva patronal . Recientemente la comunidad nacional ha sido remecida por un inserto de la SOFOFA en La Tercera. Allí se declara que en la Araucanía ya no impera el estado de derecho. Evidentemente, una declaración de esa naturaleza tiene por propósito profundizar la militarización por la vía de la estrategia antisubversiva. Esta es una afirmación de carácter sedicioso que no tuvo una respuesta contundente del gobierno. En otras palabras, el empresariado pasó a la defensa activa de lo que consideran su propiedad intentando enfrentar al gobierno con las comunidades. Enjuiciados por el tema de las colusiones, el financiamiento ilegal de la política y la merma de prestigio, la derecha económica se está adelantando a la derecha política poniendo temas fundamentales, como es la defensa de la propiedad privada desde la Araucanía. Las querellas internas en la Nueva Mayoría también le han permitido lanzar simultáneamente una ofensiva respecto al tema de las AFP. En ese sentido son señeras las palabras del nuevo presidente de las AFP, quién luego de calificar como «exóticas» las exigencias de No + AFP, concluye que «si queremos mejores pensiones, es inviable seguir con una cotización de 10%, es inviable que los independientes no coticen, es inviable que no aumentemos la edad de jubilación de hombres y mujeres. Eso es inviable«. Una bofetada en el rostro para los viejos del futuro que esperan retirarse con dignidad.

Pero, este no es el único problema de los últimos días, el atentado contra el ejecutivo de CODELCO, O. Landerretche, debe analizarse profundamente porque, este si es un acto de terrorismo por constituir una acción que no discrimina y que tiene por objetivo sembrar el terror/miedo ante la llegada de una simple carta. Ahora bien, la investigación debe ser acuciosamente seguida porque el tipo de mecanismo utilizado (artesanal) y de material (fósforo) no estaba destinado a matar sino a crear temor y confusión, en términos simples se está inaugurando el terrorismo, aquella acción que no discrimina. En suma, desde ángulos distintos, los poderosos empresarios cobijados en la centenaria SOFOFA y los desconocidos y emergentes «eco-terroristas» coinciden en hacer crujir la paz social.

Entre ambos hechos irrumpió un tercero que probablemente podría constituirse en un eventual conflicto en el contexto de la molestia ciudadana. En la medida que la cooptación pos transición se hizo sentido común y se esfuma en la normalidad del Estado neoliberal, se hacen visibles irregularidades que afectan esta vez a las fuerzas armadas.

Se trata, en un principio, del gasto fiscal en jubilaciones. 3090 oficiales en retiro y 38 procesados (por atentados a los derechos humanos y fraudes) reciben abultadas pensiones, llegando una de ellas a los 6.8 millones. Recalcamos, «en un principio», porque durante este año han ido apareciendo múltiples irregularidades difíciles de pesquisar por el secreto que envuelve a las instituciones, por la fragmentación de la noticia y por la falta de medios de comunicación gubernamentales. Así, entre otros han explotado, el «Milicogate» un grave fraude en el ejército (por falta de controles), polémicas por el patrimonio del ex comandante de jefe, acusaciones de protección política para el ex comandante en jefe E. Cheyre por su participación en la Caravana de la Muerte, acusaciones de malversación de caudales públicos en la compra de tanques Leopard (1998), continuas expulsiones de carabineros de las filas por algún tipo de dolo (alquiler de armamento, participación en asaltos, acoso sexual). Incluso ha sido capturado un ex armero de la CNI proveedor, ahora, de armas para el hampa criollo. Agreguemos, además, los casos de fisgoneo/acoso a personal femenino en la marina. Estos no son casos aislados, el silencio por-temor ante una ciudadanía molesta y mayormente empoderada ya no corre…y los casos proliferan.

Incendios . Desde un par de semanas diversos incendios están asolando el país. Los informes preliminares señalan que se han quemado cerca de 130.000 hectáreas. En medio de la desolación y el dolor se ha levantado la controversia; para algunos Alcaldes de RN el gobierno reaccionó tardíamente (pensando -seguramente- en indemnizaciones), los fiscales indican que la responsabilidad posiblemente recae en la mala mantención de los tendidos eléctricos, también aparece la responsabilidad humana en el inicio de los siniestros, y comienza la sospecha que el rol del capital privado en CONAF no ha sido efectivo. Como si fuera poco, la Asociación Nacional de Aeronavegación Comercial se opone a que el gobierno compre aviones para combatir los incendios argumentando que esta es una actividad privada. En fin, al margen de responsabilidades y posibles miserias humanas, pareciera que ha llegado la hora de un enfoque sistémico del tema terremotos, tifones, mareas descomunales, deshielos, incendios y otros fenómenos naturales férreamente enfrentados por nuestros compatriotas.

Por ahora, al respecto, solo levantaremos una hipótesis de discusión: un fantasma recorre el mundo, un fantasma que tiene varios nombres: crisis civilizatoria, efecto invernadero, decrecimiento. Por un lado el acoso a la naturaleza convertida en un bien de consumo transable en el mercado, el agotamiento de las fuentes energéticas, el cambio climático y la emergencia ecológica están demandando discusiones que no están en la agenda de la vieja izquierda. La falta de visión sobre estos problemas excede las respuestas que se puedan dar a fenómenos como los incendios masivos, explosivos y extensivos. En esa perspectiva se hace necesario levantar las preguntas pertinentes que encuentren respuestas adecuadas para un cambio de paradigma en el enfrentamiento a la catástrofe ecológica que llegó para quedarse…mientras tanto, aparece un fenómeno nuevo: las ondas cíclicas de calor.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.