Recomiendo:
0

Miradas desde la dialéctica

El papel de la contradicción en el estructuralismo (IV y final)

Fuentes: Rebelión

Una vez expuestas algunas de las cuestiones que pueden aclarar la presencia del tercer término en Marx, se pudiera exponer un poco qué es. Este, es el resultado del desenvolvimiento de las contradicciones de los polos de un sistema. Es quien viene a apaciguar dicha contradicción y a evitar un estallido dentro de este. Su […]

Una vez expuestas algunas de las cuestiones que pueden aclarar la presencia del tercer término en Marx, se pudiera exponer un poco qué es. Este, es el resultado del desenvolvimiento de las contradicciones de los polos de un sistema. Es quien viene a apaciguar dicha contradicción y a evitar un estallido dentro de este. Su presencia, señala la solidez y estabilidad de cualquier sistema.   

El tercer término en Hegel. Lo explícito

Lo que sucede con el devenir de las contradicciones, es que no se quedan en un estado puro, sino que se mueven y complejizan. Esto es, que esas relaciones de dos contrarios iniciales -en su roce-, van dejando parte de sí, donde cada una se convierte un poco en la otra; de lo que aparecen nuevas relaciones, que claramente no son ni uno ni otro extremo, pero que contiene en sí a ambos. Estas nuevas relaciones son las del tercer término (o término medio).

Estas sirven de contención entre ambos polos en interacción (contradicción), donde tal y como señala Hegel: El simple término medio (término medio entre el ser y la nada, o tercer término) es la determinación como tal; a su identidad pertenece tanto la destinación como la constitución (Hegel, 1982, pág. 160). Es decir, ese nuevo término, es lo que determina la relación entre extremos, porque ambas pasan por él: El término es la mediación, por cuyo medio el algo y el otro tanto existen como no existen (Hegel, 1982, pág. 163), ya que él es resultado de la interacción de estos.

Este término (medio), al contener en sí algo de ambos extremos, contiene también lo que  cada uno de ellos en ese interactuar identifican en su opuesto; es como si cada polo en relación con este término se estuviera enfrentando a su opuesto, o al menos el término medio es quien representa al otro extremo: Ellos (el ser y la nada) tienen el existir el uno allende el otro y allende su término; el término, en tanto es el no-ser de cada uno, es el otro de ambos (Hegel, 1982, pág. 163).

De esa manera, todo sistema que se inicia como extremos contradictorios, dado lo primitivo de ese estado, continúa su evolución, que termina por llegar a un mayor grado de complejidad, con la aparición de este término. Su presencia, indica la maduración de las contradicciones.

Esa maduración no debe ser pensada como un punto de extrema tensión y de ese estallido -dado lo mencionado ya aquí-; sino como una cierta estabilidad (armonía y naturalidad), como una acentuación de las relaciones del objeto, donde estas se despliegan ampliamente en un tejido de determinaciones que representan una mayor  interconexión e interdependencia de las partes de ese sistema; y sobre todo, el estado de solidez de este último; donde ahora, terminó la etapa de conformación, para pasar a una de fortaleza. En ella, dicho objeto ya cuenta con las condiciones para sostenerse en auto-movimiento «armonioso», o siendo más claro, donde ya el objeto es tal y como debería ser, porque antes de ello solo estaba organizándose -constituyendo- su sistema de relaciones.

El uso del tercer término. Algunos ejemplos

Sabiendo que el tercer término es un punto más acabado en el desarrollo de las contradicciones, entonces puede entenderse qué hacer con este, teóricamente hablando.

Este debe ser el punto a alcanzar en el estudio de las contradicciones en cualquier sistema. Así, con  el poner los contrarios en una investigación, no se ha hecho todo el camino, y a mi juicio, aún no se ha terminado de dar el paso esencial. Piénsese en sus implicaciones.

 Al dejar la contradicción solo como dos polos, todos los resultados teóricos derivarán de ahí, ya que las premisas de una investigación, determinan sus resultados, el camino iniciado, determina el final de este. Por eso, al delimitar el análisis a dos polos, su desenlace quedará entre estos. De ahí, que por ese modelo sea inevitable llegar a conclusiones donde un polo superdetermina al otro, y que sus soluciones básicas sean el estallido o llegar a un equilibrio. Conclusiones estas, que distan mucho porque sus propias premisas de dos polos lo condicionan-, de un desarrollo dialéctico -en el sentido aquí expuesto- de las contradicciones.

Por eso, para desplegar el estudio de las contradicciones, dialécticamente, es necesario llegar al uso del tercer término. Este, condiciona que el resultado teórico, sea precisamente, el de la mediación, el de sellar la interacción de los extremos en contradicción, y simplemente, asegurar la permanencia y la durabilidad de esas relaciones. Entonces, un estudio de un sistema, si pretende ser consecuente  -o al menos dejar planteado el camino de la dialéctica-, debe, llevar su modelo hasta la aparición del tercer término, o de estar consciente de que sin este, es apresurado sacar conclusiones.

Puede encontrarse en cualquier objeto desarrollado la presencia de este tercer término. Ya que en cada sistema que se estudie como tal y en auto-movimiento, se identificarán a su interior polos, los cuales, al desarrollarse, terminarán por generar este tercer término.

Un buen ejemplo para ilustrar esto, es la existencia de la pequeña burguesía.  Esta, ha sido el resultado del desarrollo de la contradicción capital-trabajo. Lejos de ser un elemento que condicionó el surgimiento del capitalismo, es su efecto. Como término medio, es la expresion de que tal contradicción, se ha desplegado de manera tal, que se estabiliza el sistema del cual es ya parte. Es esto, un momento de la explicación que debe darse sobre el desenvolvimiento de las contradicciones dentro del capitalismo. Y de paso, eliminar los prejuicios contra la pequeña burguesía, que como expone Marx en El Capital, esta no es la fuente del capitalismo, es decir, no fue de estas relaciones de pequeña burguesía, sino del proceso de acumulación originaria. Esta pequeña burguesía, sus relaciones, no son el enemigo de la clase obrera, sino el mediador, que es cómplice de ambos extremos. Para profundizar en este caso de la pequeña burguesía ver Dialéctica de contrarios, acumulación originaria y la pequeña burguesía en Cuba (Hayes Martínez, 2018).

Otro caso que muestra la aparición del tercer término, es en la internacionalización de la relación capital-trabajo: esta relación aplicada a dimensiones internacionales, a los estados nacionales.

En él, existen los polos de la contradicción: los desarrollados y los subdesarrollados (o como se le prefiera llamar, pero el caso es que son objetivas las brechas entre naciones). Entre ellos aparecen nuevas relaciones, que no son ni un polo ni el otro. A estas naciones, una buena parte de la literatura las identifica como emergentes. Y lo cierto es que esas relaciones vienen a jugar el mismo papel que la pequeña burguesía, solo que en el plano internacional.

Consideraciones finales

En lo expuesto hasta aquí, no he pretendido resumir un corriente tan amplia como el estructuralismo, mucho menos demeritar una figura tan importante y necesaria como el genio Louis Althusser; ni negar sus estudios de este sobre Hegel, ya que el galo era un gran estudioso del filósofo alemán, pero el pensamiento debe continuar e irse rectificando sobre lo que los gigantes han construido. Tampoco es objetivo aquí resumir una cuestión tan complicada de desarrollar como el tercer término; si no, comenzar a mostrar la necesidad del estudio, del acercamiento  a la dialéctica, que tanto ha sido distorsionada y cuyo uso, aún no se ha generalizado.

Lejos de ser concluyentes, estas líneas, más que respuestas, son un pretendido estímulo a despertar necesarias preguntas para marcar  los pasos iniciales en nuevos estudios de la tan necesaria dialéctica. Quizá al estructuralismo, en un ejercicio de la ausencia de la soberbia, le puede surgir la auto-revisión, ya que nunca es tarde para (re)armar marxismo dialéctico.

Bibliografía

Hayes Martínez, M. A. (22 de 12 de 2018). Dialéctica de contrarios, acumulación originaria y la pequeña burguesía en Cuba. Recuperado el 30 de 12 de 2018, de Rebelión: rebelion.org/noticia.php?id=250517

Hegel, G. W. (1982). La Ciencia de la Lógica. Ediciones Solar.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.