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El Plan «Patriota»: una gran mentira contra el propio pueblo colombiano

Fuentes: ANNCOL

Si de política se trata, corresponde conversar. Dos expresiones maneja la extrema derecha en el poder en Colombia: DEMOCRACIA y ahora PATRIOTA.El galimatías de «la democracia mas sólida de América Latina» del que se ufanaba la oligarquía colombiana, a lo cual se refiere en ubicación desde la llamada época del FRENTE NACIONAL, posterior a la […]

Si de política se trata, corresponde conversar. Dos expresiones maneja la extrema derecha en el poder en Colombia: DEMOCRACIA y ahora PATRIOTA.

El galimatías de «la democracia mas sólida de América Latina» del que se ufanaba la oligarquía colombiana, a lo cual se refiere en ubicación desde la llamada época del FRENTE NACIONAL, posterior a la caída del General Rojas Pinilla ( año 1957) dictador de facto; luego que dos partidos políticos, apátridas , sátrapas ambos de su mismo pueblo, produjeron mas de trescientos mil muertos, en una década conocida como «La Violencia» y en pacto oligárquico las jerarquías de ambos partidos decidieran » continuar» gobernando a Colombia bajo la fiscalización del Imperio norteamericano.

Luego de dieciséis años de alternación por cuatrienios; ese maridaje institucional partidario trajo consigo la alternación del poder en beneficio del gran capital y la complicidad corrupta compartida del erario y la función pública.

La definición de un ejército «apolítico» para respetar la institucionalidad de ambos partidos, por si misma excluyó la posibilidad de una fuerza opositora en el juego. Se gestó otra elite y casta privilegiada a la ya jerarquizada y dividida sociedad de clases: la clase política, que en el zoo-panorama político y social colombiano vino a sumarse a la clase oligárquica, a la jerarquía católica excluyente, a la casta militar y a la de vitalicios detentadores de funciones públicas, como la de los Notarios, por ejemplo.

Cuando la oposición política revolucionaria en Colombia surge con el vigente planteamiento de las múltiples formas de lucha por la conquista del poder popular en Colombia: la lucha armada insurreccional y la lucha legal, parlamentaria; a un partido político legal le asesinan cinco mil de sus miembros en una selectiva aplicación de Terrorismo de Estado.

De manera que correspondió en la inercia del devenir político el aguzamiento de la lucha armada en un complejo y convulsionado escenario económico y social por el creciente auge del narcotráfico en todas sus manifestaciones.

Ya en ejercicio de la DEMOCRACIA en Colombia a su campesinado le había correspondido aglutinarse en Autodefensas Campesinas, como movimiento guerrillero en la conocida región de Marquetalia en la que 16.000 soldados orientados por El Plan Laso, concebido desde El Pentágono, no pudieron doblegar a 48 campesinos hasta mal armados en el año de 1964; constituyéndose el movimiento armado revolucionario Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, ejercito del pueblo (FARC-EP) y en esa misma década la creación del Ejercito de Liberación Nacional ( ELN ) y el Ejercito Popular de Liberación ( EPL ).

Ello trajo consigo el cambio del entorno político colombiano que se mantiene en este siglo XXI. Dos partidos políticos o lo que queda de ellos, luego de las cualificaciones estratégicas, óigase bien, controlaron el Estado colombiano durante todo el siglo XX y aspiran continuar detentándolo en el siglo XXI.

La «democracia colombiana» asesinó a seis candidatos a la presidencia

Para lograrlo desde la década de 1980 inauguraron el genocidio político del que buena parte de la opinión mundial conoce a medias.

En menos de diez años, en la jactanciosa DEMOCRACIA colombiana asesinaron a seis candidatos a la Presidencia de la República; sacrificaron miles de dirigentes sindicales y populares y selectivamente exterminaron, de datos tomados de registros de prensa cuatro mil seiscientos sesenta y dos dirigentes populares , políticos y de masas del partido Unión Patriótica.

El mes pasado destacan las noticias de Colombia que en el transcurso de los primeros tres meses del año dos mil cuatro habían asesinado a los últimos treinta dirigentes de ese partido de la Unión Patriótica -UP.

El gobierno fascista de Uribe declara, en estos días, que esos crímenes han disminuido en un 57% este año. En ese ambiente de Seguridad Democrática se registra el último sacrificado de ellos que corresponde al nombre de CARLOS BERNAL, desde los 13 años miembro de la Juventud Comunista; a los 20 años Secretario Regional del Partido Comunista y a los 40 años de edad miembro del Secretariado del Partido comunista Colombiano, asesinado en la ciudad fronteriza de Cúcuta al día siguiente de denunciar al Alcalde de esa Capital Departamental, Ernesto Suárez Corzo como miembro de los grupos paramilitares que ha causado tres mil crímenes en los barrios y calles de esa capital en el último año.

Se puede circunscribir el ejercicio de la Democracia colombiana en elegir unos representantes y lograr el juego de la alternatividad y la permanencia, por años, bajo el fraude, la triquiñuela y trampa y el terror estatal al borrar del escenario político a la oposición desarmada.

Me excusan, señores y señoras, pero esa es la realidad en ese país. Antes de sentarme a conversar en esta comunidad de base popular, por la vía Internet galopa la noticia de una ofensiva militar del gobierno del
presidente Uribe Vélez contra las fuerzas rebeldes de las FARC-EP en el sur de Colombia. El decir es que desplazan 16.000 soldados, orientados, guiados, asesorados y camuflados con mandos y mercenarios del ejército norteamericano, para obtener una victoria ¡ ya!.

A esa gigantesca y costosísima operación del ejército colombiano, la llaman plan PATRIOTA. Resulta ser una gran mentira contra el propio pueblo colombiano.