El último año, el movimiento estudiantil ha sido espectador, y en algunos casos tonto útil, de las disputas entre la Concertación y la Alianza por Chile, por ver quien es la derecha más eficiente y, finalmente, quien da mayor estabilidad para la planificación norteamericana y, por ende, quien conduce la privatización total de la educación […]
El último año, el movimiento estudiantil ha sido espectador, y en algunos casos tonto útil, de las disputas entre la Concertación y la Alianza por Chile, por ver quien es la derecha más eficiente y, finalmente, quien da mayor estabilidad para la planificación norteamericana y, por ende, quien conduce la privatización total de la educación superior. Esto a costa de lo que sea, desde la cooptación, vía Dirección de asuntos estudiantiles, municipios o cargos en la Ues, hasta medidas de amedrentamiento mayor, utilizando los mas variados medios de represión (con una Agencia NaZional de Inteligencia a toda máquina): desde filmaciones de conflictos; sapeos; infiltración; hasta abiertas delaciones por parte de las autoridades universitarias ante la Policía de Investigaciones (métodos rememorantes de aquellos que ocasionaron la tortura, desaparecimiento y asesinato de miles de chilenos); tratando y a acusando a los estudiantes movilizados como delincuentes, llegando en los casos de l a U de Chile y de Playa Ancha a enfrentar a los estudiantes con la justicia ordinaria. Todo para demostrar que en Chile se hacen bien las tareas, y el modelo del modelo es sano. Pero sin duda, la forma más recurrente ha sido la de sumarios tanto académicos como administrativos, efectuados con el fin de desarticular al movimiento estudiantil, doctrina sistemática de estado (como en dictadura) que se ha dado a lo largo de todo el país. Así, el 13 de agosto del año 2003 estudiantes de la Upla, se hicieron parte del llamado que hizo la CUT a un paro nacional en contra de las políticas neoliberales. Sin embargo, las autoridades universitarias, optan bajar el perfil de una auténtica protesta social; calificándola de actos delictivos, escondiendo nuevamente ante la opinión pública las verdaderas razones que motivaron el accionar estudiantil y abriendo sumarios a 10 compañeros de diversas carreras, sin especificar las causas que sustenten investigación alguna. Coincidentemente, la m ayoría de los compañeros sumariados fueron dirigentes estudiantiles y agentes movilizadores en los procesos reivindicativos. Ante la nula voluntad de las autoridades, los compañeros sumariados se vieron en la necesidad de recurrir a una huelga de hambre de casi dos semanas de duración para evitar la expulsión.
En Santiago tras las movilizaciones que efectúo los estudiantes autodirigidos en contra del establecimiento de un sistema crediticio paralelo por parte de la Universidad de Chile, los dirigentes estudiantiles y miembros de la FECH, que se hicieron cargo de la entrega del edificio, fueron presentados ante la justicia ordinaria como criminales, al ser culpados sin pruebas de robo, hecho que se repite con los estudiantes participaron de la toma de la Rectoría en la UPLA (universidad que posee sumariados hasta ahora). Sin embargo, como en política no existen las coincidencias, en la Universidad de la Frontera (UFRO), el rector Sergio Bravo amenaza con sumarios, que sancionarían con la suspensión de un año a los dirigentes estudiantiles: Miguel Fernadez (Periodismo) y Marisol Chavez (Trabajo social) y de un semestre para Jacinto Vera (Pedagogía en historia), por luchar por la educación pública y manifestarse contra el actual modelo educativo, respaldándose los sancionadores en la ordenanza de derechos y deberes estipulada bajo dictadura militar el año 85 y haciendo caso omiso a las presiones del estudiantado quienes ocuparon dependencias universitarias, para derogar dicha medida.
No solo el estamento estudiantil ha sido atacado, sino que podemos ver como a nivel nacional se está persiguiendo a académicos que se manifiesten en contra del modelo o de las autoridades locales (tanto con sumarios, como utilizando a los estudiantes en su contra). La concertación intenta barrer tanto hacia la izquierda como la derecha para ser el controlador absoluto del proceso privatizador, cual buen vasallo, que disfruta de la Apec como recompensa, y la derecha, obviamente, no se queda atrás y el Opus Dei se engulle lentamente varias universidades tradicionales de manera silenciosa. Sin embargo, las organizaciones políticas autodenominadas «progresistas» y funcionales a la concertación, siguen retrasando los procesos de discusión y congresos de federación, donde el estudiantado se dote de mecanismos de organización que superen los lastres actuales, recreandolas en un útil instrumento tanto en la defensa de la Educación Pública, como en la necesaria y urgente defensa de los propios estudiantes.
No a la criminalización de nuestros pueblos: todo el apoyo a los sumariados de Temuco y a los de la UPLA.
¡¡¡No a la intervención en nuestras universidades!!!
¡¡¡No a la persecución política en las Universidades de Chile!!!