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Entrevista al biólogo Joan Devis sobre Darwin y el Darwinismo

En el 150 aniversario de la edición de El origen de las especies, en el bicentenario del nacimiento de Darwin

Fuentes: Rebelión

«[…] La competitividad no es el único fenómeno que explica la evolución. Esta idea aparece con fuerzas renovadas en la ‘teoría endosimbiótica de la célula’ de Lynn Margulys en la que describe el paso de la célula eucariota como un proceso de fusión de diversos organismos que colaboran mutuamente en la superviviencia (¿Tal vez el apoyo mutuo de Kropotkin?). Dicho en otras palabras, el apoyo mutuo favorece la adaptación y, por tanto, la supervivencia»

Doctor en biología con una tesis sobre «Flora y vegetación del Prepirineo Central Catalán (Solsonès – Alt Urgell)», Joan Devis ha sido profesor de ciencias experimentales en el IES Terra Roja de Santa Coloma de Gramenet y actualmente es profesor en el Centro de Formación de Adultos Singuerlín de la misma ciudad. Partidario firme y tenaz del software libre, intervino activamente en la organización de las «Primeres Jornades Populars de Programari Lliure – Tecnolliure» celebradas en Santa Coloma de Gramenet en octubre del 2008, y ha participado como formador en numerosos cursos sobre Linkat y software libre. Presidente del Centre d’Estudis de la Natura del Barcelonès Nord, es igualmente colaborador del Grup de Geobotànica i Cartografia de la Vegetació del Centre de Recerca de Biodiversitat Vegetal de la Universitat de Barcelona. 

Doscientos años del nacimiento de Darwin, 150 años de la publicación de El origen de las especies. Es el año Darwin sin duda. ¿Por qué El origen de las especies es un clásico de la ciencia? ¿Dónde reside su importancia científica?

Diría que la explicación, tal como pasa con algunos temas vitales de nuestra existencia, hay que buscarla en la religión y su extenso dominio cultural y intelectual de la sociedad de aquellos tiempos. Personalmente pienso que a lo largo de los siglos siempre ha habido personas que han sido críticas con los conceptos religiosos, ya sea de forma abierta o, las más de las veces, encubierta de mil formas diferentes (en ello te iba la vida).

Desde este punto de vista, la aparición de El origen de las especies abre puertas y ventanas dejando entrar una gran cantidad de aire fresco en forma de nuevas ideas que son científicamente explorables. Si a esto le añadimos que la época de la que estamos hablando es un período de gran evolución cultural y técnica, con replanteamientos novedosos en el mundo de la geología, la física, la química, ….y también la biología (por supuesto), tenemos en la olla – el libro «el origen de las especies» – , los ingredientes necesarios para hacer una buena sopa, científicamente hablando claro está.

¿En qué consiste la teoría de la selección natural? ¿Es equivalente a la afirmación de la supervivencia de los más dotados? ¿Qué se quiere apuntar con este «mayor dotados»?

Para comprender la teoría de la selección natural podríamos partir de las observaciones sobre las que Darwin sustenta sus conclusiones:

La primera observación se refiere a la capacidad reproductora de una especie que excede en mucho las necesidades reales para su propia subsistencia como especie en el tiempo. Pensemos, por ejemplo, en la cantidad de semillas que incluye en su interior un simple tomate, o la cantidad de frutos que puede generar un manzano,… o las huevas que pone un esturión.

La segunda, que es producto de su fina y rigurosa observación, constata que en la descendencia de una especie se observan dos hechos de gran importancia: el primero es que de forma generalizada nacen más individuos de los que pueden sobrevivir y, en segundo lugar, que se observa una gran variabilidad entre estos individuos (Darwin lo denomina «poca uniformidad en la descendencia»). Por ejemplo, no todos los perros de una camada se parecen, ni todos los tomates de una misma tomatera,… y qué decir de las semillas de una tomatera que pudieran convertirse en plantas adultas.

En tercer lugar, su larga observación de los fenómenos naturales le lleva a postular que la variabilidad de las condiciones naturales (climatología, catástrofes puntuales,….) generan condiciones especiales que sólo ciertos descendientes -ya sea por azar (una semilla que cae en una zona que retiene la humedad) o por su variabilidad (mutaciones)- tendrán la capacidad de resistir.

Por último y casi a forma de corolario de las tres observaciones anteriores, Darwin afirma que solamente los individuos que han conseguido sobrevivir a las nuevas condiciones llegarán a adultos y podrán, por tanto, reproducirse. A esto lo denomina «sólo los mejor adaptados sobreviven», yo creo que sin ninguna pretensión especial; simplemente había que darle un nombre a la «cosa». Pero también afirma que es la naturaleza, con sus cambios, la que selecciona y que el azar juega un papel esencial en todo el proceso (estar en el sitio adecuado, en el momento adecuado).

Darwin es consciente en todo momento de las consecuencias de sus palabras, sobre todo en referencia a las ya conocidas frases «las especies luchan por su supervivencia» o «la selección natural de las especies» y comenta en el mismo libro que se tratan de metáforas para explicar lo que desde su punto de vista es una realidad constatable.

Pero, al hablar de la selección natural, ¿estamos hablando de genes, de individuos, de especies?

Sobre esto me gustaría aclarar que hoy en día sabemos que la evolución de una especie se produce en el seno de la población, definiendo población como el conjunto de individuos de una especie que ocupan un biotopo (territorio) en un tiempo común. No es el «individuo» el que evoluciona, sino un subconjunto de la población el que lo hace.

Resumiendo: La evolución de los organismos se genera mediante la selección natural de las diferencias hereditarias que surgen aleatoriamente en cada generación, de forma que aquellas diferencias que otorgan ventajas a sus portadores (o sea, las que estén mejor adaptadas al medio) se multiplicaran y las perjudiciales se eliminaran.

Por supuesto que también habría que considerar la posibilidad de que existan otros factores y mecanismos evolutivos.

Es un tópico pero debo volver sobre él: El origen de las especies es un título que no da lo que promete: no aclara el origen de las especies que es lo que anuncia en su título. ¿Es el caso en tu opinión? ¿Qué aclara entonces El origen de las especies sobre las especies?

Es verdad que el libro no lo aclara del todo. El mismo Darwin afirma que no sabe exactamente cómo «sucede» pero que tiene muy claro que «sucede». Para ello acepta algunas premisas que podemos considerar poco científicas desde el punto de vista moderno, como, por ejemplo, la teoría de la «herencia de los caracteres adquiridos» de Lamarck (Philosophie zoologique, 1809), en la que se afirma que los caracteres adquiridos por un individuo se heredan mediante la descendencia.

A pesar de ello, el título no deja de ser correcto, ya que las especies (las nuevas especies) surgen de la variabilidad natural que la propia reproducción (sexual, sobre todo) genera en la descendencia de la especie de la cual surgirá. En todo caso el título puede ser confuso si pensamos que las especies provienen de «filums» diferentes, cuando en realidad lo que está ocurriendo es que unas especies van substituyendo y ramificándose en otras, en una evolución continua en el tiempo y en el espacio. Por lo tanto, podemos concluir que «el origen de una especie» está en otra especie que la precede.

Hablabas del lamarckismo de Darwin. Pero, generalmente, se señala que darwinismo y lamarckismo son concepciones opuestas, antagónicas, que el darwinismo supera y critica las insuficiencias y especulaciones de Lamarck. ¿No es el caso?

Son concepciones opuestas en los libros de texto actuales, pero cuando comienzas las cosas no son blancas o negras. De hecho algunas de las tesis creacionistas se basan en esta cuestión todavía no resuelta satisfactoriamente.

Aunque evolucionamos, Darwin desconoce el mecanismo interno que nos hace evolucionar y el conocimiento de la época tampoco daba para comprender procesos genéticos o metabólicos bien conocidos hoy en día. Por este motivo Darwin acepta una tesis que podríamos llamar lamarckiana, en primer lugar porque reconoce en El origen de las especies la importante contribución que las ideas de Lamarck han tenido en sus investigaciones y en segundo lugar porque piensa que es una buena idea, el hecho de que la vida siga las leyes de la naturaleza.

En realidad, lo que se plantea es como se fijan y transmiten esos cambios a las futuras generaciones (la herencia de los caracteres adquiridos), y ninguno de los dos lo sabia con certeza.

La principal predicción de la teoría de la evolución es que todos los seres vivos del planeta, sin excepción, provienen por ramificaciones sucesivas de una sola especie simple y primordial. ¿Cómo se puede corroborar o falsar una hipótesis así?

Hoy en día son numerosas las pruebas (aunque reconozco que no concluyentes) que nos llevan a aceptar la posibilidad de que todos los seres vivos provengan de un solo organismo que ha ido evolucionando en el tiempo.

Las pruebas no son concluyentes (científicamente hablando) porque trabajamos con fenómenos que han pasado hace millones de años y, por lo tanto, no directamente reproducibles en laboratorio, pero cada día son más consistentes las pruebas indirectas que nos llevan a esta afirmación.

¿Y cuáles son estas pruebas?

Algunas de ellas son algo complejas para los conocimientos generales a pie de calle, pero comentaré algunas que a mi parecer son fáciles de comprender.

Podemos citar en primer lugar la anatomía comparada, disciplina que tiene más de 200 años de antigüedad y fundamental para entender la evolución. Estudiando el esqueleto de un vertebrado podemos observar la analogía entre nuestra extremidad superior, el ala de un ave o la extremidad anterior de un delfín o de un murciélago. También podemos fijarnos en órganos vestigiales como las alas de un avestruz (tan pequeñas que no sirven para volar), o los dientes de una ballena que nunca llegan a salir de las encías. Et.

También el estudio y comparación de los embriones nos depara grandes sorpresas al mostrar similitudes que en los organismos adultos quedan ocultas. Por ejemplo, las hendiduras branquiales que permiten a un pez conectar la faringe con el exterior y mantener una corriente de agua procedente de la boca aparecen en los renacuajos pero no en las ranas. Pero lo más sorprendente es que reptiles, aves y mamíferos no presentan estas hendiduras en estado adulto, aunque sí en su fase embrionaria. Dicho en otras palabras, todos los vertebrados pasan por una fase pisciforme.

La conclusión más importante es que los primeros estadios de desarrollo de un organismo tienden a parecerse a las formas juveniles o embrionarias de otros organismos más primitivos de su mismo grupo (filum)

Otra prueba de gran importancia nos la ofrece la paleontología. Su estudio e interpretación, ayudado de las modernas técnicas de datación, llevan a conclusiones a mi modo de ver casi demoledoras en este tema. Existen, en buena lógica, registros fósiles de fácil interpretación como sucede en la secuencia evolutiva de caballos o elefantes, con otros registros de interpretación más dudosa, como la explosión cámbrica, que ha dado lugar a algunas de las modernas teorías que discrepan parcialmente del neodarwinismo, como la conocida teoría de los equilibrios puntuados de Gould i Eldredge

Citaremos la biogeografía, que combinando geografía y reproducción nos ayuda a interpretar la supuesta disposición caótica de los organismos sobre la Tierra y además ha introducido nuevos conceptos, como deriva, aislamiento, especiación,…para señalar que cuanto más lejos está un territorio de otro, más diferentes son sus faunas y floras.

El estudio de la composición química de los seres vivos ha deparado algunas de las pruebas más consistentes de la evolución. Desde aspectos que hacen referencia a los componentes básicos de la vida (agua, glúcidos, proteínas, …) comunes a todos los seres vivos, hasta el estudio de la similitud del ADN entre el hombre y el chimpancé.

La genética molecular nos ha permitido realizar árboles genealógicos (filogenias) entre las diferentes especies, pasando de las similitudes morfológicas, estudiadas antiguamente, a las similitudes moleculares, en base al estudio de una misma proteína, como la hemoglobina o los citocromos, en diversas especies.

En todo caso la combinación de conocimientos que nos ha proporcionado la bioquímica y la genética molecular por si solas, representa a día de hoy, la mayor y más contundente prueba tanto de la evolución como de nuestro pasado común. Todo ello se plasma en la universalidad tanto del código genético, como de los procesos básicos de la vida, iguales para bacterias, algas, plantas, insectos, peces,… aves, el hombre.

Por otra parte, ¿de dónde pudo surgir esta especie primordial? ¿Hay un creacionismo que subyace al evolucionismo?

Aquí sí que hay para charlar un rato. Actualmente los estudiosos de las ciencias naturales aceptan la separación en tres fases del proceso evolutivo:

La primera de ellas que denominaremos Evolución Geológica, implica la evolución desde el polvo interestelar hasta la formación del sistema Solar y del planeta Tierra. En ello tienen mucho que hablar y explicar los estudiosos del Universo: Físicos, Químicos, Astrónomos, …

La segunda, denominada Evolución Bioquímica, explica la formación en las condiciones primigenias de la Tierra de los componentes básicos de la vida: glúcidos, lípidos, aminoácidos, nucleótidos,… y posteriormente diversas macromoléculas, como proteínas, ADN, …. Para ello nos hemos basado en las propuestas de El origen de la vida sobre la Tierra (Oparin, 1938), que posteriormente Stanley Miller (1953) llevó a la práctica en el laboratorio, demostrando que se pueden crear substancias orgánicas a partir de substancias inorgánicas en condiciones ambientales adecuadas (Por cierto que, como es sabido, hoy en día son innumerables las substancias orgánicas creadas en el laboratorio).

La tercera, denominada Evolución Biológica, es la que nos compete en el tema que estamos desarrollando en la entrevista y un apasionante tema de investigación. Siguiendo a Lynn Margulis que en 1966 consigue publicar, no sin esfuerzo, El origen de la célula, una vez tenemos los ingredientes básicos (moléculas orgánicas sencillas), el proceso de formación de la vida se produciría mediante autoensamblaje de estas pequeñas moléculas en moléculas más grandes y complejas que tendría lugar en la superficie de arcillas y otros cristales, todo ello gracias a la energía proporcionada por las radiaciones ultravioletas, las descargas eléctricas y el calor. Si a ello le añadimos que los experimentos realizados en los años cincuenta por Miller y Urey ya demuestran la posibilidad de sintetizar compuestos orgánicos provocando descargas eléctricas en un recipiente que contiene una mezcla de los gases que componían la atmósfera de la Tierra joven, observaremos que tenemos una propuesta sólida y bien fundamentada sobre el posible origen de la vida.

Es evidente que faltan muchos detalles por reconstruir, pero puede que no esté demasiado lejos el día en que se puedan especificar los pasos que condujeron a la formación del DNA, el RNA o las proteínas. Aquí citaría la formación de las estructuras disipativas de Prigogine, estudio que le deparó el premio Nobel de Química en 1977.

¿Y cómo es posible que pequeños, pequeñísimos cambios evolutivos den cuenta de la enorme diversidad de especies existentes? Recuerda los ejemplos usuales de la tesis dialéctica engelsiana sobre cantidad y cualidad, y la transformación de la primera en la segunda.

Para explicarlo tendremos que echar mano de los conocimientos actuales de genética.

Hoy en día sabemos con certeza que una alteración en el código genético puede tener unas consecuencias mínimas o catastróficas, que puede generar una evolución o una regresión. ¿De qué depende?

Todo el metabolismo (respiración, fermentación, glucólisis, ciclo de Krebs, fotosíntesis,…), toda la constitución (esqueleto, alas, dedos, ojos, …), toda la información necesaria para que seamos y funcionemos como tal o cual especie reside en el ADN, cuya mayor parte se encuentra en el núcleo de la célula formando los cromosomas. Dicha información se transcribe en un ARN que mediante un complejo sistema, hoy en día perfectamente conocido, producirá proteínas que, en definitiva, son la plasmación de todo el metabolismo, la estructura,… de una especie.

Pequeños cambios en la secuencia de ADN transcrita a ARN o en la traducción de éste a proteínas, pueden generar alteraciones en estas últimas, dando lugar en algunos casos a su inutilización que a su vez puede ser causa de una enfermedad, grave o no, como el albinismo, el daltonismo o la anemia falciforme; o también puede dar lugar a una nueva proteína que proporcionará nuevas cualidades a la especie considerada. Es precisamente esa nueva cualidad adquirida mediante la mutación la que puede dar lugar a la supervivencia del individuo en situaciones de estrés climático y, por tanto, quedaría teóricamente cerrado el círculo iniciado por Darwin: «es la naturaleza (estrés ambiental) y el azar (cambios aleatorios en el ADN) los que presionan y hacen evolucionar -o desaparecer- una especie concreta»

Por supuesto que hoy conocemos otros mecanismos evolutivos. Citaré por ejemplo la maravillosa aportación de Lynn Margulis en su teoría endosimbiótica que propone que la cooperación y el apoyo mutuo (simbiosis entre especies) también son, sin duda, elementos que favorecen la evolución, idea que se opone parcialmente a las tesis neodarwinistas, a la denominada teoría sintética de la evolución.

Aunque sea lateral en nuestra conversación, ¿por qué has señalado que Lynn Margulis, la que fuera compañera de Sagan, consiguió publicar en 1967 «El origen de la célula» no sin esfuerzo? ¿Qué pasó?

Lynn Margulys era (y es) una prestigiosa microbiologa que partiendo de su experiencia y estudio del mundo de las bacterias y de la recuperación de textos de autores anteriores, describe la evolución de los seres vivos en términos de incorporaciones simbiogenéticas concepto que conocemos con el acrónimo de SET (Serial Endosymbiosis Theory).

Margulys de forma magistral, como se ha visto posteriormente, describe el proceso de formación de la célula eucariota mediante cuatro incorporaciones sucesivas de bacterias que dan forma a los cuatro reinos: protistas, animales, hongos y plantas. Al mismo tiempo (1960 – 1970) adquieren notoriedad las teorías neodarwinistas citadas anteriormente y Lynn Margulys aparece en la tarima deconstruyendo esta teoría que justifica la evolución a partir de un único organismo, que una vez fijada en los genes su variabilidad, se verá sometido a la selección de la naturaleza.

Durante dos años acudió a numerosas revistas de prestigio viendo rechazado su artículo «Origin of Mitosing Cells» (hasta 15 veces), donde proponía su teoría sobre el origen de las células eucariotas. Posteriormente volvió a tener problemas para publicar hacia 1970 Origin of Eukaryotic Cells, un libro donde ampliaba y daba forma a sus teorías.

Por último me gustaría añadir que en la actualidad podemos leer en todos los libros de texto, el hecho de que se aceptan como científicamente demostradas tres de las cuatro incorporaciones endosimbióticas planteadas por Margulys.

Los seres humanos compartimos con ratas o gusanos una enorme cantidad de fundamentos genéticos y bioquímicos, ¿cómo explicar entonces la enorme diversidad de potencialidades entre unas y otras especies?

Para comprender este fenómeno es necesario explicar que la existencia de una determinada dotación cromosómica no implica necesariamente su total expresión, o sea la trascripción y posterior traducción en proteínas de todo el material genético.

En realidad, sucede más bien al contrario. Son muy pocos, relativamente hablando, los genes o unidades básicas de información que se transcriben y plasman en proteínas. Aunque existen diversas hipótesis, hoy por hoy desconocemos el sentido que tiene el mantener esta gran cantidad de información que no se va a utilizar.

Como hemos comentado antes, el hecho de compartir vías metabólicas (respiración, por ejemplo), estructuras orgánicas (corazón, intestino, ovarios), es una prueba irrefutable de que mantenemos algún tipo de parentesco más o menos lejano con ratas y gusanos. Este devenir por la historia de la vida a lo largo de millones de años ha generado cierta acumulación de información (ADN) que una especie concreta no utiliza.

Volviendo a la pregunta diríamos que ciertos genes se expresan, se traducen en proteínas, en unas especies y en otras no. La explicación sólo puede ser adaptativa: si una solución metabólica representa un éxito y un avance en las condiciones de supervivencia de la especie, está tenderá a fijarse en su código genético gracias a su propia supervivencia y, por tanto, a la posibilidad de transmitir a su herencia esta nueva cualidad.

Hemos hablado de ello anteriormente, pero ¿dónde reside la diferencia esencial entre lamarckismo y darwinismo?

Una de ellas está en la herencia de los caracteres adquiridos que hemos citado antes.

Lamarck, en su obra Filosofía Zoológica (1809), defiende una teoría que se ha denominado transformismo del mundo y acepta la generación espontánea, ideas que sabemos hoy que son erróneas, pero también acepta, de manera digamos pionera, un progreso en los seres vivos (evolución) generado por la influencia del medio. Para él los caracteres adquiridos a lo largo de la existencia de un individuo son heredables. En palabras llanas diríamos que el hijo de una gran pianista adquiere por herencia genética una mayor habilidad en sus dedos que cualquier otra persona cuya madre no sabe tocar el piano.

Dejando de lado su concepto de generación espontánea, que no quedaría resuelto hasta los experimentos de Pasteur en torno a 1850, Lamarck afirma que el uso frecuente y sostenido de un órgano lo desarrolla mientras que su falta de uso lo debilita progresivamente hasta hacerlo desaparecer. La diferencia estriba en que para Lamarck la función desarrolla el órgano y para Darwin primero se ha desarrollado el órgano y luego la naturaleza selecciona.

¿A qué se suele llamar neodarwinsimo? ¿Es equivalente a la teoría sintética de la evolución?

Para mi sí. Podemos resumir el neodarwinismo o la teoría sintética como una refundación del evolucionismo a la luz de los conocimientos biológicos y bioquímicos actuales.

Es conocido que la teoría de la evolución de Darwin ha pasado por momentos críticos y momentos estelares, por así decirlo. En la primera cuarta parte del siglo XX las nuevas aportaciones de la bioquímica, la genética, la paleontología,… llevan a la revisión del concepto de darwinismo, que de forma resumida podríamos basar en:

Los genes, constituidos por ADN, se definen como la unidad básica de información hereditaria y el elemento determinante sobre el que actúa la evolución.

Las mutaciones, o cambios aleatorios en la estructura de los genes, son la causa de la variabilidad, o sea son el ORIGEN de la posible evolución o desaparición, con mayúsculas.

La selección natural y otros factores evolutivos, como por ejemplo, la migración, la deriva genética, las barreras geográficas, actúan sobre la variabilidad debido, sobre todo, a la presión que ejerce el medio natural sobre los organismos.

Las poblaciones son las unidades evolutivas. Los ambientes diversos, las diferentes presiones, las situaciones de aislamiento, conducirán a una misma especie por caminos diferentes.

El aislamiento también se considera clave en la «especiación» o formación de nuevas especies al dificultar la mezcla y generar una diversificación genética de las diferentes poblaciones.

Factores externos, como el clima, la tectónica o la oceanografía, ¿influyen en la evolución de las especies? ¿De qué modo si es el caso?

Diría que es difícil interpretar en la actualidad la historia evolutiva de la vida en nuestro planeta sin considerar la evolución geológica de la Tierra. Por ello la tectónica y la oceanografia nos ayudan en la comprensión de la teoría evolutiva.

¿Y cómo lo hacen?

Alfred Wagener formuló su hipótesis sobre la deriva continental hacia 1910, idea fuertemente rechazada en un principio hasta el estudio y interpretación del fondo marino en los años 60, en que se demostraba las correctas ideas de Wagener, formulándose la teoría de la tectónica de placas que corregía y ampliaba sus propuestas.

La tectónica de placas nos ayuda a interpretar tanto la distribución de la vida sobre el planeta como su distinta evolución en los diferentes continentes. También nos permite una mejor interpretación del registro fósil y de los grandes cambios climáticos acaecidos en la historia de la Tierra (el Cámbrico, el Jurásico,..). Conjuntamente con el estudio del fondo oceánico nos ha permitido hacer proyecciones de futuro sobre la posición de los continentes y comprender definitivamente fenómenos como terremotos, erupciones volcánicas o formación de cordilleras.

En cuanto al clima, sabemos que la distribución de las masas de agua y de los continentes, la rotación de la tierra, la inclinación de su eje, numerosos aspectos físico-químicos de la atmósfera… influyen en la formación de un clima que a su vez es también dinámico, como dinámica es también la Tierra. Todo apunta a un Universo cambiante, dinámico, nunca estático, que ha de favorecer a su vez el dinamismo y el cambio en los seres vivos que son parte integrante de este Universo. 

Se habla a veces del problema estrella de la biología evolucionista, de la explosión cámbrica. ¿Qué explosión es esa? ¿Por qué es un problema para la biología que acepta la teoría de la evolución?

Estamos ante uno de los numerosos retos que poco a poco los estudios científicos realizados desde diversas disciplinas van aclarando.

El cámbrico es sin duda una fase de la historia de la Tierra de gran importancia en términos evolutivos pero son numerosos los científicos que cuestionan este hecho por las limitaciones técnicas de la época en que se postuló. En aquellos momentos solo se tenían en cuenta, sólo se podían estudiar, los macrofósiles de concha dura, de forma que, de los aproximadamente 20 «filums» de metazoos aceptados actualmente, teóricamente la mitad aparecen por primera vez en el registro fósil del período cámbrico.

Con el paso del tiempo esta idea, la explosión biológica del cámbrico, va perdiendo fuerza a la vez que mejoran las técnicas de análisis de microfósiles, las de datación radiológica de rocas,… llegando a la situación actual en que hemos sido capaces de reconocer estructuras precursoras de algunos «filums» de cuerpo blando en las rocas precámbricas.

Podemos concluir que nuevamente Darwin sale victorioso de este reto.

Situémonos ahora en el contexto de descubrimiento de las teorías científicas. Un año antes de la publicación de El origen de las especies, Darwin recibió una carta de Alfred Russell Wallace pidiéndole consejo sobre una teoría que había desarrollado: la selección natural como mecanismo de la evolución. ¿Fue Wallace entonces un coinventor de la teoría de la selección natural?

No sabemos mucho, o por lo menos yo no sé demasiado, sobre Wallace que después de publicar varios escritos proponiendo el concepto de evolución envía a Darwin un artículo para su revisión en el que manifiesta la idea de selección natural.

Por lo que parece, Darwin, que ya lleva más de 20 años tratando de plasmar sus ideas en un libro, comprende que la propuesta de Wallace es la idea que sintetiza todo lo que él ha estado pensando y madurando. Se pone en contacto con él y al año siguiente Charles Lyell presenta su trabajo en la Sociedad Linneana de Londres citándolos como coautores, lo cual, creo, ciertamente es justo.

Lo más importante a mi modo de ver es que Wallace envía un artículo a una persona que él sabe que trabaja con unas ideas afines a las suyas en este terreno y demuestra que Darwin -y en el libro El Origen de las Especies se puede constatar- hablaba, preguntaba, investigaba, recogía numerosos datos, que iban configurando poco a poco su idea sobre la evolución y la selección natural.

Está también Erasmus Darwin, el abuelo de Darwin En su libro Zoonomía anticipaba las tesis de Jean-Baptiste Lamarck. ¿Influyó en la obra de su nieto? ¿Darwin bebió también de fuentes familiares?

Darwin no se refiere en citas concretas a las propuestas de su abuelo Erasmus, pero sí que conoce el libro y es evidente que Darwin crece en un ambiente dominado por el gusto, entre otras disciplinas, a las ciencias naturales. Estudiante de medicina, posteriormente casi ordenado sacerdote, Darwin participa, antes de zarpar en el Beagle conjuntamente con importantes naturalistas de la época, en diversos estudios naturalistas, ayudando en la clasificación de coleópteros, estudiando entomología, botánica, anatomía comparada en animales, …..

A la pregunta de si bebió de fuentes familiares podríamos contestar que es muy probable, ya que en su libro El origen de las especies, propone como posible causa de la variabilidad la teoría de los caracteres adquiridos de Lamark… ¿O, tal vez, a partir de las propuestas de su abuelo? Difícil de saber.

Está luego Thomas Malthus y su lucha por la existencia en un mundo desarrollado. ¿Influyó directamente en Darwin? Se ha dicho, si no ando errado, que Darwin proyectó en la naturaleza los esquemas de la sociedad burguesa victoriana de la época. ¿Es el caso? ¿Esta proyección ideológica no quita valor a su conjetura científica?

Darwin afirma en su autobiografía que la lectura del escrito de Malthus le ayudó a consolidar las ideas que sobre la lucha por la existencia ya tenia de alguna manera preconcebidas. A partir de las numerosas observaciones realizadas en los hábitos de los animales y las plantas, conceptos como la excesiva reproducción de las clases pobres, la preparación de las clases más ricas,… le llevan a entender – él mismo lo dice explícitamente – como las variaciones favorables tienden a preservarse y las desfavorables a destruirse dando como resultado la formación de una nueva especie.

Si por proyección de los esquemas de la sociedad burguesa en la que vivía entendemos, siguiendo a Malthus, que las clases más ricas estaban mejor preparadas, es evidente que Darwin, una persona que ha estudiado, ha viajado, ha crecido en un ambiente de amor al conocimiento, que su poder económico le permite dedicarse a sus estudios sin tener que trabajar, … se ha de sentir por fuerza mejor preparado. Considerados estos supuestos no creo que su aportación científica pierda valor, al revés; creo que su comportamiento personal dista mucho del comportamiento general de la sociedad victoriana, hecho que habla muy en su favor y tal vez se pueda aplicar a sí mismo aquello de que la naturaleza selecciona a los mejor preparados, siendo él uno de ellos.

Horacio Capel ha hablado de la influencia de un militar español, Félix de Azara, en las concepciones de Darwin. Azara, tras su viaje y estancia en Paraguay, escribió obras de historia natural, Viajes por la América meridional (1809) entre ellas, en las que parecía defender la adaptación de los animales al medio e incluso la misma extinción de las especies. De hecho, Darwin le cita en varias de sus obras. En su Diario de viaje de un naturalista alrededor del mundo lo hace en 15 ocasiones. ¿Crees que hubo influencia directa de la obra de Azara en las tesis y conjeturas de Darwin?

No puedo afirmar con rotundidad si tal o cual persona influyó en poco o en mucho en la elaboración de su teoría. Darwin tarda 23 años en publicar El origen de las especies y en este libro (y en toda su obra posterior) se pueden constatar las numerosas referencias a personas, desde simples criadores de palomas a científicos reputados en aquel momento, como el geólogo Charles Lyell, ….

Antes y después del viaje en el Beagle, Darwin no deja de consultar todo aquello que puede serle interesante. Al principio por el simple hecho de introducirse en el conocimiento de la naturaleza, posteriormente por todo aquello que le pueda aportar explicación a su incipiente teoría.

Déjame que viaje un momento a la Unión Soviética de los años treinta. ¿Qué fue el lysenkismo, qué tesis defendía Lysenko? ¿Era cierto, es cierto, que el materialismo dialéctico era consistente con sus tesis y no en cambio con el darwinismo?

Los experimentos de Lysenko estaban relacionados con la producción agraria -cereales principalmente- y consistían en el desarrollo de una técnica que el mismo denominó vernalización. Digamos que hasta ese momento se creía que el frío no era un buen aliado de las plantas y Lysenko demuestra lo contrario con sus experimentos.

A partir de aquí comienzan las dobles interpretaciones, desde un lado (la URSS) y desde el otro (EEUU, Occidente). Lo que se debate ya no es genética, ya no es ciencia, sino el aprovechamiento político de la ciencia, cosa por otro lado muy común actualmente y a lo largo de los siglos.

La praxis, el incremento de la producción agrícola real y constatable, fue lo que le dio prestigio, el gobierno soviético le dio lo demás: cargos, responsabilidades, foros de discusión en forma de revistas, conferencias científicas. El materialismo dialéctico era claramente consistente con sus posiciones, puesto que Lysenko representaba la materia, la transformación, la tesis y la antítesis, mientras que el darwinismo se movía principalmente en aquellos años, 1930, en el mundo de las ideas.

Para el gobierno soviético dirigido por Stalin, mientras los genetistas trabajaban el laboratorios aislados de la realidad cotidiana (ciencia burguesa), Lysenko trabajaba para mejorar la producción agrícola con los campesinos, en los que insuflaba esperanzas de mejoras y bienestar futuro.

Curiosamente todavía hoy en día continúan las discusiones sobre la figura de Lysenko. Por un lado la revisión de sus trabajos niegan en buena parte los argumentos científicos que el mismo esgrimía, a lo que hay que añadir las acusaciones sobre las gravísimas consecuencias que tuvieron sus actuaciones para el mundo científico soviético, acusándole de la encarcelación y, en algunos casos, de la muerte de opositores científicos de sus tesis. Por otro lado, sus defensores aducen que su linchamiento moral proviene de occidente y concretamente de las campañas iniciadas desde EEUU con motivo de la guerra fría.

Hablábamos antes de Azara, ¿cómo se recibieron en España las teorías evolucionistas? ¿Tardamos muchos años en aceptar la revolución darwinista?

No puedo contestar con certeza, pero lo que si sé es que la Institución Libre de Enseñanza, creada en 1876, y con ella diversos catedráticos españoles, ya recogen y enseñan las teorías darwinianas sobre la evolución. Entre ellos podemos destacar a Augusto González Linares, catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela, que fue represaliado por su defensa de las ideas evolucionistas.

Por otro lado Diego Núñez en su libro El darwinismo en España afirma que hacia 1860 Antonio Machado ya habla en su cátedra de la Universidad de Sevilla sobre evolucionismo, y que en la década de 1870 en actos inaugurales de algunas Universidades (Barcelona, Granada, ..) ya se realizan comentarios a favor del evolucionismo, y también, por supuesto, muchos actos en contra.

Núñez habla en su libro de que la primera traducción de El Origen de la Especies se publica en Barcelona en 1880, unos 20 años desde su publicación original, y puede decirse que hay un cierto retraso evidente con respecto a otros países de Europa que ya habían leído a Darwin, pero no por eso deja de crecer rápidamente al amparo de todos los movimientos progresistas que tenían lugar en la España a finales del XIX y sobre todo en el siglo XX hasta 1936.

Que el debate también ha sido largo y tortuoso en la España de finales del XIX y principios del XX lo constituye, a forma de anécdota, la famosa etiqueta de «Anís del Mono» con la imagen de Darwin transformado en un simio.

¿Qué huecos de las aportaciones de Darwin han sido rellenados por la investigación posterior?

Son numerosas las aportaciones posteriores y creo que Darwin estaría muy orgulloso de ellas puesto que en ocasiones apelaba al sentido común para explicar aspectos de su teoría, sentido común que en muchos casos investigaciones posteriores ha podido fundamentar.

Por ejemplo, Darwin desconocía el motivo de la variabilidad hereditaria sobre la que actúa la selección, aspecto que han conseguido aclarar los estudios de genética, disciplina que no existía en sus tiempos. También son numerosas las aportaciones realizadas desde la tectónica de placas, la anatomía comparada, la paleontología, … la bioquímica. Hablábamos antes de todo ello.

En su presentación de su película sobre Freud, John Huston hablaba de las grandes revoluciones conceptuales de la humanidad. Una de ellas, desde luego, la del propio Freud, pero también la de Darwin. ¿Cómo es entonces que actualmente en muchas escuelas norteamericanas se sigue defendiendo el creacionismo y situando al mismo nivel esa creencia religiosa y la teoría darwinista?

El tema del creacionismo -según noticias recientes, más de 120 millones de personas creen en él en EEUU- no es más que lo mismo de siempre. Por un lado, continúan las investigaciones entorno a los conceptos de evolución, selección natural,… Por otro surgen nuevas formas de oponerse a las continuas aportaciones. Y creo que seguirá siendo así todavía durante mucho tiempo, puesto que es demasiado lo que nos jugamos todos, los unos y los otros.

El problema en las escuelas de EEUU surge en 1987, a partir de una sentencia en la que se obligaba a los centros de enseñanza a explicar las diversas teorías científicas sobre el origen de la vida, en lugar del relato del «Génesis». Un par de años más tarde los grupos creacionistas agrupados en el «Discovery Institut» comienzan a substituir en sus textos la palabra creador y creación por «diseñador inteligente» y «diseño inteligente» para poder incorporarlos como teoría científica a los libros de texto.

En las sociedades occidentales actuales se da una dualidad dominada por innumerables aspectos económicos, sociales, culturales,…. Por una parte se fomenta y dotan económicamente centros de investigación genética, laboratorios, se crean centros multidisciplinares dependientes de Universidades, …. para profundizar, por ejemplo, en la resolución de enfermedades, en la producción de nuevos fármacos. La gente pide esas mejoras, o lo que es peor, confía en que llegaran esas mejoras. «No hay problema que la ciencia no pueda resolver con paciencia y tiempo … así lo demuestra la historia de la humanidad». Lo que originalmente era una idea «la evolución de las especies» hoy puede ser un gran negocio al que no hay que hacerle ascos, como en el caso de la genética.

Por otro lado, se mantienen y dotan económicamente a iglesias, centros de culto,…. asociaciones y fundaciones parareligiosas de todo tipo. Se trata en definitiva de seguir manteniendo al mismo nivel a evolucionistas y creacionistas, cuando todo parece acabarse para estos últimos.

¿Es compatible el darwinismo con la teoría del diseño inteligente en tu opinión?

Desde su aparición el darwinismo no se ha desvinculado nunca de la dicotomía ciencia-ideología política. La teoría evolutiva, y remarco teoría, no ha dejado continuamente de imponerse gracias a las numerosas contribuciones de infinidad de estudiosos de la genética, la bioquímica, la paleontología, la fisiología,…. pero la discusión en el plano ideológico continua alimentada por defensores del creacionismo o por la aparición de nuevas formas de combate como el caso del «diseño inteligente».

El D.I acepta que hay evolución, pero que ésta no puede ser al azar sino que ha de ser dirigida por un ente superior y por tanto justifica la existencia de un ser: demiurgo, dios, … La naturaleza es perfecta y esta perfección solo puede ser el fruto de una mente inteligente, de una providencia divina. Recogen textos de Platón y su ideal de naturaleza, de Canterbury y su teología racionalista (creer para entender), de Tomas de Aquino y su idea de que lo sobrenatural perfecciona continuamente lo natural, etc.

El D.I no es más que una nueva vuelta de tuerca, en este caso acompañada de una sofistificación pseudocientífica, que lo más interesante que tiene desde mi punto de vista es que obliga a los evolucionistas a profundizar en las líneas de investigación aportando pruebas y más pruebas. Investigación que, paradójicamente para los defensores del diseño inteligente, se vuelve continuamente en su contra.

Por ejemplo: Afirman que el modelo científico de la evolución por selección natural es insuficiente para explicar el origen, la complejidad y la diversidad de la vida, cosa de la que ya hemos hablado y que es aceptada por todos los evolucionistas, o que el universo está demasiado bien adaptado a las criaturas vivientes como para pensar que es así por pura casualidad. En este último caso podemos referirnos a la teoría Gaia de J. Lovelock y Lynn Margulys autores que afirman que al igual que el entorno (el medio natural) modifica la vida, asimismo la vida modifica el entorno con su actividad físico-química a lo largo de millones de años.

¿Qué opinión te merece la obra de Stephen Jay Gould? ¿En qué consiste su teoría de la evolución punteada? ¿Es una forma de disolver la contradicción aparente entre los registros fósiles, que apuntan a saltos bruscos en la evolución, y los ínfimos cambios acumulados de generación en generación?

La evolución punteada sostiene que el ritmo evolutivo no es continuo sino que más bien parece acelerarse en determinados momentos y situaciones de estrés ambiental, a los que siguen largos períodos de estabilidad de las especies. Su explicación se basa en el estudio de diversos yacimientos de organismos fósiles del período cámbrico, en los cuales se constata una falta de formas intermedias entre la especie hallada y los organismos actuales.

Su posición es alabada por unos y criticada por otros (R. Dawkins, por ejemplo), pero en todo caso la comunidad científica está de acuerdo en que es un intento brillante de aclarar ciertos aspectos de la teoría de la evolución, realizado por un científico con una prosa elegante y siempre cercana al gran público.

¿Por qué fue tan criticado por reconocidos evolucionistas como Dennett o Dawkins?

Como siempre hay que volver a la religión. Jay Gould nos habla de los «magisterios no superpuestos» diciendo que no ve conflicto alguno entre religión y ciencia ya que la primera se encarga de la moral, mientras que la segunda se encarga de explicar el mundo.

Gould defiende un adaptacionismo moderado afirmando que algunos de los caracteres adaptativos que muestran las especies actuales no tienen en su origen esta finalidad, sino que aparecidos por unas u otras causas han sido posteriormente utilizados para otros fines no inicialmente previstos. Por ejemplo: ese sería el caso del esqueleto de los vertebrados que en un principio tendría una función protectora de órganos y de reservorio de calcio en especies antiguas o extinguidas, y actualmente tiene además la función de soporte estructural en especies evolucionadas.

Por otra parte es de sobra conocida la posición de Richard Dawkins respecto a todo tipo de religiones y a sus fanatismos. Miembro honorífico de la prestigiosa National Secular Society, ha participado en numerosos debates, charlas, ha escrito numerosos libros, en los que sistemáticamente carga las tintas contra todo tipo de religión, siempre en base a poderosos argumentos que muchos teólogos intentan rebatir con más o menos éxito.

Dennett, que proviene del campo de la filosofía, defiende el adaptacionismo o idea central de que la selección natural genera adaptación. Además es sumamente crítico, al igual que Dawkins, con los fenómenos religiosos, aspecto que analiza en profundidad en algunas de sus obras.

¿Por qué la izquierda no ha sido siempre aliada fiel del darwinismo? ¿Se puede conciliar las posiciones de izquierda con una teoría que afirma la supervivencia del más fuerte? ¿No suena eso a competencia sin piedad, alma motora del capitalismo salvaje?

La supervivencia del más fuerte es en esencia mentira, la supervivencia va a corresponder al mejor adaptado a las condiciones cambiantes del medio. Kropotkin, el príncipe y anarquista ruso, afirmaba en 1902 que los mejor adaptados no tienen porque ser los más fuertes, ya que pueden serlo los más solidarios y sociales, es decir que la competitividad no es el único fenómeno que explica la evolución. Esta idea aparece con fuerzas renovadas en la «teoría endosimbiótica de la célula» de Lynn Margulys en la que describe el paso de la célula procariota a la célula eucariota como un proceso de fusión de diversos organismos que colaboran mutuamente en la supervivencia (¿tal vez el apoyo mutuo de Kropotkin?). Dicho en otras palabras el apoyo mutuo favorece la adaptación y, por tanto, la supervivencia.

El problema creo que surge del concepto «darwinismo social». Aplicar sin más, los conceptos desarrollados por Darwin a una especie como la nuestra, en la que interviene una cuarta evolución de la que no hemos hablado hasta ahora y que siguiendo a Jorge Wagensberg llamaremos «Evolución cultural», es sumamente peligroso.

Hay una tendencia a simplificar la evolución, ya que probablemente basten un par de minutos para explicarle a alguien en qué consiste. Para entender esto basta con recordar que Darwin tardó más de veinte años en publicar su Origen de las especies y que estoy completamente convencido de que sabia de sobra que estaba poniendo sobre la mesa la hipótesis más genial que seguramente ha planteado persona alguna, a la vez que arrinconaba las explicaciones que sobre la naturaleza daba la teología.

Al resto yo le llamo «arrimar el ascua a tu sardina» de forma que tanto la economía, como la sociología se convierten en altavoces de la nueva teoría que es sumamente manipulable cuando se queda en lo superficial. A lo largo de la historia hemos soportado grandes desgracias en nombre de la supremacía de la raza aria, la supremacía del dios de los judíos, la supremacía del dios de los cristianos, la supremacía del hombre blanco, ….

Para finalizar, ¿cuáles son los grandes problemas que se están investigando dentro del, digamos, programa de investigación darwinista?

La idea de que existe un programa de investigación darwinista no creo que sea muy correcta. Darwin dejó sentadas unas coordenadas de partida que han servido durante estos 150 años para ahondar en el problema de la evolución. Tanto los defensores como los detractores de la teoría evolucionista llevan todos esos años profundizando, los primeros intentando dar una explicación a los fenómenos tratados por Darwin desde el método científico; los segundos rechazando desde sus castillos teológicos cada uno de los avances y propuestas que se lanzan continuamente.

Desde mi punto de vista acepto que no solo la selección natural sea el motor de la evolución. Seguramente existen otros mecanismos físico-químicos o biológicos que también intervienen en el proceso. Por ejemplo la teoría de la «evolución por incorporación» desarrollada por Lynn Margulys a partir de su teoría endosimbiótica, o la teoría Gaia de James Lovelock que propone mecanismos homeostáticos y de autoregulación, dan una nueva y brillante perspectiva a las ideas evolucionistas volviendo a abrir importantes caminos de investigación.

Por otro lado, las investigaciones en genética y biología molecular son seguramente las que nos darán más y mejores explicaciones. Un tema clave está en desentrañar el mecanismo de la expresión génica, conocer los patrones mediante los cuales tiene lugar la expresión fenotípica de un determinado gen o secuencia de genes en una especie y por tanto también lo no expresión de otros.

A modo anecdótico podríamos comentar los continuos informes sobre la presencia o no, de agua en la Luna, en Marte, … y las posibilidades de instalar seres humanos en esos planetas. Detrás de estas informaciones hay importantes grupos de investigación que trabajan en conceptos como «terraformar» Marte, la Luna,… y todos siempre basados en la teoría de una evolución a partir de la proliferación de bacterias que se encargarían de transformar las condiciones físico- químicas del planeta o satélite en cuestión, para permitir el desarrollo de organismos superiores. Este planteamiento que parece de ciencia ficción está basado, ni más ni menos, en aceptar con todas sus consecuencias la evolución natural de los seres vivos que a la vez que a sí mismos modifican también su entorno que a su vez los modificará a ellos, en una espiral de retroalimentación.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.