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El Partido comunista y las 50 medidas de la «Nueva Mayoría»

Fuentes: Rebelion

No podemos obviar algo: las 50 medidas más allá de una hoja de ruta para el futuro (y posible) gobierno de Bachelet es un manifiesto político, un ruido de sables por parte de los sectores conservadores dentro de la Nueva Mayoría que no hacen más que dejar en evidencia la nula influencia programática del Partido […]

No podemos obviar algo: las 50 medidas más allá de una hoja de ruta para el futuro (y posible) gobierno de Bachelet es un manifiesto político, un ruido de sables por parte de los sectores conservadores dentro de la Nueva Mayoría que no hacen más que dejar en evidencia la nula influencia programática del Partido Comunista dentro de esta pretendida nueva coalición.

Sabido es que, correspondiente a su historia, el diagnostico del Partido Comunista es similar al que han llegado diversas organizaciones políticas y sociales de la izquierda: En Chile la instalación y perfeccionamiento del modelo neoliberal no ha dejado más opción a quienes levantan las banderas de la justicia social que luchar por transformaciones estructurales del sistema económico y político actualmente vigente.

Sin embargo y a pesar del análisis compartido, el Partido Comunista ha optado por una apuesta incómoda con sus principios pero consecuente con el pragmatismo que lo ha caracterizado, al menos, durante la última década: incluirse dentro de una coalición avalada por los representantes del capital nacional e internacional a cambio de tres escaños más en el parlamento (Cristian Cuevas, Karol Cariola y la reciente madre, Camila Vallejos). Una apuesta, y de acuerdo al nuevo ciclo político abierto desde el levantamiento estudiantil y social del año 2011, aparatista y de escaso rendimiento, por no decir marginal.

¿Pruebas de esto? Muchas. La candidata a diputada por Recoleta e Independencia y ex dirigente estudiantil Karol Cariola, es franca al afirmar que la única posibilidad de transformación del sistema es con una nueva constitución -hasta ahí todo bien- por medio de un proceso participativo de la ciudadanía, es decir una asamblea constituyente. Cuestión que por un lado la ha levantado como la portavoz de los sectores díscolos ante la hegemonía por tradición de los viejos estandartes concertacionistas de la Nueva Mayoría, pero que por otro da cuenta de que el espíritu del histórico programa del Partido comunista no inspirará el de este nuevo conglomerado, debido a la paulatina invisibilización de la fórmula defendida por los hijos de Recabarren y aclamada por los movimientos sociales en las calles.

Otro ejemplo que si bien no responde a la necesidad de transformaciones estructurales si es clara muestra de la incapacidad de sostener la agenda progresista de la coalición son las declaraciones de las propia candidata presidencial comprometiéndose a legislar sobre el «matrimonio igualitario» durante la campaña por las primarias, compromiso omitido en la hoja de ruta presentada hace algunos días.

El mensaje de las 50 medidas es claro: el compromiso de la Nueva Mayoría tiene como techo la concepción de un Estado subsidiario dentro del paradigma neoliberal -propuestas concretas relativas a bonos y subsidios y en cuanto a lo estructural solo intención de-. Si bien los representantes del Partido Comunista han «estirado el elástico» diciendo que la construcción del programa es compleja, que no está todo dicho, que son 38 comisiones trabajando día a día, la propuesta presentada por la propia candidata reafirma que, al parecer, este intento gatopardista de la concertación llamado «Nueva Mayoría» seguirá gobernando para la misma minoría.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.