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El Paro nacional y el inútil Conversatorio de Duque

Fuentes: Rebelión

2020 vera el crecimiento de la ira popular contra: el paquetazo neoliberal y sus terribles reformas, la corrupción, el desempleo de los jóvenes, la crisis de la universidad, el sabotaje a la paz, la matanza de líderes sociales y el bloqueo del gobierno, monopolizado por una decadente clase política al servicio de los grandes poderes […]

2020 vera el crecimiento de la ira popular contra: el paquetazo neoliberal y sus terribles reformas, la corrupción, el desempleo de los jóvenes, la crisis de la universidad, el sabotaje a la paz, la matanza de líderes sociales y el bloqueo del gobierno, monopolizado por una decadente clase política al servicio de los grandes poderes de la oligarquía financiera.

No creo en un idílico escenario optimista en el que «la protesta continua con singular fuerza y el gobierno, el Comité Nacional de Paro y una variedad de actores sociales implicados en la protesta, llegan a un acuerdo nacional y el país entra en un camino de reformas liderado por Duque, como lo plantea Valencia en su pronóstico político (https://bit.ly/37oHQ1Z).

Frente al Paro nacional, Duque se inventó un Conversatorio nacional que agencio como una serie de encuentros sobre la agenda de su gobierno y el plan de desarrollo, encuentros que se harían hasta marzo y cerrarían con algunos proyectos de ley. En realidad el alcance y la metodología de tal Conversatorio es una variante de los diálogos que cada semana realiza Duque en distintas regiones conocidos como «Talleres, construyendo país», de los cuales ya se han hecho más de 140 en su primer año, a cual más mediocre e inútil. Es una forma de vínculo directo con núcleos sociales para sugerir una cercanía con regiones y poblaciones que hasta el momento arroja mínimos resultados en aceptación del actual gobierno.

En realidad tal Conversatorio es un escenario inútil y poco eficaz en la atención del Pliego del Comando del paro. Lo que se pretende es distraer y ganar tiempo en espera de la dispersión de la multitud.

Duque cree, adicionalmente, que con pequeñas reformas como el salario mínimo del millón de pesos y ciertas gabelas en la reforma tributaria, será suficiente para aplacar la protesta juvenil y popular. Para que ceda la turbulencia social y política.

Quiere repetir la fracasada fórmula de Piñera en Chile, que no ha logrado el objetivo de aniquilar la rebelión del pueblo obligándolo a convocar un plebiscito el 25 de abril para realizar una Convención Constituyente que está muerta sin haber nacido.

Está claro que ni el tiempo ni las concesiones van a resolver las demandas nacionales. No van al meollo de la rabia colectiva.

Duque se niega a atender las demandas consignadas en el Pliego de los 13 puntos y las 104 reivindicaciones específicas.

Es por tal razón que el Comité de Paro se retiró de la primera reunión en la cual el Jefe de la Casa de Nariño tenía la intención de abrir conversaciones con empresarios, alcaldes electos, gremios con el fin de dar a entender un mensaje de diálogo con sus mayorías y enviar a tercer plano a los sectores movilizados. El señor se sigue negando a hablar de la implementación de los acuerdos de paz, de la eliminación del Esmad, de la depuración de la policía y del Ejercito, de la derogación de la reforma tributaria, de la eliminación de los privilegios a los grandes empresarios, de su paquetazo neoliberal, de las garantías a la vida de los líderes, de los temas de la juventud, los pensionados y trabajadores enfrentados a la precarización.

La ola continua de las movilizaciones seguirá en el 2020, tanto a nivel nacional como en las regiones. Las marchas en Colombia evolucionarán, no cederán dado su alto nivel de conciencia y claridad en sus objetivos estratégicos de confrontación del régimen político.

Duque no hará concesiones al Comité y a la protesta. Su posición será cada vez más de mano dura y represión violenta, como ocurrió después del paro de 1997 con el Estatuto de Seguridad de Turbay y el General Camacho Leyva.

Lo previsible, pues, es el incremento de la represión policial, el despliegue del Esmad y la acción del Ejército en las calles aplastando los bloqueos urbanos.

Viene más exterminio de líderes sociales, más montajes judiciales, más campañas de mentiras, atribuyendo la revuelta popular al Foro de Sao Pablo, al gobierno de Maduro, a Cuba y a Rusia.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.