Ernesto Llaitul -hijo del vocero histórico de la CAM, Héctor Llaitul, que se encuentra condenado a más de un cuarto de siglo de cárcel-, indicó en sus primeras palabras en libertad que el resultado del proceso judicial da cuenta del carácter político del cautiverio sufrido y de incluso la plantación de pruebas en su contra.
El Tribunal Oral en lo Penal de Los Ángeles, tras un mes del segundo juicio en contra de los integrantes de la organización autonomista mapuche que lucha por su territorio ancestral, Coordinadora Arauco Malleco (CAM), Ernesto Llaitul, Esteban Henríquez, Nicolás Aclaman y Ricardo Reinao, este martes 23 de julio, dictó la sentencia absolutoria para los procesados. Los jóvenes permanecieron casi dos años en prisión preventiva, llevaron adelante huelgas de hambre y fueron solidariamente acompañados por amigos, familiares y personas que apoyan la causa de la emancipación mapuche, con el propósito de conseguir su absolución.
Sólo hace un par de días, los familiares y amigos de los hoy ex presos políticos mapuche denunciaron que «Varias han sido las irregularidades que hemos detectado durante el transcurso de este proceso, después de que hubiese sido anulado el primer juicio oral, así como la condena a más de 15 años de nuestros hijos y familiares por la inconsistencia del mismo y la desidia del tribunal anterior que solo tomó en cuenta la palabra (porque pruebas no tienen) de la Fiscalía y el Delegado del Gobierno de Gabriel Boric».
Los abogados defensores de los muchachos, Josefa Ainaridi, Victoria Bórquez y Rodrigo Román, debieron sortear los duros ataques de la Fiscalía, la administración actual de La Moneda, las policías, los medios masivos de comunicación en manos del empresariado capitalista más reaccionario y racista existente en el país, además de los intereses destructivos de naturaleza de la industria forestal y el paramilitarismo terrateniente. Se trata de las mismas fuerzas en el poder que mantienen a más de 80 prisioneros políticos mapuche en los penales del Estado policial chileno.
La sentencia absolutoria del tribunal, presionado por el pueblo mapuche y el chileno que fraterniza con la autonomía de los pueblos indígenas, debió acoger los cuestionamientos a las pruebas falsas del Ministerio Público y reconocer un nuevo montaje en contra de las comunidades originarias que resisten las embestidas sucesivas del Estado capitalista de Chile y de sus gobiernos de turno.
Ernesto Llaitul -hijo del vocero histórico de la CAM, Héctor Llaitul, que se encuentra condenado a más de un cuarto de siglo de cárcel-, indicó en sus primeras palabras en libertad que el resultado del proceso judicial da cuenta del carácter político del cautiverio sufrido y de incluso la plantación de pruebas en su contra.
La liberación de los 4 luchadores mapuche se aplica en un marco público de varias tensiones contingentes ligadas al intento de protección del pinochetismo partidista del pedófilo Eduardo Macaya, caso que ha provocado la indignación nacional, incluso contra el hijo del procesado, el senador Javier Macaya de extrema derecha, quien este mismo 23 de julio fue depuesto de la presidencia de la UDI, mientras a través de movilizaciones de todo tipo se exige su renuncia como parlamentario de la cámara alta. Asimismo, existe en la mayoría trabajadora de la población un enorme malestar por las recientes alzas de la electricidad, que elevan los precios de todo, en tanto los salarios se mantienen rezagados desde mediados de los 90 del siglo pasado, según la Fundación SOL. La ira ciudadana y popular se multiplica debido a los innumerables casos de corrupción, tanto en el ámbito de las instituciones armadas y civiles, como en el empresariado que impone los precios de los productos y servicios conforme a sus expectativas de lucro.
Paulatinamente se crean las condiciones para la intensificación explícita de la lucha de clases en Chile.
*Imagen gentileza de página Werken