«No te asomes mi niño»
me mintieron, «los que pasan marchando
enlazados de hambre, son cesantes
y se comen los niños»
y la palabra se quedó en mi oído
tirante como un relincho.
Extracto de canción “El Cesante”, Quelentaro.
La burguesía y los gobiernos ha cargado todo el peso de la crisis capitalista a la clase trabajadora y el desempleo ha sido una de las medidas para frenar la decreciente tasa de ganancia, y ajustar la remuneración real a la baja, el desempleo estructural de nuestro patrón de acumulación capitalista, perspectiva escenarios no muy auspiciosos para las y los trabajadores en el presente año.
Como clase trabajadora estamos enfrentando una de las mayores crisis económicas de los últimos 100 años que, unido a los efectos de la pandemia del COVID 19, ha generado una pérdida de empleos formales e informales a nivel mundial[1], lanzando a millones de trabajadores y trabajadoras a la pobreza que, entre otras cosas, ha aumentado la desigualdad, el empleo infantil, la precarización de las condiciones de trabajo, la sobreexplotación laboral y la doble explotación a las mujeres en todo el globo.
Los últimos datos entregados por el Instituto Nacional de Estadística, INE, a través del “Boletín Estadístico: Empleo Trimestral” de fines de enero[2], indica que la tasa de desempleo es del 10.3 % a nivel nacional considerando que la fuerza de trabajo es de cerca de 9 millones. Estas cifras ocultan tras los guarismos la verdadera pandemia del desempleo que azota duro a nuestra clase. El año 2020 la pérdida de puestos de trabajo fue brutal, el máximo (de acuerdo a los datos oficiales entregados por el gobierno de los patrones) fue cerca del 14% en los meses de julio y agosto, otros datos reportan cerca de 4.000.000 desempleados en el mismo periodo, lo que bordeó el 40% del total de personas en posibilidad de trabajar (incluyendo las y los informales, las y los ausentes, entre otras categorías).
Los sectores económicos que podrían verse afectados durante el presente año, serían los mismos que hasta la fecha han experimentado la máxima pérdida de puestos de trabajo, tales como turismo, hotelería, comercio, manufactura, construcción, y en términos de rangos etarios, las y los jóvenes presentarán mayores dificultades para incorporarse al mercado del trabajo, esto no solo en el año entrante sino que, además, el efecto de la desescolarización durante la pandemia y la enorme deserción escolar en los sectores pobres, será una barrera más para conseguir trabajo en los próximos años para la juventud popular.
De acuerdo con los resultados del informe de CLAPES – UC[3], (Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales) la desaceleración en el ritmo de creación de puestos de empleo se concentra principalmente en hombres, personas menores de 40 años, asalariados del sector privado y habitantes de la región metropolitana. En relación a este informe, el proceso de vacunación podría impactar positivamente en la creación de empleo; bien sabemos que a la burguesía poco le importa nuestra salud y solo buscan seguir manteniendo sus ganancias a costa de nuestra fuerza de trabajo y nuestras vidas; los patrones buscaran obligar a volver a muchos y muchas trabajadoras a sus puestos de empleo a pesar del riesgo de contagiarse el COVID; debido a las paupérrimas condiciones de transporte de la clase trabajadora, las grandes aglomeraciones en centros comerciales, los ambientes poco seguros en las empresas, entre algunas otras formas en las que nos colocan en riesgo evidente de contagio.
Las mujeres, sin lugar a duda han sido una de las más golpeadas por el desempleo y este año lamentablemente es poco auspicioso: la pérdida de empleo en el sector formal e informal, la precariedad laboral, el aumento de la doble explotación, de la violencia intrafamiliar y de la pobreza, son parte del escenario de este 2021 para las mujeres de la clase trabajadora. Desde luego la organización y la lucha y el combate decidido al patriarcado desde una perspectiva política del feminismo de clase, son el camino para romper la tendencia y mejorar las condiciones de vida.
La presencia de las y los extranjeros en el país ha impactado de forma muy baja en la generación de desempleo. En términos estadísticos, la población migrante representa alrededor de un 8% de la fuerza laboral del país, su aporte al PIB es del 4%. La evidencia empírica para el caso chileno de los últimos 10 años muestra que la migración no tuvo efecto negativo en empleo ni salarios, por lo tanto, no puede ser considerado una dimensión determinante como lo presentan los sectores chovinistas que intentan hacernos enfrentar como clase y confundirnos haciéndonos perder la dirección de la lucha contra la patronal y el sistema capitalista monopólico.
En base a lo anterior, la organización y lucha de las y los sin trabajo, a través de sindicatos de cesantes, permitiría luchar por empleo y resolver de forma colectiva las necesidades vitales de sobrevivencia en forma de solidaridad efectiva, también se debe promover la organización de estos sindicatos desde una perspectiva territorial para impulsar demandas al gobierno local a través de la Oficina Municipal de Intermediación Laboral OMIL, a las Direcciones Regionales del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo SENCE; a las SEREMI del Trabajo y a las intendencias, pues son los representantes del estado quienes deben garantizarnos nuestras fuentes de trabajo. Por otro lado, la organización de las y los cesantes debe permitir resolver problemas concretos de la sobrevivencia de nuestra clase, desarrollar formación sindical clasista pero también organizar bolsas de trabajo y acciones de solidaridad de clase para quienes más lo requieran.
La burguesía, el gobierno de Piñera y el reformismo, siguiendo los dictámenes del imperialismo y el mandato de instituciones como el Banco Mundial (BM), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), entre otros, este año profundizarán medidas para aumentar el empleo a costa de los impuestos de todas y todos, subsidiando la mano de obra a las diversas compañías[4], muestra clara de que los verdaderos destinatarios de la política de reactivación del gobierno, y por lo tanto, de los recursos son la burguesía monopólica y no la clase trabajadora.
Ante la ofensiva patronal, organizar política y concretamente la huelga general para frenar los despidos tiene que ser nuestra orden del día, una huelga que permita poner sobre la mesa los intereses de la clase trabajadora, su pliego y programa, y barrer con la agenda electorera que sólo desvía el camino de la lucha y hace difusa la contradicción entre el capital y el trabajo. La lucha por transformar las condiciones de vida del pueblo requiere del levantamiento de organización sindical de base, fortalecer la articulación sindical clasista y a su vez, hermanarse en la lucha con el resto del campo popular bajo una alternativa anticapitalista, antiimperialista y antipatriarcal para acabar con toda explotación y opresión, sólo así alcanzaremos la anhelada justicia y dignidad
A 8 años de asesinato del dirigente sindical clasista Juan Pablo Jiménez
Ariel Orellana A.: Miembro del Sindicato de Técnicos y Profesionales SITECPRO, parte de la Asociación Intersindical de Trabajadores y Trabajadoras Clasistas, AIT.
[1] Observatorio de la OIT: La COVID‑19 y el mundo del trabajo. Séptima edición, Estimaciones actualizadas y análisis, https://www.ilo.org/global/topics/coronavirus/impacts-and-responses/WCMS_767045/lang–es/index.htm
[2] Boletín empleo nacional trimestre móvil octubre noviembre diciembre 2020, https://www.ine.cl/estadisticas/sociales/mercado-laboral/ocupacion-y-desocupacion
[3] Informe: Análisis: ¿Cómo se explica la desaceleración en la recuperación del empleo? (15 febrero 2021), https://www.clapesuc.cl/investigacion/informe-analisis-como-se-explica-la-desaceleracion-en-la-recuperacion-del-empleo
[4] Programa de Subsidio al Empleo, SENCE, https://www.subsidioalempleo.cl/empresas/index.html