Varios elementos encapuchados atacaron al periodista y escritor cuando se encontraba solo en su finca en las proximidades de Bogotá. La pañoleta con la que lo amordazaron contenía la inscripción «Ejército de Colombia-Batallón antiguerrilla». El periodista, de 69 años, ha tenido que abandonar su residencia habitual y ha anunciado la suspensión temporal de sus colaboraciones al entender lo sucedido como un aviso para que cese en sus críticas al uribismo y a los enemigos de la paz en el país.
El periodista Germán Uribe, quien ha tenido que abandonar su residencia y ya engrosa el número de los millones de desplazados en Colombia por el terror paraestatal, relató lo sucedido a la periodista y Presidente de Fecolper, Adriana Hurtado Cortés:
Fecolper: ¿Qué sucedió el pasado 28 de febrero?
«Me tuvieron cerca de media hora secuestrado en mi finca Alekos de Subachoque en donde vivía desde hace año y medio. En esta oportunidad me encontraba solo. Un hombre, su cara cubierta con unas medias de mujer, una gorra de lana, un traje todo negro que parecía un overol, y botas, me encerró en mi alcoba y durante ese tiempo me amarró las manos a la espalda, ató mis pies fuertemente, me rompió la cabeza con la cacha de un revolver, me vendó los ojos y me metió en la boca un trapo que después la policía de Subachoque descubrió que se trataba de una pañoleta con una inscripción que decía «Ejército de Colombia-Batallón antiguerrilla».
Tras torturarme con puños y patadas e insultarme con toda clase de epítetos constantemente y luego amenazarme con matarme en cualquier momento, pero sin exigirme nada, intentando salvar mi vida le dije al final que se podía llevar todo el dinero que tenía en un cajón con llave destinado a la compra de unas vacas, más unos ahorros personales de 10 mil dólares.
Al escuchar esto, sea quien fuera y viniere de parte de quien viniere, Bacrim, paracos, delincuencia común -nada puedo asegurar porque nada sé con exactitud – su naturaleza humana, en todo caso, lo llevó a interesarse por el dinero el que buscó hasta que encontró. Por fortuna, el administrador de la finca me comunicó por un altavoz interno que ya bajaba hasta mi casa, lo que supongo que asustó al hombre.
Ya con el dinero en sus manos y energúmeno por la repentina llamada de mi empleado, me acercó el revolver contra la cabeza y me dijo que me iba a matar antes de irse. Yo yacía boca abajo en mi cama en medio de un charco de sangre y al ver que implorarle que no me golpeará más, ni me matara, no servía de nada, decidí comenzar a llamar con toda la fuerza a mi empleado, pidiéndole ayuda. Supongo que el dinero en el bolsillo, el anuncio de la inminente presencia de alguien que me auxiliaría y mis gritos ensordecedores lo hicieron salir corriendo.
Antes de desamarrarme y salir de la casa a pedir auxilio, alcancé a oír que prendían el motor de un carro que pensé que era el mío, pero no. Igualmente me pareció escuchar a lo lejos la salida veloz de un vehículo. Pese a que no vi ni sentí a nadie más, en algún momento le oí al hombre dirigirse con una sola frase confusa a otra persona que probablemente estaba de campanero en la puerta de la casa. Esto y lo del carro listo en la carretera que de Subachoque va hacia El Rosal, me lleva a creer que eran varios los asaltantes. Él venía solo, y sólo -sabiendo que yo estaba solo- a darme aparentemente «una lección» y dejarme clara «una advertencia».
Fecolper: ¿Tiene indicios de quién puede ser el autor de este ataque?
G.U: En ningún momento he dicho que fue el Ejército porque no me consta. Y la prenda militar con la que «me cerraron la boca», como bien pudo haber sido un mensaje para que silenciara mis críticas en Semana a Uribe, el uribismo y a la derecha recalcitrante tan abiertamente enemiga de la paz, por parte de algún grupo fanático e incontrolable del ejército, también pudo haber sido una estrategia de distracción con algún otro fin bien calculado. O delincuentes comunes que en esta Colombia enferma están por todas partes.
En todo caso, no teniendo la certeza del origen del ataque y el «castigo», no puedo señalar a nadie. Pero con toda seguridad y determinación sí quiero dejar constancia de que respetando a las autoridades, no quiero ni acepto, luego de todo lo que hemos visto en este país, incluyendo los asesinatos de candidatos presidenciales con la complicidad de sus «escoltas» designados por los organismos de Seguridad, cobijo o amparo alguno por parte de Unidad Nacional de Protección, ni de autoridad alguna, al menos en este trance histórico de nuestra patria.
Fecolper: ¿Qué pasará después de este ataque?
G.U: Como debo proteger mi vida por encima de todo, he pasado desde esta misma semana a engrosar las filas de los millones de desplazados en Colombia. Abandoné la finca, que era mi vivienda, y a donde naturalmente no pienso volver.
Fecolper: ¿Seguirá haciendo las columnas para Semana.com? o ¿Esta situación detiene temporalmente su trabajo periodístico?
G.U: Como mi sentido de supervivencia en estos momentos es superior a mi pasión por la escritura y el periodismo, le haré caso. Y quienes me rodean me aconsejan al menos una pausa. También les haré caso. No obstante, sé que más temprano que tarde, volveré… ¡si me lo permiten!