En una Colombia con las venas abiertas, y sangrando por las heridas que han generado las vilezas de la casta en el poder, se desarrollan las elecciones. Se acude, cual si estuviéramos en una fiesta democrática, o aferrados a la vana ilusión de vivir una democracia. Cuán lejos estamos de ello. Ahora, la letal farsa […]
En una Colombia con las venas abiertas, y sangrando por las heridas que han generado las vilezas de la casta en el poder, se desarrollan las elecciones. Se acude, cual si estuviéramos en una fiesta democrática, o aferrados a la vana ilusión de vivir una democracia. Cuán lejos estamos de ello. Ahora, la letal farsa electoral, con candidato alternativo a bordo, aparece en el escenario haciéndose la idiota, es morronga.
La oligarquía de Colombia, ha burlado la dignidad de todo un pueblo con sus siniestros montajes. Éste se inició, en esta cruenta historia nostra, con lo que se les dio en llamar el Frente Nacional, que no era otra cosa que turnarse el poder entre ellos mismos, liberales y conservadores representantes de esa oligarquía. El primero que se subió a la nave de los verdugos fue Alberto Lleras Camargo, de 1958 a 1962, y el último Misael Pastrana Borrero, de 1970 a 1974. Y lo que hay ver, como dirían las abuelas, hoy tenemos a sus descendientes cual saga satánica en pleno apogeo: Andrés Pastrana, descendiente de aquel que cerró el ciclo del mentado Frente Nacional, y Vargas Lleras -hoy candidato presidencial- descendiente del que lo abrió. Es la patética burla, que más parece una maldición, de la que hemos sido objeto generación tras generación. Los mismos con las mismas, hoy llamados además, Cambio Radical, la U, Centro Democrático, que son los partidos y familias de la oligarquía, con sus allegados y serviles, alternándose el poder. A eso le llaman democracia y nos llaman a votar para legitimar su fatídica farsa.
Un candidato alternativo es un buen aliño, para que no quede tan escueta, ¡tan evidente!, pero de ahí a que lo dejen acceder a la primera magistratura, hay más que leguas, un abismo. Y ocurrió, que un candidato desbordó los límites de su aceptación, pues c ausas justas y legítimas, invoca el candidato progresista de la Colombia Humana Gustavo Petro. Las plazas se han llenado y el entusiasmo cunde, no se lo esperaban. En su obstinación de no reconocer la animadversión y contundente rechazo que despiertan por su propia perversión, se preguntan, qué paso? No quieren ver, ni escuchar, el clamor de h ombres y mujeres con el grito encendido por un cambio en nuestro país. No quieren ver que l a indignación, el hastió, la exasperación y el rechazo a los mismos con las mismas, es un galopar en creciente.
El cambio que propone el candidato es eso, ¡cambio!, y a favor de las mayorías excluidas y vilipendiadas, eso, no lo han de permitir, están acostumbrados a no ceder ni tantico así. Paradójicamente, la propuesta de Petro esencialmente es la defensa del Estado Social de Derecho -base la constitución del 91-, *1, -hay quienes la designan como social demócrata- y sin embargo tampoco a ello quieren acceder. Es mucha su ansia voraz por continuar en las pasarelas de la opulencia, los privilegios y el poder, a costa de la sangre, dolor y lágrimas de las mayorías.
Gustavo Petro ha sacado a la palestra pública un estado de cosas inadmisibles en diferentes ámbitos: la salud y la educación convertidos en negocio, la corrupción, la destrucción del medio ambiente, el empleo, los impuestos, la situación en las zonas rurales, los asesinatos de activistas sociales. Y todavía se siguen preguntando, a qué se debe el fenómeno Petro?, no se dan cuenta, o se quieren hacer los idiotas, de que tal «fenómeno», trasciende una figura, rebasa lo personal, es un fenómeno de masas diciendo ¡basta ya! El candidato canaliza una latencia que vibra en el tejido colectivo de las mayorías.
Convoca a gran parte de quienes fueron protagonistas de la ola verde o «fenómeno Mokus» en las elecciones de 2010, a otros y otras que salieron a las calles para respaldar los acuerdos entre el gobierno y las FARC, a luchadores de siempre, a l@s indignados, a quienes despiertan del letargo. Con diferencias y matices suma, suma, suma. A juzgar por esta enorme confluencia, el candidato Petro sería el próximo presidente, el candidato con mayor número de votos en el día de las urnas. A juzgar por las encuestas -de dudosa reputación- está en segundo lugar, después del candidato uribista: Iván Duque
Pese a lo anterior, entre luces y sombras, emerge el punto de quiebre, es ese espectro que llaman democracia en nuestro país y que las elites lo aderezan diciendo que es la más antigua y sólida de Latinoamérica. Democracia? Cual democracia?*2 En u n país como el nuestro, en que la participación está restringida a votar, y de encime a votar en las aguas turbias del consuetudinario fraude electoral. En un país, que como dice el padre Javier Giraldo: «los partidos se han convertido a lo largo de la historia colombiana en el foco de corrupción más aterrador«. E n un país en que las aspiraciones de los movimientos sociales, expresados en valientes jornadas de luchas son burladas y recibidas con la más aberrante represión. En un país con canallas de cuello blanco que actúan como mafias enquistadas en el poder. En un país que tiene la desfachatez de llegar a unos acuerdos después de seis años de conversaciones con una guerrilla, que se desmoviliza y desarma como contraprestación, y no les cumple. En un país a l que al pueblo le ha sido vetado participar de los planes y decisiones que los afecta. En un país con doctrina militar calculada para eliminar a quien no piense a su manera y no se someta a sus designios. En un país con una flagrante violación a los derechos humanos. E sa es la democracia en nuestro país, un lodazal putrefacto con vísceras y lacras.
Pero nos llaman a votar y se acude cual si estuviéramos en una fiesta democrática, a caso hemos de cohonestar con el engaño, haciendo el juego a los que manipulan las conciencias. . Y no se trata y no se entienda, como un llamado a no votar, o a no participar del clamor que ha despertado la candidatura de Petro, -incluso por que ha de demostrar que esa elite que gobierna no lo dejará pasar.- se trata aclarar la verdad y desenmascarar a quienes burlan la dignidad.
La historia vuelve a repetirse, la comedia electoral prende sus sinuosas e indecentes luces, salen a la palestra los mismos actores, se da curso al mismo libreto, y aparece la trama de los canallas. El sistema electoral con su grotesca maquinaria es el guion principal de la aplaudida democracia. Asisten a la función tanto la derecha como la izquierda, o si se quiere, los que están a un lado y otro del establecimiento que tiene unas puertas bien dispuestas para que entren allí hasta los más excluidos, los que solo tienen acceso a la cárcel y al cementerio, no importa, después, cuando termine la comedia, las cerraran con candados bien blindados para que los pobres no puedan entrar ni por las hendijas.
El personaje central se llama Voto, es saltimbanqui, encrespado, cínico, solapado y caustico: que votos comprados, que votos amarrados, que votos con cédulas de muertos, que votos desaparecidos, que votos cambiados, que trasteo de votos, que alteración del número de votos. El que escruta elije, como dijera el sacerdote revolucionario. Y en la comedia no faltan: jurados comprados, planillas falsas, Odebretch’s, – sobornos, corrupción- y seguiría la lista, hasta llegar a la cobarde coacción e intimidación con pistoleros propios y ajenos. ¿Cómo es posible tal grado putrefacción en carne viva? ¿Porque la hemos permitido?
Alguien expresaba, para mostrar cómo se roban las elecciones en Colombia, que la maquinaria delictiva encargada de ejecutar el fraude electoral cuenta con altos niveles de organización, siendo estas estructuras criminales llamadas partidos, un complejo entramado que maneja abultadas finanzas…»*3. De otra parte, la Misión de Observación Electoral (MOE) viene mostrando numerosos delitos; en su reciente informe – elecciones a Congreso- detectó por ejemplo que, en los datos de 82 municipios hay más votantes que habitantes. En estos días círculo la noticia de un posible fraude electoral, ya hay indicios de que un nuevo fraude electoral se gesta. Cosa tan e xtraña, parecemos sin memoria ¿Es que existe alguna elección en Colombia en que no haya habido fraude?*4 Si alguien sabe, le ruego información. La trama no cambia. Para rematar e l menú de prácticas del fraude electoral va quedando oculta y en la impunidad . Estamos ante la perenne burla, con burladores y burlados.
Trascendental y nefasta burla, pues esta clase ya montada en el poder, se ha abrogado el rumbo de nuestros destinos. G obierno tras gobierno, nos ha dejado un país devastado, ensangrentado, atenazado en alianza pérfida con los EEUU. Ha sido calificado como el segundo más desigual de la región y el cuarto país más desigual del mundo.
La Colombia que vivimos, no se refleja en las preguntas que hacen a los candidatos en los debates presidenciales, mucho menos en las respuestas de los candidatos de la derecha recalcitrante: el títere Iván Duque y el despreciable Vargas Lleras*5, de la elite rapaz, -alguno de ellos, el futuro presiente- Cuándo hemos escuchado preguntar a los candidatos, por ejemplo: ¿usted cómo respondería a la protesta social?, buscaría solucionar los problemas allí expresados? ¿Respondería con represión? o preguntar con contundencia y como lo ameritaría, sobre el asesinato de líderes y activistas sociales, etc. Sí se ha preguntado por la corrupción y el medio ambiente es porque los hechos ya desbordan los propios medios. Estos temas se buscan refundir en el tinglado electoral, en la comedia bufa que se ha movido en la lógica de desdibujar, ocultar y manipular la realidad, o en la versión de la elite de problemas superables para convertiríamos en el país próspero del PBI. En cambio, como en el teatro del absurdo, las preguntas para elegir el presidente en Colombia han versado con saña e insistentemente sobre otro país: Venezuela. Qué absurdo, ¡hablar sobre otro país para elegir el presidente de nuestro país!: qué si Maduro es dictador -la más común-, que las violaciones de los Derechos humanos, en ese país -no en Colombia-, y por ese talante desembocan como aves de carroña en el tal castrochavismo *6 . El difamatorio ejercicio político inaugurado por Uribe y muy bien complementado por Santos.
Es un cuadro desolador, que ni así quisiera romper la ilusión, pero lo que se viene es el afianzamiento de la tiranía que vivimos y es más que comprensible el temor. Por eso he de cerrarlo con algo esperanzador y es que todas y todos «somos mucho más que dos», como diría Benedetti y ello puede convertirse en una gran conspiración. Una fuerza viva crece en número, en consistencia y en conciencia, una fuerza que no está dispuesta a seguir entre la humillación, la corrupción y la opresión. Lo han mostrado las luchas que vienen librando diferentes sectores, muchas aguerridas y valientes. Están los que en esta coyuntura electoral se manifiestan con Petro, y a los que le apuestan a Fajardo, se les abona que su voto no se lo dan a la más cruda derecha. Están los que no votan*7, esa masa silenciosa que cruje desde el fondo, aunque los señalen de apáticos, apátridas o apolíticos, -que no faltan es verdad-, pero es una gran población que se resiste a votar, pese a la propaganda, a los videos y mentiras no los han podido moldear a su amaño. Están los rebeldes y los luchadores de siempre. Sí que somos más que dos, los que estamos diciendo ¡basta ya. E l «mito» de un pueblo agachado puede quedar en padado. Que no es negar que existe un sector de embrutecidos, y otro de acomodados, pero somos multitud. A esa multitud no la podrán callar, no la pueden detener, esa multitud entre los azares, las turbulencias, los penares, lucha y va asumiéndose como sujeto de derechos, y avanza decidida a construir otra historia y otro devenir.
Notas
1 En Colombia defender la Constitución y el estado social de derecho es ser de extrema izquierda, Colectivo «Petro es el camino» Rebelión www.rebelion.org/mostrar.php?…Colectivo%20″Petro%20es%20el%20camino»…
2 De alguna forma es como dijo Abraham Lincoln: La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo y de ello nada en nuestro país.
3- Crónica del fraude electoral en Colombia, las 2 orillas https://www.las2orillas.co/cronica-del-fraude-electoral-en-colombia
4 Dos artículos interesantes que hacen referencia al fraude electoral: Otro fraude histórico lachachara.org ‘ candidatos . Y en kaosenlared.net/la-colombia-del-fraude-historico
5Lo mismos representan el títere Iván Duque y el despreciable Vargas Lleras, lo mismo, no podemos caer en la falsa polarización Uribe-santos. Representan los intereses de una clase. Sus programas o propuestas no se diferencian esencialmente. Y los métodos propios del régimen del terror
6 . Castrochavismo. Creado para embadurnar las conciencias con pócimas envenenadas contra otras formas de organización social: el socialismo y el comunismo. Entonces, s i te interesa el pueblo te llamaran catrochavista. Si abogas por cambios, por justicia y equidad te llamaran castrochavista. Si develas los montajes, denuncias los abusos y atropellos de la casta en el poder, te llamaran castrochavista. Si luchas, defiendes los derechos o confrontas a la clase en el poder, te llamaran castrochavista. Hay de ti, si abogas por una nueva sociedad, si anhelas un devenir sin opresores ni oprimidos, si invocas las más altas causas de la humanidad, entonces serás el más denigrado castrochavista
7 El abstencionismo en Colombia, esa masa silenciosa que cruje desde el fondo. -no de ti y arrodillado- ejerciendo un derecho político fundamental, que se quiere negar: el derecho a no votar. E l abstencionismo ronda el 64%. Podría decirse que con tan altos niveles de abstención, todos los presidentes son ilegítimos. Imagínense, el presidente que tenemos hoy, -Santos-, en que de 36 millones de electores, solo 3 millones y un piquito votaron por él en la primera vuelta (mayo 2014) ¡dios, qué vergüenza! y con eso llegó a la presidencia, y. en la segunda vuelta ( junio de 2014) con su contendor de ingrata recordación Iván Zuluaga, no alcanzó a los 8 millones, obtuvo 7’816.684 millones de votos. Caray es para pensar, de 36 millones de personas que podían votar, no alcanzo los ocho -vergüenza, ilegitimidad- encima muchos votaron coaccionados, otros de voto comprado y la mermeladites. Luego supimos lo de Odebrech. Es un caso representativo de lo que son las elecciones en Colombia. En esa elección, hubo una abstención de casi el 60%,
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