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El real conflicto tras las pensiones

Fuentes: Rebelión

Actualmente Chile se encuentra en una coyuntura particular vinculada a la baja popularidad que tiene el sistema de pensiones implementado por la dictadura militar, esto expresado no solo por las masivas marchas que se han dado en el país donde la consigna ha sido la implementación de un sistema diferente, sino que además esta opinión […]

Actualmente Chile se encuentra en una coyuntura particular vinculada a la baja popularidad que tiene el sistema de pensiones implementado por la dictadura militar, esto expresado no solo por las masivas marchas que se han dado en el país donde la consigna ha sido la implementación de un sistema diferente, sino que además esta opinión se manifiesta en las encuestas donde la mayoría de los chilenos coincide en un malestar y una reprobación al sistema de las AFP. Esta coyuntura se ha alimentado de tres fenómenos convergentes: i) la elevada polarización económica – social que hace de Chile uno de los países más desiguales de América Latina y la OCDE, ii) las elevadas ganancias que año tras año obtienen las AFP con el dinero de todos los chilenos, iii) las bajas pensiones que el trabajador chileno obtiene tras su jubilación. Estos factores han coincidido generando esta reacción social materializada en protestas que han puesto en tela de juicio el sistema que hasta ahora, es visto como loable por parte de los economistas del mainstream del mundo.

En este contexto debemos entender tres puntos para luego replantear la dinámica de trabajo que debemos de adoptar de cara al futuro de nuestro país, nuestra clase social y nuestro mundo en conjunto.

1. ¿Por qué mientras en América Latina y la OCDE la base de cualquier sistema de jubilación es el sistema de reparto en Chile tenemos el sistema de capitalización con las AFP a la cabeza? La razón detrás de esta situación se debe encontrar en los años 70, cuando Chile luego del golpe de Estado orquestado por las FF. AA, se convirtió en un campo de experimentos para la derecha nacional e internacional. Estos experimentos buscaban reemplazar el hasta entonces modelo de desarrollo dirigido desde el Estado que para la clase capitalista resultaba en demasía oneroso, el nuevo modelo entendido desde la simpleza buscaba revertir toda intervención estatal, siendo esta reemplazada por la participación privada disminuyendo los costes e incrementando los beneficios. Fue a partir de entonces que no solo el sistema de pensiones público fue desbaratado, también se vio afectada toda esfera social (especialmente en la sanidad, educación y seguridad social en su conjunto). Chile dentro de este proceso estuvo en el momento y lugar ideal para la derecha; era un país ubicado en la periferia del sistema por lo tanto cualquier error o crisis social no afectaría al sistema tanto como si los mismos efectos se dieran en un Estado central, y por otro lado se había instaurado en el país una dictadura que había reducido al mínimo toda posibilidad de respuesta social y de resistencia civil ante cualquier reforma reaccionaria, de esta forma la derecha evitaba preocuparse por elementos como la popularidad de un gobierno electo que llevara a cabo reformas tan draconianas. Esto llevó a que Chile fuera y sea el país en el mundo con mayor nivel de privatización de todos los aspectos que le incumben a los derechos humanos, siendo el ejemplo perfecto de un país que no asegura prácticamente ninguno de estos a diferencia de sus vecinos en América Latina, o de sus pares en la OCDE.

2. El sistema de jubilación implementado, en efecto como hoy se ve, no fue creado para entregar pensiones decentes. El sistema fue creado para elevar las tasas de beneficios de los capitalistas. Mediante estas reformas la clase capitalista se aseguraba tener un flujo constante de liquidez que rentabilizaría su negocio, una liquidez que parte de la base de un ahorro obligado hacia la clase trabajadora. Ahorro que, al ser obligado, nadie puede optar por no ahorrar o por retirar sus fondos. ¡Negocio perfecto! Todo lo demás, toda argumentación a favor del sistema que buscase defenderlo de la evidencia científica que hoy se posee, está fuera de lugar. No es cierto que solo el bajo nivel de cotización o las lagunas laborales sean el problema*, el problema es que el sistema mismo sostiene su negocio en la inversión del ahorro de todos los trabajadores en el casino especulativo, y el casino nunca pierde, las AFP tampoco pierden jamás, solo sus cotizantes.

3. La clase gobernante que existe desde que la dictadura dejó el poder se forjó durante los años 80 y es hija putativa del régimen dictatorial de la época. Esto no solo porque la mayoría de sus miembros más reconocidos hayan vivido madurado políticamente durante tal momento en la historia de Chile, sino que además la creación de la Concertación y la Alianza se dio tras una serie de acuerdos entre lo que en ese entonces era el régimen establecido y la oposición. Detalles de tales conversaciones no tenemos, pero lo medular sí que conocemos: el régimen se comprometía con no intervenir en una paulatina y más bien nominal apertura política a nuevos partidos y una mediada democratización social, mientras que la oposición no haría nada para reemplazar lo construido por la derecha durante 17 años. Así, una vez llegaron los primeros presidentes en esta nueva «democracia», no solo no hicieron nada por reemplazar la base constitutiva del modelo neoliberal, sino que además lo intensificaron mediante tratados de libre comercio o reformas que privatizaron espacios de la sociedad más allá de lo ya realizado por el régimen.

Tomando en cuenta los tres puntos esbozados la posición que la izquierda chilena, la clase trabajadora y toda aquella persona empoderada con la realidad social e identificada con la clase explotada en Chile (y en el mundo) debe hacer es buscar todos los canales necesarios para generar el tan anhelado cambio. Este cambio no puede venir desde arriba pues nuestros dirigentes en la práctica actúan solo a favor de una clase política, la explotadora, nosotros debemos ser capaces y lo suficientemente maduros para poder organizarnos y emprender con ideas que nazcan desde las bases de esta sociedad. No podemos seguir esperando que cuando gobierna Piñera será Bachelet quien va a corregir todos los problemas, y que cuando gobierna Bachelet será Piñera el salvador. Un presidente neoliberal no hará lo que el otro no hizo si eso implica mancillar las bases del modelo.

Hoy, a más de dos años de iniciado el gobierno de Bachelet nos tiene que quedar claro que sumarse al proyecto de la Concertación/Nueva Mayoría no ha dado los resultados que el Partido Comunista inicialmente esperó.

Si la misma presidente Bachelet indica que nunca se volverá al sistema de reparto cuando es la única solución para mejorar la situación de las pensiones de los jubilados, entonces tal afirmación debe servir de precedente para ya no depositar la confianza en un bloque que durante más de un cuarto de siglo (y más tiempo que la misma dictadura) ha congeniado, convivido y comulgado con los beneficiarios del modelo instalado.

Para finalizar me gustaría recalcar que la crisis que de ahora en adelante se dará en el plano de las pensiones y los jubilados, no es más que expresión de una coyuntura mayor, la crisis del modelo de desarrollo chileno que está haciendo agua, como ya muchos modelos en la región van a la baja, un fenómeno de alcance a su vez mundial en un período de estancamiento y -probable- próxima crisis capitalista.

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· Una visión más completa y técnica de la situación de las pensiones la podemos encontrar en el siguiente link: https://antumapu.wordpress.com/2016/08/01/el-fracaso-del-sistema-privado-de-pensiones

· En el link se explican las razones de porque un sistema de capitalización individual es, en igualdad de condiciones, inferior a un sistema de reparto. A la vez se explica porque este sistema no fue creado para las jubilaciones, vale decir no es un sistema de jubilación sino que de simple y lucrativo ahorro forzoso con el cual se posibilita el ciclo de acumulación capitalista.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.