El PC y el Juntos Podemos Más vienen impulsando junto con la Concertación un pacto electoral para las elecciones de este año. Este pacto viene a profundizar la política del pacto por omisión que ha impulsado el Partido Comunista desde hace años, llamando a votar a los políticos patrones de la Concertación en elecciones municipales, […]
El PC y el Juntos Podemos Más vienen impulsando junto con la Concertación un pacto electoral para las elecciones de este año. Este pacto viene a profundizar la política del pacto por omisión que ha impulsado el Partido Comunista desde hace años, llamando a votar a los políticos patrones de la Concertación en elecciones municipales, a cambio de obtener ciertos votos en otras, o apoyando a los candidatos presidenciales de la Concertación en la segunda vuelta.
Según el PC este pacto es sólo una «política instrumental» con el único fin de acabar con la exclusión. Sin embargo, la realidad es que se trata de algo mucho más profundo, luchar por «extender» o profundizar la democracia, como ellos plantean… dentro de los límites de la propia democracia para ricos, para entrar al Parlamento… «se trata de conquistar un estado democrático o ensanchar sus límites» (El Siglo N° 9.142, 27 de Febrero de 2009, página 5).
¿Qué significará en los hechos este Pacto?: «el pacto instrumental será efectivo con una lista única nacional, tanto para que sean elegidos candidatos del PC y de la izquierda, y romper la exclusión, tanto para que sean elegidos candidatos de la Concertación, y que se le quite escaños parlamentarios a la derecha que, bajo el antidemocrático sistema binominal, ha cosechado una representación falsa y espúrea. Lista única no significa la pérdida de identidad política de las partes». (El Siglo N° 9.142, 27 de Febrero de 2009, página 5). El PC reconoce que la omisión ya no es una alternativa, y que ahora la clave será integrar las listas comunes con la Concertación.
Sin embargo, el PC, para romper la «exclusión» se apoya en los mismos partidos políticos patronales de la Concertación, los que han sido continuadores de la obra de Pinochet, manteniendo el sistema binominal, reformando cosmética y superficialmente la Constitución del 80, siendo los principales sostenedores de las políticas neoliberales, defendiendo los intereses de los empresarios, manteniendo las desigualdades del capitalismo, siendo Chile uno de los países con peor distribución de la riqueza del mundo. Es la Concertación la que ha profundizado la privatización de las empresas y riquezas nacionales, la que reprime y persigue las luchas de los trabajadores, los mapuche, los estudiantes. En este camino, el PC tiene que salir a lavarle la cara a la DC, planteándonos que, tanto la DC como el PC se han encontrado más de alguna vez «en torno a objetivos convergentes», por ejemplo durante la lucha contra la dictadura. (El Siglo N° 9.142, 27 de Febrero de 2009, página 5). Como bien sabemos, la DC fue uno de los principales artífices de la política de la transición pactada, que permitió la pervivencia de las políticas de la dictadura, en lo económico, lo político y lo social. Fue este mismo partido uno de los principales opositores a la lucha que los trabajadores y el pueblo protagonizaban a principios de los 70, llegando incluso a pedir la intervención de los militantes y apoyar el golpe de Estado.
Para justificar este Pacto, el PC plantea que estamos en un momento de «acumulación de fuerzas. Eso nos obliga a buscar los mecanismos para romper la política de los consensos entre la derecha aliancista y la Concertación, la cual ha posibilitado la permanencia de la herencia dictatorial hasta el momento» (El Siglo N° 9.142, 27 de Febrero de 2009, página 6). A pesar de que reconocen a la Concertación como la responsable de mantener los planes de la dictadura, el PC plantea que uniéndose a ellos, ¡lograrán avanzar en terminar con los resabios de la dictadura! Según el PC se trataría de tener «flexibilidad táctica» para cambiar la exclusión. En lugar de confiar en las fuerzas de la clase obrera y el pueblo pobre, de plantear una política independiente y una alternativa obrera a las políticas de los partidos patronales de la Concertación y la derecha, el PC se alía con los enemigos de los trabajadores. Ni el pacto por omisión ayer, ni el pacto electoral abierto hoy, son una alternativa que beneficie a los trabajadores. Por el contrario, posibilita a la Concertación y sus partidos a seguir presentándose como los «amigos del pueblo», «progresistas», etc., cuando en realidad son los aplicadores de los planes anti-obreros y defensores de los empresarios. El PC nos dice que la derecha está preocupada de este pacto porque estos «grupos que defienden al empresariado chileno» (El Siglo N° 9.142, 27 de Febrero de 2009, página 7), ¿acaso la Concertación no lo hace?, ¿no gobierna defendiendo los intereses empresariales?
La política del PC es una política de colaboración de clases, una política que busca avanzar, junto a sectores que sólo ellos identifican como «progresistas», como la Concertación, como también de la mano de los empresarios pequeños y medianos, para solucionar los problemas de los trabajadores y el pueblo. Una política que supedita los intereses propios de los trabajadores a los de sus enemigos de clase: la patronal y sus partidos.
El PC plantea este pacto electoral con el objetivo de romper la exclusión y entrar al Parlamento, ¿para qué? Para «reformar la Constitución y plantearse la tarea de una nueva Constitución, debatida y aprobada democráticamente» (El Siglo N° 9.142, 27 de Febrero de 2009, página 6). En cuanto a la crisis económica, el PC «valora» los esfuerzos del gobierno o el bono de 40 mil pesos, aunque plantea que la gran problema, para evitar que se sigan perdiendo trabajos, es que «no existen fuentes de trabajo, industrias básicas, empresas básicas que tengan que ver con el desarrollo interno del país, sino que seguimos aportando a las exportaciones… no hay un proyecto de desarrollo nacional» (El Siglo N° 9.142, 27 de Febrero de 2009, página 13). Por eso insisten en hablar de la crisis del modelo neoliberal, proponiendo la vuelta al Estado desarrollista. Se trata de implementar una «política democrática que busque mejorar las condiciones materiales de vida de las mayorías» lo que «requiere liberar al Estado para que asuma un rol de palanca estratégica del desarrollo y de la distribución adecuada de la riqueza que crea el país» (El Siglo N° 9.142, 27 de Febrero de 2009, página 21). La defensa del rol del Estado en la economía nacional se suma a la defensa de los pequeños y medianos empresarios, afectados por la crisis y falta de créditos.
La política del PC tiene una correspondencia en el plano político, su pacto con la Concertación, con su propuesta económica de generar el desarrollo nacional, de la mano del Estado, generando empleo y defendiendo a las PyME. En ningún caso se cuestiona la existencia de los empresarios, la explotación patronal o la propiedad privada. En ningún caso se plantea una política de independencia de clase para defender a los trabajadores de la crisis que los empresarios intentan descargar sobre ella. Por el contrario, se trata de mantenerse como la pata izquierda del régimen de la democracia para ricos, sosteniendo a la Concertación en su rol de presentarse como los falsos «amigos del pueblo», bajo su política de colaboración de clases, entre los trabajadores y las PyME.