Si analizamos las consecuencias de un determinado hecho o fenómeno en el que hemos tomado parte, aislando esas consecuencias de nuestro propio accionar en el hecho, jamás conoceremos las causas que generaron esos efectos. Sin análisis cualitativo, no existe crítica y autocrítica, y sin ello no hay posibilidad alguna de avanzar, de transformar la realidad. […]
Si analizamos las consecuencias de un determinado hecho o fenómeno en el que hemos tomado parte, aislando esas consecuencias de nuestro propio accionar en el hecho, jamás conoceremos las causas que generaron esos efectos. Sin análisis cualitativo, no existe crítica y autocrítica, y sin ello no hay posibilidad alguna de avanzar, de transformar la realidad. Detrás de toda visión idealista se esconde una concepción y una actitud reaccionaria, que convive con la cobardía y el oportunismo.
Por ello cuando Guillermo Tellier, presidente del Partico Comunista de Chile, señala que la derrota de Camila Vallejos en las elecciones de la Federación de Estudiantes de Chile (FECH), se debió a una campaña anticomunista, sitúa las causas de la consecuencia – en este caso la derrota – fuera del ámbito de acción del propio partido y de él como su máximo dirigente. Esta actitud, claramente antimarxista – el marxismo es el análisis concreto de la realidad concreta – explica la vocación reformista de un partido que negocia con la derecha y la Concertación en el Parlamento y rehuye el deber irrenunciable de todo partido comunista: construir una alternativa al capitalismo.
Lamentablemente, Camila Vallejos repitió la tesis de Tellier de la «conspiración anticomunista» para explicar el triunfo del recién electo presidente de la Fech, Gabriel Boric, quien según indicó habría contado con el apoyo de la derecha. La interpretación de ambos dista mucho de una realidad que al parecer prefieren no advertir, y que nada tiene que ver con la teoría autorreferente del anticomunismo. ¿Recurrirán al mismo argumento para explicar la reciente derrota de la lista continuista del actual presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago de Chile (FEUSACH), Camilo Ballesteros?
Lo cierto, es que el revés electoral en la FECH y la FEUSACH, marca una tendencia clara de rechazo a las políticas de conciliación del PC con sectores de la Concertación y del gobierno. Si Camila Vallejos hubiese mantenido su postura inicial de avanzar hacia cambios estructurales en educación y en el sistema económico y político, se habría conformado una sola lista con Creando Izquierda y otros sectores. La unidad les hubiera permitido superar incluso el 60 por ciento de los votos, fortaleciendo al movimiento estudiantil y al resto de las fuerzas sociales.
Asimismo, el triunfo de la propuesta que lideró Boric, constituye no un rechazo al PC en sí mismo, sino al sectarismo y a la soberbia histórica de los «comunistas». A su opción de negociar las demandas estudiantiles en forma aislada en el Parlamento, vaciando de sentido un movimiento, cuyo valor radica justamente en apuntar a la necesidad de cambiar un sistema donde todo – incluida la educación – es simple mercancía.
Los dirigentes del partido, y en especial su presidente, no hicieron un correcto análisis de la realidad y apostaron todo al carisma de Camila Vallejos. No fueron capaces de comprender que el actual no es momento para claudicaciones y reformas. Que en un contexto donde los pueblos del mundo exigen el fin de un sistema de acumulación amoral, que amenaza la supervivencia de la humanidad y del planeta, cualquier intento de conciliación sería castigado.
Lo anterior fue claramente expresado días antes de la elección por un grupo de dirigentes de la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH), que cuestionó la actitud del PC: «Por un lado, levanta a sus dirigentes estudiantiles y del magisterio con pseudo discursos radicales y populistas, mientras sus operadores y parlamentarios negocian día a día directamente con la derecha y la Concertación, todo esto a espaldas del movimiento estudiantil», sentenciaron. Si bien Tellier se apresuró a negarlo, la desconfianza estaba instalada y el efecto en las elecciones fue evidente.
En la dirección correcta
A pesar de los intentos de desacreditar el triunfo de Gabriel Boric, el nuevo presidente de la FECH en sus primeras declaraciones ha dejado claro que apunta en la dirección correcta. Reafirmó su compromiso con el movimiento de protesta que recorre las calles del país y dijo estar conciente de la necesidad de un proyecto, «que no sólo quiere cambiar la educación, sino cambiar Chile». Lo mismo que había planteado Camila Vallejos en Europa hace dos meses, antes de las presiones de su propio partido: «Ahora, hay que mirar enfrente y construir una alternativa para el país. Hay que proyectar políticamente este movimiento, porque por primera vez, una demanda sectorial pasó a ser un movimiento social que incluye a muchos sectores», indicó entonces.
Además, Boric sostuvo que no van a delegar la vocación transformadora del movimiento, que universitarios y secundarios levantaron durante el año, en «sectores del parlamento que hoy día no nos representan». Lo anterior, en clara alusión a los intentos del PC de trasladar el conflicto estudiantil al Parlamento y negociar con la Concertación y la derecha a cambio de prebendas para fortalecer su participación en las elecciones municipales, y con ello continuar apuntalando el actual sistema en bancarrota.
También aclaró que «nosotros tenemos diferencias políticas con el Partido Comunista, pero entendemos que los adversarios del movimiento estudiantil y de la educación pública no están en la federación sino en los sectores de la elite económica y empresarial que hoy día gobierna Chile. Sabemos que hay trabajar unidos», puntualizó.
Pero lo más relevante, y que ciertamente preocupa a la derecha y a los sectores que aún aspiran a lograr soluciones parche dentro del modelo, es la voluntad que expresó Gabriel Boric de trabajar junto a los demás sectores sociales para elaborar un proyecto político y perfilar un liderazgo para las elecciones presidenciales de 2014, que permita extender la lucha más allá del ámbito de la educación, lo que implica necesariamente avanzar hacia la construcción de una alternativa al neoliberalismo.
Un claro eco de la preocupación y desconsuelo del reformismo, fue reflejado en artículo de Richard Sandoval, publicado en Cubadebate, donde plantea que «con la derrota de Camila Vallejos pierde el materialismo histórico, gana Foucault y su estilo francés». Explica el traspié de la dirigenta comunista con argumentos tan superficiales y oportunistas como la supuesta ingratitud de Chile hacia ella y al temor que – según su particular visión – generaría el poder social verdadero del PC en la derecha. Reproduce de manera mecánica la tesis del anticomunismo, con el propósito de ocultar toda huella de conciliación del PC.
Sin embargo, la realidad es muy distinta a las elucubraciones de Tellier y Sandoval, porque lo que existe es un abandono de los principios del comunismo, del socialismo científico y el materialismo histórico. Prevalecen en la política del PC el pragmatismo postmodernista donde predominan las visiones efímeras y de corto plazo. Esa política ayer como hoy es rechazada de manera férrea por las fuerzas más concientes.
En este contexto, es de esperar que Camila Vallejos, dirigenta inteligente, carismática y valiosa, asuma una actitud de independencia y se sume a la lucha estudiantil y social desde la vicepresidencia de la FECH. Es hora de impulsar los cambios estructurales que ella encarnó, porque el proyecto colectivo a construir es lo verdaderamente importante.
Sin duda, resistir las presiones y actuar con independencia no es un ejercicio fácil dentro del PC. Pero la historia demuestra que no sólo es posible, sino un deber hacerlo cuando hay que enfrentar la claudicación y el reformismo. La actitud de Raúl Pellegrín, jefe del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y de la mayoría de los dirigentes rodriguistas en 1987, es un claro ejemplo de ello. En plena dictadura pinochetista rechazaron el abandono que hizo el partido de la política de rebelión popular de masas para sumarse como vagón de cola, a la salida pactada por el imperialismo norteamericano con la derecha y con quienes conformaron posteriormente la Concertación.
Del fragor de la discusión que encabezó Pellegrín con los dirigentes del partido, que intentaron sin éxito terminar con el frente, es necesario extraer parte de sus planteamientos. Sin duda, constituyen un aporte político y moral para quienes lideran la lucha hoy. «Me declaro convencido, de verdad, de la importancia de la unidad del Partido como algo que se funda, antes que nada, en la unidad ideológica, de principios y en torno a la política de clases. También pienso que en torno a la Dirección, pero en primer lugar en lo otro».
Ante la ruptura definitiva, señaló con claridad que «existen responsabilidades personales que la historia del movimi en to revolucionario en Chile no podrá olvidar».
Es importante precisar que más allá de las responsabilidades personales, que ciertamente existen, la claudicación es parte del origen e historia del PC chileno. La condena a la lucha guerrillera de Ernesto Che Guevara en Bolivia, siguiendo las directrices del revisionismo soviético y su entusiasta y temprano apoyo a la Perestroika de Gorbachov, hoy rostro publicitario de Louis Vuitton, son un claro ejemplo de ello.
Impulsó la política militar en dictadura, pero jamás la asumió en su dimensión estratégica. Por el contrario, la utilizó para negociar con las fuerzas de la burguesía manejadas por el imperialismo, que finalmente legitimaron y administraron el modelo impuesto por la dictadura. Lo mismo intentó hacer con el movimiento estudiantil, pero las derrotas del reformismo y la claudicación, en el contexto de las elecciones en la FECH y la FEUSACH, constituyen un duro revés.
En el balotaje en la FEUSACH, disputarán la presidencia la lista D «Seguimos en Pie», liderada por Javiera Márquez de postura claramente antineoliberal, que plantea cambios de fondo al sistema político del país y la lista C «Impulsa USACH» de Sebastián Donoso en representación de la Concertación.
En este escenario, la futura presidencia de la FEUSACH dependerá de los votos comunistas, que tendrán que optar por cambios estructurales o simples reformas dentro del sistema.
En los próximos días conoceremos cuál será el camino definitivo elegido por el Partido Comunista y las consecuencias que ciertamente tendrá esa elección.