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El sistema de contradicciones del progresismo colombiano

Fuentes: Rebelión

En un muy serio análisis dialéctico y materialista, excelentemente razonado y sustentado, sobre las contradicciones del llamado “progresismo colombiano”, que fuera publicado en la revista de excepción “Izquierda.com” (14.08.23 ), el profesor y filósofo comunista Sergio de Zubiría ( no se si la cúpula partidista lo haya expulsado de filas por su productiva heterodoxia), definitivamente muestra la madurez teórica y práctica alcanzada por un “intelectual orgánico” marxista en Colombia, con proyección internacional.

En una página densa y condensada, en un lenguaje de exposición convincente y al mejor estilo de la tradición marxista, de Zubiría logra desentrañar las 9 contradicciones que en este momento dinamizan la compleja realidad y el acontecer político en Colombia. No creo posible resumir su discurso, sin mutilarlo, y por esto recomiendo leelo y repasarlo con calma en el siguiente enlace : https://revistaizquierda.com/de-las-contradicciones-emergentes-a-las-estructurales-del-progresismo-colombiano/ y si es posible, darle una repasada a toda la revista, atendiendo a lo que dice sobre la “contrainsurgencia” otro profesor “heterodoxo” del marxismo revolucionario Renán Vega Cantor.

El profesor de Zubiría, apoyado en otros ensayos citados al final, pero principalmente el estudio sobre las contradicciones del fin del capitalismo elaborado por geógrafo y teórico marxista británico David Harvey, logra desentrañar 9 contradicciones estructurales en el caso colombiano, que bien se pueden proyectar al resto de Latinoamérica y que divide en tres grupos: Fundamentales. Peligrosas. Cambiantes.

Contradicciones Fundamentales:

Primera contradicción: El desplazamiento (corrimiento y abandono) cada vez mayor de las posiciones reclamadas de izquierda antisistémica hacia el “centro” del espectro político. Algo bastante conocido en Colombia y en el continente como es el caso del corrupto, pérfido, e hipócrita saltimbanqui, sanguinario tránsfuga Tras nacional Juan Manuel Santos, quien justificaba el abandono del partido de su familia, el Liberal, para fundar el 31 de agosto del 2005 el partido Uribista de la U, junto con Oscar Iván Zuluaga (y otros connotados delincuentes de cuello blanco hoy encartados en el caso electoral de Odebrecht) con palabras del maestro del imperialismo Winston Churchill: “No se trata de cambiar de religión, sino de templo” (página 150. Santos, el jugador. Jorge Andrés Hernández. Ediciones B. Bogotá. 2014). (1)

Segunda contradicción: La caracterización defectuosa ( idealista y alienada agrego yo) del llamado Estado y las relaciones de poder existentes que, por un lado, subvaloran los componentes capitalistas, patriarcales, racistas y colonialistas del “Estado” realmente existente, y por otro, sobrevaloran sus posibilidades reales para realizar grandes transformaciones estructurales sin cambiar un ápice su conformación íntima. Por último, la gran alineación de confundir gobierno con poder que ha llevado a un verdadero “carrusel de despidos y nombramientos”, con la ilusión de que cambiando de ministros y “operadores” han cambiado las relaciones de poder que siguen incólumes.

Tercera contradicción: El discurso central del reformismo progresista que gira en torno a la problemática concepción del “progreso” con todos sus embelecos de avance, adelanto, transición, cambio, mejoría, futuro mejor, transformaciones, etc, que pretenden, una vez más, la tarea imposible de reformar y revitalizar el capitalismo tornándolo en progresista, pero conservando o mitigando sus aspectos más negativos y regresivos como su dependencia al imperialismo trasnacional, su financiarización y el extractivismo que así se quiera modificar verbalmente con el cuento del capitalismo verde, deja intactas sus estructuras de exploración y extracción de materiales fósiles y en últimas, como lo dicen connotados economista burgueses, no pasa de ser un “neodesarrollismo vulgar» .

Contradicciones peligrosas:

Cuarta contradicción: El pactismo sin principios, que alude a la relación entre política y ética (tan vapuleada, aporreada y violada en nuestra sociedad), que con la argucia ideológica del pragmatismo, el realismo político y de la real-politik colonial; ha justificado incomprensibles acuerdos nacionales con reconocidos tránsfugas y lúmpenes burgueses (ay del ejemplo del pacto de Sitges 1957), logrando o contribuyendo de manera decisiva a una desideologización masiva, al deterioro de los principios políticos, éticos y, a un aumento de la descomposición social que ya incluso ha llegado en Colombia hasta el hijo del presidente de todos los colombianos .

Quinta contradicción: Dada la importancia que esta reviste, me permito transcribirla en su totalidad : “La quinta contradicción peligrosa que por es aquella que se despliega entre las promesas prometidas o expectativas de cambio y los tiempos del poder instituido. La energía popular y el entusiasmo canalizado por la llegada progresista a los gobiernos ha sido muy relevante, pero la confusión y el desánimo prematuro ante sus realizaciones concretas ha sido desolador. La tensión entre la impaciencia de prontas transformaciones y su frustración temprana erosiona profundamente los progresismos realmente existentes. La llegada al gobierno del progresismo ha cabalgado sobre, por lo menos, tres pilares: en primera instancia, la deslegitimación y malestar frente al neoliberalismo; en segundo lugar, el horizonte de expectativas de transformaciones condensado en el acumulado de las luchas sociales; en tercer lugar, el profundo desgaste de los gobiernos inmediatamente anteriores por su mediocridad e indolencia ante las demandas sociales. Independientemente de las causas y motivos del incumplimiento con las promesas, algunas de las manifestaciones que produce esta contradicción son devastadoras: (a) Vaciamiento y desconfianza en la idea y experiencia del “cambio”; (b) Cuestionamiento del proyecto político porque hablan de “transformaciones” y “cambios” e imponen lo contrario de lo que predican; (c) Distanciamiento y desilusión genérica con las propuestas políticas “alternativas”; (d) Profundización del malestar con la política y posibles restauraciones de los partidos políticos tradicionales”.

Sexta Contradicción: Las relaciones entre los”operadores gubernamentales” del progresismo y las organizaciones sociales, comunitarias, populares, sindicales y étnicas. Deformadas generalmente por la manipulación (¿electoral?), por intentos de subordinarlas, de dirigirlas, de limitar su propia autogestión o tutelarlas por parte del Estado; pero lo más desastroso, de cooptarles su lucha de masas independiente, antisistémica y anticapitalista, para los intereses restauradores de la cúpula gobernante.

Contradicciones cambiantes

Séptima contradicción: La lema central progresista del la paz total, que dada la importancia politico-historica que ha tenido el asunto del llamado conflicto interno colombiano en los últimos 70 años, probablemente abarque más de un numeral en un articulo de opinion, y tal vez, merezca un ensayo singular que desentrañe las nuevas contradicciones cambiante que han surgido y este tiene en nuestra sociedad; por ejemplo, el papel de la estrategia e ideología de la contrainsurgencia imperialista dentro del Bloque de Poder en Colombia, el papel del terrorismo de Estado y la democracia genocida gestada, y, la relaciones entre dos fenómenos que afuera, en el mundo, han sido distintos, pero en Colombia se fusionaron precozmente en uno solo: el Narcotráfico y el Paramilitarismo.

En este caso el profesor de Zubiría se refiere a lo problemático del concepto “totalizador” que contiene la formulación paz total de la siguiente manera:

…” Reiteramos cómo la adjetivación totalizante y absoluta de la “paz” como “total” contiene problemas filosóficos y sociológicos bastante complejos. El primero remite a su mixtificación y maximalismo, ya que no puede existir ninguna situación, experiencia o institución que sea absolutamente perfecta; los planteamientos totalizantes contienen la eliminación de la diversidad, lo relacional y lo contingente. El segundo es la suposición de que lo “total” sugiere la eliminación de la conflictividad constitutiva de toda sociedad real; sería de cierta manera el culto a la “paz negativa” como “no guerra” o “no conflicto”. Tercero, elimina la condición procesual inherente a la construcción de paz y la convierte en un hecho estático. Las tensiones, oscilaciones y vacíos en las posibilidades de la realización práctica de la “paz total” son y serán colosales. De la propuesta original de activar negociaciones con “todas” las organizaciones armadas ilegales, se puede afirmar que solo se han iniciado con el Ejército de Liberación Nacional (ELN); además, se sostuvo que con esta insurgencia en tres meses ya existirían acuerdos. Ninguno de los “ceses de fuego” han funcionado en sentido estricto y tampoco se abre ninguna nueva negociación. La contradicción cambiante entre “paz total” versus “paz posible” o “paz realizable” se tensiona con los avatares de los discursos, las tendencias a la improvisación y los hechos de violencia diaria en los territorios. Se puede prever como una contradicción bastante abierta e impredecible en las condiciones del conflicto armado interno colombiano.”

Octava contradicción: La vacilaciones, indecisiones y cambios o vaivenes mostrados por el progresismo colombiano en el tema de la llamada “transición energética” que el profesor de Zubiría refiere así: ….”en un año se ha pasado en los discursos gubernamentales de la “transición capitalista verde” como supresión/mitigación de las energías fósiles a la teoría del “decrecimiento” y a algunas sugerencias de “desaceleración” para culminar en la aceptación extractivista (exploración/explotación) de energías fósiles, como “explorar en clave de energía” para la transición. En la Cumbre Amazónica de Belén, en Brasil, se lanza la inaudita propuesta de una OTAN incrustada en el pulmón de la humanidad. A esto no lo podemos llamar en sentido estricto una contradicción, sino una especie de “bruma mental”. Sabemos que una de las grandes colisiones del progresismo de “primera generación” con los movimientos sociales fue su aceptación acrítica o interesada del modelo neoextractivista. Asistimos con desolación a la contradicción cambiante entre “un” modelo capitalista verde de transición energética gubernamental y la restauración desenfrenada del “capitalismo caníbal” (N. Fraser)”.

Novena contradicción : Por último, la contradicción que se ha ido profundizando entre la izquierda marxista y verdaderamente comunista (la que desde sus orígenes reivindicó la lucha anti colonial de Bolívar, San Martín O’Higgins y demás padres fundadores de la Patria Grande integrada como también la soñó el apóstol José Martí), que ha debido enfrentar la vacilación del llamado progresismo actual o tardío, el que ante la expansiva y agresiva codicia del Imperialismo estadounidense en crisis; lentamente ha ido abandonando y desinflando la tarea planteada por la primera oleada integradora (CELAC, UNASUR, ALBA, etc) para descargarla en los hombros de los debilitados gobiernos sitiados y bloqueados de Venezuela, Cuba y Nicaragua, para dar paso a un ambiguo y demagógico “capitalismo nacional remozado”, sin perspectivas.

Así las cosas, no cabe duda que la hoja de ruta planteada por el profesor Zubiría a los verdaderos luchadores de la movilización social en Colombia y de todo el Continente, demandará una intensa y sólida lucha de ideas o como antes se decía una lucha ideológica seria, que cada día rompe con las alienaciones demagógicas que pretenden cooptarlos y meterles gato (pardo) por liebre, para hacerlos avanzar aún más en sus objetivos antisistémicos y anticapitalistas.

(1) Nota bibliográfica: Hernández José Andrés: Santos El Jugador. Política, traición y lealtad. Ediciones B. Bogotá 2014.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.