Fueron necesarios nueve años de ásperas negociaciones para que finalmente, en abril, el Parlamento Europeo aprobara el acuerdo que obliga a las compañías aéreas europeas a suministrar a las autoridades estadounidenses los datos de los pasajeros que viajan de los países de la UE a EE.UU. Y un solo artículo de prensa, publicado el 24 […]
Fueron necesarios nueve años de ásperas negociaciones para que finalmente, en abril, el Parlamento Europeo aprobara el acuerdo que obliga a las compañías aéreas europeas a suministrar a las autoridades estadounidenses los datos de los pasajeros que viajan de los países de la UE a EE.UU. Y un solo artículo de prensa, publicado el 24 de septiembre en el diario español El País** bastó para lanzar otra vez el debate que parecía cerrado al fin: en él se cuentan los sinsabores de Hernando Calvo Ospina, un periodista colombiano en camino a Cuba.
El 6 de mayo, este colaborador de Le Monde diplomatique, residente en Francia desde hace 25 años, iba a embarcar rumbo La Habana donde tenía que realizar un reportaje. Pero en el aeropuerto de Madrid Barajas, lo dirigen hacia la taquilla de la compañía Air Europa, donde se presenta un funcionario de la embajada estadounidense que le pide su pasaporte y le informa de que no puede subir al avión. El motivo: el aparato sobrevuela durante unos minutos territorio estadounidense y el periodista de 51 años representa «una amenaza para la seguridad» del país.
Hernando Calvo, autor de varios libros que critican el papel de EE.UU. en América latina, está inscrito en la No fly list (personas a las cuales se prohibe viajar a EE.UU.) de la TSA, la agencia estadounidense de seguridad de los transportes. En 2009, un avión de Air France en el que Calvo Ospina viajaba a México tuvo que desviar su ruta para evitar el espacio aéreo de EE.UU. cuando los pilotos se enteraron por las autoridades estadounidenses de que transportaban a un pasajero indeseado.
Pero esta vez fue en pleno terrirorio español donde le negaron el embarque, y además lo hizo un funcionario estadounidense. «¿Dónde está la soberanía de España?», pregunta el señor Calvo, señalando que en octubre de 2011 hizo el mismo viaje sin problemas. «España firmó en 2009 un acuerdo con EE.UU. que permite que los funcionarios estadounidenses interroguen a los pasajeros en el aeropuerto por razones de seguridad», contestan fuentes del ministerio del Interior.
Lo que no explica és por que la compañía aérea transmitió a EE.UU. los datos de un vuelo que ni siquiera hacía escala en EE.UU. «Esto va más allá del acuerdo sobre registro de datos de pasajeros aéreos (Passenger Name Record, PNR) que en ningun caso autoriza el uso de datos para prohibir el sobrevuelo a pasajeros cuyo destino es un tercer país», asegura el presidente de la Comisión de libertades civiles, justicia y asuntos interiores del Parlamento europeo, el socialista español Juan Fernando Lopez Aguilar.
El «incidente» de Barajas se debería a la implementación, desde el mes de marzo, del programa estadounidense Secure Flight Overflight (SFO), que obliga a las compañías aéreas a suministrar a EE.UU. los datos de los pasajeros cuyo vuelo tan sólo atraviesa el espacio aéreo estadounidense, so pena de prohibirles el acceso a dicho espacio.
«No es posible que unas medidas de seguridad preventivas tomadas de manera unilateral restrinjan los derechos de los europeos. Lo que ha pasado en España puede pasar en Francia o en el Reino Unido», señala Lopez Aguilar, quien requiere «una reacción a nivel europeo». El 25 de septiembre, pidió la comparecencia inmediata de la Comisaria Europea de Asuntos de Interior, Cecilia Malmström, y asegura que el tema estará en el centro de la próxima reunión de la comisión de libertades civiles. No descarta un cuestionamiento del PNR, por culpa de la «deslealtad» de Washington.
Hernando Calvo, por su parte, no ha podido viajar a La Habana. «La única alternativa que me queda es viajar con Cubana de Aviación, que tiene un solo vuelo semanal», y es la única compañía que sale de París hacia Cuba sin atravesar el espacio aéreo de EE.UU.
NOTA: Esta es una traducción NO OFICIAL del diario Le Monde
* Leer el articulo en : http://hcalvospina.free.fr/spip.php...
rCR