Los canales de la televisión privada se los vamos a dar a los dos grandes grupos económicos del país, como debe ser». Me lo dijo hace diez años el entonces presidente colombiano, Ernesto Samper, durante un almuerzo en la sede de la jefatura del Estado. A cambio, su Gobierno pedía el periodismo patriótico que también […]
Los canales de la televisión privada se los vamos a dar a los dos grandes grupos económicos del país, como debe ser». Me lo dijo hace diez años el entonces presidente colombiano, Ernesto Samper, durante un almuerzo en la sede de la jefatura del Estado.
A cambio, su Gobierno pedía el periodismo patriótico que también reclama ahora el presidente Álvaro Uribe. Un periodismo que, como denuncia el peleón columnista colombiano Omar Rincón, «le sirve al presidente pero no a la democracia».
Una manera de desinformar recomendada por el asesor presidencial José Obdulio Gaviria: «Con prudencia y patriotismo, los medios le prestarían un gran servicio a la política de seguridad democrática no profundizando mucho».
El vicepresidente Francisco Santos ha demostrado involuntariamente que no era cierta la información plantada en Bogotá y Madrid sobre un supuesto atentado que le preparaban las FARC en la capital de España: asegurando que la guerrilla lo amenaza desde hace ocho años, reconocía a un diario que ha visitado Madrid sin especiales medidas de seguridad. ¿No se habría protegido si de verdad temiera un atentado de las FARC en Madrid?
Además, lo confirmó el ministro del Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, en declaraciones a TVE: «Jamás he visto en un solo papel de las fuerzas de seguridad ninguna relación de ETA con las FARC».
Colaboración de los periodistas patrióticos
Durante su primer mandato, Álvaro Uribe convocó a dueños y editores de la prensa, la radio y la televisión para decirles que iba a organizar operaciones encubiertas en territorio venezolano y que contaba con la colaboración (ojos cerrados, oídos tapados y boca con candado) del periodismo patriótico.
Semejante complicidad incluye ahora a corporaciones españolas como Planeta y el Grupo Prisa, que compraron El Tiempo, el periódico más importante de Colombia, y la cadena radiofónica Caracol, la que se atribuye una mayor audiencia.
¿Por qué tantos medios tragan entero con tanta frecuencia lo que dice Uribe? Porque su Gobierno tiene la posibilidad de renovar o cancelar las concesiones de televisión (RCN y Caracol) para los dos grandes grupos económicos colombianos (Ardila Lulle y Santo Domingo) y porque está en juego la licitación de un tercer canal que esperan conseguir Prisa y Planeta.
Un sondeo de la revista Cambio indica que el 67% de los colombianos se informa a través de la televisión y sólo un 23% mediante la prensa y la radio. Según una encuesta realizada desde Bogotá por el Observatorio de Medios de la prestigiosa Universidad de la Sabana, el 80% de los periodistas colombianos considera que «el Gobierno de Uribe tiende a manipular la información», el 34% denuncia que ha recibido amenazas de muerte y el 40% reconoce que se adapta a «los criterios de la empresa» para no perder su puesto de trabajo.
Planeta comparte El Tiempo con la familia Santos (¡sí, la del vicepresidente colombiano!) y Prisa se ha asociado con los tres diarios regionales más influyentes -El Colombiano, El País y Vanguardia Liberal- en su candidatura para el tercer canal de televisión. Como advirtió el Círculo de Periodistas de Bogotá,»el público estará mejor servido con una información escéptica con el poder político que con una prensa cómplice».
José Manuel Martín Medem es periodista y fue corresponsal de TVE en Bogotá.