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«El reparador de sueños» de Silvio Rodríguez

Fuentes: Rebelión

¿En qué lugar de este planeta están depositados los sueños? ¿Cuántas puertas le esconden de nuestros brazos, de nuestras manos? La voz del invierno calibra el andar de los aplausos queriendo mutilar sus mantas, sus besos adoquinados. La multitud se escucha sorda por el tiritar de preguntas sin respuestas, ante la permanencia de adjetivos pertinaces. […]

¿En qué lugar de este planeta están depositados los sueños? ¿Cuántas puertas le esconden de nuestros brazos, de nuestras manos? La voz del invierno calibra el andar de los aplausos queriendo mutilar sus mantas, sus besos adoquinados.

La multitud se escucha sorda por el tiritar de preguntas sin respuestas, ante la permanencia de adjetivos pertinaces. Las lloviznas clavan sus hilos en una ventana, en dos, en cientos de ellas. La vida sigue y la muerte espera su turno para asestar un nuevo golpe para su «cosecha».

Todo evoluciona sin que se detenga el ciclo rotatorio de la vida, sin llegar a asestar el golpe mortal. Detrás de los telones habitan los sueños, los urgentes sueños que han de poblar esta humanidad que tiene ansias de seguir haciendo por todos. Son esos sueños que han de tocar a cada uno, a cada parte.

Detrás del telón está el artesano que los calibra como artífice de relojería chinesca. Es el organizador de palabras y estrofas, de frases descollantes e ideas fundacionales.

En el regazo de la luz compone partes e historias completas. Después de transitar por una larga y agotadora jornada dibujadas «por el azar», deja al descubierto una metáfora de la vida, un trazo de inquietud multiplicada.

El reparador de sueños no hace preguntas. Va componiendo las piezas «dejadas» en los descansos necios donde habita el milagro de la vida. De sus grietas toma los vastos bosques de luz poblados de cipreses -que no siempre son mamparas para esconder a la muerte- y bebe de ese mar antiguo.

La sed la provoca el descanso, la quietud de los sueños. Laboriosa es la labor de este artesano de palabras, que lo va componiendo todo -de manera tal- que cada mítico transeúnte absorba los hilos de la cubierta como si de un libro se tratase.

En cada esquina de su marcha hay un verso escrito, una palabra templada. En la punta de su recorrido deja -para compartir-, las herramientas que son parte del patrimonio universal. Los «duendes de la noche», se pueden hacer de ellas para destrabar las hélices que la detienen por el cerco de la ignorancia.

El artesano sigue su ruta con la mochila al hombro en busca de tareas dejadas para la escritura de sus palabras plomizas. El reparador de sueños descarga sus lienzos sobre los versos agrietados y sana las fisuras de sustantivos inocuos, para hacer de la poesía la esencia de todos los abrazos.

Entre sus tareas, abrigar el silencio para qué deje de ser monologo y poblar soledades. Construir un puerto sin mar, donde los caminos se confundan y las fronteras se desvanezcan. Desobedecer las lenguas y los idiomas «hechos» y construir uno que componga de sentido la voluntad de hacernos ver y entendernos todos, para la ruta de la labranza.

El poeta Silvio Rodríguez «escribió» su Reparador de sueños, con la férrea voluntad de querer compartirlo entre los necesitados. El verso de su canto «lo hace a mano y sin permiso».

Reparador de sueños (1983)

Autor: Silvio Rodríguez

Siempre,

llega el enanito

con sus herramientas

de aflojar los odios

y apretar amores.

Siempre,

llega el enanito

siempre oreja adentro

con afán risueño

de enmendar lo roto.

Siempre,

apartando piedras de aquí,

basura de allá -haciendo labor-

siempre va esta personita feliz

trocando lo sucio en oro.

Siempre,

llega hasta el salón principal

donde está el motor que mueve la luz

y siempre allí hace su tarea mejor

el reparador de sueños.

Siempre,

llega el enanito

hasta la persona, hasta todo el pueblo

hasta el universo.

Siempre,

llega el enanito

y desde esa hora se acaba el silencio

y aparece el trino.

Siempre,

apartando piedras de aquí,

basura de allá -haciendo labor-

siempre va esta personita feliz

trocando lo sucio en oro.

Siempre,

llega hasta el salón principal

donde está el motor que mueve la luz

y siempre allí hace su tarea mejor

el reparador de sueños.

Video: http://www.youtube.com/watch?v=8xvsVwUjTd8&feature=related