En Ulrike Meinhof, comentaba Manuel Sacristán en 1979 conversando con Jordi Guiu y Antoni Munné [1], «a mí lo que me ha llamado la atención es que ella no era una intelectual: era una científica, iba en serio, quería conocer las cosas». Aunque acabara en la locura política, proseguía, «cosa manifiesta que acabó en la […]
En Ulrike Meinhof, comentaba Manuel Sacristán en 1979 conversando con Jordi Guiu y Antoni Munné [1], «a mí lo que me ha llamado la atención es que ella no era una intelectual: era una científica, iba en serio, quería conocer las cosas». Aunque acabara en la locura política, proseguía, «cosa manifiesta que acabó en la locura, en la insensatez, como Meinz, como los demás, pero eran gente que iba en serio».
¿Y qué era eso de ir en serio? Por «ir en serio» entendía el autor de Pacifismo, ecologismo y política alternativa «no precisamente tener necesariamente ideas ciegas -la ceguera nunca es seria: es histérica, que es distinto- ni tampoco necesariamente ideas radicales. Con las mismas fórmulas teóricas de Ulrike Meinhof se puede ser perfectamente un botarate». No era nada serio, no se trataba de eso. Se trataba de la concreción de su vida, del fenómeno singular. «No se trata de las tesis, que pueden ser, por un lado, disparatadas y, por otro, objeto de profesión perfectamente inauténtica, a lo intelectual».
Por el momento y con mil pruebas y detalles confirmatorios, el gobierno griego, Syriza, la coalición de izquierdas griega, la ciudadanía en pie de resistencia, dignidad y paz también van en serio, muy en serio. Diguem no. Han dicho no a continuar con una política de «falso rescate y hundimiento» que llevaba a los sectores más vulnerables de la población hermana al mayor de los desastres. Han prohibido por ley los desahucios, han puesto fin a los centros de internamiento para inmigrantes, han apuntado a la recuperación de nudos esenciales de las conquistas obreras y ciudadanas liquidadas por anteriores gobiernos con aquiescencia y dirección de la troika, etc. En apenas 10 días de gobierno. Michel Husson lo ha apuntado en estos términos: «ha empezado el pulso» [2].
Los otros, por supuesto, también van en serio. Y en dirección contraria. Son buitres carroñeros. Un ejemplo de ello al que se ha referido Michel Husson: «El Banco Central Europeo (BCE) acaba de tomar una decisión de una brutalidad inaudita: a partir del 11 de febrero no acepta los títulos públicos griegos en contrapartida a la liquidez concedida a los bancos griegos». Es, de hecho, sin disimulo, una declaración de guerra abierta contra el gobierno Tsipras: «o bien renuncia a su política o bien los bancos griegos quiebran» (han perdido unos 20 mil millones en depósitos estos días pasados). El BCE, remata Husson, «opta así por una estrategia de caos, cuyas consecuencias son absolutamente imprevisibles».
Hay más tenores malévolos, hay más encarnaciones que hacen buena y excelente a la Bruja Avería. Hace pocos días, Juncker, un político institucional al servicio de las corporaciones que permitió y diseñó la mentira y convirtió a su país en un paraíso fiscal, en reunión cerrada del grupo parlamentario popular, no tuvo problemas en afirmar hablando del gobierno griego que no tenían ni idea. Wolfgang Schäuble, el todopoderoso y merkelaino ministro de finanzas alemán, ha tildado al ejecutivo griego de «irresponsable». ¡Relaciones diplomáticas en estado puro! El presidente del Eurogrupo, Jeoren Dijsselbloem, una encarnación perfecta del neoliberalismo arrogante y desalmado, como un trilero de alto copete, ha intentado engañar al ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, eliminando o cambiando un borrador pactado previamente. Los ejemplos acechan y se agolpan.
Lo que sabemos, los que esperábamos todos. Están hechos de esa pasta sucia y no están dispuestos a cambiar. Sus dioses viven en Wall Street, en la City y en la bolsa de Frankfurt.
Por eso es tan importante la acometida popular griega, la dura pero más que necesaria lucha de clases abierta que ha irrumpido en el país de Zenon, Epicuro y Aristóteles. Con toda su fuerza. Se la juegan ellos y nos la jugamos nosotros. Todo apoyo es poco. Estos buitres supuestamente racionales, no los otros, son insaciables. Y entre los que más, los representantes de este gobierno español servil y ridículo con los días contados.
Por cierto, puestos en materia, el gobierno catalán, tan aparentemente crítico con la opresión de pueblos y la liquidación de derechos democráticos, ¿nada tiene que decir respecto al chantaje al que las autoridades europeas quieren someter al pueblo griego? ¿O el tema no va con ellos y sus asuntos son otros y discurren por el mismo sendero que el establishment europeo y mundial? ¿Tendrán que pedir permiso a USA e Israel?
Notas:
[1] «Una conversación con Manuel Sacristán’ por J. Guiu y A. Munné», SLA y Pere de la Fuente, Acerca de Manuel Sacristán, Destino, Barcelona, 1996, pp. 104-105.
[2] Michel Husson, «Ha empezado el pulso». http://www.rebelion.org/noticia.php?id=195535
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.