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En las FARC hay comandantes y combatientes de carne y hueso, no dioses

Fuentes: Rebelión

Quien abatió con bombardeos al compañero Alfonso Cano, es un ejército «regular» como los que estamos acostumbrados a conocer en nuestros países, amamantados con la doctrina de «la seguridad nacional» y sometidos a la batuta del imperio norteamericano a través de la siniestra Escuela de las Américas, se especializaron por largo tiempo en golpes de […]

Quien abatió con bombardeos al compañero Alfonso Cano, es un ejército «regular» como los que estamos acostumbrados a conocer en nuestros países, amamantados con la doctrina de «la seguridad nacional» y sometidos a la batuta del imperio norteamericano a través de la siniestra Escuela de las Américas, se especializaron por largo tiempo en golpes de estado y represiones, torturas, desapariciones y asesinatos en masa. Unas veces ejerciendo o cuidando y defendiendo intereses antinacionales. Ese tipo de ejército aun se campea por nuestra región, es el caso concreto del ejército colombiano que obedece las instrucciones del pentágono a través de la CIA, usando sus bases militares en contra de las FARC, como muestra palpable de su incapacidad y sometimiento.

Es cuestión de tiempo que aun existan este tipo de ejércitos en América Latina.  Los pueblos con su lucha están exigiendo un cambio radical, como es el caso de Venezuela, que avanza firmemente en su proceso de cambiar esa mentalidad fascista en sus principios y en sus componentes profesionales, otros países están empeñados en ese mismo proceso, más lento, pero las intensiones de querer cambiar son valederas. Los pueblos tenemos que hacer mucho en este importante cometido.

A propósito de la muerte en combate del Comandante Cano líder de las FARC, queda una vez más demostrado que en esta guerra, el ejército colombiano es un fiel sirviente a los intereses antinacionales, cuyos comandantes sólo son parte de esa guerra desde sus escritorios y para salir en las fotos a dar «partes de una guerra» que esas cúpulas parasitarias no comandan, tal es su incapacidad que no pueden valerse por si solos en contra de las FARC, necesitan el poderío bélico e infernal del imperio norteamericano.

Al mismo tiempo, una vez más queda demostrada la estrategia y con ella se impone una clara tendencia: el imperio no puede eliminar a todo un pueblo, aun cuando ganas no le faltan y en su lugar ha centrado su intención en eliminar físicamente a los lideres, aplica la receta del «descabezamiento» creyendo que con la desaparición física de los lideres y dirigentes, la lucha de los pueblos oprimidos va a cesar, nada mas falso. La eliminación física de presidentes, lideres populares y comandantes guerrilleros de los movimientos de liberación alrededor del mundo, solo les da un poco de tiempo a los imperialistas, lacayos y ratas locales de festejar y embriagarse de triunfalismo, pero los problemas para los imperialistas y lacayos locales, están bien lejos de terminar, al igual que en Irak, Afganistán y ahora Libia, les caerá encima una gran pesadilla.

Nadie duda que la baja en combate del compañero Cano sea un golpe para la insurgencia colombiana (donde la vida o la muerte de todos y cada uno de sus integrantes, tiene el mismo valor) y para todos los que luchamos de diferentes formas en contra del capitalismo que cada día se hace pedazos, y en contra de su etapa superior el fascismo imperial a la cabeza de los Estado Unidos.

Pero ante la algarabía triunfalista, de los que no van a la guerra y anuncian por undécima vez que las FARC están en retirada, la respuesta seguro la dará las FARC, nombrando quien seguirá comandando la lucha de esta guerra que no es de comandantes, sino de un pueblo pobre que quiere una Colombia libre e independiente para todos los colombianos, eso durante tanto tiempo de luchas y sacrificios de vidas ya es una idea fuerza y como deben saber los cobardes, «las ideas no se matan», más aun cuando éstas son justas.

Honor y gloria todos los que tienen el valor hasta de ofrendar sus vidas, para que todo el conjunto vivamos mejor. Mientras haya acoso, habrá resistencia y es seguro que la guerra en Colombia continuará.

 

(*) José Justiniano Lijerón es ex dirigente de la Central Obrera Boliviana (COB)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.