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Elecciones y crisis de la política patronal

Fuentes: Clase contra Clase

«Así debe ser usted, como Pinochet»… «Así debe ser usted, como Pinochet». Esa «recomendación» recibió Sebastián Piñera, inesperadamente, en Recoleta, de una «emprendedora humilde», en un «encuentro» con pobladoras de derecha organizado por la alcaldesa Sol Letelier (UDI). Previamente, el multimillonario había planteado que «la razón por la cual estamos preparando un gran gobierno es […]

«Así debe ser usted, como Pinochet»…

«Así debe ser usted, como Pinochet». Esa «recomendación» recibió Sebastián Piñera, inesperadamente, en Recoleta, de una «emprendedora humilde», en un «encuentro» con pobladoras de derecha organizado por la alcaldesa Sol Letelier (UDI). Previamente, el multimillonario había planteado que «la razón por la cual estamos preparando un gran gobierno es porque queremos que la gente humilde y la gente de clase media sea el alma, el corazón y el norte de nuestro futuro gobierno» (La Nación, 8 de julio).

Días después, en una reunión con empresarios, la supuesta «preocupación por los humildes» volvió a aflorar de la boca de Piñera. Esta vez les habló a representantes de su clase: como Nicolás Ibáñez (D&S), Raúl Sotomayor (Southern Cross), Alfonso Swett (Forus), Carlos Alberto Délano (Penta) y Fernando Echeverría (Echeverría-Izquierdo), además del abogado Jorge Carey: «Vamos a requerir de empresarios audaces e innovadores que sepan crear riqueza pero también, empresarios justos y solidarios que sepan compartir esa riqueza. Vamos a requerir empresarios que sean capaces de crear buenos trabajos, trabajos con dignidad y bien remunerado y que respeten los derechos de sus trabajadores como si fueran sagrados, porque lo son» (El Mercurio, 11 de junio).

Si Piñera busca mostrarse preocupado por la «cuestión social» -con el objetivo de obtener votos-, aparecer ligado a la figura del dictador Pinochet, no es conveniente. Menos cuando hay elecciones. Sin embargo, como lo planteamos en nuestro anterior Comentario, el mismo Piñera ha «confesado» su ligazón -la de la derecha- a la dictadura, ante Rodríguez Zapatero. Y esta vez, cuando se trató de realizar propuestas económicas ante importantes empresarios, con sus iniciativas neoliberales, otra vez se demostró que Piñera y la derecha buscan golpear a los trabajadores y privatizar los recursos naturales, para que un puñado de ricachones haga «negocios redondos» -es decir, continuar la obra de Pinochet. Porque además de una serie de beneficios tributarios para los patrones, propuso que «Codelco y Enap se abran en un 20% a la bolsa, con la condición de que las acciones tendrían como potenciales dueños a las AFP», y «flexibilidad pactada para la negociación colectiva, además del fortalecimiento y flexibilización del pre y posnatal durante su eventual gobierno» (Ídem). Con la primera medida -según el piñerismo- «los trabajadores chilenos podrán formar parte de la propiedad de empresas públicas» y con la segunda, se podría avanzar en el combate a la cesantía. ¡Con esto Piñera se ríe de la clase trabajadora, que ha perdido una parte importante de sus fondos previsionales gracias a la especulación de las AFP! ¡Quiere que sus «compadres» patrones hagan negocios redondos, haciéndole creer a la clase obrera que será «dueña» de Enap y Codelco! ¡Y todo esto mientras promete precarizar más el trabajo, con flexibilización e inestabilidad laboral! Aunque sirviéndose de la democracia para ricos, Piñera atiende el consejo recibido en Recoleta.

El «clima saturado» en la derecha

Casos como el de Karla Rubilar o el de la colusión de farmacias, han mostrado el rostro empresarial y pinochetista de Piñera y la derecha (aunque el primero diga una y otra vez que votó por el NO). Eso ha repercutido en el apoyo que concita su candidatura, que claramente se ha estancado. Para colmo, sus «socios» de la UDI, si bien mantienen oficialmente el apoyo a su campaña, en los hechos, han tomado cierta distancia. Evelyn Matthei, que no es precisamente una militante de base en la UDI, planteó hace unos días: «En este minuto no sé qué está pasando en la UDI, no sé qué está pasando en la campaña de Piñera». También criticó a los dirigentes de su partido, revelando nuevamente con ello que en la UDI también hay roces y crispaciones:«hay un estilo de conducción por parte de (Juan Antonio) Coloma que son tres o cuatro personas las que toman las decisiones, y los demás no existimos» (El Mercurio, 11 de junio). Roces y crispaciones que han aflorado también entre RN y la UDI; pues Bruno Baranda, secretario nacional de RN, aprovechó de increpar a algunos «dirigentes de la UDI» para que «terminen de criticar públicamente la candidatura de Piñera». También hizo «un ferviente llamado a la UDI para que termine de criticar e intervenir en los partidos de la Alianza» -a propósito de la discusión que abrió la renuncia del alcalde Luis Plaza-, y planteó que «eso es parte lamentable de la sensación de estar en constantes zancadillas internas» (El Mercurio, 10 de julio).

Como vemos, cuando la derecha se compara a sí misma con la Concertación, y plantea que ella si podría darle «gobernabilidad a Chile» gracias a su unidad interna, estamos ante una completa farsa. La derecha no escapa al desgaste y al «clima saturado» que comienza a extenderse en la política patronal…

 La crisis en el PS

 Los episodios de la crisis en el PS se han mantenido esta semana con la renuncia de unos 1.700 militantes, que adherirán a la candidatura de Jorge Arrate. Camilo Escalona los llamó «fracasados», y eso le ha valido molestas respuestas de Arrate, que planteó que por poco no los llamaban «rotos upelientos», y de otros «socialistas allendistas» que han ligado el epíteto usado por Escalona a su «cómoda» situación de senador. Un redactor de Centro Avance, Gregorio Angelcos, fue todavía más lejos y tildó al sector que dirige Escalona en el PS como un «ejército de funcionarios de marcado sesgo fascista» (www.elclarin.cl), lo que le valió las críticas de Eduardo Rojas, que sin ser «escalonista» consideró que Angelcos no contribuía a la reflexión interna de la colectividad, pese a su pretensión de hacer una «crítica partidaria». Estos hechos se producen luego de las renuncias de importantes figuras como Navarro, Ominami, Enríquez y el mismo Arrate. La crisis en el Partido Socialista es profunda, y acelera el proceso de desgaste de la política patronal.

No es menor que el epicentro de este proceso, esté hoy en el partido patronal que más lazos con la clase obrera tiene. Sin duda son lazos débiles, pues el PS ya no es un partido de la clase trabajadora, y en su interior hay más directores de empresa que dirigentes sindicales, como lo reconoció el año pasado el «dirigente histórico» Carlos Altamirano. Pero no podemos eludir algunas preguntas ¿Se desgastará más el papel de «partido de contención» que jugó el conjunto de la Concertación, a partir de lo que ocurre en el PS? Porque gente que pone de ese modo sus energías en rencillas internas, difícilmente puede apostar a controlar con la suficiente dedicación a la clase obrera. La renuncia de Maturana, de la Confusam, al PS, ¿no es el primer indicio de mayores trizaduras en la relación del PS con la clase obrera? ¿Qué opinará, por ejemplo, Arturo Martínez, que es vicepresidente del PS, y figura escalonista, de la decisión de su ahora ex compañero Maturana?

Es probable que entre los militantes sindicales del PS la crisis de su partido, fomente un clima de disputas y crispaciones, y que la renuncia de Maturana sea el primer indicio. Así, esas grietas en la Concertación, se traspasarían al «mundo sindical», debilitando el rol de falsos amigos del pueblo que el oficialismo ha cumplido, y haciendo más posible que la clase trabajadora entre en la escena, luchando por sus intereses.

El PH y Marco Enríquez fortalecen sus vínculos

Al cierre de este Comentario, el Partido Humanista inicia su Consejo General. Tomás Hirsch explicó que se barajarán dos alternativas; «una es decir hasta aquí llegó la candidatura de don Jorge Arrate y vamos a explorar efectivamente la posibilidad de trabajar con Marco Enríquez-Ominami»; la otra «es hacer un llamado a que efectivamente se cumpla lo que fue el proyecto original es decir que tengamos un candidato único en la izquierda o en el progresismo chileno (…) Si se decide que hay un candidato y ese es Arrate, (Alejandro) Navarro o es Ominami, a mi no me parece que es lo más importante».

Por lo menos, a partir de esta declaración, entendemos que el PH ya no apoya a Arrate, y que lo haría sí y sólo sí fuese el candidato único de la izquierda y el progresismo…Como existen Navarro y Enríquez-Ominami, habría que pensar una forma de elegir a ese candidato único…A estas alturas ¿no es absurdo? Más claro hubiese sido Hirsch diciendo: estamos con Marco Enríquez-Ominami…Pero «cuidar los modales», no viene mal.

Ahora que el PH apoya al rostro nuevo de la vieja política, a Enríquez-Ominami, que al igual que Piñera quiere privatizar un porcentaje de las empresas públicas (pero de todas, aunque sólo en un 10%, no en un 20% como Piñera, y Codelco sólo en un 5%), recordamos cuando Hirsch llamó a anular el 2006, lo que lo llevó a distanciarse por izquierda del Juntos Podemos Más…Algunas organizaciones como el MIR y el PC (AP), en ese entonces, «creyeron» en el PH y en Hirsch, pero éste los decepcionó cuando volvió a aliarse con el PC…¿Qué balance harán estas corrientes de aquella unidad con el PH en lo que era el Juntos Podemos «de base», ahora que aquél apoya a Marco Enríquez-Ominami? El PH mostró lo que es: un partido de la clase media, volátil, inestable, que va adonde calienta el sol.

  Lautaro Carmona, secretario general del Partido Comunista, ha manifestado su malestar ante los derroteros del PH: «La adversidad era obvia para instalar una candidatura como la nuestra, pero desde mi perspectiva eso no da lugar a que uno relativice lo que fue un compromiso que se contrajo voluntariamente y en términos públicos, ante una asamblea nacional» (lanacion.cl, 11 de julio). Carmona tiene quizá en mente el débil 1% de Arrate en las encuestas -que es una consecuencia de la política de subordinación a la Concertación. Acusa al PH de «ir adonde el sol calienta». Y al mismo tiempo se pone a la defensiva ante la crítica que le realiza el PH a Arrate por sus «guiños» a Frei: «Hasta donde yo sé, Arrate nunca le ha hecho un guiño a Frei. Lo que hizo en su condición de candidato presidencial, dado el acuerdo político instrumental para enfrentar la batalla parlamentaria, fue participar en la firma del protocolo»(ídem)… ¿Sólo protocolo? ¿Votar a Frei en segunda vuelta? ¿Ir al acto por la muerte de Frei Montalva, organizado por Frei en las afueras de La Moneda hace unos meses? ¿Alinearse con la posición gubernamental antiperuana -como PC- ante la demanda marítima en La Haya?

Pero todo esto estaba claro desde siempre, incluso para el PH cuando no rompía el Juntos Podemos Más ¿Es acaso un «descubrimiento» lo que dice Efrén Osorio de los guiños a Frei?

Llama la atención en todo esto, que Lautaro Carmona niegue los guiños a Frei, se ponga «a la defensiva», como si algo temiera, después de que el PC dejó claro que si eran apoyados sus candidatos a diputados, en una lista común con la Concertación, votarían a Frei en segunda vuelta. Quizá tiene que ver con el hecho de que Frei fue un privatizador que vendió los puertos y las empresas sanitarias del Estado a capitalistas, de que puso recursos para la dictadura en sus primeros días, que se encargó de liberar a Pinochet de su presidio en Inglaterra, de que se ensañó con el pueblo mapuche, entre otras cosas. Un militante del Partido Comunista y de las JJCC ¿acaso va a votar automáticamente por alguien así? Y ahora, cuando la Concertación está con una «hemorragia». Quienes militamos en Clase contra Clase llamamos a los militantes del PC y las JJCC a no votar por Frei en segunda vuelta, y a discutir cómo impulsar una candidatura obrera independiente de toda variante patronal para estas elecciones. Hay que romper con la política de sostener a los falsos amigos del pueblo, a la Concertación.

 El paro de los gendarmes y la ANEF

 La ANEF ha realizado un paro en solidaridad con el paro de los gendarmes, que alegan que su «trabajo» comenzaría a ser flexibilizado, con la introducción de funcionarios «a contrata» y facilidades para despedir a partir de pruebas. Para la próxima semana, en caso de que no se establezca una mesa para resolver las reivindicaciones de este sector de las fuerzas represivas, la ANEF ha anunciado un nuevo paro de 48 horas. Raúl de la Puente ha denunciado que el gobierno «pretende» introducir la flexibilización laboral dentro de los demás servicios» (La Nación, 9 de julio). El gobierno, a través de Pérez Yoma lamentó el paro de la Anef e apuntó al paro de gendarmes como «injustificado».

El candidato del Juntos Podemos Más, planteó su apoyo al paro: «No habíamos visto en Chile, a lo menos en el último tiempo, un gobierno que se negara a dialogar con sus trabajadores. El diálogo es la base de las negociaciones laborales, es inaceptable que le quieran imponer a los trabajadores un modelo que privatiza. Nosotros, la izquierda, queremos más y mejor Estado» (www.lanacion.cl, 11 de julio).

Clase contra Clase no apoya el paro de los gendarmes porque son un sector de las fuerzas represivas de la clase patronal: los encargados de privar de libertad a los que por miseria se ven arrastrados al robo y a la violencia, y también a los presos políticos que todavía existen. Tampoco apoyamos el paro de la ANEF que fortalece a este sector (o gestos como el que una vez hizo C. Cuevas, marchando con este sector de las fuerzas represivas). Los gendarmes no son trabajadores, sino agentes directos de la represión patronal, aunque ahora tengan un conflicto con el gobierno. El dirigente de la Asociación de Trabajadores Penitenciarios, Arturo Sandoval, lo dejó claro: «la necesidad de construir de más cárceles es una obligación del Estado, ya que responde a las políticas públicas que se han implementado para enfrentar la delincuencia»(www.cutchile.cl).

 Los trabajadores mineros

Este año diversos sindicatos del sector minero tienen que negociar colectivamente, entre ellos el de Spence, el de Escondida y el de Cerro Colorado. Diego Hernández, presidente de metales base de BHP Billiton planteó que «A nadie le gustaría repetir la última negociación de Escondida, me imagino que a los trabajadores tampoco» (El Mercurio, 10 de julio). Se refiere a la huelga del 2006, que duró casi un mes, y en la que los trabajadores mostraron toda su fuerza. A este agente patronal le preocupa también que los conflictos puedan ligarse entre sí. No es para menos, pues el sector minero es estratégico.

Luego de haberse debilitado la presencia de la clase trabajadora en la escena política nacional, al no organizar sus direcciones una respuesta ante los despidos a la altura de las circunstancias, comienza la preocupación patronal por la posible entrada en escena del sector más dinámico de la clase obrera en Chile. Hay que empezar a preparar un plan de lucha desde ya, al interior de las organizaciones sindicales, y coordinar las negociaciones colectivas en el cobre y las huelgas en el caso de que se efectúen. ¡Para decirle basta a los ataques de la patronal!