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El quiebre narrativo del vasallaje globalista

Fuentes: Rebelión

En resumen ―a modo de diagnóstico―, se ha instalado en nuestro país, un consenso manipulado desde los medios de comunicación unilateral y totalizante, sustentado en un proyecto comunicacional colonial, basado en el supremacismo europeo anglosajón, atentatorio con los intereses del pueblo chileno: con el uso de sus recursos naturales, su cultura, su sistema político y su democracia. Guste o no, la élite señorial apostó dos veces a perdedor, y esas decisiones van a traer costos.

¿Qué es lo que parecía sólido y estable y se está disolviendo? El parafraseo a Marx en su ya célebre texto, El Manifiesto Comunista ―no es más que un aviso de utilidad pública―, nos alerta ante el evidente problema de categorías de análisis, de asimilación de realidad, omisión o sencillamente la quiebra narrativa del discurso unipolar suministrado por la corte mediática, cuyo poder de influencia en Chile es hegemónico. Amparados en esa seguridad, se han preocupado de implementar una corriente de opinión vasalla, cuyo origen se encuentra en una visión de mundo ubicada en la periferia anglófila y eurocéntrica, aferrada a los intereses del globalismo financiero, hoy humillado en Ucrania y portando la vergüenza de ser los sostenedores económicos y militares del genocidio al pueblo palestino en Gaza.

Valdría la pena pensar con obsesión detectivesca, si nos encontramos en un proceso de cambio de piel de la experiencia moderna, como suponía Marx a los 24 años, y que Marshall Berman señala como “destrucción creativa” permanente, capaz de apropiarse del pasado, presente y futuro, autocorrigiendo sus implementaciones subjetivas, sociales, económicas, tecnológicas y un largo etcétera. O por el contrario, ¿somos testigos de un quiebre, un caos civilizatorio como lo sugiere Ramón Grosfoguel donde otras formas de entender la vida rompen su enclaustramiento para iniciar un proceso histórico transmoderno como lo anticipa Dussel? En este escenario, donde la modernidad colonial y su modo de relación económica ―llamado capitalismo―, junto con su arquitectura política ―conocida como liberalismo―, han ingresado en una crisis de tal magnitud que sus defensores, en su ceguera, optan por la alternativa de una guerra que pone en riesgo de extinción a todas las especies del planeta.

 [Este segundo párrafo problemático y febril, es un fisgoneo sesgado en la cocina de una discusión a escala geopolítica del pensamiento, donde cursan escrituras, estéticas y una amplia gama de discursividades que ameritan una voluntad cartográfica, de ahí sólo el esbozo.]

Volviendo al tema…

Pese a todo el ingenio comunicacional desplegado, la porfiada geopolítica y su bajada geoestratégica, ha dejado a su paso un reguero de muertos vivos. Nos encontramos frente a una contradicción comunicativa, donde los hechos y el relato elaborado desde esa visión reducida del mundo ―presentada como única e incuestionable―no calzan. En palabras sencillas, si se pretende revisar con espíritu dialéctico, “a manera de lector informado”, el conflicto militar en suelo ucraniano siguiendo los medios televisivos, radiales y escritos ubicados en Chile ―pero que como satélites repiten los diseños informativos preestablecidos en Nueva York, Londres, París o Berlín―, todo lo que leemos, escuchamos y vemos a diario es sencillamente un reality.

De ahí la desazón, la incapacidad de comprender lo que ha ocurrido en el escenario mundial, a partir del miércoles 12 de febrero, cuando el Presidente Trump, un dirigente empresarial y político bastante alejado de las posiciones pacifistas, comunica el inicio de negociaciones con Rusia en busca de la paz en Ucrania. Esta acción generó un impacto profundo en Europa, un terremoto en Kiev y un ACV social y político en nuestros analistas internacionales.

¿Por qué Washington toma la iniciativa de cerrar una guerra con los rusos, dejando de lado a los ucranianos y de pasada a la UE? La respuesta no es caprichosa porque derrumba ―y deja sin argumento contrario posible― la narrativa repetida hasta el aburrimiento, de un conflicto militar acotado entre La Federación Rusa y Ucrania, donde Moscú era el principal y único responsable.

En concreto, lo suprimido, lo oculto por los medios de comunicación uniformados ―de matriz periférica anglófila y eurocentrada, con pretensión de verdad totalitaria― es la participación activa de la OTAN, sustentada por el apoyo económico y militar de Estados Unidos al gobierno títere de Kiev, esbozado de modo eufemístico como “ayuda humanitaria” por los medios de prensa vasallos.

En esa construcción antojadiza queda suprimido, por ejemplo, el golpe de Estado del Maidán (2014), organizado y financiado por Estados Unidos junto a algunos países europeos, lo que implicó la caída del presidente en ejercicio Viktor Yanukóvic.  En esa situación límite, Rusia se vio obligada a reaccionar por el peligro inminente de tener a la OTAN, con sus militares e infraestructura de misiles, amenazando sus principales ciudades, aprovechando el roce fronterizo con Ucrania.

Tampoco se habla con la debida intensidad de las declaraciones de la ex primera ministra alemana, Ángela Merkel, ni de las opiniones vertidas en una conversación friki, por el ex-presidente francés François Hollande, donde ambos reconocen que el objetivo principal de los acuerdos Minsk 1 y 2 era ganar tiempo para armar a Ucrania. Si lo anterior no es todavía contundente, la intervención del Primer Ministro inglés Boris Johnson, avalado por la administración Biden para sabotear los acuerdos de paz del año 2022 en Turquía, son un mensaje contundente de lo que se perseguía.

En síntesis, se trataba de una guerra que debilitara a Rusia, forzando un quiebre con Alemania y toda Europa. Así se lograba favorecer la venta del petróleo y el gas gringo, cuyos precios no eran competitivos en relación a los ofrecidos por los rusos a las empresas europeas. Ni se hable del suculento negocio de las armas del complejo militar- industrial a costa de los ciudadanos de Europa.

Para escándalo de la jauría mediática, es la propia administración Trump la que rompe el constructo alimentado desde la USAID con los llamados medios “independientes” al suspender su financiamiento.

La razón fundamental de esa medida, se sustenta en que no se logró la derrota militar y tampoco la estratégica de Rusia. La intensión de aislarla no se cumplió, tampoco se pudo dañar su capacidad productiva con las sanciones económicas.  Entonces, el objetivo de la potencia económica y militar en declive, junto con sus aliados, fracasó. Lo que logró es debilitar a Europa y exhibirla como continente vasallo, además de obtener ganancias suculentas a partir del negocio de la guerra.

En definitiva, intentando ser lo más didáctico posible: el imperio como tal ―porque tiene vocación de totalidad―, en su intento expansivo, ha chocado contra el Iceberg de la Federación Rusa y su alianza con China, sin menospreciar el ancho mundo que comprende el Sur-Sur. En esa encrucijada, busca con angustia maquillar la derrota, reposicionar sus piezas posponiendo el diseño estratégico histórico  elaborado desde Mackinder , actualizado por Brzezinski , Wolfowitz, Rumsfeld,  entre otros .  El ímpetu supremacista tanto del Pentágono ―y cómo no, el cultivado en las oficinas del MI6 prefiere optar por la táctica del barbecho, hasta nuevo aviso.

Volviendo al suicidio narrativo. Resulta entonces que la ficción construida en los centros dedicados a la guerra cognitiva, donde el David ucraniano abrazado a las ventajas tecnológicas occidentales, a las doctrinas militares y de entrenamiento de la OTAN, no podían obtener otro resultado que el infortunio del Goliat ruso.  Pues bien, esa narración maniquea, carente de verosimilitud, ha sido digerida, compartida y difundida sin objeciones, por la élite chilena colonizada y servil, ubicada desde la derecha K-K, hasta las llamadas izquierdas compatibles financiadas por Soros.  

Quedará como parte de una ópera bufa, el turismo guerrerista practicado por los parlamentarios Edwards, Sepúlveda y Kushel. Esperemos que el viajecito de apoyo a la propuesta delirante del cómico Zelenski ―rebautizado como dictador por el actual mandatario estadounidense―, no haya sido a cuenta del esfuerzo de las y los trabajadores chilenos.

Por desgracia no es el único bochorno. El Congreso en pleno, salvo excepciones, ya había dado la nota alta cuando decidió abrir un espacio para escuchar (entendido como apoyar) al entonces presidente en ejercicio legal Volodimir Zelenski  [hoy de facto]. La oportunidad de dirigirse al hemiciclo chileno en igualdad de condiciones para expresar su posición sobre el conflicto no la ha tenido ningún alto representante de la Cancillería Rusa.

La fiebre de la guerra, contada desde una visión evangelizadora, contagió también las esferas académicas. El discurso del hombre de la sudadera verde en la Pontificia Universidad Católica de Chile, a contrapelo de lo manifestado por el Papa Francisco ―cuando en una entrevista al director del Corriere della Sera manifestó que «los ladridos de la OTAN a las puertas de Rusia» podían ser una causa relevante de la guerra―, es un ejemplo de ello.

Bajo el patrocinio de esa nube consensuada, no era de extrañar que  los iluminados consejeros de la política internacional del gobierno ―y por extensión del Estado chileno― hicieran gala de su olfato y tonelaje geoestratégico, cuando recomendaron al Presidente Boric, asistir a la Cumbre por Ucrania, llevada a cabo en Lucerna, Suiza, en junio del 2024.

Salvo la exhibición internacional para el mandatario chileno ―tan necesaria para alimentar la voracidad del espectáculo― todo lo dicho en esa instancia ha quedado obsoleto. No existe capacidad de ejecutar ninguna de las iniciativas expuestas, luego de que Estados Unidos y Rusia decidieron abrir conversaciones en Arabia Saudita: en un contexto de catástrofe militar de la OTAN.

Sin ánimo de revolver el estómago a nadie, en una crisis internacional de esta envergadura, quien pide conversar es quien ingresa en posición de debilidad y realiza concesiones. Por lo tanto, el intento de Trump, no responde a un afán urgente de lograr la paz para Ucrania en sí, sino que se trata de salvar la imagen del imperio y de impedir en Eurasia, imágenes devastadoras como la huida de tropas gringas en Kabul (Afganistán). Es decir, estamos frente a un acto de clásico realismo ante la acción irresponsable de quienes arrastraron a un país entero a una catástrofe sin precedentes, donde el comediante ucraniano es tan culpable como Joe Biden, Kamala Harris, Jacob Jeremiah Sullivan y Victoria Nuland, bajo la comparsa de la desprestigiada UE y sus inversionistas apotincados en el Foro de Davos.  Dicho de otra modo,  lo obrado desde el 2014 alteró las condiciones del orden mundial surgido en Yalta.

No obstante, ante la dura realidad, los amos de la tergiversación, buscan las maneras de continuar con su engaño. Si no fuera así, no se verían obligados a invitar a CNN en Chile a Yuri Sigov, un académico y escritor ruso que al escucharlo desde el minuto 41:50 pareciera que lo sacaron del listado de adeptos del fallecido Boris Yeltsin.  Para desgracia del medio globalista, la suerte de los que quisieron derrotar a Rusia en Ucrania pareciera estar echada.

El tablero geopolítico se ha alterado y sus consecuencias todavía no podemos calibrarlas para América Latina y El Caribe. Lo común serán las jugadas en falso, como el mensaje de ascendencia surrealista del Presidente Boric, difundido en la red X, a modo de balbuceo y añoranza por el títere y el anciano ―el primero descarrilado y el segundo enviado a un asilo de aspirantes a estatua―. Es comprensible la tristeza de secundar a un tenor Bufo, mientras la escenografía es retirada por sus patrocinadores, de ahí el mensaje surrealista, como si hubiera estado leyendo al poeta Braulio Arenas con su Discurso del gran poder.

En resumen ―a modo de diagnóstico―, se ha instalado en nuestro país, un consenso manipulado desde los medios de comunicación unilateral y totalizante, sustentado en un proyecto comunicacional colonial, basado en el supremacismo europeo anglosajón, atentatorio con los intereses del pueblo chileno: con el uso de sus recursos naturales, su cultura, su sistema político y su democracia.  Guste o no, la élite señorial apostó dos veces a perdedor, y esas decisiones van a traer costos.

Algunos dirán que la exposición anterior, pudiera ser resumida en una idea expresada por Carlos Marx, en La ideología alemana en referencia «a las ideas dominantes de cada época, o el poder material con su expresión espiritual». Y en parte es cierto, salvo por la matriz civilizatoria que esconde el acuerdo marco colonial instalado desde 1492, repetido una y otra vez, rotando el rostro y el idioma de los colonizadores.

Basta consultar, las expresiones originales y fundantes delineadas en las cartas de Cristóbal Colón, Pedro de Valdivia o en una obra como La Araucana de Alonso de Ercilla, Arauco domado de Pedro de Oña,para indagar en la experiencia del yo conquistador, en la protohistoria de una subjetividad, cuya fuente de origen es el [ego conquiro], explicado con lujo de detalles por Enrique Dussel en 1492: el encubrimiento del otro hacia el origen del mito de la modernidad. He ahí, entre otros antecedentes, los elementos principales que explican el supremacismo eurocéntrico, diseminado de diversas formas.

Aunque no se pueda profundizar en los detalles de lo expuesto, vale tener presente esa contribución hecha por un intelectual latinoamericano.

Entonces, la materialidad de los medios de comunicación que es un hecho real, para el que es necesario implementar una estrategia de respuesta. Sin embargo, dicha respuesta material resulta feble si no se considera el antecedente que nos enfrentamos a la construcción de «un ser imperial» que se piensa a sí mismo como centro.

Más precisamente, nos enfrentamos a un conjunto de hombres europeos ―incluidos en la órbita de la angloesfera― que, a raíz de las experiencias de conquistas y genocidios, sienten que han adquirido los atributos del Dios de la cristiandad al que ahora desechan y suplantan, bajo la idea del destino manifiesto, avalado y aplaudido por nuestras élites vasallas.

Los medios de comunicación no son suficientes si no asimilamos esa distancia sideral que existe entre esa esfera subjetiva de superioridad con pretensión de totalidad avalada por nuestra élite y extendida incluso entre los nuestros― tergiversando la realidad histórica de nuestro pueblo.  La mejor vacuna que tenemos a mano, para enfrentar el virus globalista es la experiencia histórica de un pueblo colonizado, condenado a ser periferia de la periferia. Esa es la clave para emprender un camino de liberación, coherente y abierto, capaz de generar acuerdos y voluntades, teniendo plena conciencia desde dónde y en compañía de quiénes estamos dispuestos a generar una idea de país, una geopolítica, con su geoestrategia.

Sin claridad conceptual de lo que está en juego, sin elementos geopolíticos que permitan distinguir «el trigo de la paja», no seremos capaces de pasar a la ofensiva ante el inminente quiebre narrativo, de nuestros adversarios al interior.  

Notas

Haz clic para acceder a marx-manifiesto-comunista.pdf

http://ecuadmin.ecured.cu/Marshall_Berman

 Enrique Dussel – Transmodernidad 

https://www.britannica.com/topic/The-Truman-Show

https://cnnespanol.cnn.com/2025/02/12/eeuu/trump-putin-conversacion-trax

https://www.telegraph.co.uk/news/2025/02/14/europe-elites-vance-freedom/

https://www.pagina12.com.ar/398803-victoria-nuland-un-personaje-sombrio-en-la-crisis-de-ucrania

https://www.globaltimes.cn/page/202212/1281708.shtml

https://es.euronews.com/2023/04/10/the-cube-francois-hollande-cae-en-la-trampa-de-dos-internautas-rusos-pro-kremlin

https://www.laprensa.com.ar/Boris-Johnson-Ucrania-y-las-Malvinas-551989.note.aspx

https://www.globaltimes.cn/page/202308/1295637.shtml

https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20250218-el-bloqueo-de-fondos-de-trump-amenaza-la-libertad-de-prensa-global

https://www.britannica.com/biography/Halford-Mackinder

https://www.britannica.com/biography/Zbigniew-Brzezinski

https://www.britannica.com/biography/Paul-Wolfowitz

https://www.britannica.com/biography/Donald-Rumsfeld

https://www.diariolasamericas.com/eeuu/por-que-usaid-destino-270-millones-organizaciones-vinculadas-al-magnate-george-soros-n5371158

 https://www.latercera.com/nacional/noticia/comitiva-de-parlamentarios-chilenos-viaja-hasta-ucrania-para-manifestar-su-respaldo-a-la-propuesta-de-paz-de-zelenski/B3S7QDXVNNBNZPOUJELURH553U/ https://www.abc.es/internacional/trump-llama-zelenski-dictador-acusa-aprovecharse-estados-20250219171651-nt.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.abc.es%2Finternacional%2Ftrump-llama-zelenski-dictador-acusa-aprovecharse-estados-20250219171651-nt.html

https://www.emol.com/noticias/Nacional/2023/04/02/1091093/zelenski-videoconferencia-congreso-martes.html

https://prensa.presidencia.cl/discurso.aspx?id=286180

https://www.britannica.com/event/Yalta-Conference

https://www.cnnchile.com/programas-completos/cual-es-el-rumbo-de-la-guerra-entre-rusia-y-ucrania_20250220/

https://www.britannica.com/event/Yalta-Conference

Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho, en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. (Pág.50. Ed. Grijalbo, 1974)

La arrogante e idólatra pretensión de divinidad de la filosofía cartesiana viene de la perspectiva de alguien que piensa en sí mismo como centro del mundo porque ya ha conquistado el mundo. ¿Quién es este ser? Según Dussel (2005), es el Ser Imperial.  Ramón Grosfoguel, Racismo/sexismo epistémico, universidades occidentalizadas y los cuatro genocidios/ epistemicidios del largo siglo XVI, Revista Tabula Rasa, 2013