¿Se puede decir, entonces, que en la convocatoria de 26 y 27 de octubre se realizaron ‘elecciones’ democráticas? No parece haber sido así. Es más: creemos que en esas fechas no se realizó acto alguno eleccionario. Tal vez tuvo alguien la intención de bromear al respecto… Tal vez jugar con la comunidad nacional… Pero elecciones, no…
UNA ELECCIÓN EXTRAÑA
Tal cual lo señaláramos en otros trabajos anteriores, finalmente, se realizó en Chile el proceso de selección de autoridades, tan largamente anunciado para los días 26 y 27 de octubre recién pasado. No podemos, sin embargo, aseverar que tal evento revistiese el carácter de ‘elección’, si entendemos por tal una de las fases que debería recorrer todo proceso ‘democrático’; menos aún si lo medimos con los parámetros establecidos por las Naciones Unidas para expresar lo que es una democracia. Porque ésta sólo podría realizarse si las elecciones periódicas exigidas fuesen libres, secretas e informadas.
Digamos que el proceso de 26 y 27 de octubre pasado pudo, tal vez, ser estimado ‘secreto’ porque hubo resguardo para la emisión del voto (aunque el hallazgo de algunas papeletas en basureros pudo empañar incluso este aspecto); pero no podemos considerarlo ‘libre’ ni, tampoco, ‘informado’.
UNA ‘ELECCIÓN’ QUE NO FUE LIBRE NI INFORMADA
No fue libre la referida ‘elección’ ―como lo exigen las NU― porque se obligó a toda la ciudadanía a participar en ella bajo la amenaza cierta de aplicarse multas a los remisos que en caso de no ser enteradas por éstos en tiempo oportuno, le acarreaban la aplicación de una eventual privación de libertad. Podemos aseverar, en consecuencia, que la población nacional concurrió a sufragar privada de libertad.
Y no fue ‘informada’ por una serie de circunstancias entre las que podemos señalar la presencia de un universo de casi 18 mil candidatos, cifra que, de por sí, dificulta la selección del voto. Porque en la teoría de la información ―y en la de su media hermana, que es la teoría de la comunicación― hay un axioma según el cual ‘demasiada información es desinformación’. Cuando hay 18 mil candidatos, resulta absurdo suponer siquiera que los votantes van a retener los nombres de, al menos, gran parte de ellos, circunstancia que reconoce un analista para quien era poco menos que imposible cumplir tal ‘deber ciudadano’: “La desinformación ayuda y contribuye para que haya mucho voto nulo, sobre todo cuando hay voto obligatorio. Cuando va la gente obligada a votar, se producen estos fenómenos de voto nulo, que no encierran ningún discurso oculto y nada, es sólo desinformación y lata”.
Sin embargo, eso no fue todo. A una elección en la que se entregó a cada votante cuatro papeletas, dos de las cuales contenían un verdadero universo de candidatos, se unió otra serie de hechos que aumentaron las sospechas de si la ciudadanía fue o no convocada a la realización de un acto serio y responsable. Porque en la mesa 904 de la Estación Mapocho un votante informó a su presidenta de una irregularidad: el apoderado del partido Renovación Nacional RN se ofreció a cooperar con la labor de los vocales doblando las papeletas de votos para facilitar el cierre de las mismas, descubriéndose que alcanzó a marcar cuatro de las mismas, hecho que se puso en conocimiento de la autoridad, la cual no le dio la importancia debida, porque, tal como lo señaló el director del Servicio Electoral SERVEL, “[…] estamos en conocimiento de aquello. El tema se resolvió en la mesa y, obviamente, no podemos dar al responsable. Es difícil determinar el culpable de esta situación”.
Pero no fue lo único que sucedió. Los dislates continuaron. El erróneo envío de papeletas, desde la capital a Talcahuano, hizo que algunos votantes, en Santiago, tuviesen que pronunciarse por candidatos de aquella ciudad que no conocían, y viceversa, obligándoseles a votar en blanco, nulo o a elegir alguno afín a sus ideas partidarias, si es que militaban o sentían simpatías por algún partido.
Y ¿qué decir de ese casual encuentro de votos abandonados en una plaza de Puente Alto y de esos otros arrojados en el basurero de un local de votación de La Florida?
UNA DISCUSIÓN QUE ALEJA UNA CONSIDERACIÓN CENTRAL
Los analistas y los medios de comunicación importantes se han apresurado a analizar si acaso las elecciones han dado o no un triunfo a los sectores oficialistas o a los opositores, circunstancia, de por sí, intrascendente por cuanto implica resolver con una cantidad acotada de antecedentes, situaciones más complejas. Nos referiremos, en cambio, a circunstancias que sí nos parecen importantes. Entre otras, la calidad de los votos que moviliza el sector opositor.
En efecto, los votos que movilizan al referido sector difieren sustancialmente de los de su antagonista, pues se trata de ‘votos duros’, es decir, de votos emitidos por personas que siempre van a actuar de esa manera o que jamás dejarán de hacerlo. Y es importante tal circunstancia pues esos votos aumentaron, algo que resulta, por decir lo menos, sorprendente. No hay que olvidar un hecho determinante: esos votos han podido mantenerse a pesar de los escándalos financieros y de otra naturaleza, protagonizados por elementos provenientes fundamentalmente de los partidos que apoyan a esos candidatos, es decir, de la UDI y de RN. El comportamiento eleccionario del sector opositor invita a reflexionar, pues parece alentarlos a seguir delinquiendo, a seguir defraudando al Estado, a seguir riéndose de toda la ciudadanía. Como si el universo de personas que respalda a ese sector quisiera decirles ‘Ustedes tienen derecho a hacer lo que quieran porque son los dueños de Chile’. Que es como la exteriorización de una manifiesta condición de vasallaje, de sujetos que respaldan a los suyos, simplemente porque se suponen estar en esa calidad. De ahí que no concedan importancia a las defraudaciones que realizan. Como si se tratara de ese fenómeno que, en teoría, se denomina ‘multitudes delincuentes’. Porque se trata de una relación de complicidad que se ve reforzada con otra circunstancia especial: el reconocimiento implícito que la delincuencia le otorga a la más extrema versión de los sectores dominantes: al grupo republicano. Porque las votaciones hechas en las cárceles del país fueron preferentemente hacia ese sector: “Comparando los resultados de elección de gobernadores de las 19 mesas dispuestas en el país, el Partido Republicano (PR) lleva la delantera con candidatos que se presentaron por el pacto Republicanos e Independientes. De hecho, ningún centro tuvo una mayoría cercana al oficialismo”.
LA REPRODUCCIÓN DE LOS VALORES CULTURALES
En un sistema de economía social de mercado, no hay que olvidar un hecho esencial: el voto es un bien mercantil, un producto de mercado. Mejor aún, una inversión, un capital que, como tal, ha de acrecentarse. Un tesoro que no se pude perder. Por eso es un voto duro. Algo que ya hemos dicho; y puede explicar esta vocación de apoyo hacia los dominadores: la reflexión típica del vasallo: Si protegemos a nuestro señor y amo, podremos también nosotros recibir protección.
Esta idea se refuerza con la forma de reproducirse que adoptan los valores culturales en una sociedad, lo cual explica el comportamiento de gran parte de sus integrantes. Ya nos lo advertía Marx: las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en una época determinada. Quien controla el poder material controla igualmente su poder espiritual. No hay que ir muy lejos para descubrir cómo determinados sectores de pensamiento abierto siguen, sin advertirlo, defendiendo los valores de la competencia y del mercado. Y cuán pocos son los que advierten la absoluta falta de ideas que hay detrás de cada candidato en cada elección porque lo que prima es defender al individuo, no a sus ideas.
LA COMPETENCIA COMO EJE CENTRAL DE LA ELECCIÓN
Toda elección implica competir. En consecuencia, las elecciones se llevan a cabo para ganarlas, no para perderlas. De ahí que el objetivo final no sea competir sino ganar, vencer, dominar, aplastar si es necesario. Porque la competencia implica, también, la aniquilación del adversario, premisa que a menudo se olvida. Y es que la forma más elevada de la competencia es la guerra, la destrucción completa del contrario. No por algo las justas electorales van separando ineludiblemente a los participantes, paralizando la marcha de la sociedad, destruyendo toda posibilidad de recomponer el tejido social y dividiendo irreconciliablemente. Elecciones seguidas, unas tras otras, van debilitando la labor de las instituciones cuyos actores se van transformando ineluctablemente en personajes farandulescos, como gran parte de los parlamentarios que recorren hoy los pasillos del Congreso, sin hacer otra cosa que concurrir a los matinales, formular sandeces y diatribas, preparar acusaciones constitucionales o dar entrevistas truchas.
CÓMO SE REALIZARON LAS ELECCIONES
La forma acerca de cómo se llevó a cabo el proceso eleccionario muestra inequívocamente que la idea central fue impedir, del modo que fuese, la participación popular: la designación de los candidatos quedó a cargo de los partidos y no de la comunidad. La circunstancia que algunos de aquellos pudieron juntar las firmas que les exigía la ley para presentarse como tales no exime de reconocer que tal fue la intención.
En esa dirección, no debe sorprender que la calidad de los candidatos quedase al arbitrio de las organizaciones políticas. En nuestros trabajos anteriores advertimos que los candidatos no serían sino la reproducción ampliada de quienes estaban gobernando; y que muchos de ellos serían sido aceptados a pesar de sus antecedentes penales, como sucedió, en efecto. Así, por ejemplo, un amplio sector de los mismos fueron sujetos que, a pesar de haber sido denunciados ante los tribunales por la comisión de delitos de diversa índole, insistieron en ser reelegidos, algo que se consiguió casi en la generalidad de los casos. Veamos algunos.
En Linares, por ejemplo, fue reelecto Mario Meza Vásquez, militante de Renovación Nacional RN, sujeto que estaba siendo procesado por fraude al Fisco. No es el único caso; también podemos señalar lo sucedido con el militante del Partido Por la Democracia PPD Javier Jaramillo Soto, recientemente electo y procesado por delitos sexuales. Y el de Jorge del Pozo Pastene, independiente, alcalde de Chillán Viejo, también recientemente reelecto, como los anteriormente citados, acusado de violencia intrafamiliar. Luego, lo sucedido con Selin Nur Carrasco, ex suboficial mayor de Gendarmería, candidato del partido Social Cristiano PSC, electo concejal de Coronel, condenado por apremios ilegítimos en contra de un recluso. Y finalmente, el caso más insólito: el del ex jefe de la Dirección de Tránsito de Nancagua, el independiente Aníbal Valenzuela Cariz, procesado por otorgar licencias falsas de conducir y recientemente electo alcalde de esa comuna.
¿Debería sorprender que, ante esos hechos, elevara su voz Juan José Lyon, director ejecutivo de América Transparente, para decir que “[…] llama la atención que alcaldes que están formalizados por delitos tan graves como fraude al Fisco sea reelectos”?
Por supuesto que no. Pero ese problema no se soluciona pidiendo a los partidos que modifiquen sus reglas. Ni tampoco explica por qué esas órdenes de arresto se dictaron después de las elecciones y no antes.
LA IRRUPCIÓN DE LOS ‘INDEPENDIENTES’
Hay, no obstante, otro hecho tremendo que merece ser considerado: el empleo de la categoría ‘independientes’ a objeto de defraudar a la opinión pública.
El descrédito en que han caído los partidos (y en el que siguen inmersos) les hizo crear el subterfugio de usar a los ‘independientes’ como forma de acumular votos, es decir, usar a personas de sus filas que quisieron aparecer en calidad de independientes para engañar de esa manera al votante incauto y apoderarse de su voto. Esto no ha sido un simple juego. Fue la intención aviesa de engañar a la opinión pública que contó con todo el apoyo del Servicio Electoral y del silencio cómplice de otras instituciones encargadas de defender el interés nacional. Fue un fraude electoral urdido desde las esferas del poder, en el que han participado altas autoridades del país. Y no vengan a decir más adelante que ‘las instituciones funcionan’. Alex Callís denunció que el proceso electoral estaba “[…] lleno de independientes que no lo son… ahí no hay ninguna blanca paloma, todos vienen al menos de un partido político”.
¿Se puede decir, entonces, que en la convocatoria de 26 y 27 de octubre se realizaron ‘elecciones’ democráticas? No parece haber sido así. Es más: creemos que en esas fechas no se realizó acto alguno eleccionario. Tal vez tuvo alguien la intención de bromear al respecto… Tal vez jugar con la comunidad nacional… Pero elecciones, no…
UN NUEVO PROCESO DE SELECCIÓN DE AUTORIDADES SE ACERCA
Lo trágico, sin embargo, es que estamos saliendo de la convocatoria que se nos hiciera para participar en la selección de las autoridades locales y ya hay otro suceso similar que anuncia su inminencia. Porque no hay tiempo para pensar en las necesidades de la población. No hay tiempo para resolver las graves deficiencias que presenta el sistema que actualmente nos rige. Lo hay solamente para pensar en los nuevos candidatos que han de llenar el Parlamento y acceder a la presidencia de la República. Hay tiempo solamente para satisfacer los intereses de la élite política de la nación. Y para conminarnos a seguir en lo mismo. A perseverar en ello. Una y otra vez.
Noviembre, no obstante, nos trae una esperanza asociada a un recuerdo. El de un hombre humilde y generoso. Un hombre que supo entregar su vida al servicio de los demás y que se le ocurrió nacer un 17 de noviembre de 1899. Rompamos, con su evocación, esa constante que nos asfixia y destruye.
Cuando se acerca un nuevo cumpleaños de ese gran hombre, que fue Clotario Blest, nada nos ha parecido mejor que recordar algunos aspectos de su forma de vida y de sus enseñanzas. Porque, junto a la cama del sindicalista, reposando siempre sobre su velador, estaba la edición ajada de esa obra de su gran amigo Víctor Krüger que tanto le gustaba: ‘Ergocracia: base científica para una revolución económica’. Un concepto por el que luchar, un norte al cual enfilar, un objetivo estratégico a realizar y enriquecer con los descubrimientos que nos han comenzado a entregar los biólogos. A ese norte, a esa nueva sociedad debe llegarse por una vía que en las enseñanzas de Von Clausewitz se llama ‘táctica’. Porque una estrategia requiere de una o varias tácticas. Y esa táctica también se la enseñó a Clotario Blest otro de sus maestros, como lo fue Henry David Thoreau con su obra ‘La desobediencia civil’. Cuando ese 17 de noviembre nos anuncia su presencia ineludible, bien nos parece recibirlo con la lectura y mención a esas obras. Y a la vez, comenzar a repensar lo importante y provechoso que sería para nosotros tener una visión clara de esa sociedad que anhelamos, para dar, de una vez por todas, ese saludable puntapié que arroje al suelo el tablero social sobre el que hemos estado obligados a transcurrir nuestra existencia.
Notas
Bortolaso, Lorenzo: “Elecciones 2024: Axel Callis explica que alta cifra de votos nulos responde a desinformación y lata”, Radio Biobío, 28 de octubre de 2024. La negrita es del original.
Redacción: “Denuncia de votos marcados marcan primera jornada de elecciones”, RUCH, 26 de octubre de 2024. O, eso no fue así: en su programa noticioso de las elecciones, ChileVisión sostuvo que tanto la presidenta de la mesa como los vocales no quisieron insistir ni, tampoco, seguir adelante con la denuncia por miedo a las represalias.
Ortiz, Florencia: “Error en las papeletas: denuncian que más de 150 personas de Santiago votaron por concejales de Talcahuano”, Radio ‘Biobío’, 27 de octubre de 2024.
Rodríguez, Javiera: “Encuentran votos tirados en una plaza de Puente Alto y en un basurero de la Florida”, Meganoticias, 27 de octubre de 2024.
Ostertag Franzoy, Javiera: “Los detalles del voto entre rejas: republicanos como preferencia de los electores en la cárcel”, Radio ‘Biobío’, 31 de octubre de 2024.
Redacción: “Alcalde de Linares es reelecto mientras cumple arresto domiciliario imputado por fraude al Fisco”, ‘Resumen’, 28 de octubre de 2024.
Henríquez, Etiam: “Corte de Apelaciones resolverá posible prisión preventiva para alcalde reelecto de Victoria acusado de violación”, ‘El Ciudadano’, 29 de octubre de 2024.
González, Alberto: “Detienen a alcalde recién elegido de Chillán Viejo, Jorge del Pozo, por violencia intrafamiliar”, Radio ‘Biobío’, 28 de octubre de 2024.
Vergara, David: “’Reiterados golpes de puño’: Gendarme del PSC, electo concejal, es condenado por apremios ilegítimos”, Radio ‘Biobío’, 01 de noviembre de 2024.
Neira, Cristián: “Insólito: Funcionario que estuvo preso por Caso Licencias en Colo-Colo, es alcalde electo en Nancagua”, ‘El Desconcierto’, 28 de octubre de 2024.
Redacción: “América Transparenta cuestiona reelección de alcaldes formalizados: ‘Los partidos tienen que revisar sus reglas internas’”, RUCH, 29 de octubre de 2024.
Bortolaso, Lorenzo: “Elecciones 2024: Axel Callis explica que alta cifra de votos nulos responde a desinformación y lata”, Radio Biobío, 28 de octubre de 2024. La negrita es del original.
El libro de Victor Krüger fue publicado en 1956 por la Editorial Nascimento y tiene 237 páginas. No está disponible en las redes sociales, lamentablemente.