Hace 90 años, entre el 25 de julio de 1935 y el 20 de agosto del mismo año, se celebró en Moscú el VII Congreso de la III Internacional, la Internacional Comunista, evento que marcó una época esencial para el proceso revolucionario mundial y que selló un camino de lucha antifascista que no solamente no […]
Hace 90 años, entre el 25 de julio de 1935 y el 20 de agosto del mismo año, se celebró en Moscú el VII Congreso de la III Internacional, la Internacional Comunista, evento que marcó una época esencial para el proceso revolucionario mundial y que selló un camino de lucha antifascista que no solamente no se ha extinguido, sino que mantiene plena vigencia y que se ha afirmado con el tiempo y con los años.
Objetivamente la historia ha confirmado la importancia y trascendencia capital de este certamen en el que brilló con luz propia Jorge Dimitrov, un obrero grafico búlgaro que poco antes había sido encarcelado en la Alemania Hitleriana y procesado en un juicio emblemático que llevó a la derrota a las altas cumbres del nazismo germano,
Jorge Dimitrov, nació el 18 de junio de 1882 en la minúscula aldea de Kovacheski, comarca de Radomir, a pocos kilómetros de Sofia, la capital del país balcánico que viviera 800 años bajo el dominio turco sin perder jamás su identidad nacional ni su cultura.
En ese suelo, pequeño y heroico, el Partido Obrero Social Demócrata Búlgaro. que luego se llamara Partido Comunista asumió la lucha en defensa de los intereses de todo el pueblo primero bajo el liderazgo de Dimiter Blagoev y después de Jorge Dimitrov, quien encabezara, en septiembre de 1923 la primera insurrección antifascista de la historia.
Ya en ese entonces, Jorge Dimitrov era una figura destacada del Movimiento Obrero y Comunista Mundial. Estuvo en Moscú, en marzo de 1919, cuando por iniciativa de Lenin fue creada la III Internacional; y en enero de 1921 participó en su condición de secretario del Buró de la Internacional Comunista para Europa Occidental, en el Célebre Congreso de Livorno, en el que quedara constituido el Partido Comunista Italiano.
En aquella circunstancia, José Carlos Mariátegui estuvo acreditado, lo que le permitió no solamente conocer al representante de la IC, sino también establecer vínculos con otras grandes figuras. Antonio Gramsci, Palmiro Togliatti y otros destacados dirigentes comunistas europeos fueron algunos de las referentes a los que conectara Mariátegui en esa circunstancia.
En cumplimiento de sus funciones, Jorge Dimitrov estuvo en Berlín cuando los nazis arribaron al Poder gracias a la presión de las grandes corporaciones y a la debilidad del viejo presidente Hindenburg. Poco después, el 9 de marzo de 1933, un destacamento de la Gestapo detuvo a Dimitrov y luego el régimen lo sometió a un inicuo proceso judicial acusándolo del incendio del Reischtag, el Parlamento alemán.
La idea de la jerarquía nazi era responsabilizar de este hecho a los comunistas para ilegalizar al PCA y reprimir bárbaramente a sus militantes, a lo largo y ancho del país sin que muchos repararan en el inicio de una atroz dictadura.
El Proceso Judicial celebrado en 1934, fue singular. La maestría de Dimitrov se hizo notable desde el inicio mismo del caso. Y el momento culminante se registró cuando el acusado dejó en ridículo al poderoso Herman Goering, el verdadero artífice de la tramoya urdida para sorprender al mundo. Finalmente, Dimitrov tuvo que ser absuelto ante la inopia total de los jueces que buscaron condenarlo sin razón alguna.
Pocos años después, y ya en Moscú, Jorge Dimitrov, al frente de la IC inauguró los trabajos del VII Congreso de la Internacional Comunista. Y el 2 de agosto de 1935 -fecha de innegable valor histórico- presentó su Informe titulado “La ofensiva del fascismo y las tareas de la Internacional en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo”.
Este informe no solamente marcó época, sino que señalo una línea de trabajo que mantiene vigencia en nuestros días, cuando el fascismo busca recuperar posiciones y aterrado por los avances del movimiento liberador, levanta cabeza otra vez como herramienta de las grandes corporaciones contra los pueblos y naciones.
El VII Congreso de la IC señaló un derrotero distinto al que definiera como acción principal, el evento anterior, el VI Congreso, celerado en 1928 bajo la influencia de Buiarin. En esa circunstancia la consigna central fue la lucha de “clase conta la clase”, que aisló al proletariado y lo indujo a luchas aisladas y en derrota,
Las tesis de la Unidad Popular más amplia, diseñadas por el VII Congreso de la IC permitieron sumar fuerzas y unir a amplios sectores ciudadanos en el combate contra el fascismo, que se erguía en ese entonces como el enemigo más peligroso de la humanidad.
Hay que situar este informe en el momento histórico que se vivía en ese entonces, cuando el fascismo asomaba como la fuerza dominadora del escenario europeo. La Italia Mussoliniana y la Alemania nazi habrían logrado prácticamente el control de Europa y se disponían a arrasar con la soberanía y la independencia de los Estadios para colocarlos bajo su férula.
En pleno auge, la Alemania Nazi estaba pronta a iniciar una ofensiva desplegada sobre todo el continente europeo. Había anexado Austria en 1934, y se lanzaría en 1936 contra España azuzando el Golpe Fascista destinado a quebrar la República. En 1938 desplegaría su ofensiva contra Checoslovaquia, que concluiría en el Pacto de Múnich.
Y el 1 de septiembre del 39 daría inicio a la II Gran Guerra atacando Polonia y apuntando sus armas contra la Unión Soviética. Este avance del fascismo obligaba a una acción unida y solidaria de gobiernos y pueblos, lo que finalmente daría lugar a la gran victoria de abril del 45.
Jorge Dimitrov, en agosto del 35, definió al fascismo y le asignó un innegable carácter de clase. Dijo así: “Es una abierta dictadura terrorista de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero” . El fascismo -añadió- “no es un poder situado por encima de las clases, es el Poder del propio capital financiero”.
El fascismo, sin embargo, no resulta invencible. En su momento -subrayó Dimitrov- llegó al Poder gracias a la división de la clase obrera y a la falta de unidad del movimiento popular. “El fascismo triunfó -nos dijo- porque el proletariado se encontraba aislado de sus aliados naturales”. Y se refirió a estos aliados no en términos de política partidista, sino de clase; las grandes masas campesinas, que objetivamente habían sido ganadas o neutralizadas por el fascismo,
Las tesis del VII Congreso de la IC abrieron el campo a la formación de los Frentes Populares y ellos aislaron al fascismo y generaron condiciones que ayudarían a su derrota, Lamentablemente no fue suficiente el trabajo político para alcanzarla. Resultó indispensable el uso de las armas, y ellas asomaron en su real dimensión en los duros años de la Gran Guerra Patria.
El VII Congreso, fue el último de la IC. Ella fue disuelta en 1943 y reemplazada por una “Oficina de Información” a la que se le llampo el “Cominfor”. Pero esta también se extinguió. En años posteriores, tuvieron lugar las Conferencias Internacionales de Partidos Comunistas y Obreros que finalmente dejaron de celebrarse. Y que de alguna manera se busca volver a articular en nuestros días.
Hoy pareciera que el fascismo no ha aprendido la lección, pero los pueblos si debieran haber asimilado la experiencia de aquellos años y estar prestos a cortar el cuello a esta serpiente venenosa que amenaza otra vez a la humanidad entera.
En nuestro país, no será tarea fácil. La Clase Obrera y el Campesinado, carecen de unidad y están desperdigados. Y la Izquierda Política no está en condiciones de construir una verdadera alianza que responda a los requerimientos de la realidad. Aún así, el reto está planteado y tendrá que ser abordado (fin).
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