«Los que aman la vida, guardan la memoria.» -Subcomandante insurgente Marcos, EZLN El 15 de febrero del 1966, en las horas de la mañana, hace 47 años, Camilo Torres Restrepo cayó en combate. Isabelita, su madre, diría años después: «Camilo nació el día que lo mataron.» Los colombianos patriotas y revolucionarios tenemos la responsabilidad de […]
El 15 de febrero del 1966, en las horas de la mañana, hace 47 años, Camilo Torres Restrepo cayó en combate. Isabelita, su madre, diría años después: «Camilo nació el día que lo mataron.»
Los colombianos patriotas y revolucionarios tenemos la responsabilidad de ubicar a nuestros héroes y mártires en su justa dimensión en la historia. Después de haber nacido en una cuna de familia acomodada, estudio y consagró su vida a los humildes, desde su sacerdocio, como académico y fundador de la facultad de Sociología en la Universidad Nacional de Bogotá, junto a Orlando Fals Borda, Eduardo Umaña Luna y otros tantos ilustres profesores que compartieron su vida
universitaria, hasta que trascendió como líder popular y revolucionario, liderando el FRENTE UNIDO, donde confluyeron todas las organizaciones de izquierda hasta incorporarse a las filas del Ejército de Liberación nacional en 1965.
La oligarquía colombiana ha pretendido silenciar y tergiversar la vida y obra del Sacerdote, académico, dirigente popular y guerrillero, Camilo Torres Restrepo, a quien en vida combatió hasta su muerte. Mientras que las nuevas generaciones buscamos dentro de sus escritos, líneas para su accionar en diversas partes del país, el continente y
el mundo.
Lo estudian y actualizan por ejemplo en Argentina en el nuevo libro: «Camilo Torres Restrepo: El amor eficaz» de 2010, escrito por Claudia Korol, Kelly Pena y Nicolás Herrera. Dice en su introducción: «A la memoria de Camilo Torres Restrepo, fundador del Socialismo Raizal e impulsor de los primeros esfuerzos para alcanzarlo en Colombia»
Camilo en sus investigaciones, al igual que Jorge Eliecer Gaitán, llegaron a la misma conclusión; «los generadores de violencia en Colombia son la oligarquía, junto a los grupos de presión». El concepto de «grupos de presión» de Camilo Torres Restrepo: «es el conjunto de individuos que determinan las decisiones de política nacional.»
En una sociedad especializada, los «grupos de presión» no ejercen necesariamente el poder de una manera formal. Puede haber funcionarios de estos grupos que ejercen ese poder oficialmente en cargos públicos en función de los intereses de los «grupos de presión». Por lo tanto, buena parte del poder real reside en estos grupos. Este poder real
tendrá un carácter democrático en el caso de que los grupos de presión sean mayoritarios y tendrá un carácter oligárquico en el caso de que estos mismos grupos sean minoritarios.
En Colombia, el acceso a formar parte de los «grupos de presión» está controlado por una pequeña minoría que constituye el único grupo de presión verdadero, ya que de él dependen las decisiones realmente importantes para mantener las estructuras vigentes. Este «grupo de presión» minoritario por medio del poder económico, controla los demás poderes: el poder cultural, el político formal, el burocrático, el militar, (la mafia diría hoy) y el eclesiástico.
Camilo fue enfático en afirmar: «Estoy convencido que es necesario agotar todas las vías pacíficas y que la última palabra sobre el camino que hay que escoger no pertenece a la clase popular, ya que el pueblo, que constituye la mayoría, tiene derecho al poder. Es necesario mas bien preguntarle a la oligarquía como va a entregarlo; si lo hace de manera pacífica, nosotros lo tomaremos igualmente de una manera pacífica, pero sino piensa entregarlo o lo piensa hacer violentamente nosotros lo tomaremos violentamente».
Luego de su muerte en combate el 15 de febrero de 1966 en Patio Cemento, Santander, llegaron 3 sacerdotes españoles en 1968: Manuel Pérez Martínez, Domingo Laín Sáenz y José Antonio Jiménez Comín para seguir sus huellas, las de la libertad.
Camilo Torres, como el Che Guevara o Salvador Allende, está sin dudas en el alma encantada del continente desde los años 60 y 70. De la misma manera como están hoy Fidel, Chávez, Evo. Esa alma encantada nos sigue animando, nos seduce y llena de vitalidad.
Tienen muchas causas y razones en común, Camilo Torres y el Che con su fusil en el monte, y Salvador Allende, con el fusil que le regalara Fidel, disparando en La Moneda. Ninguno se equivocó de camino, ni utilizó una metodología errada, solo cumplieron con la historia junto a su pueblo en el momento propicio que se los necesitaba y no vacilaron.
Pero tuvo que existir un ser ejemplar en la historia de la humanidad como lo fue Jesús, quien habitó en Palestina, que fue conquistada por los romanos a partir del año 63 A.C., era un país afectado por múltiples convulsiones políticas y sociales desde la fundación del reino Macabeo en el siglo II A.C.
Jesús era del linaje de David, o sea de la tribu de Judá. Como antiguamente el rey David había depuesto a Saúl, de la tribu de Benjamín, los descendientes de éste consideraban a Jesús como un posible usurpador. Tras la conquista de los romanos por Pompeyo, Roma instaló en Palestina un gobierno títere, del linaje herodiano, que no era judío, sino árabe. Del 63 al 37 A.C. gobernó Antipater, sucediéndole después su hijo, Herodes el Grande, hasta el año 4 A.C.
En el año 6 D.C., el país se dividió administrativamente en provincias. Galilea fue gobernada por Herodes Antipaz. Constituía un centro de poder judío, con ideas de secesión contra el poder romano. Judea, con Jerusalén como su capital secular y espiritual, quedó bajo el gobierno directo de Roma.
Tenía un Consejo religioso en el Templo, y a Cesárea como puerto importante. Los romanos actuaron bárbaramente, saquearon el templo, crucificaron a más de tres mil rebeldes y aplicaron fuertes impuestos.
Del 26 al 36 D.C. el procurador de Judea fue Poncio Pilatos quien contra lo relatado en la Biblia, era un hombre cruel y corrompido, que aumentó los abusos anteriores.
Existía en Palestina un mundo multireligioso y con numerosas sectas que esperaban la llegada del Mesías davídico. Una de ella la constituían los «Saduceos», poco numerosos pero ricos, que colaboraban con los romanos. Otro grupo era el de los «Fariseos», progresistas, que reformaron gran parte del judaísmo y se oponían pasivamente a Roma. Los «Esenios», secta austera y mística, que ayudaba al cuidado de los enfermos. La de los «Nazaritas», que tuvo antiguamente entre
sus seguidores a Sansón, se caracterizaban por tener túnica blanca y barbados; ambos opositores a los romanos.
Hubo otras sectas menos importantes; pero existió un grupo creado en el año 6 D.C., por un rabino fariseo llamado Judas de Gamala o de Galilea. Lo componían fariseos y esenios y formaban un movimiento armado, eran los «Zelotes» (guerrilleros de esa época), cuyas armas eran las dagas o cuchillos y espadas. Durante la época de la vida pública de Jesús desplegaron una gran actividad política radical. Dirigidos por Judas de Galilea, se rebelaron contra Roma, pero
fracasaron. Su jefe fue asesinado y más de dos mil seguidores fueron crucificados.
El movimiento social, político y cultural que Jesús conformó, fue junto a los esenios y zelotes; cuya corta vida pública fue tan sola de 3 años, hasta su captura y muerte. Igual que Camilo, fue una estrella fugaz que quedó iluminando para siempre.
Camilo entendió y llevó cabo la Teología de la Liberación y en el momento que su pueblo le exigió asumir su liderazgo lo asumió, hasta entregar su vida de manera generosa para salvar a muchos y darnos ejemplo de amor por la humanidad.
Fuente: http://www.eln-voces.com/index.php/es/nuestra-voz/militancia/209-la-vigencia-de-camilo