El próximo domingo 28 de octubre se realizara en Chile, una nueva elección de autoridades, en esta ocasión son las elecciones de alcaldes y concejales en todos los municipios de nuestro país. En ella se elegirán a los responsables de implementar a nivel barrial las políticas de salud, educación y vivienda que afectaran el diario […]
El próximo domingo 28 de octubre se realizara en Chile, una nueva elección de autoridades, en esta ocasión son las elecciones de alcaldes y concejales en todos los municipios de nuestro país. En ella se elegirán a los responsables de implementar a nivel barrial las políticas de salud, educación y vivienda que afectaran el diario vivir de la mayoría de los vecinos/as que habitan en los diversos distritos, a lo largo y ancho del país.
Y nuevamente todos los chilenos/as que residimos en el extranjero no podremos participar en este proceso democratico. Se nos volverá dejar afuera de este ejercicio republicano. La única manera de participación en estas elecciones y las futuras que se realicen, –de no cambiar el sistema–, es el de excusarse por no participar del proceso, si uno es elegido por el servicio electoral como vocal de mesa. De ocurrir esta designación hay que notificar a las autoridades eleccionarias de nuestra actual residencia en el extranjero, o corremos el riesgo de recibir multas por «rebeldía», al no presentarnos en el local de votación y más de algún mal rato en el aeropuerto cuando visitemos Chile. Aunque parezca de broma es una realidad que se produce por la última reforma electoral, que instituyó la inscripción automática y el voto voluntario, que siendo un avance democrático, tiene este déficit en su implementación para con los que vivimos en el exterior.
Esta nueva negación del derecho civil al voto, del cual ya se pronuncio el comité de naciones unidas, que vela por el cumplimiento de los estados de los derechos de los trabajadores inmigrantes y sus familias en septiembre de 2011, sigue siendo desoída por las autoridades chilenas.
Es ya una situación insostenible que se arrastra por más de veinte años. Y lo volvemos a señalar alto y claro: los responsables de esta marginación y desgarro a la esencia de los derechos ciudadanos, son en primer lugar la persistente oposición que hacen los diputados y senadores, que representan a la derecha política, basado fundamentalmente en razones ideológicas. Los que amparándose en el quórum calificado que le otorga la antidemocrática constitución de 1980,-impuesta por la fuerza de las armas – se niegan sistemáticamente a permitir que podamos participar en los comicios chilenos.
Los segundos responsables fueron los cuatro gobiernos de la concertación, que tampoco hicieron todos los esfuerzos para desbloquear el sistema binominal, que es la piedra angular de todas las limitaciones antidemocráticas que rigen aun en el país. Los que no han tenido la voluntad por luchar decididamente por cambiar la constitución , heredada por la dictadura ,la cual sigue castrando y limitando la participación y representatividad de los chilenos, de manera que cada persona signifique un voto y este principio democrático sea el reflejo de todas las elecciones de las autoridades en Chile.
Se siguen utilizando argumentos falaces para negar este derecho. Los cuales van desde que no aportamos al país, que no conocemos la realidad o que no tenemos un vínculo real con Chile. Por ello cada cierto tiempo y de manera de salvar responsabilidades, tocan el tema levantando condicionamientos para el ejercicio de este derecho. Pero estas «condiciones» que determinarían nuestro vínculo con Chile son argucias para eludir su voluntad antidemocrática.
Su hipocresía queda al desnudo en las recientes elecciones venezolanas, donde se vieron a varios dirigentes de la derecha chilena acompañando a ciudadanos venezolanos/as residentes en Chile, a votar en la embajada. Su «amabilidad democrática» era fruto de que estas personas apoyaban la candidatura del derrotado Henrique Capriles. Esta condescendencia con ciudadanos extranjeros no la tienen con sus propios compatriotas que vivimos en el extranjero. Es en este caso una doble moral a todas luces oportunista y antidemocrática, ya que allí no se cuestionaron si ellos tenían o no un vínculo con Venezuela, pero sí tenían claro que su voto valía al igual que otro de un residente en Caracas, Isla de Margarita o cualquier otra ciudad venezolana.
Luego es sabido de que en 80 países este derecho es ejercido por los ciudadanos que residen en el exterior, de manera transitoria o permanente. Esto sucede en países tan admirados por sectores de la derecha chilena, a los cuales destacan por su «ejemplaridad democrática» como son : Estados Unidos, España, Alemania, Francia u otros que consideran atrasados como Bolivia, Ecuador, Rusia y la propia Venezuela, en todos estos países se han articulado sistemas de participación a través del voto directo, en mesas supervisadas por los consulados u a través del correo postal, y recientemente por el sistema telemático. Aquí para la derecha esta ejemplaridad solo vale para esos ciudadanos extranjeros y no para sus compatriotas.
Tenemos muy claro que esta sistemática negación de nuestro derecho al voto será barrido por la fuerza de la historia. Y que más temprano que tarde podremos participar en los procesos eleccionarios en nuestro país. Ahora como una manera de hacernos presentes en las próximas elecciones municipales en Chile, estamos impulsando desde diversas asociaciones a una gran movilización, coordinada en todos los países donde existimos chilenos residentes, el día 20 de octubre con la demanda de exigir la implementación del voto chileno en el exterior.
– Víctor Sáez es vicepresidente de la asociación de chilenos/as Violeta Parra de Madrid.