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El orden público, la nueva prioridad del gobierno chileno

Fuentes: Rebelión

  A qué clase de referente histórico habrá recurrido el profesor de historia y ministro vocero de la presidenta Michelle Bachelet, Francisco Vidal, para entender que dado que el país avanza hacia la democracia, el orden público se convertirá ahora en prioridad. «El país ha avanzado en democracia, y el orden público lo vamos a […]

 

A qué clase de referente histórico habrá recurrido el profesor de historia y ministro vocero de la presidenta Michelle Bachelet, Francisco Vidal, para entender que dado que el país avanza hacia la democracia, el orden público se convertirá ahora en prioridad.

«El país ha avanzado en democracia, y el orden público lo vamos a mantener con toda la fuerza del derecho y de la ley (…) será prioridad» dijo Vidal el fin de semana pasado, en una curiosa interpretación de los preceptos democráticos, que de seguro agradaría a jefes de estado como Suharto o Ríos Montt o nuestro cercano Augusto Pinochet.

El fallecido dictador solía adornar la alameda, la principal arteria de la capital, con enormes letreros luminosos que indicaban «Chile avanza en orden y paz».

Este regreso al orden fue saludado desde luego en portada por el principal periódico del país El Mercurio y por algunos periodistas de televisión que señalaban que «atrás quedan los días del gobierno ciudadano y el gabinete paritario», como indicó el reportero del Canal 13 local.

De modo que atrás queda el gobierno ciudadano, decía el periodista, como recordando que después de todo esas frases sólo sirven para ganar elecciones, no en el frío mundo real, era una bella idea pero ya saben hay que volver al cauce, comentaba otro analista.

Al fin y al cabo, el ex presidente Ricardo Lagos triunfó en el 2000 con el slogan «Crecer con Igualdad», y al cabo de seis años dejó al país con la peor distribución del ingreso de su historia.

La nueva prioridad de la administración ocurre a sólo unas semanas de la muerte por disparos de la policía del joven comunero mapuche Matías Catrileo y en medio de la terrible huelga de hambre que sostiene como protesta la activista Patricia Troncoso por más de 100 días.

La nueva sensibilidad, fruto de la lectura de los asesores como el nuevo jefe de gabinete Edmundo Pérez Yoma, que entienden que la percepción de poca autoridad que refleja la mandataria socialista en las encuestas, es la tolerancia a las manifestaciones públicas, comienza a tener su prueba de fuego precisamente con Patricia Troncoso.

El elocuente silencio de las autoridades ante la razonable demanda de la activista da muestra del nuevo espíritu del orden. Troncoso se encuentra detenida con una condena de diez años por incendiar un predio forestal.

Patricia fue condenada en virtud de la Ley Antiterrorista, una legislación de la dictadura militar, que en Chile además sólo parece aplicable a los mapuche y que tiene en los incendios de pastizales su aplicación preferente.

De hecho los represores de Pinochet, acusados de las peores violaciones a los derechos humanos que registre la historia del país, son condenados como promedio a cinco años de prisión, una pena que cumplen en verdaderos hoteles.

Precisamente cualquier condenado por homicidio «simple» en Chile recibe como promedio menos de diez años de prisión como condena.

El desequilibrio escandalizaría a cualquiera, pero como no es expuesto en su real dimensión a la población, dada la notoria y deliberada indiferencia mediática, difícilmente podrá ser juzgada por la opinión pública, que pese a la propaganda sigue insistiendo que las demandas mapuche son dignas de atención.

Pero la «nueva prioridad por el orden público» no parecen tener a los mapuche como los únicos objetivos de garrote en la nueva política de mantención de la armonía nacional, puesto que el anuncio parece también dirigido al movimiento estudiantil, causa del primer cambio de gabinete presidencial y al re-naciente movimiento sindical.

Alguna vez y mientras era candidata la propia mandataria consultada por el papel postergado de las mujeres en política dijo sin ambigüedades que «a la mujer la ha faltado vocación de poder», una frase que cobra ahora un preocupante sentido.

 

*periodista, [email protected]