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En busca del centro perdido

Fuentes: Rebelión

«No es lo que tú dices, es lo que la gente entiende. No es lo que tú haces, es lo que perciben». Dice a la revista Semana, (11.08.21012) el asesor presidencial estadounidense de ori gen venezolano y experto en seguridad e informática J. J Rendón, como si se tratara de una condensación de la consigna […]

«No es lo que tú dices, es lo que la gente entiende. No es lo que tú haces, es lo que perciben». Dice a la revista Semana, (11.08.21012) el asesor presidencial estadounidense de ori gen venezolano y experto en seguridad e informática J. J Rendón, como si se tratara de una condensación de la consigna primordial del régimen colombiano. Es toda una construcción teórica o artefacto, para sustentar por medio de la Falsimedia adicta, el militarismo colombiano con su enorme y costosa máquina militar y su guerra geoestratégica de despojo de tierras y desplazamiento masivo de pobladores, en beneficio del capital financiero trasnacional agro-minero.

Así con la doblez como base de este artificio, en sucesivos montajes y a lo largo de más de una década, se le ha hecho creer a la sociedad colombiana y a los inversionistas extranjeros que la Fuerza Pública colombiana apoyada generosamente por EEUU, va ganando una inicua guerra contrainsurgente y, sus inversiones capitalistas están seguras, o bien defendidas por la máquina militar excelentemente aceitada, que ha descabezado a la insurgencia guerrillera y al resto, los tiene escondidos en sus madrigueras. Uribe Vélez llamó a esto «confianza inversionista» y para mostrar su querencia, dijo metafóricamente que era uno de sus «huevos»; los que ahora el presidente Hugo Chávez le reprocha no haber tenido, a la hora de haber ordenado un ataque militar contra Venezuela.

El otro huevo de Uribe, el de la llamada «cohesión social» y que algunos han llamado unanimismo; es en realidad un férreo control local y regional, ejercido por un implacable Poder militar y paramilitar fascista con sus políticos legalmente «elegidos» y sus autoridades estatales, que ha logrado tener en una jugosa nómina oficial de recompensas de más de un millón de informantes, familiarmente llamados por los colombianos «sapos», encargados de denunciar a cualquier persona no adicta al régimen para que la Justicia, la otra pavorosa máquina del terror oficial, llene y hacine hasta reventar de podredumbre, las cárceles, mazmorras y centros de tortura del régimen, con «supuestos guerrilleros de civil o practicantes de todas las formas de lucha».

Es una red oficial de inteligencia, financiada y generosamente recompensada por el ministerio de defensa de Colombia dentro del régimen de terror del Estado, que construye pruebas, aporta testigos falsos, hace todo el montaje técnico correspondiente, elabora contrapruebas o coartadas y asegura Impunidad, como en el actual caso de Sigifredo López y por ejemplo, en los innumerables casos de los Falsos Positivos, escogió las victimas, las llevó al matadero y los fusiló a sangre fría, para que los altos mandos militares los presentaran como «guerrilleros dados de baja en heroicos combates» . O en el caso de los guerrilleros desmovilizados, escogió a los lumpenes o «desechables» en burdeles, cantinas, u «ollas de vicio», los entrenó en cuarteles militares oficiales, para que luego el comisionado de Paz Luis Carlos Restrepo, los presentara en la otra red auxiliar del terror Estatal : La falsimedia del régimen , que ha publicitado ampliamente todos estos montajes, haciendo realidad la recomendación de JJ Rendón.

Pero a pesar de que la realidad cotidiana les da con una piedra en los dientes, la oligarquía trasnacional colombiana, obsesionada con el Poder y no en resolver los problemas de la sociedad (como lo muestran la encarnizada lucha por la reeleción inmediata , o aferrados al Poder como en las tristes circunstancias del Vicepresidente o del Alcalde de Bogotá) ha puesto en marcha otro bulo, aparentemente racional, para continuar su insanía militarista: «Cómo la derecha y la izquierda combinan todas las formas de lucha, es necesario crear con los cooptados un centro democrático legalista, impoluto y puro, alejado de los extremos.

Sofisma que ha terminado por incluir a la clique directiva de la llamada «Izquierda democrática», quien desoyendo el clamor unitario del Pueblo colombiano, ha acogido como verdad el montaje gubernamental del Procurador y del ministro de defensa, sobre la «supuesta» y nunca comprobada «combinación de las formas de lucha de la Marcha Patriótica» (sic), para anteponer el desmesurado apetito electorero de la camarilla del cobarde Perestroiko Carlos Romero, quien a estas alturas de su vida sueña con llevar a su mujer a la presidencia de la república, y echar por el camino del medio en búsqueda de un centro político inexistente y perdido en el caótico y cambiante conflicto colombiano.

Pero no es todo. En ese centro inexistente entre la mayoría explotada y la oligarquía explotadora; hoy JM Santos, el ministro de defensa de Uribe Vélez y actual presidente de Colombia, el implacable cazador del mega-plan militar «espada de honor» y que les respira embriagado en la nuca a los comandantes guerrilleros, nos acaba de presentar el esperpento de haberse convertido en una victima perseguida, por ser un reconocido hombre de paz.

(*) Alberto Pinzón Sánchez es médico y antropólogo colombiano.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.