Sigamos con los apuntes de FFB sobre la tesis doctoral de Sacristán. Estamos en el último apartado. Tema principal de la tesis La pregunta central del estudio queda cumplidamente contestada en el capítulo V, después del largo «dejar hablar» a H. que son los cuatro capítulos expositivos de la tesis. La contestación del autor a […]
Sigamos con los apuntes de FFB sobre la tesis doctoral de Sacristán. Estamos en el último apartado.
Tema principal de la tesis
La pregunta central del estudio queda cumplidamente contestada en el capítulo V, después del largo «dejar hablar» a H. que son los cuatro capítulos expositivos de la tesis. La contestación del autor a la pregunta principal de si puede aprender algo de la escatología heideggeraiana el pensamiento racional es negativa. El apartado dedicado a «la prueba y el pensamiento esencial», dentro ya de las conclusiones del estudio (262 y ss.) es una muestra interesante de la estrategia que entonces seguía MSL: primero refuta, desde la óptica de la lógica formal, la pretensión de H. según la cual «probar, es decir, derivar de presupuestos adecuados, puede probarse todo», con el argumento de que ni siquiera en el más puro campo de la lógica formal suelen establecerse cálculos lógicos con «presupuestos adecuados» para demostrar cualquier cosa, pues un cálculo de esa naturaleza carecería de interés para el lógico y sería rechazado por él por inconsistente. Pero inmediatamente después se ocupa de la misma tesis heideggeriana mediante una discusión,a partir de los propios presupuestos del autor, sobre la argüibilidad de tres doctrinas heideggerianas de gran importancia gnoseológica, a saber: la de verdad lógico-formal, la de abstracción y la del valor heurístico del método etiimologizante.
1) Sobre la doctrina heideggeriana de la verdad formal.
Se dice que ésta sólo se da dentro del campo de otra verdad previa (transcendental): sólo donde ya está desvelado el ente puede afirmarse de él algo formalmente verdadero. Esta tesis, compartida por todo pensamiento racional no idealista, suscita en cambio grandes problemas al pensamiento esencial, pues la verdad transcendental que posibilita la verdad formal es para Heidegger la del logos como verdad del Ser, una verdad específica y propia de la tradición helénico-occidental. MSL opone a esto la «escasa argüibilidad de una doctrina de la verdad formal que la explica sólo para griegos y europeos y constituye en definitiva, por debajo de todas las exquisiteces epistemológicas, una pura y simple ignorantia elenchi (264)
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2) Sobre la doctrina heideggeriana de la abstracción
Lo que H. llama «pensamiento abstractivo» es, según MSL, un maniqueo que se puede caracterizar como «un realismo platónico que creyera a pies juntillas en la realidad plena de sus productos». Recuerda ahí MSL algo definitivamente adquirido para la teoría del conocimiento por la filosofía analítica de la época, a saber: que en la investigación el hacer abstracciones a partir de la experiencia bruta del mundo no implica que esta investigación tome las entidades abstractas mismas como sus objetos, en el sentido de cosas reales. El pensamiento abstractivo no tiene las pretensiones que H. le atribuye. Y, por otra parte, resulta llamativo que H. crea en algunos abstractos descubiertos por el pensamiento racional y a los que éste, naturalmente, no cree «cosas». Por ejemplo, el abstracto marxista «mercancía» se convierte en Heidegger en real metamorfosis del ente proyectado y calculado por la razón (265).
3) Sobre el método etimologizante
Según Heidegger, las palabras se hacen abstractas en su pasión «histórica», en su caída en la inesencialidad. Etimologizar es volver a la fuente concreta de su significación, al «ámbito en el que las palabras tenían su significación originaria». Con su etimologismo H. se propone ir a las cosas mismas por un nuevo camino. Pero como no todos los conceptos importantes que emplea están etimologizados, se produce una incoherencia en el lenguaje: tal lenguaje tendría un «doble universo» de discurso.