«En la cancha se ven los gallos…», dice nuestro pueblo. Y de pronto ocurre que hay gallos que ni siquiera llegan a la cancha. Sucede también en política y lo cierto es que, excusas más o excusas menos, nada justifica que ni Frei ni Piñera hayan acudido la semana pasada hasta la Agrupación de Familiares […]
«En la cancha se ven los gallos…», dice nuestro pueblo. Y de pronto ocurre que hay gallos que ni siquiera llegan a la cancha. Sucede también en política y lo cierto es que, excusas más o excusas menos, nada justifica que ni Frei ni Piñera hayan acudido la semana pasada hasta la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Santiago para suscribir el «Compromiso Presidencial con los Derechos Humanos» preparado por la AFDD.
La ausencia de Sebastián Piñera, candidato del pinochetismo, era previsible. Mal que mal representa a los sectores políticos que organizaron el golpe de Estado del 73, que respaldaron todos los crímenes de la dictadura militar y se enriquecieron a su amparo. No todo se lo embolsicaron las transnacionales que financiaron el baño de sangre. Parte importante del botín fue para Pinochet y otros mandos, para los grandes empresarios o para los que se hicieron grandes esos años. Piñera es de esa calaña.
Pero la ausencia de Frei no tiene explicación. Aducir diferencias respecto del tema mapuche es grave de cualquier modo. Si fue pretexto, es muy malo. Y si en efecto su sector no comparte verdades del documento como «Finalizar la criminalización de las demandas indígenas y desmilitarizar las zonas ocupadas» la cosa es todavía más seria a la luz de los excesos represivos de la policía uniformada en la que Pérez Yoma y Rosende, son los rostros de la mano dura.
El documento de la AFDD reitera compromisos que formaron parte del proyecto primitivo de la Concertación y cuyo incumplimiento es la causa principal de la actual debacle. Hace suyas además las aspiraciones más sentidas de la comunidad internacional en materia e respeto a los DDHH.
Tampoco se ha visto a los candidatos del sistema apoyar la justa lucha del magisterio. Jorge Arrate y las fuerzas de Izquierda han estado allí desde el primer día, pero los otros postulantes no parecen considerar legítima la exigencia de profesoras y profesores que no piden más que se les cumpla lo que corresponde. Que el gobierno y más de un presidenciable se refugien en fallos judiciales o en informes de Contraloría es una cobardía. Este no es un tema de prescripciones u otros aspectos formales. Es una deuda del Estado con un sector de los trabajadores que debería ocupar un lugar privilegiado de la sociedad. No serán los advenedizos, ni los siúticos que posan de «expertos en educación», ni el regalón de los Chicago Boys ni mucho menos la señora del jarro de agua los que impidan que se haga justicia a los maestros. Arrate, de nuevo, ha sido en esta materia el único gallo peleando en la cancha. Hechos, no palabras.
Ha de ser por lo mismo que los medios informativos vuelven a silenciar su candidatura; los canales de TV, en primer término el que dice ser » de todos los chilenos», así como las radios y los diarios más poderosos, sólo hablan de las 3 caras del modelo. La candidatura de Jorge Arrate parece no existir para los grandes medios de comunicación.
Son los mismos medios que, en cambio, han mediatizado el triunfo de la izquierda en la FECH, casi ignorándolo o hablando idioteces, indignados porque la victoria de la lista que encabeza el compañero Julio Sarmiento Machado marca un importante paso adelante de la Izquierda. Son, en fin, los medios que han quebrado lanzas en contra de la lucha de los mapuches, o en defensa de los dichos de Gabriel Valdés o de la actividad de un ex mirista, que habría sido niñero de un presidenciable, y que ahora oficia de opositor al presidente Hugo Chávez. ¿Será que la ultraizquierda termina por juntarse con la derecha en un círculo perfecto?