Al iniciar la escritura de este documento pensé hacerlo teniendo como referentes a dos grandes dirigentes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) con los que me tocó compartir la dirección del Partido en los años de mayor represión a su dirección y militantes, en los años 1974 y 1975 En un mes de Octubre, pero […]
Al iniciar la escritura de este documento pensé hacerlo teniendo como referentes a dos grandes dirigentes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) con los que me tocó compartir la dirección del Partido en los años de mayor represión a su dirección y militantes, en los años 1974 y 1975
En un mes de Octubre, pero en años distintos, murieron estos dos grandes revolucionarios del MIR: Miguel Enríquez y Dagoberto Pérez.
Los dos eran miembros de la Comisión Política del MIR. Miguel Enríquez Secretario General al momento de su muerte y Dagoberto Pérez encargado Nacional de Organización, anteriormente Secretario del Regional Santiago, el regional con mayor trabajo político social del MIR
Los dos fueron dirigentes estudiantiles de sus respectivas Universidades. Miguel dirigente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción. Dagoberto presidente del Centro de Alumnos de Sociología de la Universidad de Chile.
Los dos, una vez egresados de sus respectivas universidades, decidieron dedicar sus vidas a la lucha libertaria de los trabajadores y el pueblo.
Los dos murieron en combate. La resistencia armada de Miguel y su decisión de no rendirse permitió la sobrevida de otros militantes y dirigentes del MIR. La resistencia armada de Dagoberto hizo posible que otros dirigentes y compañeras, pudieran escapar y romper el acoso represivo.
Como un pequeño homenaje a estos dos grandes dirigentes del MIR, quiero referirme en esta ocasión a lo que desde mi punto de vista significó el Pliego del Pueblo levantado por el MIR en el período pre revolucionario durante el gobierno de Salvador Allende en contraposición al programa Reformista de la UP, así como algunas conclusiones y enseñanzas que me parecen pueden ser importantes para un futuro proyecto libertario de los Trabajadores y el Pueblo. Miguel y Dagoberto fueron parte de la generación y el impulso del Pliego del Pueblo en las organizaciones populares. Los dos fueron duros críticos de la política reformista de la UP. No creo equivocarme en que ninguno de los dos estaría hoy bajo el alero de proyectos abierta o veladamente neoliberales.
Para no interpretar demasiado, tanto la política del MIR, como la política de la Unidad Popular, lo mejor es comparar ambos programas. Se adjuntan a este escrito el Pliego del Pueblo levantado por el MIR en 1972 y el Programa de la Unidad Popular.
De contrastar ambos documentos se puede concluir lo siguiente:
El programa del MIR, y en particular el Pliego del Pueblo levantado por el partido y los revolucionarios de la época, es mucho más que la mera defensa del programa reformista de la Unidad Popular, y menos aun puede ser reducido a una propuesta de defensa armada y militar del gobierno de ese gobierno, como lo han insinuado Andrés Pascal Allende y otros ex dirigentes del MIR en entrevistas de prensa. El Pliego del Pueblo era un programa que levantaba la expropiación y control de todos los grandes medios de producción, distribución y comunicación, no para pasarlos a la administración del Estado Burgués existente, o al gobierno de la Unidad Popular, sino para que fueran dirigidos y controlados por los incipientes órganos de poder popular que fueron desarrollándose durante los años 72-73. Es decir, el Pliego del Pueblo, tenía una direccionalidad de poder que debía residir en los propios trabajadores y el pueblo organizado, incluyendo a los suboficiales y soldados democráticos y antigolpistas de la época.
El Pliego del Pueblo y el programa del MIR es mucho más que el programa reformista de la Unidad Popular impulsado con otras formas de lucha: la lucha armada y militar, como vulgarmente se ha propagandizado en distintos medios de comunicación y difusión, interesados en tergiversar la esencia del programa revolucionario desarrollado por el MIR. El Pliego del Pueblo es un pliego económico, político y social, impulsado desde abajo con una nueva institucionalidad de los trabajadores y el pueblo.
Por el contrario el programa de la Unidad Popular, buscaba traspasar al área social solo una minoría de las grandes empresas nacionales y trasnacionales, dejando el grueso de la economía y de las grandes empresas productivas, distribuidoras y los medios de comunicación, así como la mayoría de los latifundios productores de alimentos, en manos de los grandes empresarios nacionales y extranjeros. Era un programa dirigido desde arriba y apoyándose en la propia institucionalidad burguesa y no buscando generar una fuerza propia de los trabajadores y el pueblo para realizar la transformación. Esta concepción reformista, es lo que dejó importantes espacios libres a los políticos golpistas de la época (Jarpa, Frei, Zaldívar y Aylwin, entre otros), a los grandes empresarios nacionales y extranjeros que al mantener el control de la mayor parte de la economía, pudieron desarrollar el sabotaje a la producción, el acaparamiento, el mercado negro, para culminar con el paro de los camioneros y el llamado a los altos mandos de la FF.AA. para que instauraran la dictadura militar. La dictadura militar fue la dictadura de los grandes patrones nacionales y extranjeros, de los políticos de derecha y de la mayoría de la dirigencia de la DC identificada con intereses de esos grandes patrones al momento del golpe. El programa reformista de la UP, abrió importantes espacios políticos, económicos, sociales y militares para que las clases dominantes generaran las condiciones que culminaron con el golpe de Estado.
El más grave error del MIR antes e inmediatamente después del golpe, fue el subvalorar las fuerzas que mantenían las clases dominantes y, por otro lado, sobrevalorar las fuerzas acumuladas por los trabajadores y el pueblo en los incipientes órganos de poder popular que se estaban conformando. Si bien el Pliego del Pueblo era un llamado a iniciar una contraofensiva popular y revolucionaria cuyo objetivo era el control territorial para arrebatarle el poder económico y político a las clases dominantes, en la práctica, solo puntualmente los trabajadores y el pueblo tuvieron algún grado de control de la producción, distribución y medios comunicacionales. Mucho menor aún fue lo que se logró en cuanto a la constitución de milicia y a la defensa armada de estos órganos de poder germinal a nivel territorial. Esta sobrevaloración de las fuerzas del pueblo y subvaloración de la fuerza de las clases dominantes, tuvo como consecuencia el no preparar adecuadamente y con anticipación, el repliegue ordenado y apoyado en una retaguardia social clandestina legal, compartimentada (entre estructuras y entre militantes) y territorial, que permitiera proteger al partido (sus militantes, dirigentes medios y nacionales) de la contraofensiva represiva que se desató con especial fuerza contra el MIR y los revolucionarios, inmediatamente después del golpe. Lo anterior significó, que el MIR tuviera en gran medida que improvisar desde el mismo 11 de Septiembre su defensa y su repliegue, prácticamente sin retaguardia social organizada y en base a fachadas artificiales para la mayoría de sus dirigentes, cuadros medios y también un porcentaje importante de sus militantes. La entrega, el compromiso y la voluntad a toda prueba de la gran mayoría de los militantes del MIR resultaron insuficientes para enfrentar la ofensiva contrainsurgente. Acosados por los servicios de inteligencia, durante los años 73, 74 y 75, fueron encarcelados y torturados cientos de sus militantes y dirigentes. Muchos de ellos hoy no están con nosotros, fueron asesinados o están desaparecidos.
Aun así, el gran mérito de la propuesta política del MIR, que se fue desarrollando durante el período de la Unidad Popular, es haber planteado, anticipadamente al derrumbe del socialismo real, que solo el «socialismo podría resolver los problemas de la clase obrera, los trabajadores y el pueblo» pero bajo la relevante advertencia de que «solo el socialismo es el poder para el pueblo, es el pueblo hecho poder», como lo señala el Pliego del Pueblo. La advertencia es clara, sin «pueblo hecho poder», no hay socialismo (y esto no era ni es quivalente a decir que el pueblo «se haga del poder», pues implicaría tomarse algo ya construido por otra fuerza distinta al pueblo). Lo que no alcanzó a prever la propuesta y la práctica del MIR, antes del golpe y durante el período de la dictadura, es que la concepción vanguardista y leninista de conducción era una de las causas que impedía ponderar, no solamente en Chile donde los revolucionarios alcanzaron una incipiente acumulación de fuerzas, sino que en todos los procesos revolucionarios desarrollados en el mundo durante el siglo XX, incluidos los triunfantes, que también llevaban en su interior el germen de un proceso regresivo hacia el capitalismo, la dialéctica del revisionismo, entendido como el reemplazo de los trabajadores y el pueblo por una burocracia dirigencial que decían ser los representantes de los primeros. El MIR no estaba exento de estas concepciones, fuimos educándonos y formándonos bajo la concepción del centralismo democrático heredada del leninismo. Bajo estas concepciones de conducción, en ningún proceso revolucionario del siglo XX y lo que va del XXI, la clase obrera, los trabajadores y el pueblo, se han transformado en clase para sí, es decir, en lo que planteaba el pliego del pueblo meses antes del golpe de estado «el socialismo es el poder para el pueblo, es el pueblo hecho poder».
Personalmente hasta antes del inicio del derrumbamiento del socialismo real, pensaba que los errores del MIR, estaban concentrados en una equivocada estrategia de acumulación de fuerzas. Formado bajo las concepciones leninistas, pensaba que el error estaba en la conducción de la vanguardia, que para nosotros era el MIR y otros revolucionarios de la izquierda. El derrumbamiento del socialismo real, nos hace ver que las «vanguardias», en todos los países donde supuestamente triunfó el «socialismo» (entre comillas, porque el socialismo todavía no triunfa en ninguna parte), seguía la misma lógica de acumulación económica que la desarrollada por el capitalismo. Seguía la misma lógica de aumentar la producción de mercancías y bienes de consumo, dirigidos centralmente por la burocracia estatal, que es la misma lógica del capitalismo que dirige la economía centralmente a través de las grandes empresas nacionales y trasnacionales. La misma lógica de la producción de mercancías como únicos incentivos materiales, que son la causa de la enajenación de los trabajadores y el pueblo. Esta lógica no es la de la liberación de los trabajadores y el pueblo, es la lógica y a la vez es el motor para que el capitalismo pueda seguir en su proceso de acumulación de capital. La base económica material en el socialismo real nunca estuvo en manos de los trabajadores y el pueblo, nunca se acercó a ser parte integrante de un «poder para el pueblo y el pueblo hecho poder». Como siguió la misma lógica capitalista, fueron las propias burocracias partidarias y estos «estados socialistas» sin excepción, los que ayudaron al derrumbamiento del mal llamado socialismo y a la instalación del capitalismo en la ex URRS, China, Vietnam y por último ahora en Cuba.
En plena crisis del capitalismo en la década del 80 del siglo pasado, las burocracias del «socialismo real» abrieron las puertas para que las trasnacionales fueran a instalarse a esos países, poner a su disposición mano de obra especializada a bajo costo, aumentar las tasas de explotación y de extracción de plusvalía de los trabajadores de esos países, cuestión que ya no podían seguir haciendo en sus países centrales (EEUU y Europa) y que veían restringida en sus periferias tradicionales. Principalmente porque se produjo el derrumbe del «socialismo real» dirigido por sus burocracias, es que fue posible la instauración del nuevo modelo de acumulación capitalista y la globalización neoliberal que todavía hoy impera en el mundo. Este derrumbamiento hizo posible también que el capitalismo pudiera resolver una más de sus crisis cíclicas de acumulación. Los trabajadores y los pueblos de esos países nunca estuvieron en el poder, nunca se transformaron en clase para sí, que era supuestamente uno de los objetivos a alcanzar en la transición del socialismo al comunismo y que debería haber sido dirigido por estas «vanguardias». Las «vanguardias», o parte de ellas, en un proceso de metamorfosis se transformaron en las mejores impulsoras y defensoras del capitalismo. En Chile, en una escala minúscula, el neomirismo es parte de este proceso más global. Por neomirismo se entiende al intento del Pro (Partido Progresista) de incorporar corrientes ex miristas en su seno.
La producción de mercancía y su venta es la esencia del sistema de reproducción del capitalismo. Y es la misma lógica que siguió el socialismo real. A partir de la instauración del modelo neoliberal, el gran capital nacional y trasnacional, han exacerbado su producción y los grandes patrones nacionales y extranjeros han exacerbado, a través de sofisticados medios de propaganda, su adquisición, vendiendo la ilusión de que a través de su compra las personas serán cada vez más libres. La esclavitud en pleno siglo XXI, se materializa a través de la ilusión de que con la adquisición de más mercancías los trabajadores y los pueblos serán más libres. Pero en realidad estamos siendo esclavos de una necesidad de los grandes patrones nacionales y extranjeros para que no se interrumpa su proceso de acumulación y concentración del capital, aumentando así exponencialmente la desigualdad social a nivel planetario. La obtención febril de las mercancías es lo que produce la enajenación y el impedimento para alcanzar la verdadera libertad. Como parte de este proceso de obtención de mercancías en gran medida superfluas, en los países centrales y en los sectores medios y altos de los países en desarrollo, se incentiva la obtención, por ejemplo, de alimentación cada vez más sofisticada y excesiva para las necesidades de una persona, siendo parte del modelo de acumulación neoliberal y transformando dicha alimentación en un fetiche más de reconocimiento social en la pirámide de dominación. La irracionalidad de este orden de esclavitud, tiene como logro que se voten toneladas de alimentos en los países centrales y en los sectores medios y altos de los países en desarrollo, mientras millones de personas mueren de hambre en África, Asia y aun en América Latina.
El proyecto libertario de los trabajadores y el pueblo, debería liberarse radicalmente de la lógica de producción capitalista, de las concepciones reformistas que durante el siglo pasado y presente han ayudado a su consolidación y fortalecimiento, como también de la lógica vanguardista, etapista y mecanicista de la revolución de la cual el MIR no estuvo exento. El objetivo estratégico de la conquista del poder, liderada por «vanguardias revolucionarias», ha demostrado no ser un proceso que permita la liberación de los trabajadores y el pueblo. Por el contrario, las experiencias del siglo XX y lo que va del XXI, demuestran que irremediablemente todos esos procesos tarde o temprano terminan en la reinstalación del capitalismo. El objetivo estratégico del proyecto libertario de los trabajadores y el pueblo debería ser el construir desde abajo, un poder económico, político, social, educacional-cultural-científico y de preservación del medio ambiente, con una lógica anticapitalista, donde la producción e intercambio de mercancías no sea el motor de este nuevo poder. El objetivo, no debería ser la conquista del poder, sino la construcción de un nuevo poder en una praxis política, económica, social y educacional-cultural-científica y con preservación del medio ambiente totalmente distinta a la lógica capitalista. Esta nueva praxis de construcción de un nuevo poder, debería ir permitiendo a la vez que los trabajadores y el pueblo se transformen en clase para sí y no sean manipulados por supuestas «vanguardias liberadoras», que la práctica política del siglo pasado demostró ser solo un camino de derrotas. Conquistas del poder hubo en la revolución Rusa, en China, en Vietnam, en Cuba, en Nicaragua. En todos esos países la acumulación de fuerzas política, social y militar fue resuelta «correctamente» por las «vanguardias». Vietnam es el ejemplo de una de las estrategias más completas, masivas y diversas de acumulación de fuerzas, capaz de derrotar en distintos momentos históricos al colonialismo Japonés, Francés y posteriormente al imperialismo norteamericano. Pero el derrumbamiento del «socialismo real» demuestra que el problema del poder por parte de los trabajadores y el pueblo no estaba resuelto en esos países donde hubo una «correcta» estrategia acumulación de fuerzas que permitió la conquista del poder por parte de las «vanguardias» que suplantaron a los trabajadores y el pueblo.
Por contrapartida observamos que la burguesía fue transformándose en clase para sí, antes de las revoluciones burguesas. El proyecto liberador de los trabajadores y el pueblo también debería transformarse en clase para sí en un proceso ininterrumpido de praxis y generación de poder popular con los contenidos señalados anteriormente desde sus inicios. Suponer que la transformación en clase para sí es un objetivo futuro y que debe ser dirigido exteriormente por una «vanguardia» de los trabajadores y el pueblo es, a mi entender, un error histórico mecanicista y etapista que deja para el futuro algo que se debe afrontar desde los inicios de la generación de la institucionalidad alternativa. Si se supone que esto es papel de la vanguardia una vez que se conquiste el poder, cualquier cosa puede suceder en el camino, porque los trabajadores y el pueblo le estarían delegando (al igual como sucedió en el siglo pasado) a terceros la representatividad de sus objetivos de clase.
La rebelión no asegura la liberación. La historia del siglo XX y lo que va del XXI demuestra que procesos rebeldes pueden desembocar en procesos reformistas o de consolidación del capitalismo. La rebeldía o formas de lucha armadas y militares no son garantía de liberación por sí mismas y menos aún de que quienes las impulsan o dirigen prolonguen en el tiempo su apoyo a procesos liberadores de los trabajadores y el pueblo.
En el MIR, tres miembros de la Comisión Política del tiempo de Miguel Enríquez: Andrés Pascal, Nelson Gutiérrez y Roberto Moreno, fueron «fervientes impulsores» durante el período de la dictadura y desde el exterior del país, de los frentes guerrilleros. Pero además, los tres estuvieron con la Política de Salvación Nacional, que rebajaba los contenidos del Programa Democrático, Popular y Revolucionario del Pueblo, subordinándose a la política de acuerdos promovida por la oposición burguesa para el término de la dictadura y de conciliación con la institucionalidad y el programa económico neoliberal que posteriormente se consolidó. Roberto Moreno fue uno de los dirigentes que encabezó el revisionismo y la posterior generación del autollamado MIR Político. Recientemente, en un proceso «autocrítico», Moreno relata en su libro «Memorias Militantes», cómo a través de la metamorfosis, se puede «ser parte» de un proyecto revolucionario y terminar dentro del modelo neoliberal asesorando al Ministerio del Interior, aparato encargado del orden público y de la elaboración de las políticas de contrainsurgencia y represión de los trabajadores. Andrés Pascal ha terminado siendo uno de los dirigentes del neomirismo, bajo el alero del progresismo socialdemócrata y neolioberal encabezado por Marco Enríquez Ominami. Nelson Gutiérrez, murió hace unos años atrás, fue el principal ideólogo de la política de Salvación Nacional y de los frentes guerrilleros, sus escritos muestran una gran probabilidad de que hoy estaría dentro de algún proyecto reformista.
No basta con luchar. Así como la rebelión y la lucha armada no asegura la liberación, la lucha social tampoco es la varita mágica de la liberación. Incluso puede ser caldo de cultivo para crear la ilusión que a través de nuevas conquistas económicas se avanza a un proceso liberador, cuando en la práctica lo que permite es seguir en la carrera por obtención de más mercancías y en un proceso más enajenante para los trabajadores y los pueblos. Los dos últimos siglos, el planeta ha estado plagado de luchas sociales y políticas, y lo anterior no significa que los trabajadores y los pueblos hoy sean más libres que en el pasado y que la desigualdad social a nivel planetario haya disminuido.
Todo proyecto político que se desarrolle dentro de la institucionalidad burguesa, termina temprano o tarde siendo atrapado por la institucionalidad del sistema, y siendo afín al proceso de reproducción del capital. La política reciente de nuestro país así lo demuestra. Las tres grandes reformas de la nueva mayoría, apoyada por distintos partidos y sectores reformistas han dejado en evidencia lo anterior, pero no solo en el sentido genérico y abstracto de «reproducir el capitalismo», sino en el sentido más concreto e inmediato de intensificar el lucro a expensas del endeudamiento de las familias trabajadoras y del traspaso de riquezas desde el erario público al empresariado educacional formado por la Concertación. En los años previos a la reforma educacional, se desarrollaron jornadas de lucha estudiantil, una parte de esos dirigentes, están hoy instalados en el parlamento, formando parte del proceso reformas neoliberales y de afianzamiento del sistema.
La Asamblea Constituyente tampoco es garantía de un proceso liberador de los trabajadores y el pueblo. Sus impulsores nos dicen que es la hora de la quinta república. Antes habrían existido cuatro períodos republicanos: la primera república desde 1810 hasta la batalla de Lircay de 1830. La segunda república desde 1830 a 1970. La tercera república, el gobierno de la Unidad Popular. La cuarta república, la neoliberal que se prolonga hasta ahora. Proponen como parte del programa de la Asamblea Constituyente la generación de la quinta república, no a partir de un nuevo poder de los trabajadores y el pueblo, sino a partir de un nuevo programa reformista a desarrollarse dentro del Estado Capitalista. Lo más probable es que si se llega a desarrollar, será un proyecto político que termine reforzando el sistema capitalista, como ha sucedido en otros países de América Latina.
La democracia representativa es burguesa. El centralismo democrático y las formas de representación que se dieron en la institucionalidad del socialismo real, heredaron la misma forma de representación del capitalismo. Un proyecto liberador debería superar la democracia representativa. La democracia representativa es engañosa, pues les entrega a otros la representatividad de la clase. Es la misma lógica de la empresa, donde el dueño del capital es el que representa el supuesto bien del conjunto de los trabajadores. La democracia representativa es el traslado de la realidad de la empresa, que es funcional a la reproducción del capital, al conjunto de la sociedad. Es una necesidad, para mantener la dominación y hacer creer que a través de la representatividad y la delegación podemos ser más libres.
La autoconstrucción del poder del pueblo para el pueblo, debería llevar implícita la idea de la soberanía constituyente de carácter permanente y la representación, que debería ser solo un mandato temporal esencialmente revocable, solo para la ejecución de la deliberación y para la generación y recreación permanente de poder político, económico, social y educacional-cultural-científica y de preservación del medio ambiente alternativo a la institucionalidad existente.
De manera creciente se empiezan a abrir esbozos de deliberación constituyente en la dirección anteriormente señalada, la discusión está en muchas partes con diferentes grados de desarrollo. En este proceso se debería ir construyendo soberanía del pueblo y para el pueblo y dando solución aunque sea parcial y germinal en sus inicios a las necesidades de los trabajadores y el pueblo. En esta autoconstrucción del poder del pueblo y para el pueblo, los trabajadores y el pueblo deberían ir constituyéndose a la vez en clase para sí.
El programa del MIR tenía como direccionalidad estratégica la unidad de los proyectos liberadores de los trabajadores y los pueblos de todos los países de América Latina. Incipientemente a principios de la década del 70 el MIR participó en la constitución de la Coordinadora Revolucionaria del Cono Sur con movimientos revolucionarios de Argentina, Uruguay y Bolivia. Pero esta unidad, tenía la misma lógica centralista y vanguardista señalada anteriormente. La direccionalidad estratégica de la unidad de los proyectos liberadores del futuro, debería ir concretándose en la medida que los trabajadores y los pueblos de cada país vayan generando su propio poder y vayan siendo clase para sí. Debería ser una unidad producto de procesos surgidos desde abajo, de las praxis políticas, económicas, sociales y educacional-cultural-científica y de preservación del medio ambiente, alternativas al capitalismo y en forma natural (entendiendo «en forma natural» a procesos reales de clase para sí y poder propio y no a coordinaciones de «vanguardias» que dicen representar a los trabajadores y el pueblo), ir conformando el gran proyecto libertario de los trabajadores y el pueblo de Latina América y el mundo. El proyecto libertario de los trabajadores y el pueblo no tiene nacionalidad, las nacionalidades son una necesidad para el desarrollo del capital y fundamentalmente para el desarrollo de la industria armamentista, motor sin el cual el capitalismo no puede existir. Las pugnas nacionalistas encubren a su vez, disputas entre distintos grupos económicos nacionales y trasnacionales. La cuestión de la salida al mar para Bolivia, por ejemplo, encubre solo la pugna entre intereses económicos del proyecto neoliberal de Chile y la mezcla de un proyecto nacional desarrollista con neoliberalismo que encabeza el gobierno de Evo Morales y su vicepresidente García Linera. El proyecto de Evo Morales no es un proyecto revolucionario y menos socialista, su modelo económico es el modelo capitalista que hoy necesita Bolivia para su expansión y desarrollo. Los grupos económicos nacionales y trasnacionales que operan en Bolivia, como todos los del mundo, buscan expandir su influencia económica, en este caso, hacia el pacífico. Tomar parte de esta pugna, es ponerse detrás de uno u otro modelo capitalista, el que se desarrolla en Chile o el que se desarrolla en Bolivia. La unidad de los proyectos liberadores de los trabajadores y los pueblos de América Latina no debe tener fronteras y menos tomar partido por uno u otro modelo capitalista que son absolutamente ajenos a su propio proceso de liberación. La frontera de los proyectos liberadores no es entre naciones, la frontera es con las clases dominantes de cada país, el fomento de los nacionalismos conllevan el sometimiento para los trabajadores de ambos países, como ya ha quedado demostrado históricamente. .
La lucha del pueblo mapuche debería formar parte del mismo proceso libertario y de generación de poder. El pueblo mapuche no será libre sin una integración recíproca de las praxis sociales y políticas de generación de poder de los trabajadores y el pueblo del país. La sociabilización de su praxis comunitaria ancestral, puede ayudar a descubrir formas de generación de poder en otros sectores del pueblo.
La historia del siglo pasado y nuestro presente demuestran que los estados, cuya naturaleza contrainsurgente aflora una y otra vez en todos los países sin excepción, acuden a la violencia para detener los procesos liberadores. ¿Cómo se va a conjugar la defensa de este nuevo poder en una praxis política, económica, social y educacional-cultural-científica y de preservación del medio ambiente? Es un problema a resolver por el proyecto liberador de los trabajadores y el pueblo. Como aporte a ese proyecto, y por lo señalado anteriormente, él no debería fundarse en la misma lógica de la acumulación de fuerzas de los procesos triunfantes del siglo pasado. No debería tener la lógica de la conquista del poder, sino de generación de poder y de generación de clase para sí. No debería tener la lógica de la acumulación de fuerzas dirigida por una vanguardia, sino de generación de fuerza surgida de las organizaciones de los trabajadores y el pueblo.
El proyecto liberador de los trabajadores y el pueblo no requiere inmortalizar a dirigentes históricos, menos aún cuando estos han sido reformistas. La única huella a seguir, debería ser aquella que va marcando el propio proyecto liberador de los trabajadores y el pueblo, hasta que éste se transforme en clase para sí y el capitalismo haya sido abolido. Como dijeron los creadores del socialismo científico, después vendrán otras contradicciones que no tendrán un contenido de clase.
Recordando a estos dos grandes dirigentes del MIR: Miguel Enríquez y Dagoberto Pérez, no los transformemos en supuestos inmortales, tomemos su compromiso con el proyecto liberador de los trabajadores y el pueblo. Que sea una nueva praxis, en los términos señalados anteriormente, la que descubra y construya los paradigmas del futuro.
SOLO LA LUCHA NO HARÁ LIBRES A LOS TRABAJADORES Y AL PUEBLO.
SOLO UN PROCESO DE PRAXIS SOCIAL PROLONGADA DE CREACIÓN DE PODER POPULAR DE LOS TRABAJADORES Y EL PUEBLO HARÁN POSIBLE LA GENERACIÓN DE UNA CLASE PARA SÍ Y PODRÁN ASEGURAR SU LIBERACIÓN DEFINITIVA Y EL TÉRMINO DEL CAPITALISMO.
EL NUNCA MÁS NO ES POSIBLE MIENTRAS EXISTAN LAS GRANDES EMPRESAS NACIONALES Y TRASNACIONALES GENERADORAS DE LAS GUERRAS, DE LA INDUSTRIA ARMAMENTISTA Y DE LOS ESTADOS CONTRAINSURGENTES EN EL MUNDO. EL NUNCA MÁS SOLO ES POSIBLE SI LA LUCHA POR LOS DERECHOS HUMANOS FORMA PARTE DEL PROCESO LIBERADOR DE LOS TRABAJADORES Y LOS PUEBLOS DE AMERICA LATINA Y EL MUNDO
LA CONFORMACIÓN DE UNA CLASE PARA SÍ, REQUIERE DE UNA BASE MATERIAL ECONÓMICA QUE NO TENGA LA LÓGICA DEL INTERCAMBIO DE MERCANCIAS QUE TIENE EL CAPITALISMO Y QUE PROLONGARON LAS BUROCRACIAS DEL SOCIALISMO REAL. ESTE PROCESO AUNQUE SEA GERMINAL DEBERÍA IR GENERÁNDOSE SIMULTANEAMENTE CON EL PODER POLÍTICO, SOCIAL Y EDUCACIONAL-CULTURAL-CIENTÍFICO Y DE PRESERVACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE ALTERNATIVO A LA INSTITUCIONALIDAD EXISTENTE. DEBERÍA SER PARTE DE LA PRAXIS QUE REQUIEREN LOS TRABAJADORES Y EL PUEBLO PARA TRANSFORMARSE EN CLASE PARA SI.
Hernán Aguiló Martínez
Ex Subsecretario General del MIR
Ex Jefe del Movimiento de Izquierda Revolucionaria en Chile (1976-1986)
Noviembre 2015
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ANEXOS
PLIEGO DEL PUEBLO LEVANTADO POR EL MIR
octubre 1972
FRENTE AL PLIEGO DE LOS PATRONES LEVANTAMOS EL PLIEGO DE: LA CLASE OBRERA, LOS POBRES DEL CAMPO Y LA CIUDAD DE TODOS LOS TRABAJADORES DE CHILE.
SOLO EL SOCIALISMO PODRÁ RESOLVER LOS PROBLEMAS DE LA CLASE OBRERA, LOS TRABAJADORES Y EL PUEBLO, PORQUE EL SOCIALISMO ES EL PODER PARA EL PUEBLO ES EL PUEBLO HECHO PODER
Experiencia reciente ha demostrado que los trabajadores no necesitamos de los patrones para hacer funcionar la economía.
En sus desesperados intentos por paralizar el país solo han conseguido demostrar su carácter parasitario ante los ojos de todo el pueblo.
LA CONCLUSION ES CLARA. SOBRAN LOS PATRONES
Pretender volver, entonces volver a la normalidad de ayer, es decidirse a retroceder, es regresar a la debilidad de ayer.
ES MANTENER EN LAS MANOS DE LOS PATRONES LAS HERRAMIENTAS QUE LES PERMITAN CONTINUAR SABOTEANDO LA PRODUCCION, NO INVIRTIENDO, ESPECULANDO, DERROCHANDO, ENRIQUECIENDOSE AUN MAS A TRAVES DEL MERCADO NEGRO.
Podrán crear así los patrones en cualquier momento, las condiciones para derrocar al gobierno y reprimir salvajemente a los trabajadores haciéndolos pagar con sangre el miedo que les hecho pasar.
LAS TAREAS DE LOS TRABAJADORES
Las luchas de estos días nos han fortalecidos extraordinariamente. Hemos reforzado nuestra organización y hemos elevado nuestra conciencia política.
La clase obrera del campo y la ciudad ha reforzado su papel dirigente ante las otras capas y clases populares y frente a toda la sociedad.
Somos los trabajadores y el pueblo la fuente fundamental de fuerza que permite avanzar, en enfrentar y derrotar a los grandes patrones y sus politiqueros.
Durante el desarrollo de esta lucha, hemos ido generando nuevas formas de organizarnos.
LOS CONSEJOS COMUNALES DE TRABAJADORES, que irán aumentando enormemente nuestra fuerza.
Allí unidos obreros, campesinos, pobladores, estudiantes y todo el pueblo en torno a este
PLIEGO DEL PLIEGO DEL PUEBLO. Haremos sentir a nuestros enemigos el enorme peso de nuestra fuerza.
ABRAMOS EL CAMPO AL CAMINO POPULAR}
1.- En las nuevas condiciones políticas creadas de aislamiento y desenmascaramiento de los patrones y fortaleza de la clase obrera, del pueblo, este PLIEGO NOS DARA UNIDAD y nos señalara claramente la dirección de cada uno de nuestros golpes.
2.- los comités coordinadores comunales, hoy organizados por decenas en las provincias de Valparaíso, Santiago, Linares, Ñuble, Cautín, Concepción que en su desarrollo y fortalecimiento están creando las condiciones para el nacimiento de los CONSEJOS COMUNALES DE TRABAJADORES, nos darán la fuerza e irán abriendo el camino al PODER POPULAR, que culminará en la creación de la ASAMBLEA DEL PUEBLO.
3.- Pero también es necesario ahora que creemos otras formas de relaciones con el gobierno y sus instituciones.
Nadie tiene derecho y menos aun en nuestro nombre a actuar sin consultarnos. Ningún problema es tan complicado como para que no pueda ser entendido y discutido por nosotros. Ningún funcionario puede olvidar que su primera responsabilidad es con el pueblo y que esta por lo tanto obligado a someterse a su control organizado.
4.- Los trabajadores no queremos permanecer exclusivamente manteniendo la producción y a la defensiva.
Abriremos una contraofensiva popular armados con este PLIEGO DEL PUEBLO que nos da la unidad y con los CONSEJOS COMUNALES DE TRABAJADORES que nos darán la fuerza.
Pliegos como éste y embriones de PODER POPULAR en las COMUNAS comienzan a aparecer en todas partes de Chile.
Este es pues, un movimiento ya en marcha: nada ni nadie podrá detener
A- LOS DELITOS DE LOS PATRONES
La aristocracia del dinero, pretende desvergonzadamente, imponer al pueblo el PLIEGO DE LA MISERIA, de la explotación, de la opresión.
El pliego de la SNA, de la SOFOFA, la CAMARA CHILENA DE LA CONSTRUCCION, la CAMARA CENTRAL DE COMERCIO, etc.
Exigen la satisfacción de este pliego, solo así están dispuestos a seguir cumpliendo con su papel de zánganos. Ese es «el pliego de Chile»
El pueblo luchara por someter a castigo los siguientes delitos de los explotadores:
– Es delito explotar impunemente a los trabajadores y someterlos a salarios de hambre despidos arbitrarios, cesantía, incumplimiento de las leyes sociales.
– Es delito enriquecerse, superexplotar a los trabajadores cobrando precios exorbitantes
– Es delito acaparar, especular, traficar, sobornar, desarrollar el mercado negro
– Es delito dejar sin abastecimiento al pueblo cerrando el comercio paralizando las industrias, los fundos, el transporte.
– Es delito que los dueños de las fábricas y los fundos los grandes comerciantes y todos los explotadores eludan impuestos o se los reduzcan, aprovechándose de la mayoría patronal que controla el parlamento.
– Es delito grave contra el patrimonio del pueblo que los patrones destruyan industrias, instituciones, y maquinarias boicoteen la producción, no haciendo trabajar las empresas a toda su capacidad.
– Es delito utilizar el crédito para enriquecerse a costa del pueblo
– Es delito que los capitalistas no inviertan las ganancias que extraen de la explotación de los trabajadores y las utilicen en el tráfico de dólares, las envíen al extranjero, las utilicen en el financiamiento de la sedición de los grupos armados derechistas en el consumo o compra de mansiones y autos de lujo.
– Es delito explotar, subyugar a los pueblos, robarles sus riquezas básicas, apropiarse de su industria, estrangularlos financieramente, exigir indemnizar el robo y pretender someterlo a su control económico.
– El imperialismo norteamericano es el más grande enemigo del pueblo de Chile y de todos los pueblos.
B-EL PLIEGO DEL PUEBLO
HAY QUE EXPROPIAR A LOS INSERVIBLES. HAY QUE TERMINAR CON LOS GRANDES CAPITALISTAS.
I. Asegurar la distribución y abastecimiento adecuado y aportarlo al pueblo
Por eso exigimos y lucharemos por la:
– Expropiación de todas las grandes empresas distribuidoras
– Expropiación del comercio exterior
– Expropiación de todas las grandes empresas comerciales
– Control de los trabajadores y los consumidores a través de los sindicatos de obreros del comercio, JAP y los Consejos Comunales en el comercio que permanezca en el sector privado
– Integrar definitivamente al área social las grandes empresas distribuidoras y comerciales que hayan sido requisadas durante el para capitalista.
– Impulsar la formación de almacenes populares en los barrios que dependen de los Consejos Comunales, mantener y multiplicar las ferias populares.
– Fortalecer las JAP, las cooperativas de consumo y economatos, en las fábricas y servicios públicos. Apoyar al pequeño comercio
– Asegurar el abastecimiento permanente de los productos esenciales a los trabajadores
II. Por un sistema de transporte y movilización que resuelva las necesidades del pueblo
– Expropiar las grandes empresas del transporte terrestre, marítimo de pasajeros y carga
– Crear empresas de transporte dependientes de las empresas del Área Social
– Fortalecer la empresa de transportes colectivos del estado
– Desarrollar empresas comunales de transporte colectivo, dependientes de los Consejos Comunales y en las que participan el Estado. La comuna los choferes y empleados y los pequeños empresarios del transporte.
– Apoyar a los pequeños empresarios del transporte asegurándoles los repuestos y reposición de los equipos; agruparlos. Organizar a los choferes, empleados, cargadores y pionetas y desarrollar allí formas de control obrero.
– Reorientar la producción de la industria automotriz, destinándola a producir micros, liebres, camiones, tractores y ambulancias para satisfacer las necesidades colectivas de los trabajadores
– No devolver las grandes empresas del transporte ni los camiones de los grandes empresarios que fueron requisados durante el paro nacional.
III. Que todas las industrias produzcan para el pueblo, bajo el control del pueblo
Los trabajadores llamamos a luchar por la:
– Expropiación de todas las grandes empresas y monopolios industriales
– Expropiación rápida y sin indemnización de las inversiones norteamericanas en la industria
– Establecimiento del control obrero de la producción en todas las industrias que permanezcan en el privada y que exploten trabajo asalariado
– No devolución e incorporación definitiva del Área Social de todas las grandes industrias que fueron requisadas o intervenidas durante este intento de huelga patronal sediciosa
– Ilegalización de la SOFOFA
IV. El pueblo tiene derecho a tener vivienda, hospitales, escuelas, campos deportivos y una ciudad igual para todos.
– Por eso el pueblo reclama:
– La expropiación de las grandes empresas de la construcción
– Formación de una empresa estatal de la construcción y de empresas regionales y empresas comunales
– La no devolución de las empresas constructoras requisadas e intervenidas
– La ilegalización de la Cámara Chilena de la Construcción
V. Solo el pueblo puede resolver el problema del campo y hacer producir la tierra
Por eso el pueblo lucha por:
– La expropiación de todos los fundos de más de 40 HRB, a puerta cerrada (Hectáreas de Riego Básico)
– Eliminar el derecho a reserva y la indemnización de la tierra
– Apoya técnico y crediticio a los pequeños y medianos propietarios
– El control obrero de la producción en los fundos de más de 20 HRB
– La Ilegalización de la SNA, CAS, Sindicato de Empleadores Agrícolas.etc.
– Entregar el poder suficiente a los Consejos Comunales para que dirijan todas estas informaciones y la producción en la comuna apoyados por los aparatos técnicos del estado
VI. A terminar con la explotación del imperialismo en Chile
– No al pago de la deuda externa al imperialismo norteamericano
– La nacionalización de todas las empresas e inversiones norteamericanas en Chile.
VII. No más créditos a los patrones ladrones
– Completar la nacionalización de toda la banca privada y las actividades financieras de todo tipo
– La creación del Banco Nacional Único
– La abolición del secreto comercial y bancario
– La cuenta bancaria única
– La reorientación del crédito hacia la satisfacción de las necesidades del pueblo y hacia los pequeños y medianos empresarios
– La supresión de todas formas de crédito a los empresarios que participaron en la huelga patronal
VIII. Que los grandes capitalistas financien las necesidades y derechos de pueblo
Por eso el pueblo lucha por:
– Un nuevo sistema de de tributación e impuesto, que recaiga sobre los grandes capitales nacionales y extranjeros
IX. Obligar a ahorrar e invertir a los capitalistas
– Poner un límite a las ganancias de los capitalistas
– Obligar a los patrones a invertir bajo el control de los trabajadores y del Estado
X. Una política de reajustes con sentido de clase
Por eso los trabajadores luchamos por
– Reajustes automáticos cada vez que el costo de la vida suba más del 5%
– Que los reajustes salgan siempre del bolsillo del capitalista para que los trabajadores reciban cada vez una mayor porción del ingreso nacional
– Que los reajustes sean discriminatorios, pues es justo que los que ganan menos reciban mas en comparación a los que tienen altos sueldos
XI. La mujer tiene derecho a una vida digna
Por eso los trabajadores llamamos a luchar por:
1. Crear la condiciones para liberar a la mujer de la pesada carga que representan las tareas del trabajo domestico
a) Creando en las fabricas, fundos y oficinas, poblaciones y barrios y en todas las comunas, guarderías y jardines infantiles, comedores y lavanderías populares
b) Construyendo mejores casas para el pueblo y mejorando sus instalaciones de agua y luz, dotándolas de un buen baño y de una cocina cómoda y confortable
c) Construyendo almacenes populares en los barrios cooperativas y economatos en las industrias; fortalecimiento a las JAP para asegurar un abastecimiento normal, regular, seguro, completo y barato al hogar del pueblo.
2. Establecer la igualdad de derechos del hombre y la mujer. Modificar el actual código civil
– Crear las condiciones para que la mujer se incorpore masivamente al trabajo en las fábricas, fundos, oficinas, servicios, etc.
– Establecer la igualdad de sueldos y salarios para el hombre y la mujer.
3. Luchar por la creación del Ministerio de la Mujer que oriente la acción del Estado a crear las condiciones para que la mujer se libere materialmente y no esté atada al trabajo domestico
4. Salario para las dueñas. Las dueñas de casa de la familias obreras, campesinas y de trabajadores, desempeñan un trabajo esencial para el funcionamiento de la sociedad , pero es un trabajo no remunerado , es un trabajo no pagado el que ellas realizan , este trabajo deba pagarse. Que paguen los capitalistas
5. Luchar por la organización de la mujer en Comités de mujeres, Centros de madres e incorporarlos a los consejos comunales.
XII. Por una educación abierta, popular e igualitaria Por eso los trabajadores luchamos por:
1. Una nueva educación de carácter popular, igualitaria y ligado al trabajo productivo
2. Nuevo sistema educativo que establezca:
– Establecimiento de un sistema nacional único de educación dependiente del estado y supresión de la enseñanza particular
– La dirección democrática del sistema educativo a través de los Consejos Nacionales, provinciales, comunales y locales de educación. Estos consejos deben estar integrados por el gobierno, los trabajadores de la educación, los estudiantes y la clase obrera y los trabajadores en general a través de sus organizaciones representativas. El Consejo Comunal debe establecer una dirección y control general sobre la educación de la comuna a través de un Comité de Educación. Abrir, democratizar, la enseñanza asegurando en todos sus niveles el ingreso masivo de los hijos de obreros campesinos y trabajadores en general, Abriendo al mismo tiempo, ampliar posibilidades de estudio para todos los trabajadores.
– La gratuidad y obligatoriedad de la enseñanza parvularia, básica y media para todos los niños de Chile.
– Crear guarderías y jardines infantiles en todas las poblaciones y barrios populares, en todos los fundos, en las fábricas, y servicios públicos para que todos los niños tengan acceso a ellas
– Levantar un centro de enseñanza, básica en cada barrio y población y en las zonas agrarias.
– Levantar a lo menos un centro de enseñanza media en cada comuna rural y urbana
3. Ampliar las construcciones y matriculas en las universidades
4. Un mayor presupuesto para la educación
XIII. El pueblo tiene derecho a la salud
Por eso el pueblo llama a luchar por:
1. Terminar con la medicina privada y a socializar la medicina
2. A construir un servicio nacional único de salud
3. La democratización del SNS. Estableciendo un sistema de dirección a través de un Consejo Nacional y consejos provinciales y locales de salud en que participen los profesionales y técnicos, los trabajadores de la salud, el Gobierno y los trabajadores en general. Establecer comités de salud en cada Consejo Comunal de trabajadores, que dirigen y controlan las áreas de la salud en la comuna
4. La construcción de más hospitales en las zonas urbanas para la atención de los sectores populares, la construcción de hospitales rurales, la construcción masiva de policlínicos en todas las comunas
5. La construcción de farmacias populares dependientes de los Consejos Comunales de los barrios y campos
6. La nacionalización de toda la industria farmacéutica para que el pueblo produzca medicamentos para el pueblo
7. La nacionalización de las grandes farmacias y el control obrero del resto.
C. DERECHOS Y TAREAS DEL PUEBLO
I. El derecho del pueblo a la contraofensiva política
1. Los patrones recurren al paro patronal la asonada callejera, el terrorismo y las maniobras golpistas en su afán de derribar el Gobierno e instaurar una dictadura antipopular
– A defendernos en todos los terrenos
– A responder golpe por golpe a los patrones
– Y a tomar en nuestras propias manos la contraofensiva a la envestida patronal.
2. Los patrones reclaman impunidad para los asesinos de un general y de decenas de campesinos, para los que conspiran contra el pueblo, para los que incitan a las Fuerzas Armadas y a los soldados al golpe reaccionario y para los que llaman a reprimir al pueblo. Frente a esto los trabajadores proclamamos nuestro derecho:
– A vigilar cada paso de los patrones y los sirvientes políticos
– A reclamar el máximo castigo y desenmascaramiento de los asesinos, cómplices y encubridores
– Y llamar a las fuerzas armadas y los soldados a rechazar los llamados de los patrones y a ponerse al lado del pueblo.
3. las empresas imperialistas yanquis se confabulan con los grandes patrones para hacer piratería con las riquezas de Chile desatar el caos, la violencia y el hambre en el país. Frente a esto los trabajadores proclamamos nuestro derecho:
– A golpear el imperialismo yanqui y los grandes patrones en sus intereses económicos
– A revisar todos los pactos económicos, militares, diplomáticos y culturales con los yanquis
– las fuerzas armadas y los soldados no estarán contra el pueblo en esta tarea y emplearan los recursos que nuestro trabajo les ha entregado para defender la soberanía y enfrentar a los trabajadores y agresores de la patria y del pueblo
5. los patrones manejan una parte importante de los medios de comunicación de masas orquestan campañas publicitarias mentirosas contra el pueblo y convierten su prensa y su radio en altoparlantes, de sus cochinos intereses y en voceros del golpismo, el caos y la incertidumbre
Frente a esto los trabajadores proclamamos nuestro derecho:
– A implantar el control y la fiscalización por parte de los trabajadores de todos los medios de comunicación de masas, incluidos sus aspectos contables y financieros
– A exigir la expropiación de aquellos diarios y radios que persistan en mentir y desinformar
6. Los patrones utilizan el poder judicial como instrumento para favorecer a los ricos y poderosos contra el pueblo. Frente a esto los trabajadores proclamamos nuestro derecho de a denunciar esta manipulación de la justicia a favor de los patrones, a luchar por fiscalizarla y por crear una autentica justicia al servicio del pueblo.
7. Los patrones utilizan la burocracia de los distintos aparatos del estado para postergar y tramitar los justos derechos del pueblo con la disculpa del papeleo, el timbre y la estampilla. Frente a esto los trabajadores proclamamos para nuestro derecho a controlar de cerca a la burocracia a denunciar los malos funcionarios a exigirles cuentas públicas frente al pueblo a remover de sus cargos en caso necesario y a abrir el camino a la designación democrática de los funcionarios por el pueblo
8. Los patrones utilizan el parlamento como tribuna de sus intereses, como centro de operaciones para planear la ofensiva contra el pueblo como instrumento para hacer leyes contra las mayorías como trinchera contra el avance de las masas como defensor de los parásitos y explotadores. Frente a esto los trabajadores proclamamos nuestro derecho a desfilar en las calles para protestar, a convertir cada fabrica, fundo, mina, liceo o población en un centro de discusión y denuncia permanente contra el parlamento a recurrir a todas nuestras organizaciones para controlar la actividad del parlamento de los patrones a desplegar al máximo todas las formas de democracia surgidas directamente del pueblo a levantar en todo Chile los consejos Comunales de trabajadores como el instrumento de organización popular mas legitimo, amplio y representativo y a acumular fuerza de masas para ir abriendo el camino para la creación de la asamblea del pueblo
9. Los capitalistas y sus partidos políticos utilizan el poder del Estado que aun conservan para acrecentar sus riquezas y privilegios para mantener la miseria y la opresión de millones. Frente a esto los trabajadores proclamamos el derecho irrefutable a luchar por construir un Nuevo Poder que surja de y se perfeccione desde abajo, que ponga en marcha una legalidad y una democracia de nuevo tipo revolucionaria y popular. Un nuevo poder que por su fuerza imponga las condiciones al enemigo; un nuevo poder para decidir, mandar, hacer y disponer lo que las masas crean convenientes a sus intereses y que no es otra cosa que la conquista del poder por los trabajadores.
II. Solo un mayor poder para la clase obrera y el pueblo pueden detener la crisis que amenaza la economía
La clase obrera tiene que tomar en sus manos el control de la situación y asumir un mayor control de la situación y asumir un mayor control sobre el aparato productivo.
Esto solo se lograra:
a) Socializando una mayor parte de la economía
1. Nacionalizar todas sus grandes empresas industriales, agrícolas el transporte, comerciales y de la construcción, etc.
2. Establecer la dirección obrera en las fabricas incorporadas al área social de la economía, superando definitivamente el esquema burocrático y limitado de la participación actual
b) Establecimiento del control obrero de todas las empresas industriales, comerciales agrícolas, etc. Que permanezcan en el área privada. Control obrero significa que el capitalista mantiene la propiedad pero los obreros y trabajadores intervienen en el control de toda la marcha de la empresa, la producción, los precios, las ganancias, la distribución, los sueldos, los salarios, las inversiones, la contabilidad, la organización del trabajo.
c) Control y dirección creciente de los trabajadores sobre el conjunto de la economía
– En la planificación nacional
– En la fijación de precios y salarios
– En la política de inversiones
– En la política de nacionalizaciones, etc
– Solo la clase obrera y los trabajadores asumen un mayor control sobre el funcionamiento de la economía y sobre los excedentes será posible aumentar la producción y la productividad puesto que el comenzara a producir para el pueblo
III. Las tareas inmediatas
a) Convocar el pueblo a un estado de asamblea permanente en cada fabrica, fundo población, escuela, sindicato, comités coordinadores, para discutir El Pliego del Pueblo. El pliego definitivo se irá construyendo desde abajo recogiendo en iniciativa de las masas. Realizar el programa inmediato del pueblo:
1. No devolver las industrias y compañías distribuidoras, grandes empresas del comercio y del transporte intervenidas requisadas y ocupadas durante la huelga capitalista e incorporarla al área social de la economía
2. A no devolver las grandes empresas agrícolas y los fundos de mas de 40HRB ocupados e intervenidos durante el paro
3. A establecer definitivamente el control obrero en todas aquellas empresas que permanezcan en el área privada sean empresas industriales, agrarias, de transporte, comerciales, etc. Donde los trabajadores han establecido de hecho una nueva forma de relación con los patrones.
IV. Reformar la organización del pueblo
a) Reforzar la organización de los comités de autodefensa y vigilancia
b) Fortalecer las JAP y todas las organizaciones que permitan asegurar, el efectivo abastecimiento y distribución a la población; el control de los precios de los productos y la vigilancia de los comerciantes
c) Formar los comités de control obrero en los fabricas y empresas dende se han generado las condiciones de la fuerza necesaria
d) Reforzar la organización de los comités coordinadores ya existentes, acelerando su transformación en consejos comunales definitivos, mediante la incorporación activa de todos los sectores del pueblo
e) Formar los comités coordinadores donde no existen. Hacerlo en primer lugar en base a la organización de masas ya existentes en cada comuna. En una segunda fase la directiva del comité coordinador debe promover una amplia discusión en la asamblea de bases, elegir un consejo de delegados y levantar un programa de lucha que permita movilizar a toda la comuna. En una tercera fase uniendo y movilizando a los más amplios sectores desarrollando la democracia directa a través de las asambleas de base y la asamblea popular de la comuna, será posible establecer definitivamente el consejo comunal de trabajadores.
SOLO EL SOCIALISMO PODRÁ RESOLVER LOS PROBLEMAS DE LA CLASE OBRERA, LOS TRABAJADORES Y EL PUEBLO, PORQUE EL SOCIALISMO ES EL PODER PARA EL PUEBLO ES EL PUEBLO HECHO PODER
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PROGRAMA DE LA UNIDAD POPULAR
1969
Aprobado por los partidos: comunista, socialista, radical y social-demócrata, el movimiento de acción popular unificado (MAPU), y la acción popular independiente (API), el 17 de diciembre de 1969 en Santiago de Chile.
Los partidos y movimientos que integran el Comité Coordinador de la Unidad Popular, sin perjuicio de mantener cada cual su propia filosofía y sus propios perfiles políticos, coinciden plenamente en la caracterización de la realidad nacional expuesta a continuación y en las proposiciones programáticas que serán la base de nuestra acción común y que entregamos a consideración del pueblo.
Chile vive una crisis profunda que se manifiesta en el estancamiento económico y social, en la pobreza generalizada y en las postergaciones de todo orden que sufren los obreros, campesinos y demás capas explotadas, así como en las crecientes dificultades que enfrentan empleados, profesionales, empresarios pequeños y medianos y en las mínimas oportunidades de que disponen la mujer y la juventud.
Los problemas en Chile se pueden resolver. Nuestro país cuenta con grandes riquezas como el cobre y otros minerales, un gran potencial hidroeléctrico, vastas extensiones de bosques, un largo litoral rico en especies marinas, una superficie agrícola más que suficiente, etc.; cuenta, además, con la voluntad de trabajo y progreso de los chilenos, junto con su capacidad técnica y profesional. ¿Qué es entonces lo qué ha fallado?
Lo que ha fracasado en Chile es un sistema que no corresponde a las necesidades de nuestro tiempo. Chile es un país capitalista, dependiente del imperialismo, dominado por sectores de la burguesía estructuralmente ligados al capital extranjero, que no pueden resolver los problemas fundamentales del país, los que se derivan precisamente de sus privilegios de clase a los que jamás renunciarán voluntariamente.
Más aún, como consecuencia misma del desarrollo del capitalismo mundial, la entrega de la burguesía monopolista nacional al imperialismo aumenta progresivamente, se acentúa cada vez más en su dependencia su papel de socio menor del capital extranjero.
Para la gran mayoría, en cambio, vender a diario su esfuerzo, su inteligencia. Decidir por los demás es lo que hacen todos los días.
Para la gran mayoría, en cambio, vender a diario su esfuerzo, su inteligencia y su trabajo es un pésimo negocio, y decidir sobre su propio destino es un derecho del cual, en gran medida, aún están privados.
En Chile las recetas reformistas y desarrollistas que impulsó la Alianza para el Progreso e hizo suyas el gobierno de Frei no han logrado alterar nada importante. En lo fundamental ha sido un nuevo gobierno de la burguesía al servicio del capitalismo nacional y extranjero, cuyos débiles intentos de cambio social naufragaron sin pena ni gloria entre el estancamiento económico, la carestía y la represión violenta contra el pueblo. Con esto se ha demostrado, una vez más, que el reformismo es incapaz de resolver los problemas del pueblo.
El desarrollo del capitalismo monopolista niega la ampliación de la democracia y exacerba la violencia antipopular.
El aumento del nivel de lucha del pueblo, a medida que fracasa el reformismo, endurece la posición de los sectores más reaccionarios de las clases dominantes que, en último término, no tienen otro recurso que la fuerza.
Las formas brutales de la violencia del Estado actual, tales como las acciones del Grupo Móvil, el apaleo de campesinos y estudiantes, las matanzas de pobladores y mineros, son inseparables de otras no menos brutales que afectan a todos los chilenos.
Porque violencia es que junto a quienes poseen viviendas de lujo, una parte importante de la población habite en viviendas insalubres y otros no dispongan siquiera de un sitio; violencia es que mientras algunos botan la comida, otros no tengan cómo alimentarse.
La explotación imperialista de las economías atrasadas se efectúa de muchas maneras: a través de las inversiones en la minería (cobre, hierro, etc.), y en la actividad industrial, bancaria y comercial mediante el control tecnológico que nos obliga a pagar altísimas sumas en equipos, licencias y patentes, de los préstamos norteamericanos en condiciones usurarias que nos imponen gastar en Estados Unidos y con la obligación adicional de transportar en barcos norteamericanos los productos comprados, etc.
Para muestra un solo dato. Desde 1952 hasta hoy, los norteamericanos invirtieron en América latina 7 mil 473 millones de dólares y se llevaron 16 mil millones de dólares.
De Chile el imperialismo ha arrancado cuantiosos recursos equivalentes al doble del capital instalado en nuestro país, formado a lo largo de toda su historia.
Los monopolios norteamericanos, con la complicidad de los gobiernos burgueses, han logrado apoderarse de casi todo nuestro cobre, hierro y salitre.
Controlan el comercio exterior y dictan la política económica por intermedio del Fondo Monetario Internacional y otros organismos. Dominan importantes ramas industriales y de servicios; gozan de estatutos de privilegio, mientras imponen la devaluación monetaria, la reducción de salarios y sueldos y distorsionan la actividad agrícola por la vía de los excedentes agropecuarios.
Intervienen también en la educación, la cultura y los medios de comunicación. Valiéndose de convenios militares y políticos tratan de penetrar las FF. AA.
Las clases dominantes, cómplices de esta situación e incapaces de valerse por ellas mismas, han intensificado en los últimos diez años el endeudamiento de Chile con el extranjero. Dijeron que los préstamos y compromisos con los banqueros internacionales podrían producir un mayor desarrollo económico. Pero lo único que lograron es que hoy día Chile tenga el récord de ser uno de los países más endeudados de la tierra en proporción a sus habitantes.
En Chile se gobierna y se legisla a favor de unos pocos, de los grandes capitalistas y sus secuaces, de las compañías que dominan nuestra economía, de los latifundistas cuyo poder permanece casi intacto.
A los dueños del capital les interesa ganar siempre más dinero y no satisfacer las necesidades del pueblo chileno. Si producir e importar automóviles de alto precio, por ejemplo, es un buen negocio se desvían hacia ese rubro valiosos recursos de nuestra economía, sin tener en cuenta que sólo un porcentaje ínfimo de chilenos están en condiciones de adquirirlos y que hay necesidades mucho más urgentes que atender; desde luego, en este mismo rubro, la de mejorar la locomoción colectiva, dotar de maquinaria a la agricultura, etc.
El grupo de empresarios que controla la economía, la prensa y otros medios de comunicación; el sistema público, y que amenaza al Estado cuando éste insinúa intervenir o se niega a favorecerlos, les cuesta muy caro a todos los chilenos.
Para que ellos se dignen seguir trabajando, pues sólo ellos pueden darse el lujo de poder trabajar o no, es preciso:
– No darles toda clase de ayuda. Los grandes empresarios estrujan al Estado bajo la amenaza que no habrá inversión privada si las ayudas y garantías que piden no se les otorgan;
– No permitirles producir lo que ellos quieran con el dinero de todos los chilenos, en lugar de elaborar lo que necesita la gran mayoría del país;
– No dejarlos llevarse las ganancias que obtienen a sus cuentas bancarias en el extranjero,
– No dejarlos despedir obreros si éstos piden mejores salarios;
– No permitirles manipular la distribución de alimentos, acapararlos para provocar escasez y de esta manera subir los precios a fin de continuar enriqueciéndose a costa del pueblo. Mientras tanto, buena parte de los que efectivamente producen experimentan una difícil situación:
– Medio millón de familias carecen de viviendas y otras tantas o más viven en pésimas condiciones en cuanto a alcantarillado, agua potable, luz, salubridad.
– Las necesidades de la población en materia de educación y salud son insuficientemente atendidas.
– Más de la mitad de los trabajadores chilenos reciben remuneraciones insuficientes para cubrir sus necesidades vitales mínimas. La desocupación y el trabajo inestable se sufre en cada familia. Para innumerables jóvenes la posibilidad de empleo se presenta muy difícil e incierta. El capital imperialista y un grupo de privilegiados que no pasa del 10 % de la población, acaparan la mitad de la renta nacional. Esto significa que de cada cien escudos que los chilenos producen, 50 van a parar a los bolsillos de 10 oligarcas y los otros 50 deben repartirse entre 90 chilenos, del pueblo y de la clase media.
El alza del costo de la vida es un infierno en los hogares del pueblo y, en especial, para la dueña de casa. En los últimos 10 años, según datos oficiales, el costo de la vida ha subido casi en un mil por ciento.
Esto significa que todos los días se les roba una parte de su salario o de su sueldo a los chilenos que viven de su trabajo. Igual como les ocurre a los jubilados y pensionados, al trabajador independiente, al artesano, al pequeño productor, cuyas exiguas rentas son recortadas a diario por la inflación.
Alessandri y Frei aseguraron que pondrían término a la inflación. Los resultados están a la vista. Los hechos demuestran que la inflación en Chile obedece a causas de fondo relacionadas con la estructura capitalista de nuestra sociedad y no con las alzas de remuneraciones corno han pretendido hacer creer los sucesivos gobiernos para justificar la mantención del sistema y recortar los ingresos de los trabajadores. El gran capitalista, en cambio, se defiende de la inflación y más aún se beneficia con ella. Sus propiedades y capitales se valorizan, sus contratas de construcción con el Fisco se reajustan, y los precios de sus productos suben llevando siempre la delantera a las alzas de remuneraciones.
Un alto número de chilenos están mal alimentados. Según estadísticas oficiales, el 50 % de los menores de 15 años de edad están desnutridos. La desnutrición afecta su crecimiento y limita su capacidad de aprender, de instruirse.
Esto demuestra que la economía en general y el sistema agrícola en particular, son incapaces de alimentar a los chilenos, pese a que Chile podría sustentar ahora mismo una población de 30 millones de personas, el triple de la población actual.
Por el contrario, debemos importar cada año centenares de miles de dólares en alimentos de origen agropecuario.
El latifundio es el gran culpable de los problemas alimentarios de todos los chilenos y responsable de la situación de atraso y miseria que caracteriza al campo chileno. Los índices de mortalidad infantil y adulta, de analfabetismo, de falta de viviendas, de insalubridad son, en las zonas rurales, marcadamente superiores a las de las ciudades. Estos problemas no los ha resuelto la insuficiente Reforma Agraria del gobierno demócratacristiano.
Sólo la lucha del campesinado con el apoyo de todo el pueblo puede resolverlos. El actual desarrollo de sus combates por la tierra y la liquidación del latifundio abre nuevas perspectivas al movimiento popular chileno.
El crecimiento de nuestra economía es mínimo. En los últimos lustros hemos crecido, en promedio, apenas a razón de un 2 % anual por persona; y desde 1967 no hemos crecido, más bien hemos retrocedido, según las cifras del propio Gobierno (ODEPLAN). Esto quiere decir que en 1966 cada chileno tenía una mayor cantidad de bienes de la que tiene hoy. Ello explica que la mayoría esté disconforme y busque una alternativa para nuestro país.
La única alternativa verdaderamente popular y, por lo tanto, la tarea fundamental que el Gobierno del Pueblo tiene ante sí, es terminar con el dominio de los imperialistas, de los monopolios, de la oligarquía terrateniente e iniciar la construcción del socialismo en Chile.
LA UNIDAD Y LA ACCION DEL PUEBLO ORGANIZADO
El crecimiento de las fuerzas trabajadoras en cuanto a su número, su organización, su lucha y la conciencia de su poder, refuerzan y propagan la voluntad de cambios profundos, la crítica del orden establecido y el choque con sus estructuras. En nuestro país son más de tres millones; de trabajadores, cuyas fuerzas productivas y su enorme capacidad constructiva, no podrán sin embargo liberarse dentro del actual sistema que sólo puede explotarles y someterles.
Estas fuerzas, junto a todo el pueblo, movilizando a todos aquellos que no están comprometidos con el poder de los intereses reaccionarios, nacionales y extranjeros, o sea, mediante la acción unitaria y combativa de la inmensa mayoría de los chilenos, podrán romper las actuales estructura y avanzar en la tarea de su liberación.
Los imperialistas y las clases dominantes del país combatirán la unidad popular y tratarán de engañar una vez más al pueblo. Dirán que la libertad está en peligro, que la violencia se adueñará del país, etc. Pero las masas populares creen cada vez menos en estas mentiras. Diariamente crece su movilización social que hoy se ve reforzada y alentada por la unificación de las fuerzas de izquierda.
Para estimular y orientar la movilización del pueblo de Chile hacia la conquista del poder, constituiremos por todas partes los Comités de la Unidad Popular, articulados en cada fábrica, fundo, población, oficina o escuela por los militantes de los movimientos y de los partidos de izquierda e integrados por esa multitud de chilenos que se definen por cambios fundamentales.
Los Comités de Unidad Popular no sólo serán organismos electorales.
Serán intérpretes y combatientes de las reivindicaciones inmediatas de las masas y, sobre todo, se prepararán para ejercer el Poder Popular.
Así, pues, este nuevo poder que Chile necesita debe empezar a gestarse desde ya, dondequiera que el pueblo se organice para luchar por sus problemas específicos y dondequiera que se desarrolle la conciencia de la necesidad de ejercerlo.
Este sistema de trabajo común será un método permanente y dinámico de desarrollo del Programa, una escuela activa para las masas y una forma concreta de profundizar el contenido político de la Unidad Popular en todos sus niveles.
En un momento dado de la campaña los contenidos esenciales de este Programa, enriquecidos por la discusión y el aporte del pueblo y una serie de medidas inmediatas de gobierno, serán señaladas en un Acta del pueblo que se constituirá para el nuevo Gobierno Popular y el Frente que lo sustenta, en un mandato irrenunciable.
Apoyar al candidato de la Unidad Popular no significa, por tanto, sólo votar por un hombre, sino también pronunciarse en favor del reemplazo urgente de la actual sociedad que se asienta en el dominio de los grandes capitalistas nacionales y extranjeros.
ELPROGRAMA : El Poder Popular
Las transformaciones revolucionarias que el país necesita sólo podrán realizarse si el pueblo chileno toma en sus manos el poder y lo ejerce real y efectivamente.
El pueblo de Chile ha conquistado, a través de un largo proceso de lucha, determinadas libertades y garantías democráticas, por cuya continuidad debe mantenerse en actitud de alerta y combatir sin tregua. Pero el poder mismo le es ajeno.
Las fuerzas populares y revolucionarias no se han unido para luchar por la simple Sustitución de un Presidente de la República por otro, ni para reemplazar a un partido por otros en el Gobierno, sino para llevar a cabo los cambios de fondo que la situación nacional exige sobre la base del traspaso del poder, de los antiguos grupos dominantes a los trabajadores al campesinado y sectores progresistas de las capas medias de la ciudad del campo.
El triunfo popular abrirá paso así al régimen político más democrático de la historia del país.
En materia de estructura política el Gobierno Popular tiene la doble tarea de:
– Preservar, hacer más efectivos y profundos los derechos democráticos las conquistas de los trabajadores; y – Transformar las actuales instituciones para instaurar un nuevo Estado donde los trabajadores y el pueblo tengan el real ejercicio del poder.
La profundización de la democracia y las conquistas de los trabajadores
El Gobierno Popular garantizará el ejercicio de los derechos democráticos y respetará las garantías individuales y sociales de todo el pueblo. La libertad de conciencia, de palabra, de prensa y de reunión, la inviolabilidad del domicilio y los derechos de sindicalización y de organización regirán efectivamente sin las cortapisas con que los limitan actualmente las clases dominantes.
Para que esto sea efectivo, las organizaciones sindicales y sociales de los obreros, empleados, campesinos, pobladores, dueñas de casa, estudiantes, profesionales, intelectuales, artesanos, pequeños y medianos empresarios y demás sectores de trabajadores serán llamadas a intervenir en el rango que les corresponda en las decisiones de los órganos de poder. Por ejemplo en las instituciones de previsión y de seguridad social, estableceremos la administración por sus propios imponentes, asegurando a ellos la elección democrática y en votación secreta de sus consejos directivos. Respecto de las empresas del sector público, sus consejos directivos y sus comités de producción deben contar con mandatarios directos de sus obreros y empleados.
En los organismos habitacionales correspondientes a su jurisdicción y nivel, las Juntas de Vecinos y demás organizaciones de pobladores dispondrán de mecanismos para fiscalizar sus operaciones e intervenir en múltiples aspectos de su funcionamiento. Pero no se trata únicamente de estos ejemplos, sino de una nueva concepción en que el pueblo adquiere una intervención real y eficaz en los organismos del Estado.
Asimismo, el Gobierno Popular garantizará el derecho de los trabajadores al empleo y a la huelga y de todo el pueblo a la educación y a la cultura, con pleno respeto de todas las ideas y de las creencias religiosas, garantizando el ejercicio de su culto.
Se extenderán todos los derechos y garantías democráticas entregando a las organizaciones sociales los medios reales para ejercerlos y creando los mecanismos que les permitan actuar en los diferentes niveles del aparato del Estado.
El Gobierno Popular asentará esencialmente su fuerza y su autoridad en el apoyo que le brinde el pueblo organizado. Esta es nuestra concepción de gobierno fuerte, opuesta por tanto a la que acuñan la oligarquía y el imperialismo que identifican la autoridad con la coerción ejercida contra el pueblo.
El Gobierno Popular será pluripartidista. Estará integrado por todos los partidos, movimientos y corrientes revolucionarias. Será así un ejecutivo verdaderamente democrático, representativo y cohesionado.
El Gobierno Popular respetará los derechos de la oposición que se ejerza dentro de los marcos legales.
El Gobierno Popular iniciará de inmediato una real descentralización administrativa, conjugada con una planificación democrática y eficiente que elimine el centralismo burocrático y lo reemplace por la coordinación de todos los organismos estatales.
Se modernizará la estructura de las municipalidades reconociéndoles la autoridad que les corresponde de acuerdo a los planes de coordinación de todo el Estado. Se tenderá a transformarlas en los órganos locales de la nueva organización política, dotándolas de financiamiento y atribuciones adecuadas, a fin de que puedan atender, en interacción con las Juntas de Vecinos y coordinadas entre sí, los problemas de interés local de sus comunas y de sus habitantes. Deben entrar en funciones con este mismo propósito las Asambleas Provinciales.
La policía debe ser reorganizada a fin de que no pueda volver a emplearse como organismo de represión contra el pueblo y cumpla, en cambio, con el objeto de defender a la población de las acciones antisociales. Se humanizará el procedimiento policial de manera de garantizar efectivamente el pleno respeto a la dignidad y a la integridad física del ser humano. El régimen carcelario, que constituye una de las peores lacras del actual sistema, debe ser transformado de raíz, con vista a la regeneración y recuperación de los que hayan delinquido.
UN NUEVO ORDEN INSTITUCIONAL: EL ESTADO POPULAR
La organización política
A través de un proceso de democratización en todos los niveles y de una movilización organizada de las masas se construirá desde la base la nueva estructura del poder.
Una nueva Constitución Política institucionalizará la incorporación masiva pueblo al poder estatal.
Se creará una organización única del Estado estructurada a nivel nacional, regional y local que tendrá a la Asamblea del Pueblo como órgano superior de poder.
La Asamblea del Pueblo será la Cámara Única que expresará nacionalmente la soberanía popular. En ella confluirán y se manifestarán las diversas corrientes de opinión.
Este sistema permitirá suprimir de raíz los vicios de que han adolecido en Chile tanto el presidencialismo dictatorial, como el parlamentarismo corrompido.
Normas específicas determinarán y coordinarán las atribuciones y responsabilidades del Presidente de la República, ministros, Asamblea del Pueblo, organismos regionales y locales de poder y partidos políticos con el fin, de asegurar la operatividad legislativa, la eficiencia del gobierno y, sobre todo, el respeto a la voluntad mayoritaria.
A fin de establecer la debida armonía entre los poderes que emanan de la voluntad popular y de que ésta pueda expresarse de un modo coherente, todas las elecciones se efectuarán en un proceso conjunto dentro de un mismo lapso de tiempo.
La generación de todo organismo de representación popular deberá realizarse por sufragio universal, secreto y directo de los hombres y mujeres mayores de 18 años, civiles y militares, alfabetos y analfabetos.
Los integrantes de la Asamblea del Pueblo y de todo organismo de representación popular estarán sujetos al control de los electores, mediante mecanismos de consulta que podrán revocar sus mandatos.
Se establecerá un riguroso sistema de incompatibilidades que conduzca al término del mandato o de la privación de su cargo cuando un diputado o un funcionario de altas responsabilidades se desempeñe como gestor de intereses privados.
Los instrumentos de la política económica y social del Estado constituirán un sistema nacional de planificación, tendrán carácter ejecutivo y su misión será dirigir, coordinar y racionalizar la acción del Estado. Los planes con los que opere deberán ser aprobados por la Asamblea del Pueblo. Los organismos de los trabajadores tendrán una intervención fundamental en el sistema de planificación.
Los organismos regionales y locales de poder del Estado Popular ejercerán autoridad en el radio geográfico que les corresponda y tendrán facultades económicas, políticas y sociales. Podrán, además, entregar iniciativas y ejercer la crítica a los organismos superiores.
Sin embargo, el ejercicio de las facultades de los organismos regionales y locales deberá ajustarse a los marcos fijados por las leyes nacionales y por los planes generales de desarrollo económico y social.
En cada uno de los niveles del Estado Popular se integrarán las organizaciones sociales con atribuciones específicas. A ellas les corresponderá compartir responsabilidades y desarrollar iniciativas en sus respectivos radios de acción, así como el examen y solución de los problemas de su competencia. Estas atribuciones no implicarán limitación alguna a la plena independencia y autonomía de las organizaciones.
Desde el día mismo, que asuma el mando, el Gobierno Popular abrirá canales a fin de que se exprese la influencia de los trabajadores y del pueblo, por intermedio de las organizaciones sociales, en la adopción de decisiones y en la fiscalización del funcionamiento de la administración estatal.
Estos serán pasos decisivos para la liquidación del centralismo burocrático que caracteriza al sistema de administración actual.
La organización de la justicia
La organización y administración de la justicia debe estar basada en el principio de la autonomía, consagrada constitucionalmente y en una real independencia económica.
Concebimos la existencia de un Tribunal Supremo, cuyos componentes sean designados por la Asamblea del Pueblo sin otra limitación que la que emane de la natural idoneidad de sus miembros. Este tribunal generará libremente los poderes internos, unipersonales o colegiados, del sistema judicial.
Entendemos que la nueva organización y administración de justicia devendrá en auxilio de las clases mayoritarias. Además será expedita y menos onerosa.
Para el Gobierno Popular una nueva concepción de la magistratura reemplazará a la actual, individualista y burguesa.
La Defensa Nacional
El Estado Popular prestará atención preferente a la preservación de la soberanía nacional, lo que concibe como un deber de todo el pueblo.
El Estado Popular mantendrá una actitud alerta frente a las amenazas a la integridad territorial y a la independencia del país alentadas por el imperialismo y por sectores oligárquicos que se entronizan en países vecinos y que junto con reprimir a sus pueblos alientan afanes expansionistas y revanchistas.
Definirá una concepción moderna, patriótica y popular de la soberanía del país basada en los siguientes criterios:
– Afianzamiento del carácter nacional de todas las ramas de las Fuerzas Armadas. En este sentido rechazo de cualquier empleo de ellas para reprimir el pueblo o participar en acciones que interesen a potencias extrañas.
– Formación técnica y abierta a todos los aportes de la ciencia militar moderna, y conforme a las conveniencias de Chile, de la independencia nacional, de la paz y de la amistad entre los pueblos. – Integración y aporte de las Fuerzas Armadas en diversos aspectos de la vida social. El Estado Popular se preocupará de posibilitar la contribución de las Fuerzas Armadas al desarrollo económico del país sin perjuicio de su labor esencialmente de defensa de la soberanía.
Sobre estas bases, es necesario asegurar a las Fuerzas Armadas los medios materiales y técnicos y un justo y democrático sistema de remuneraciones, promociones y jubilaciones que garanticen a oficiales, suboficiales, clases y tropas la seguridad económica durante su permanencia en las filas y en las condiciones de retiro y la posibilidad efectiva para todos de ascender atendiendo sólo a sus condiciones personales.
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