En la Universidad de Harvard (Massachusetts, EEUU), que oscila entre la primera y la segunda del mundo, el feminismo está mal visto (las excepciones confirman la regla), ya que el capitalismo es su único dios. Y su religión, el éxito social, político y económico, lo que no encaja muy bien con los escrúpulos, los Derechos […]
En la Universidad de Harvard (Massachusetts, EEUU), que oscila entre la primera y la segunda del mundo, el feminismo está mal visto (las excepciones confirman la regla), ya que el capitalismo es su único dios. Y su religión, el éxito social, político y económico, lo que no encaja muy bien con los escrúpulos, los Derechos Humanos y la ética.
La sororidad entre «una tiburona» de éxito y sus empleados domésticos, generalmente latinos o filipinos, no es más que «un cultismo de salón», un obstáculo para que siga creciendo esa Bestia que continúa campando a sus anchas en países gobernados por esperpentos como Donald Trump.
Matricularse en Harvard para realizar un MBA, el máster más importante para la gestión de empresas, cuesta unos 73.400 dólares anuales, a los que hay que añadir los gastos del alojamiento y del seguro médico, por lo que hay que desembuchar una cantidad que se mueve entre los 98.500 y los 132.000 dólares, según datos del QS University y del Ranking de Shangai, los dos referentes más importantes del mundo académico.
Como el capitalismo es el Eje de Oro de «ese templo del conocimiento», todo lo que huela a socialismo, igualdad (y no digamos comunismo) es considerado la «peor de las lepras». El objetivo, declarado, de esa prestigiosa universidad (y sus clones USA) es la cría y el entrenamiento de cachorros y cachorras de leones que ocuparán los puestos más altos de la escala social. Los futuros ejecutivos y ejecutivas saben que con escrúpulos morales no se llega a ninguna parte, por lo tanto, el «fin justifica los medios».
Los trabajadores y la «odiosa clase media, incluida la baja» son necesarios como piezas del engranaje de las fábricas, son la cantera que «aupa a los amos». Son los encargados de repetir, como insistía tantas veces Hannah Arendt, el adagio de la noria, el burro, el palo y la zanahoria. Son la inagotable mina donde salen los soldados y soldadas que, tras el rutinario lavado de cerebro, mantienen la supremacía del imperio a nivel mundial.
Aquí hay una macabra alianza «entre el genio y la bomba» combinación que funciona como un reloj suizo. Sus frutos los vemos por doquier.
Actualmente hay en Estados Unidos 330.000 personas que han estudiado en la Universidad de Harvard, cuyo lema estrella es «Defiende a tu clase social». Esa palabra de dios lleva implícita la verdad absoluta de que el socialismo es el mayo enemigo del éxito, los genios del «establishment» la nobleza y los cachorros de la clase dirigente que fueron amamantados por la Bestia con escamas de diamantes de sangre.
«Los estudiantes que llegan aquí conocen muy bien el lugar que les corresponde en la sociedad (…) Todos saben cual es su misión: Fortalecer el capitalismo y confiar en que es lo mejor» para EEUU y el mundo, indicó Nitin Nohria, (Decano de Escuela de Negocios) resumiendo el «credo sagrado» de los cuadros y alumnos de dicha universidad, lo que no es ningún secreto en USA, superpotencia que es tan admirada como odiada en este planeta de destino incierto.
Parece que en Harvard hacen caso omiso de un consejo atribuido a Donald Trump (algo que al parecer dijo pocos años antes de ser nombrado presidente) y que, a mi juicio, es «una profunda verdad» que debieran anotar, a la hora de dar la brasa, los politólogos:
«Los magnates no son las personas idóneas para defender los derechos del pueblo».
En España, que seguimos siendo líderes en turismo y abandono escolar, pasamos de tener universidades punteras a nivel internacional. No tenemos ninguna entre las doscientas mejores del planeta. La catalana Pompeu y Fabra se situó, en 2018, en el puesto 239, según el Ranking Académico de las Universidades del Mundo (ARWU, siglas en inglés).
En el «top» estarían, junto a Harvard, Stanford, Cambridge, Oxford, Yale, Chicago, etc. Entre los estudiantes más aventajados de Harvard destacan el ex presidente Barack Obama, Premio Nobel de la Paz con varias guerras en su haber; Bill Gates, el segundo hombre más rico del mundo con una fortuna de unos 90.000 millones de dólares y la encantadora actriz Natalie Portman, que es la excepción de todas las reglas.
Nota: No os dejéis engañar por los rostros amables que enseña «Harvard» en «sus pantallas», eso es sólo la punta del iceberg. Lo que no se ve, lo que está oculto, es el pozo de alquitrán que jibariza a los seres humanos de este mundo de perros.
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