En el emblemático y simbólico Palacio Ariztía de la Cámara de Diputados, el Partido Comunista inició su XXIII Congreso, haciendo un llamado a los chilenos a terminar con el sistema electoral binominal. El presidente de la colectividad, Guillermo Teillier, señaló ante cientos de dirigentes sociales, partidarios y figuras políticas la «necesidad de impulsar alianzas de […]
En el emblemático y simbólico Palacio Ariztía de la Cámara de Diputados, el Partido Comunista inició su XXIII Congreso, haciendo un llamado a los chilenos a terminar con el sistema electoral binominal.
El presidente de la colectividad, Guillermo Teillier, señaló ante cientos de dirigentes sociales, partidarios y figuras políticas la «necesidad de impulsar alianzas de fuerzas muy amplias» que confluyan «en el rechazo al neoliberalismo y se planteen un programa de profundas transformaciones democráticas y de justicia social en Chile». «Tras ese objetivo nos proponemos alcanzar un nuevo tipo de gobierno, democrático, soberano, sustentado en una mayoría nacional activa y participativa», sostuvo el dirigente, tras hacer un balance crítico de los graves problemas que enfrenta el país. Dijo que en lo inmediato, mediante la unidad y la lucha, se debe elevar la exigencia por ampliar los derechos de los trabajadores, destinar los elevados excedentes del cobre a políticas sociales y lograr justicia plena para las violaciones a los derechos humanos. Llamó asimismo a defender los recursos naturales del país, que «hoy explotan en beneficio propio las grandes transnacionales», la biodiversidad y el medio ambiente, así como el derecho de los pueblos originarios a sus tierras y sus culturas. «Queremos un gobierno que esté al servicio de las grandes mayorías en materias sociales, que termine con todo tipo de exclusión, e instaure una sociedad de plenos derechos para todos», insistió en medio de fuertes aplausos.
Teillier subrayó la lucha que tiene lugar por cambiar el injusto, antidemocrático y excluyente sistema electoral binominal, impuesto por el ex dictador Augusto Pinochet, que impide el acceso de su partido y otras fuerzas políticas y sociales al Congreso. Destacó que entre 1973 y 1989 el principal obstáculo para las fuerzas democráticas populares fue el régimen militar, y la contradicción fundamental era clara: democracia o dictadura. Aseveró que la política de rebelión popular, que implicó el uso de diversas formas de lucha, permitió revolver esa contradicción desplazando a Pinochet del poder, «pero el carácter pactado excluyó de la escena política a quienes encabezaron esa lucha». Acusó a los gobiernos de la Concertación (1990-2006) de haber consolidado y profundizado el modelo neoliberal instaurado por la dictadura, con la privatización de las riquezas básicas y empresas estatales y su entrega a la voracidad de las transnacionales.
Recordó que durante ese período aumentaron las privatizaciones del cobre, nacionalizado por el presidente Salvador Allende en 1971. Del 85 por ciento que permanecía en manos del Estado al término de la dictadura en 1990, hoy apenas queda el 32,5. Citado cifras oficiales, resaltó que las grandes compañías privadas, que en 2005 extrajeron el 63 por ciento del mineral, pagaron apenas dos mil millones de dólares como impuestos, mientras la estatal (CODELCO), con sólo el 32,5, aportó al fisco cerca de cinco mil millones. «En otras palabras, por cada tonelada extraída por la Corporación Nacional del Cobre el Estado chileno recibió 4,3 veces más dólares que el aporte de las privadas, a pesar de que estas se llevan cerca de dos tercios de nuestras reservas», puntualizó. Destacó que mientras las transnacionales obtienen utilidades cercanas a los cinco mil millones de dólares al año, en el país existen más de 800 mil indigentes, tres millones de pobres, 500 mil cesantes crónicos y 700 mil familias residiendo en viviendas precarias. El proceso de discusión partidaria, incluyen asambleas, debates y discusiones de los temas planteados en la convocatoria desde las bases hasta la celebración del Congreso Nacional el próximo diciembre.