El corresponsal de TeleSUR en Colombia, William Parra, desmintió este lunes las acusaciones del director de la Policía Nacional, general Oscar Naranjo, quien el sábado lo acusó, a través de en un comunicado, de manipular la información y provocar confusión sobre el origen del reportaje transmitido por TeleSUR «Voces de la selva». Según Parra, le […]
El corresponsal de TeleSUR en Colombia, William Parra, desmintió este lunes las acusaciones del director de la Policía Nacional, general Oscar Naranjo, quien el sábado lo acusó, a través de en un comunicado, de manipular la información y provocar confusión sobre el origen del reportaje transmitido por TeleSUR «Voces de la selva».
Según Parra, le entregó a la familia Solórzano seis minutos del trabajo de una hora como «un gesto única y exclusivamente periodístico, de mi ética periodística», y negó haberle solicitado a los parientes del agente que dijeran que el audiovisual había sido obtenido hace una semana.
«Hablé con ella (la esposa del capitán) y le dije que iba a salir el documental «Voces desde la selva» por el canal TeleSUR y que el video era reciente, nunca le dije que manifestara que era de hace una semana», aseguró el comunicador.
La versión de William Parra fue apoyada por la madre del capitán Solórzano, Noemí Julio, quien ratificó que nunca fue presionada por el reportero y que su familia sólo tiene «palabras de agradecimiento a William Parra y a TeleSUR», ya que «en ningún momento recibimos presiones ni amenazas y, por el contrario, tenemos la inmensa fortuna de recibir pruebas de supervivencia hace una semana».
En cuanto a la exigencia de Naranjo que Parra explicara cuál era su relación con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), grupo que mantiene retenido a Guillermo Javier Solórzano desde el pasado 4 de junio, éste negó que pertenezca a esta guerrilla y aclaró que su trabajo es netamente periodístico.
«Quiero aclarar que no es cierto lo que está diciendo el general Naranjo de que yo pueda pertenecer a las Farc o sea militante de esa organización, ni siquiera que pueda tener alguna simpatía. Mi trabajo se ha limitado a un objetivo única y exclusivamente periodístico», explicó.
«Creo que todo forma parte de una campaña contra algunos periodistas que no se limitan a tener la versión oficial del ejército o de los cuarteles de policía. No entiendo por qué el general Naranjo me acusa de manipular y de secuestro. Aquí lo único que estoy defendiendo es mi derecho a informar, me limité a pedir una entrevista con el capitán Solórzano y me la dieron, no sé si eso es pecado a los ojos del general Naranjo y del gobierno», añadió Parra.
Sobre el por qué el video terminó en manos de la senadora colombiana y ex facilitadora para el acuerdo humanitario, Piedad Córdoba, Parra dijo que le había informado a la parlamentaria de la existencia de la cinta, pues a su juicio es «una prueba de vida».
«El documental yo lo trabajé anoche (viernes) y le dije a la senadora de la existencia del documental que para mi es una prueba de supervivencia que se da desafortunadamente en una coyuntura muy difícil», agregó.
Parra elaboró un reportaje periodístico en base a una entrevista hecha a Solórzano desde su cautiverio y a sus familiares más cercanos, que fue transmitido en exclusiva por TeleSUR el pasado domingo a las 21H00, hora de Caracas.
En un comunicado publicado el sábado, el director de la Policía Nacional de Colombia, general Oscar Naranjo, acusó al periodista de provocar confusión sobre el origen del reportaje y de presionar a los familiares del capitán Guillermo Javier Solórzano, para que emitieran declaraciones.
Según el general, el video fue conocido por la Policía hace más de un mes, pero se mantuvo en secreto para no entorpecer el proceso de liberación del capitán.
Solórzano está retenido por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde el 4 de junio pasado.
Otros ataques a periodistas de TeleSUR
Las acusaciones de falta de ética periodística, de las que fuera víctima el sábado pasado el corresponsal de TeleSUR en Colombia, William Parra, no son las primeras que se hayan registrado contra comunicadores de esta casa periodística multiestatal.
A finales de noviembre de 2006, el periodista Fredy Muñoz Altamiranda, corresponsal para la época en el país andino, fue detenido por agentes del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) en el aeropuerto «El Dorado» de Bogotá (capital), cuando desembarcaba proveniente de Venezuela.
Acusado de los cargos de rebelión y terrorismo, Muñoz Altamiranda fue llevado a los calabozos de la DAS, donde se le interrogó y se le practicaron exámenes forenses.
Su reclusión se extendió por 32 días. Tras su excarcelación, por falta de pruebas, Altamiranda tuvo que pasar a la clandestinidad al ser amenazado de muerte por grupos paramilitares.
También, en octubre de 2007, el comunicador social colombiano Hollman Morris, colaborador de TeleSUR, destacado activista por los derechos humanos en Colombia y crítico del Gobierno del presidente Álvaro Uribe, abandonó su país junto a su familia, tras recibir reiteradas amenazas de muerte en su contra por parte de paramilitares de ultraderecha.
A través de correos electrónicos firmados por un presunto grupo paramilitar autodenominado «Frente Patriótico», a Morris se le decía que se había ganado la rifa para un ataúd con la leyenda «Por guerrillero, sapo y apátrida».